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Mi único y gran amor. por Maby de Sagitario

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El dolor en la frente pasó para Milo, Aioria, Afrodita y Sasha quienes al realizar y actuar en pos del bien de todos y más para liberar la atormentada alma de la mujer. La alegría de Dégel era indescriptible, lo mismo le sucedía a Ángelo, Shaka y Gorgo tutora de la nueva Sacerdotisa.
Una arrepentida Seraphine lloraba mientras era sostenida por Milo quien la abrazaba como si se tratara de su propia madre.
—ya pasó todo eres libre—murmuró en voz baja.
—no quise hacerlo.....
—no eras tú y no hay nada qué perdonar—secó el manatial de sus ojos—también fuiste víctima.
Dégel se acercó en silencio, el césped que minutos antes estaba destruido, ahora florecía por el poder de los cinco elementos que lo sanó. Al apartar el fleco que cubría la frente de su joven consorte su aliento quedó arrebatado ante lo que sus ojos veían.....
Una media luna rellena en su totalidad de azul zafiro, pero eso no era todo, un par de escorpiones cuyas pinzas estaban estiradas hacia la luna como queriendo alcanzarla, por el contorno de su rostro las formas de llamas lo enmarcaban. Parecía que una luz lo iluminaba desde adentro hacia afuera, sus turquesas semejaban a el cielo de un día despejado.
Aioria tenía unos leones a cada lado de la luna, Afrodita tenía como una especie de aves, hojas de árboles alrededor de su rostro, símbolo de tener el don del elemento tierra, el lunar de un lado de su rastro quedó opacado y por último Sasha a quién el cambio le dio más estatura; su tatuaje era en forma de varios símbolos representativos de Nyx como por ejemplo gatos y serpientes.
—ohhhhh—musitó Frodi con cara de ensoñación—es linda.
—te olvidaste de mi—una enfadada Lifia le dio tremendo codazo—ofrecido.
Shaka no cabía en su ser, ahora que lo veía con claridad, Aioria le parecía atractivo mucho más que cualquiera de los vampiros mayores, se ruborizó cuando sus ojos verdes se posaron sobre los suyos.
—Afro—un conmovido Ángelo se sacudía unos tremendos lagrimones—has cambiado.
—¡Ángelo....! ¡ estás llorando!—decía el chico aún aturdido.
—no es nada mi linda flor es que me cayó una basurita en el ojo—mintió.
Minos que había presenciado todo, emitió una triste sonrisa, logró comprender por qué Afrodita últimamente era esquivo..... ya tenía en su corazón a alguien.
—ojalá que seas feliz.
Volviendo con Milo y Dégel.
—te ves realmente hermoso—repasó el contorno de la luna con admiración.
—¿lo crees?
—nunca lo dudes.
—como digas viejo—murmuró con una aviesa sonrisa.
—no soy tan viejo, apenas tengo 276 años y una que otra cana—se cruzó de brazos ofendido en tanto Seraphine reía ante lo dicho—genéticamente tengo 20 años.
—si como no—le sacó la lengua en un gesto infantil—te compraré un tinte para el cabello.
La mujer explotó en ruidosas carcajadas, mientras Dégel invocaba a la diosa para no darle a Milo un buen baño por osado y decirle " viejo", más recordó que era la esencia de Kardia, su reencarnación y su presente y él se caracterizaba por ser mordaz en sus comentarios así que lo dejaría pasar por que lo amaba.
—mocoso atrevido—dijo en son de broma.
Cuando terminaron las bromas, su atención se giró en torno a Seraphine, ninguno había discutido el porvenir de ella.
—¿qué haras?—Milo tomó la palabra.
—supongo que me instalaré en una modesta casa en el campo, la casa de mis padres ya no es para mi.
—puedes quedarte en esta ciudad, la casa de la noche puede ofrecerte protección—dijo Dégel.
—así es—la voz de Gorgo llegó hasta sus oídos.
Gorgo venía a cortos y elegantes pasos que parecía que flotaba, su vestido oscuro ondeaba al compás de la brisa nocturna, poseía el mismo aura de Dégel, misterioso, seguro, atrayente, no por algo eran de la misma generación.
—no es necesario que te vayas lejos, puedes quedarte en París, te garantizo que te doy mi protección, no importa lo que hayas hecho en el pasado, te liberaste—se detuvo frente a su interlocutora.
En ese momento, Shaka que venía caminando junto a Aioria, de repente se detuvo al ver a Milo y Dégel, se quedó de piedra al visualizar en lugar de Milo a un hombre similar, pero más alto y de rasgos más fuertes cuya sonrisa era un poco burlona; Dégel se lo veía jovencísimo en cuyas orbes se notaba un brillo que jamás se vió todo el poco tiempo que lo trataba, una luz que se encendía al estar junto a esa persona.
—¿qué pasa Shaka?
—es él.
—de qué hablas mi lindo rubio.
—de que debes hablar con tu hermano y decirle que ya has cambiado—comentó jalándolo a otra dirección.
—mañana se lo digo.
—ahora, si no no salgo contigo—amenazó.
Para Aioria era una sentencia de muerte que su amor platónico no le preste atención o que no se congracié con él. El rubio estaba probándolo.
—tú ganas, pero antes me prestas tu teléfono.
—está descargado.
—entonces acompáñame a la calle a una cabina.
—no soy tu niñera.
—Shaka, eres un caso, como quieres que hable con mi hermano si no me ayudas—rezongó.
—ahora que lo recuerdo, tienen que purificarse después del cambio—miró hacia el templo de Nyx—después te acompaño a ver a tu hermano.
—lo olvidé—se golpeó la frente Aioria.
Uno a uno los nuevos vampiros ingresaron al interior del templo para el ritual de purificación, nadie sabía lo que pasaba ahí dentro solamente la Sacerdotisa y los que cambiaban, si algún novato querría saberlo, sólo había una respuesta....
" Cuando te toque lo sabrás"
No dejaba nada a la imaginación.
Una curiosa Seraphine quería saber el secreto ritual.
—disculpa, ¿ que hacen ahí?—se dirigió a Dégel.
—es algo que uno debe vivir—respondió.
—es como un secreto de estado.
—si, algo así.
Mientras sucedía esto, Minos se acercó a Ángelo que al verlo puso una cara de pocos amigos, el noruego no se amedrentó ante la hostilidad.
—aléjese de Afrodita.
—vengo en son de paz.
—no le veo la banderita blanca—comentó desconfiado.
—¡ qué gracioso!
El muchacho se cruzó de brazos mientras bostezaba aburrido, si fuera otro Minos lo tomaba como falta de respeto, más sus años le permitían vislumbrar que la fachada era una cosa, pero el interior era lo que hacía a esa persona agradable o detestable. Ángelo fingía ser detestable, sin embargo él veía que era buena persona para Afrodita.
—mire, no sé que quiere de mi, pero aléjese de Afrodita.
—aprecio a Afrodita y lo único que quisiera es que lo valoraras.
—es mucho más que eso....
—bien, entonces mi misión terminó—se retiró Minos por donde vino.
Por su parte Ángelo permanecería ahí hasta que Afrodita salga. Dégel acompañó a Seraphine hasta a una de las habitaciones hasta el día siguiente en que ella se iría a su casa, el vampiro regresó a los cinco minutos pero al ver que no salían decidió irse a su habitación.
Antes de irse, colocó una vela azul, símbolo de su elemento a los pies de la estatua de la diosa, agradeciendo por el regreso de Kardia en Milo.
" Lo protegeré hasta el último día de mi vida.... lo prometo"

 

 

 

 

 


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