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La Infiltrada. por fxctheworld

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Notas del capitulo:

Antes que nada ¡Feliz año nuevo! espero les agrade este capítulo de regalo, y gracia por todo el apoyo a esta y mis otras historias. ¡Se les quiere!

─ ¿Yugi? ─ Llamó Yami al no sentir el pequeño y delgado cuerpo de su novia, mirando a todos lados. Percatándose que todo estaba hecho un desastre.


Se puso de pie con la intención de salir, pero al meter sus manos en los bolsillos notó una tela extraña. Al sacarla se dio cuenta que era una de las prendas de Yugi, su ropa interior. Negó riendo volviendo a guardarlas en el mismo lugar.


No quería ni saber como habría conseguido aquella ropa de Yugi, seguro acabaría riéndose de sí mismo por ser tan tonto.


Fue hacía su habitación pero no había ni un rastro. Nuevamente el entrecejo de su cara intensifico más, todavía confundido.


─ ¿Dónde habrá ido?


Salió de la habitación para ir a buscarla, pero antes de eso Bakura apareció en la puerta, con un bolso similar al de su novia.


─ Sí que sabes como controlar tus borracheras. ─ Espetó el albino lanzándole dicha bolsa a Yami quien la atrapó con una mano.


Le dirigió una mirada fría, conocía exactamente como era Bakura. Era esa clase de chico que se follaba a todo mundo, importándole poco si era mujer o hombre.


Sólo le interesaba un buen polvo.


Sí este bastardo tocó a  MI Yugi, juro que lo voy a madrear.


─ ¿Cómo la conseguiste? esta mochila es de...


─ ¿Mutou? lo sé, fue a mi habitación a ver a Ryu.


─ ¿Ryu? ─ Musitó aún más confundido. Pero al recordar que ella tenía una amistad con aquel chico se relajo. ─ ¿A que fue?


─ ¿Y crees que tengo puta idea acaso? sí que te estas volviendo más imbécil con la bebida.


Yami ignoró aquel comentario empujándolo sobre su hombro para salir, ya que le impedía el paso. Pero Bakura lo tomó del brazo con brutalidad.


─ ¿Qué quieres?


Espetó sin mucha paciencia, tenía que encontrar a Yugi mientras que Bakura sólo  estaba molestando.


─ Necesito, hablar contigo de algo.


Murmuró el albino, para que nadie escuchase. Ya que había aún alumnos merodeando por el pasillo. Unos le dirigían la mirada al tricolor, por su escandalo de hace unas horas.


 El pasó por alto sus miradas de burla dirigiéndoles una aún más frívola y superior a la de ellos. También tenía una reputación de chico rebelde.


─ ¿Sobre?


─ Aquí no, imbécil. ─ Esta vez musitó, casi quería arrancarle la cabeza. ─ Adentro.


─ No puedo, estoy ocupado.


─ ¡Halakti, por el amor al alcohol que es urgente! ─ Gritó exasperado. Llamando la atención de todos.


Yami resignado y soltando un bufido llevó a Bakura adentro de su habitación, viendo así el desastre que tenía. Bakura río burlonamente.


─ Lo dije, eres un desastre cuando estás borracho.


─ ¿Qué querías? ─ Preguntó impaciente cruzándose de brazos.


Bakura suspiró sentándose en la orilla de la cama, viendo fijamente al suelo. Sin saber como decirle aquel secreto que mantenía oculto desde hace varias semanas.


Yami no tardo en notar que algo andaba mal con su amigo, movía las manos muy nerviosamente. Decidió cortar el largo silencio, pero el albino lo interrumpió.


─ Me gusta mi compañera de cuarto.


.


.


.


─ Dime Ryu ─ Dijo Yugi mirando a su amiga, quien ya se había tranquilizado después de haber llorado un largo rato. Esta volteo a verla con una ligera sonrisa.


─ Dime.


─ ¿Qué hay de es chico llamado Bakura? ¿No te hace algo por ser una chica?


─ Ehh... ─ Se sonrojo.─ Para nada, él y yo nos llevamos bien, sólo que a veces es un poco... inquieto. ─ Se río nerviosamente rascando su mejilla.


─ Ya veo. ─ Dijo Yugi con suma tranquilidad.


─ ¿Y el tuyo? escuché que eres compañera de Yami Halakti.


Habló con temor en su voz, cosa que le extraño mucho a Yugi. <¿Por qué siempre lo ven como el malo de la historia?>


─ Vale, sé que tiene su carácter pero no es tan malo como parece. ─ Dijo un poco harta de los comentarios hacía su novio.


Ryu enarcó una ceja intrigada.─ ¿Acaso tu y él..?


Yugi se sonrojó.─ ¡N-no es lo que parece! bueno, no sé que insinúas ¡Pero no es lo que parece! ─ Contestó alterada moviendo sus manos de un lado a otro.


No quería revelar su relación íntima con Yami, aunque confiará en Ryu no estaba "preparada" por así decirlo, revelar su amorosa relación con el hijo del Director. Podría tomarlo a mal.


─ Está bien Yugi, sí no te sientes preparada para decírmelo, te entiendo.


─ Y dime... ¿tú..? bueno, ya sabes. ─ Jugó con sus dedos índice en señal nerviosa.─ ¿No te gusta tu compañero de cuarto?


─ ¿Bakura? no lo sé, siempre me molesta, así que lo dudo. ─ Dijo sin tomarle importancia encogiéndose de hombros.


─ ¿Y no te da miedo que vaya a revelar tu secreto?


─ Él entiende mi situación, no creo que diga nada después de lo que le dije. ─ Se río viendo hacía el cielo.


─ ¿Qué cosa?


─ Mi sueño.


Yugi curiosa le preguntó.─ ¿Y cuál es tu sueño?


─ Te reirás de mi, Yugi.


─ ¡Oh, claro que no! ─ Contestó divertida dándole un leve empujón en su hombro, causándole risas también. ─ Anda, dime.


Suspiró. ─ Quiero ser escritora.─ Inmediatamente cubrió sus oídos, para no oír las supuestas risas de Yugi.


Al no oír nada, las quitó y vio que Yugi la veía muy entusiasmada.


─ Eso es maravilloso Ryu.


─ ¿No te vas a burlar? ─ Preguntó temerosa Ryu.


─ ¿Por qué habría de hacerlo? es tu sueño, sí eso te apasiona y te hace feliz no debes preocuparte por lo demás.


─ Perdona, soy algo... insegura. ─ Concluyó poniéndose de pie.─ Deberíamos regresar.


Yugi imitó su acción.─ Sí, seguro Yami debe estar loco buscándome.


─ ¿El sabe sobre eso? ─ Recalcó la palabra, eso.


─ Sí, lo sabe. Pero...─ Pausó analizando las palabras adecuadas.─ Dijo que no diría nada.


─ ¿Y confías en el?


─ Sí, lo hago.─ Afirmó mirando el cielo oscuro, y las estrellas. Una idea loca pasó por su mente.


Yugi pensaba en algún momento hacer un picnic a la luz de la luna con Yami, en una especie de cita mágica, tal y como su padre había hecho con su mamá.


Recordaba como su madre le contaba aquel relato cuando era una niña de 6 años, contaba sus aventuras amorosas con su padre.


Eso siempre servía para hacerla dormir en las noches, soñaba con conocer a un chico que la tratase como su padre a su madre.


Y aunque Yami no era el novio perfecto, sabía en lo más profundo de su ser que la quería, así como ella a él.


Y eso le bastaba.


Su novio no era una mala persona, él le demostró que era bueno. Sólo era víctima del maltrato intrafamiliar. Era cuestión de sanar esas heridas, de alejar a Yami de los vicios que lo condenaban. Ella era capaz de hacer cambiar eso.


Caminaron durante 3 minutos en el transcurso de llegar a sus respectivas habitaciones, ambas se despidieron con una sonrisa, la tricolor se dispuso a caminar por los pasillos directo a su habitación compartida.


Había muy poca luz alumbrando los pasillos, lo cual le causó un poco de escalofríos a Yugi abrazándose a si misma siguió caminando ya que el camino hacía su destino sería un poco largo.


─ Demonios, tenía que temerle a la oscuridad. ─ Murmuró caminando más rápido.


Sentía la sensación que alguien la seguía. Casi podía oír la voz de temor, de la película de Intensamente en su cabeza diciéndole ¡Corre Yugi, corre!


Haciendo caso de su personita de temor, camino más deprisa, oyendo con más apuro los pasos aumentándole el miedo en todo su cuerpo. Lo que la obligó a correr lejos de cualquiera que la estuviese persiguiendo.


Se sentía como aquel juego de terror que había jugado hace mucho tiempo; Outlast. En el juego tenías que correr lo más rápido que pudieses de los internados de ese hospital psiquiátrico o si no te mataban sin piedad. Fueses el bueno o el malo.


Así se sentía ahora mismo, sólo que en vez de ser aquellos locos era una persona que quizá quería jugarle una pesada broma.


─ ¡Déjame tranquilo! ─ Gritó, recordando su papel de chico aquí. Ocultándose tras una pared aguantando su respiración agitada.


Escuchó como los pasos de aquella persona se alejaban, exhaló dejando salir el aire que había contenido.


Pero su corazón empezó a latir cuando una mano fue colocada entre su boca impidiéndole que gritara. Yugi trató de zafarse de aquel agarre forzoso que le estaban haciendo. Intentó patearlo, pero al parecer conocía todos sus movimientos, esto era extraño, y raro.


Además que empezaba a asustarle ¿y sí la secuestraban?


─ Cálmate, soy yo Yugi.


Paró en seco, sintiendo sus piernas enflacar asiéndose gelatina por aquella voz ronca que habló. No era la de Yami, era otra.


Una voz más prepotente y con aire autoritario. Conocía esa voz, y le daba pánico con lo que pasaría ahora. Definitivamente, hoy no era su día. Parecía que el destino quería jugarle un mal papel en esta escuela de prodigo.


Al ver que no respondía ante su llamado, aquella persona sólo río suavemente. Erizando la piel de Yugi, quien no tardaría en sufrir un desmayo.


─ ¿Es que acaso ya me olvidaste después de aquel día, Yugi? ─ Dijo susurrando contra su cuello, para ese entonces tenía un nudo en la garganta quien exigía ser liberado en llanto.


<Esto no puede estarme pasando... Yusei.>

Notas finales:

See las dejo con la intriga 7u7


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