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HIELO por Huitzil

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hello my darllings....

un nuevo capitulo en esta aventura de Mycroft y su infancia.

XD porque creo que Mycroft gordito es tan kawaii! bueno en fin, gracias a todas por sus reviews como siempre es un placer culposo leerlos y sonreir como tonta jajaja en fin los dejo leer no leemos abajo! 

 

No hay que sobrestimar lo inusitado. Hay que dotar de aguijones a lo común y corriente.

-Elias-

 

CAPITULO 4.

Como si de un idiota se tratara se quedó boqueando como un pez fuera del agua cuando el chico  de cabellos castaños pronuncio su nombre completo.

- ¿Mycroft cierto? ¿Estás bien?-

Su innata preocupación sin un toque de falsedad, fue una de las cosas más hermosas que el pelirrojo agradecía en el mundo. En aquel tono de voz no se escuchaba la falsa simpatía, o el odio, tampoco el rencor o la tristeza,  el desafío o siquiera la hipocresía. Aquel pecoso estaba tan acostumbrado a la frialdad del mundo con el que era tratado que aquella pregunta tan llena de sinceridad y autentica preocupación lo desarmo por completo.  Tuvo que darse una cachetada mental para poder contestar.

- Si, muchas gracias por la ayuda en los baños, fuiste muy útil.-

- Que bueno.- murmuro el chico apartándose de la puerta, con evidente nerviosismo – entonces ¿te duele algo? O ¿sueles escaparte a la enfermería por diversión?-

Mycroft lo miro un poco perplejo,  suspiro tratando de tranquilizarse sí que ese tal Lestrade era muy común como todos los demás, aunque un poquito más noble.  – No. No me duele absolutamente nada y no. No conozco a ninguna persona en su sano juicio que disfrute de ir a la enfermería de la escuela por diversión, vengo más a atender un problema familiar.-

Lestrade junto sus labios, mas como para callarse la pregunta que quería hacer, ya que las únicas personas que estaban en la enfermería era un pelinegro y una señora larga y educada. Mycroft giro los ojos al ver aquella ansiedad del castaño. Al ver este gesto Lestrade trago saliva y dibujo una sonrisa nerviosa en su rostro.

- Bueno, me tengo que ir, mis hermanas pasaran por mi dentro de poco,  cuídate.-

-Mi hermano está aquí.- Contesto con rapidez Mycroft. Ya lo sabía, estaba consiente que aquel jugador de futbol no necesitaba saber sus motivos, pero aun así por agradecimiento podía brindarle ciertos detalles. 

- ¡El niño de pelo negro! ¿Tu hermano?- se detuvo el castaño abriendo los ojos  enormemente sorprendido cuando ya se iba, pero aquella mirada gélida fue más fuerte y temible que su propia curiosidad y se volvió a callar. Aquel niño pecoso le daba interiormente un gran miedo, ya que a pesar de que era un chico chaparro  y gordo lo hacía sentirse tan pequeño y diminuto y tan... tonto con su sola presencia, no quería imaginarse si ese pecoso crecía más alto que él, si de por si era temible, dios quisiera que se quedara así de chiquito toda su vida. – Si, este… ¡Hasta pronto!- Lestrade levanto una mano para moverla ligeramente en el aire, se giró y se echó a correr para no sentirse más avergonzado de sus propios pensamientos.

Mycroft se quedó con ganas de preguntarle al chico aquella expresión de asombro que había hecho y no solo eso también su exagerada afirmación e interrogación; sin embargo decidió ignorarlo para poner sus prioridades en orden. Sherlock…

Cuando entro se enteró por boca de la encargada sobre el chico que había llevado a su hermano y sobre la situación del mismo, no era nada grave, solo había sido falta de aire al cerebro. Mycroft puso atención en las primeras palabras de aquella alta mujer que por cierto era lesbiana, solo había oído “nada grave” “estará bien”  “aquel chico” aquel chico era todo lo que surcaba los pensamientos de Mycroft, ya  no importaba su renacuajo personal, estaría bien, ya pensaría en que decirle a sus padres, ahora lo que más importaba era deducir un poco más de aquel chico al que había analizado al salir, sus largas piernas, esas raspaduras, aquella pequeña marca en la muñeca delatando que hasta hace poco llevaba una pulsera… Lestrade no solo lo había salvado a él, había rescatado también a su hermano Sherlock, ahora sí que le debía un poco más a ese adolecente, mientras que a Gerrard… bueno Sherlock le había dado más tiempo del que necesitaba para pensar en un castigo adecuado y para eso no necesitaba más que a una fiel ayudante que recién aparecía en la puerta. 

- gracias por sacarme de la biblioteca-

- y….

Mycroft rodo los ojos “pero que chistosita” pensó con sarcasmo para si mismo.

- y por avisarme de Sherlock, estoy muy agradecido por ello-

- Mucho mejor, la balanza de la vida vuelve a su lugar ¿No lo crees?-

Mycroft se acercó a su hermano, viendo aquellas marcas moradas en su cuello, y esos raspones en sus codos, respiro un poco cansado.

- entonces…. Sabes mucho de tecnología, supongo.-

- ¿Enserio preguntas eso?

- No… lo afirmo, la verdadera pregunta es ¿Cuál es tu nombre?

 La chica castaña sonrió ampliamente sin soltar su celular…

OoOoOoO

Mientras tanto los años fueron pasando, Mycroft con sus escasos 15 años cursaba el tercer año de preparatoria, continuaba en su mismo estado de obesidad y por lamentable que fuera, a donde se dirigiese a pesar de que Gerrard ya no estaba en su salón, siempre había nuevos “Steven´s” que no le hacían la vida nada fácil, encargados de recordarle a todo tiempo lo gordo y ridículo que era. Su sobrenombre de “Pigcroft” seguía siendo pronunciado por todos como si de verdad  de su nombre se tratara. Aunque la única ventaja que tenía es que si continuaba de la misma manera, iba a graduarse dentro de poco.

- ¿Pensando de nuevo en el chico castaño jefe?-

Mycroft giro a verla, misma chica castaña, diferente celular.

- No, esta vez no.-

Mycroft bajo la cabeza recordando sus un mil intentos por encontrar al castaño. Al principio junto con su nueva compañera Anthea, descubrieron la secundaria a donde asistía el chico y aunque por azares del destino no habían tenido tiempo de ir a verle cuando lo hicieron se llevaron una gran desilusión al enterarse que el chico ya no asistía ahí ya que su padre había sido trasladado, después de eso la curiosidad fue mayor y lo buscaron por más tiempo en la “otra ciudad” y aunque sus méritos fueron dignos de aplaudir al hackear varios sistemas del estado, no pudieron más que hallar que ese niño no se encontraba ya en ninguna secundaria conocida. Mycroft se desilusiono bastante al no encontrarlo y no saber más de aquel chico castaño, dejos su búsqueda truncada, quizás algún día tendría el poder suficiente para encontrarlo.

- ¿Cómo vas con los chicos grandes? Siguen siendo igual de pesados.-

- Nada nuevo, son igual de infantiles que los de primero.-

- ¡Yo soy de primero!-

- Lo sé…-

Mycroft no entendía porque a veces a las personas les gustaba enfatizar las cosas o repetir lo que ya era “obvio”

- Es hora de retirarme…-

Fue lo único que dijo Mycroft para dirigirse a sus clases, como de costumbre esperaba a que acabaran para poder quedarse en la biblioteca a leer. Ya había devorado la mitad de todos los libros lo que le producía internamente un orgullo y un amor propio como nunca imagino en su vida.  Se encontraba tan feliz ahí adentro, el único lugar donde su hermano no se atrevía a ir por considerarlo “aburrido”  y en donde podía olvidarse del mundo solo para nutrirse de un pecaminoso conocimiento.

OoOoOoO

Había leído el volumen que le brindaba el libro de la Lexicografía, tan absorto estaba que no se había percatado que  su celular tenía cinco llamadas perdidas de su padre, apresurado tomo el aparato y remarco el número.

- padre, disculpa estaba estudiando, si, por supuesto, gracias…- el rostro apacible de Mycroft se ensombreció de un momento a otro al escuchar como su estúpido hermano había hecho otra de sus locuras y que estaban en el hospital, no era nada grave pero no se encontraba ninguna persona que pudiera ir a recogerle a la escuela. – no te preocupes, no, no tomare un taxi, me vendrá bien caminar, hasta luego.-

Mycroft suspiro cansado, tomo su portafolios y se dispuso a irse de ahí, no había nada que lo entretuviera más tiempo.

La tarde empezaba a caer, los matices rojizos teñían las calles del buen barrio camino a casa, las nubes grisees comenzaban a surcar el cielo “lloverá en un par de horas más”- pensó el pelirrojo transpirando, estaba dispuesto a tomar un taxi y aunque al principio había negado no querer tomar el carro.- (puesto los nefastos de su salón de 17 años le quitaron el dinero que cargaba y le avergonzaba decirle a sus padres) un maldito taxi no aparecía por ningún lugar.

Paso por una tienda de vivieres y se encontró con los molestos de sus salón, saliendo con comida chatarra y dulces y al verlo enseguida comenzaron a burlarse de él.

- ¿A dónde vas tan solo Pigcroft? ¿Dónde está tu novia la imbécil que siempre está contigo?-

El mayor de los Holmes no contesto, se pasó de largo para ignorarlos, uno de ellos el más alto lo tomo del brazo.

- ¿Piensas ignorarnos? Maldito Cerdo sin modales.-

- Ya déjenme en paz.- Mycroft se soltó de ese agarre y los fulmino con la mirada impaciente, lo ultimo que quería era ser molestado por estos simios sin modales.

- ¿El cerdo quiere que lo dejemos en paz? Ja,ja,ja –

El niño pecoso miro con impotencia como el grupo de siete le impedían huir y lo acorralaban y uno de ellos abría el refresco que tenía en las manos y empezó a verter el frio líquido sobre su cuerpo. Cerró los ojos apretando los puños, la impotencia comenzó a reinar sobre su cuerpo, trato de calmarse, de tranquilizarse y no tomarles importancia como en la preparatoria.

- Que bien te vez puerquito.- dijo uno de ellos siguiendo un montón de carcajadas ensordecedoras, entonces algo inesperado sucedió, una voz ronca se escuchó interrumpiendo la diversión de sus compañeros.

- ¿Quién es el puerquito?-

Y el chico que le había vertido el refresco fue pateado contra la pared con tal fuerza que incluso Mycroft creyó que lo vio rebotar cuando levanto la mirado no podía creer de quien se trataba.

Notas finales:

:3 feliz, muy feliz este es el baile feliz!!!!!

ok... creo que ya me voy poniendo manos a la obra. por cierto gracias a todos los que leen y aun que no  me dejen un review aprecio sus aplausos mentales jajajaja y para los que si, son un amor de veras, por esas personas continue escribiendo, estaba pensando en dejarlo pero, fue genial saber que les gustaba y bien... creo que aqui estamos los leo en el futuro besos y abrazos!!!!


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