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Sueños y Pesadillas - 2PM por InLo90

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...Es más que lavar los platos.

 

Nichkhun y Wooyoung estaban sentados en la recepción de un buffet de abogados. El joven coreano miraba con desdén el lugar que mostraba una aburrida sobriedad, resaltando a la perfección los trajes oscuros de los tiburones que desfilaban frente a ellos.

-¿Jang Wooyoung?

El joven coreano alzó la mirada y se encontró con un viejo conocido. Max Sakes, un abogado de ojos claros y cabello castaño que amaba los colores chillones y las pinturas de Picasso –Max, no sabía que habías entrado en un buffette ¿Aburrido de querer salvar el mundo?

Max rio y abrazó a Wooyoung, Nichkhun se quedó mirándolos por un tiempo.  Había leído de ese tal Max, era uno de los fiscales más reconocidos de la ciudad. El ver a alguien como Wooyoung tener este tipo de conexiones le impresionó. Que tuviera conocidos capaces de abrazarlo en la recepción del mejor buffete del estado era algo para tener en cuenta y deseó haberle puesto cuidado cuando hablaba para saber si esto era por cosas de trabajo o pura suerte.

-Este es Nichkhun… - Wooyoung se había olvidado del apellido.

-Horvejkul- El joven tailandés salió de sus pensamientos y se levantó de un salto. Con una de sus mejores sonrisas saludó al abogado.

-¿Eres familiar de Nichan Horvejkul?

Hacía mucho tiempo Nichkhun no había escuchado ese nombre y un escozor pasó por su mano –Es mi hermano.

-Como siempre con buenos contactos Jang- Wooyoung siguió las carcajadas de Max con desgano y miró a Nichkhun de reojo.

-Bueno Woo, tengo que seguir con mi trabajo, tengo un caso de una viuda…  tienes que saber esa historia- el abogado rio -Luego te llamo para encontrarnos. Fue un gusto conocerte Nichkhun- con un guiño el extraño conocido desapareció en el ascensor.

Wooyoung lo dejó y fue a donde estaba la recepcionista. Nichkhun  se sentó de nuevo y observó al coreano por unos minutos, no podía negar que el chico tenía su encanto; su forma de pararse, sonreír,  como su bléiser beige no dejaba mostrar su tonificado cuerpo o como sus jeans se amoldaban a la perfección con sus piernas. Tomando saliva, el joven tailandés abrió su teléfono y se lamentó no haberle pedido el teléfono al fiscal.

-Esta noche tengo cita y solo tres minutos más de espera- Wooyoung apareció a su lado sonriente –Así que no eres tan pobre como pareces.

Nichkhun sonrió –No te ilusiones Jang, estoy desheredado. Simplemente sigo con mi apellido porque estar sin uno suena demasiado dramático.

Wooyoung alzó las cejas y asintió levemente la cabeza.

-Señor Jang, Señor Horvejkul. El señor Wood los recibirá en su oficina- La recepcionista les informó desde su puesto y Nichkhun notó la leve sonrisa que esta le daba a Wooyoung con una señal de “llámame”.

 

La oficina de Wood era igual de aburrida al resto del edificio, sin nada más que resaltar que un jarrón con simples pinceladas de colores tierra. Nichkhun no le dio mucha importancia a este hasta que Wooyoung habló.

-Camille es amante de los jarrones de la colección Min. Nunca pensé que hubiera otra persona con un gusto tan malo como el de ella.

El joven tailandés miró al chico sorprendido y luego trato de no reír ante el rostro sonrojado del abogado –No lo traje aquí para que hiciera una crítica a mi oficina. Creo que ya se deben haber dado cuenta de que lo que firmaron no es tan simple como parece.

-¿Te refieres al chiquillo o a la cocina vacía? Al grano Wood, sabes que detesto estar rodeado de tiburones- Nichkhun intentó no meterse en la discusión, era lógico que Wooyoung podía desenvolverse mejor que él y era mejor aprovechar esa habilidad.

Wood se sentó en una gran silla que como los más grandes clichés, era negra, de cuero y estaba de espaldas contra la ventana. Les invitó a hacer lo mismo y los dos jóvenes ahora estaban frente a él, separados por un gran escritorio lleno de carpetas. Con parsimonia el abogado acercó una de color azul y la abrió examinando su contenido, cuando encontró lo que buscaba les pasó a cada uno varios papeles de los cuales Nichkhun solo reconocía uno.

-Según el código del menor y la familia, la tenencia de Alex no puede ser justificada si ustedes no poseen una convivencia mutua.

-¿Eso significa?- Lo que menos amaba el tailandés eran los trabalenguas legales.

Wooyoung lo miró como si estuviera al lado de un idiota –Que tenemos que vivir juntos. Pensé que todo eso se había abolido y la custodia podía ser dada a una persona sola con el consentimiento de la familia –La atención del coreano había cambiado a Woods que sonrió.

-Sí.  En términos generales el fin del contrato es hacerse cargo de Alex, y lo que dijiste Woo podría ser válido si solo tú lo hubieras firmado. Como los dos lo hicieron, esas reglas cambian y esto nos lleva a la cláusula 3 dónde aceptan la tenencia mutua- Woods les señaló el párrafo del contrato y ambos jóvenes lo leyeron en silencio. Al final Wooyoung se llevó las manos a la cara y Nichkhun no paraba de repetir esas palabras en su cabeza.

-Según el código de familia, una pareja homosexual debe vivir junta para poseer la tenencia tutorial del niño. Les aconsejo ir a las marchas por sus derechos para que esto no vuelva a pasar.

Nichkhun estaba furioso -¡¿Dónde putas esta Camille?!

-No lo sé- Woods parecía estar saboreando el haber callado a Wooyoung.

-¡¿Cómo un abogado se pudo haber prestado para esto?! ¡Es una locura! ¡Esto es un engaño!

Woods se enderezó –Le recuerdo señor Horvejkul que usted  firmó con el fin de tener una dirección legal para la renovación de su visa. El hecho de que no hayan leído el contrato no significa que Camille los haya engañado. Además si lo rompen, no solo tienen que pagar la fianza de un millón de dólares pero también Alex sería llevado a servicios de familia. Mi ética no baja hasta el punto de dejar a un niño en las manos del estado, soy sucio pero no tanto.

Wooyoung reposó sus manos sobre el escritorio y en silencio miró el resto de papeles –Así que hicieron un certificado de unión libre.

-Solo tienen que firmarla, me pareció la mejor idea para que el señor Horvejkul pueda hacer sus papeles y no tengan que recurrir a trámites peligrosos- Nichkhun se sentó y notó que también había un certificado de tenencia a nombre de ambos, una carta de Camille permitiendo la tutoría legal y la hipoteca del apartamento que estaba a nombre de los dos.

-Cualquier problema que tengan con Alex o con las cláusulas del contrato pueden llamarme. Si no es más, tengo que seguir trabajando.

Los dos jóvenes se pusieron de pie y se llevaron las copias de todos los papeles –Estas podrido Woods- Wooyoung exclamó con rabia –pero tampoco vamos a dejar a ese niño fuera de su casa. Jamás sería peor que tú.

Cuando salieron de la oficina Nichkhun sentía que si no tenía un trago en su mano, música estallando en sus oídos y alguien haciéndolo gemir de placer iba a destrozar todo el lugar. Miró a Wooyoung que con un “Nos vemos luego” lo dejó tirado haciendo aparecer minutos después a un sonriente Max. Al parecer lo de la viuda le había resultado…  

 

Dos semanas después de su visita a Woods, Wooyoung no podía negar que le había costado más que su cordura el no haberle acabado la cara a golpes a esa pobre caracterización de amante. Él sabía cómo el pobre abogado hubiera sido capaz de ir a lamerle los pies al diablo con tal de que Camille le diera un poco de atención.  Gracias a eso, su vida ahora transcurría en ese apartamento a las afueras de la ciudad; aunque su convivencia con Alex y Nichkhun no había pasado de dar los buenos días al desayuno y regresar en la madrugada por la noche. Le bastaba con saber que el niño era llevado y traído del colegio por una misteriosa ruta escolar, además de quedarse en el jardín hasta tarde. Debido a las quejas del tailandés habían decidido turnarse las noches para cuidar de Alex, pero eso nunca había pasado a una mayor discusión gracias al gran invento de las niñeras. Tranquilo porque su vida no tenía que cambiar en nada, decidió disfrutar de su noche. Su cuerpo empezó a moverse con los ritmos electrónicos que el formidable DJ mezclaba a la perfección; un cuerpo extraño, con curvas definidas, perfume de Dolce & Gabanna y un vestido que por milagro lograba cubrir sus partes íntimas empezó a moverse junto a él. Wooyoung estaba contento, pese a la tortura de tener que convivir con un mocoso y un ser cuya existencia no le interesaba. El contrato le daba la libertad para poder llevar a esa hermosa chica al hotel más cercano sin tener que preocuparse por nada más que el número de condones que llevaba.

 

Eran las 6:30 de la mañana, la cocina parecía haber salido de una explosión, la mesa del comedor estaba llena de pegotes extraños y sin espacio alguno para que al menos una rata se metiera. Alex estaba frente a él con el uniforme sucio, papeles por toda la casa... Wooyoung amaba las fiestas, el trago y el sexo pero no el desorden, podía aceptar la vagancia de Nichkhun, pagar la comida y los recibos desde que esto no interfiriera con su vida. Lo único que si no iba a hacer era vivir con un maldito cerdo. Furioso, fue hasta la habitación del tailandés y golpeó la puerta con todas sus fuerzas.

-¿Qué putas quieres?- El joven salió medio desnudo de su habitación y escuchó la voz de un hombre llamarlo desde la cama.

-Limpia tu maldito desorden, no me importa si te gusta vivir entre mierda, simplemente no la dejes salir de tu habitación.

Nichkhun rio con sarcasmo -¿Me estas ordenando a que limpie?

-¿No es obvio? Al menos trata de agradecer que le dé alimento a ti y a tus putas sin sentido del olfato.

El tailandés le iba responder cuando Alex apareció ante ellos –La ruta ya llegó.

Wooyoung lo dejó guiando al niño hasta la salida -¿Por qué te rascas la cabeza?

-No lo sé, me pica.

El coreano se alejó rápidamente del niño y lo sacó del apartamento con un empujón –Esta noche es el turno de ese marrano.

-Lucía.

Wooyoung lo miró extrañado -¿Quién?

-La niñera de Nichkhun.

 

Con un movimiento de hombros el joven cerró la puerta y decidió al menos limpiar la cocina; su sagrado desayuno no iba a cambiar por ese maldito vago. A los pocos minutos la puerta sonó, frente a él estaba Alex y una señora de unos treinta años con una blusa de ositos y poco maquillaje -¿Buenos días?- preguntó algo consternado.

-Buenos días, ¿Usted es el tutor de Alex?

Wooyoung fijo su atención en el niño que tenía la cabeza baja –Si…- respondió de mala gana -¿Pasó algo?

-No podemos dejar que Alex vaya al colegio.

-¿Por qué?- El joven no había esperado ese cambio en su rutina.

-Tiene piojos y es mejor evitar una epidemia. Le avisaré a la maestra Ferrer de su ausencia,  siga el procedimiento de los dos días. Nos vemos el viernes Alex- La señora le dedicó una maternal sonrisa al niño y se fue.

Totalmente perdido el joven coreano buscó alguna explicación en el niño que seguía con su cabeza en bajo, la cual se rascó.

 

Otra vez la puerta de su habitación estaba retumbando en su cabeza y el abogado a su lado se quejó por el ruido.

-¿Ahora qué?- Nichkhun salió a la puerta listo para golpear a Wooyoung.

-Alex tiene piojos.

-¿Qué?

-¡No te acerques!- Wooyoung exclamó al niño que estaba al otro lado del pasadizo con la mirada cristalizada.

 -Khun vuelve a la cama- Max lo llamó y este solo pareció acrecentar la ira de Wooyoung quien empujó a Nichkhun para que saliera –No pensé que eras de escenas de celos Jang.

Wooyoung entró a la habitación – ¿Qué sirve para los piojos?- Nichkhun lo siguió buscando algo para vestirse –No pienso vivir con un niño que tiene esa plaga.

Las carcajadas de Max fue el punto final para el tailandés que con la pataleta de Wooyoung había perdido las ganas de regresar a la cama –Ya lárgate Max- El abogado siguió las ordenes burlándose del coreano de vez en cuando –Nunca pensé que el hijo del famoso fiscal Jang firmará algo sin leer la letra pequeña.

-Vete antes de que nuestro próximo encuentro sea un corte por agresión física y daños personales Sakes. Sabes que aunque pierda, lo único que te quedaría de abogado será tu diploma.

La sonrisa de Max se borró –Tranquilo Jang- Cuando se terminó de vestir, se despidió de Nichkhun y de Alex que seguía a metros de los jóvenes –Mi esposa utilizó para Luna un shampoo que venden en esas farmacias homeopáticas, al parecer es bueno.

Nichkhun le agradeció y vio como Wooyoung seguía sus movimientos desde el comedor.

-Sé que no tengo moral para decir esto, pero cuiden bien del niño. Hasta yo soy capaz de cuidar a mi hija mejor que ustedes.

Max salió del apartamento y Wooyoung fijo su atención en el tailandés que se sintió atacado ante el silencio del otro -¿Qué?

-Es tu culpa.

-¿Perdón?

-Si no quisieras vivir en un basurero no tendríamos este problema.

Nichkhun había tenido suficiente –Cállate Jang, no es que te hubieras dado cuenta de cómo vivimos. Si tanto problema tienes contrata a alguien que limpié.

-Por favor… tú te acuestas con cualquiera que tenga plata con tal de tener alguien que te mantenga con un trago en la mano, te haga gemir y pagué por Lucía.

Alex seguía recluido en su rincón viendo como los dos jóvenes se insultaban. La puerta del apartamento sonó y un hombre de unos cuarenta años, con ojeras y pijama apareció ante Nichkhun.

-Mi esposa les manda esto y les dice que mantengan sus discusiones lejos del niño. La próxima vez llamaremos a la policía- El hombre se fue susurrando en voz baja. El joven tailandés miró su mano y vio un pequeño bote azul con una peineta, intercambió miradas con Wooyoung y este se encogió de brazos.

-Yo no me acercaré.

Nichkhun fue por su teléfono -¿Tienes quince dólares?- Wooyoung asintió.

-¿Lucía? Qué pena molestarte. Si, ¿Tienes examen? ¿No? … entonces… ¿Sabes cómo ponerle ese shampoo azul a un niño?... ¡Si de esos! Perfecto, te espero en una hora.

El joven coreano le pasó el dinero a Nichkhun y tomó sus cosas –Tengo que ir al trabajo.

Nichkhun recordó su cita en el conservatorio y fue a alistarse, pasados cuarenta minutos ya estaba más presentable con una camisa blanca, pantalones negros y un cárdigan azul. Alex seguía recluido en un rincón, Nichkhun dejó los quince dólares sobre la mesa junto al envase azul –Cuando llegué Lucía dile que agradecemos su ayuda y que si necesita algo me llame.

Vio por última vez el apartamento –Ya le voy a mostrar quien es el cerdo- y sin decir más se fue.

 

Notas finales:

No los odien, o bueno sí... son un par de inútiles. 

Actualizando porque llevaba tiempo sin hacerlo y porque tengo depresión post-Mozart in the jungle. *Te extrañaré Roberto*

Empiezan los grandes cambios de la historia, la aparición de dos queridos abogados y de lo malos (en extremo) que son nuestros protas como tutores. 

 

Recuerden que comentar es ver a Lang Lang jugar ping pong.

Abrazos con el himno de alegría de fondo.

Lore~

 


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