...En las mañanas.
Wooyoung no estaba dispuesto a vivir con un mocoso que podía contagiarle aquellos despreciables bichos; esta vivencia solo acrecentaba las razones de por qué los niños estaban en su lista negra. Para poder escapar de ese lugar mientras Alex era curado, Wooyoung aceptó (para sorpresa de todos) ir a una reunión con el dueño de una cadena de restaurantes que quería cambiar la imagen de estos. El coreano pese a la indignación de su familia era un reconocido diseñador del este de Estados Unidos, su conocimiento sobre arquitectura, arte y tendencias habían logrado que su sueño se convirtiera en realidad. Aunque esa lucha la había hecho solo, nada le era más agradable que restregar en los rostros de sus padres el éxito que tenía.
Pese a su gran espíritu emprendedor, cuando la empresa de Wooyoung creció y los negocios ya no era solo pintar las casas de actores, modelos o cantantes pero cosas más grandes con magnates y cadenas. Este decidió quedarse con las pequeñas cosas que no emplearan mucho tiempo o desgaste, para eso tenía más trabajadores (los mejores) y el que ahora se presentaba era un negocio grande, de esos que el coreano más detestaba hacer pero necesitaba aceptar para que Woods no lo molestará acusándolo de abandono.
-¿Estás seguro que quieres venir a Dallas? Detestas ese estado y mucho más las casas de los nuevos magnates- Taecyeon, un arquitecto que había estado con él desde el principio y lo más cercano que tenía a un amigo reía en torno burlesco desde su asiento en primera clase.
Wooyoung lo ignoró, no sabía cómo ese gigante con humor de niño había sido capaz de quedarse a su lado después de despertar solo con las hojas de su nuevo contrato en un hotel, horas después de su primer encuentro –Es eso o los piojos.
-¿Los qué?- Pese a que era el único ser estúpidamente fiel que seguía a su lado, Wooyoung no había sentido la necesidad de contarle que estaba viviendo con un mocoso cuya edad desconocía y un vago tailandés.
-Nada, necesitaba salir.
-¿Te metiste otra vez con alguien de la mafia?
-¿Por qué no ves una película? Mira, tienen la última de Tatum- Wooyoung volvió a su estado de calma cuando el arquitecto empezó a babear por la segunda parte de Magic Mike.
Dallas no había estado tan mal, pese a las fuertes insinuaciones del viejo para “terminar el trato en excelentes términos.” Wooyoung se había contentado con el hijo del viejo que aparte de su manía de rasguñar cumplía con las expectativas que tenía de los vaqueros después de ver Brokeback Mountain. Cuando regresó a la ciudad tomó un suave respiró, le dio instrucciones a Taecyeon para la reunión que tenían con el equipo sobre el nuevo contrato y decidió ir al apartamento antes de que Woods apareciera para molestar su vida.
Al entrar en la habitación el silencio lo tomó por sorpresa, se suponía que Alex debía haber llegado de la escuela y que la niñera estaría con él. Cuando revisó el apartamento (menos la habitación de Nichkhun) le marcó al tailandés para saber si el niño estaba con él, pero este no contestó. Inquieto bajó a preguntarle al celador.
-El joven Nichkhun me llamó diciendo que Lucía se iba a ser cargo de él estos días, ella vino por él y se lo llevó a su casa- Wooyoung asintió totalmente perdido ¿Nichkhun también había desaparecido esos dos días?
Cuando regresó al apartamento notó que no tenía la dirección de esa niñera y ese estúpido tailandés seguía sin responder sus llamadas -¿Qué cree que hace?- Preguntó en voz alta, si Woods se enterará que habían violado las cláusulas del contrato, estaban muertos. Olvidando sus planes nocturnos, hizo café y decidió esperar a que el otro joven regresara. Después de ver una película de romance (un gusto que jamás iba admitir) caminó por el apartamento, aceptó que Camille tuviera un buen gusto para la decoración: las paredes blancas eran iluminadas por las simples decoraciones que tenían una alta gama de colores marinos. Luego entró a la habitación de Alex; algo que había evitado desde un principio pero que el aburrimiento logró vencer.
La habitación de Alex era amplia, con dos guardarropas que cubrían toda la pared izquierda y una amplia ventana al otro extremo. El color morado predominaba en las paredes cubiertas de dibujos bastante interesantes. Un librero giratorio estaba al lado de su cama, repleto de libros sin usar y un baúl que pensó era el de los juguetes. Ahora que lo recordaba, nunca había visto jugar al niño, pero eso debía ser porque nunca estaba. Un brillo en el techo le llamó la atención; sobre la cama varias pegatinas de planetas, asteroides y estrellas trataban de relucir ante la poca luz que tenía el cuarto que para ser tan grande solo contaba con una vieja lámpara de mesa.
Wooyoung tomó un cuaderno que estaba en el piso, algo extrañado porque ese era el único desorden en aquel ambiente tan limpio que no parecía muy común en los niños, recordó su infancia y su habitación llena de pintura, soldaditos y carros regados por todas partes. Tal vez ese niño no estaba tan perdido como Nichkhun.
Miró la portada del cuaderno con curiosidad, tenía el dibujo de un mago y una niña rodeado de animales. Tampoco había visto a Alex ver televisión, sin darle importancia a esto abrió el cuaderno donde se encontró con varias notas escritas en una letra estilizada que obviamente no pertenecía a Alex. Todos los escritos tenían la misma firma, algunas solo informaban de reuniones o exámenes. Las últimas con fechas un poco más actuales hablaban del mal comportamiento de Alex, sus malas notas y la última de una citación.
Wooyoung las leyó una por una hasta que cayó dormido sobre el sofá.
-Por fin apareces- Nichkhun lo despertó golpeando la puerta al entrar, este dejó sus cosas sobre la mesa del comedor y se sentó en una silla.
-¿Me extrañaste? - El joven coreano se levantó del sofá lentamente -Al menos tuviste la decencia de recibirme con un apartamento limpio- Wooyoung estiró su cuello – ¿Qué horas son?
Nichkhun bebió un poco del café que Wooyoung había olvidado -Las 7 de la mañana.
-¿Y Alex?
-Como no sabía cuándo ibas a dignarte a venir, le dije a Lucía que se lo llevara por unos días.
-¿Estás loco?- Wooyoung no tardó en levantarse y empezar a recordarle las estúpidas consecuencias que tendrían si Woods se enterara de las vacaciones obligadas de Alex.
Nichkhun dejó el café sobre la mesa y fue hasta él dejando pocos centímetros de distancia entre ellos -¿Mi culpa? Yo no fui el que huyó como gallina porque a un niño le dio piojos.
-Vete a la mierda Nichkhun. Si ese contrató se clausura tendrás que vender tu trasero a todo el que se aparezca para pagar esa maldita fianza.
Nunca pensó que el puño del tailandés lo hiciera caer sobre la mesa que se rompió por el impacto. Limpiándose la sangre de su labio se abalanzó hacia el otro que se quedó sin aire ante la patada de Wooyoung. Ninguno de los dos se dio cuenta en su pelea que la puerta principal se había abierto, que Alex estaba escondido tras la falda de flores de Lucía y que el vecino estaba junto a ellos con una mirada de asco y un teléfono celular.
Ninguno de los dos se detuvo hasta que la presencia de un par policías los apartó del otro. Wooyoung miro al vecino que estaba al lado de la niñera sonriendo victorioso.
-Se los advertí. Un niño con dos maricas… esto es lo que permite este gobierno actual, por eso la juventud esta como esta.
Uno de los policías les pidió a todos regresar a sus respectivos apartamentos -¿El niño es de ustedes?
Nichkhun asintió –Puedes irte Lucía, nosotros nos hacemos cargo de esto- La joven de falda de flores abrazó a Alex y se fue.
-Miren señores, esta no es la primera queja que recibo de parte de sus vecinos. El señor Davids ya nos había contactado por violencia familiar.
-Esto era una simple pelea.
-Tienen a un niño viviendo con ustedes, saben que esto se les puede ir muy hondo ya que los que presencié es una prueba que las quejas son ciertas y no tienen “simples peleas”.
Wooyoung se retiró un hilo de sangre que bajaba por su nariz -¿Perdón?
-El niño viene con nosotros a servicios de familia, hasta que ellos revisen al menor y se cercioren que este bien. Por otro lado, deben venir a la comisaría con sus papeles en forma y los permisos de adopción.
Los dos jóvenes se quedaron inmóviles viendo como Alex se iba con los policías.