...No esta bien.
Era increíble como las palabras de Minjun se volvieron realidad después de dos semanas de pelear y conocer a todos los empleados de esa maldita institución. Wooyoung había perdido los estribos más de una vez tratando de localizar a la psicóloga y luchando con su maldito sentimiento de culpa. Nichkhun no era de mucha ayuda, desde que tuvo que dejar el conservatorio, su ánimo no era mejor que el de un funeral. Nadie podía culparlo, hasta el día de la cena donde había perdido a su único amigo que estaba a un saludo de renunciar, no sabía de lo qué hacía Nichkhun fuera de acostarse con todo el mundo.
Las cosas no mejoraban cuando Wooyoung empezó a notar que extrañaba la sonrisa de ese estúpido.
-Señor Jang- El coreano se levantó de la silla, estaba solo ya que Nichkhun había tenido que ir a trabajar. Algún loco lo había contratado como mesero en un restaurante de mala muerte –El juez aceptó su ponencia, El menor les será entregado dentro de tres días. Le aconsejamos que busque un psicólogo para el niño, y para ustedes –el mismo concejo de Minjun- si no tiene más preguntas nos veremos en dos días.
Que resultó ser solo uno.
Esa noche Nichkhun decidió celebrar su victoria ante la maldita burocracia del estado (gracias a un abogado, un psicólogo y muchos contactos) en tiempo record y nada era mejor que ir a su bar favorito antes de tener que gastar su día libre arreglando la casa para recibir a Alex. Nunca tuvo tiempo para eso último y todo fue gracias a sus malditas ganas de acostarse con esa pareja latina que no pararon de mirarlo desde que entró al bar.
El amar el sexo era algo normal, Nichkhun entendía esto ya que sus progenitores le habían otorgado uno increíbles genes y la posibilidad de atraer a quien quisiera y como él quisiera. Po eso, después de ver tantas caras desconocidas despertar a su lado, había llegado a la conclusión de no aprenderse los nombres de quienes amanecían en su nueva cama; tampoco es que lo necesitara. Siempre era claro con las normas de su juego antes de tener que recibir reclamos ajenos: odiaba cuando lo dejaban como el malo de película, por culpa de sentimientos que nunca iba a corresponder.
Esa mañana estaba recibiendo un agradable saludo de buenos días de parte de esa grandiosa pareja cuando sintió el vibrar de su celular en la mesita de al lado; su constante ruido contra la madera le estaba sacando la poca atención que tenía en ese momento: el detestaba que su placer fuera interrumpido y más cuando parecía provenir de Nichkhun que solo lo llevó hasta la almohada más lejana de su cama y volvió a concentrase en esa mujer de piel morena, de cabellos largos y oscuros que caían de forma desordenada por su rostro, y cuyo nombre sabía comenzaba con L o M o K. Eso no importaba, ya que tenía un par de senos bastante apetecibles. Su boca estaba bajando por su torso hasta encontrarse con su ya erecto pene. Nichkhun sonrió de mala gana, esperando que fuera buena pues el maquillaje de la chica se había corrido y ahora parecía una especie de mimo asesino.
-¿No vas a contestar Khun?- Habló El hombre que estaba tras de ella, solamente le guiño el ojo y su rostro que no era nada del otro mundo, solo demostraba el gran nivel de alcohol que estaba en sus venas la noche anterior; sin esperar alguna respuesta desapareció entre el trasero del mimo.
Nichkhun se recargó contra el espaldar de la cama –No, quien sea debe aprender que nadie me interrumpe los buenos días.
La mujer sonrió dejando escapar un gemido y Nichkhun tuvo que concentrase en sus senos para no dejar que su placer desfalleciera por culpa de ese espantoso maquillaje. Cuando su excitación fue consumida, los invitados se fueron; dejando sus números respectivos. El joven se dispuso a lavar las sabanas impregnadas de sudor y de sexo, mientras las sacaba de la cama el celular cayó al piso, entonces recordó la llamada de esa mañana.
No era de Wooyoung. El número era desconocido para él; algo que le tranquilizaba pues no debía ser tan importante. Guardó el aparato en el bolsillo de su pantalón, dejó las sabanas en la lavadora y se dispuso a organizar la sala que gracias a los reclamos del coreano ahora vivía más limpio. Su celular volvió a sonar y el mismo número desconocido apareció en pantalla.
-¿Aló?- Contesto Nichkhun todavía pensativo. El silenció le hizo repetir el saludo, al no recibir ninguna respuesta miró si había perdido conexión con su interlocutor. Un pequeño malestar le atravesó la espalda, como si algo frio estuviera recorriendo su espina dorsal. Nunca le creyó al sexto sentido, pero algo le decía que no debía cortar.
-¿Nichkhun?
-¿Alex?- Sus cejas se juntaron bastante consternado por la llamada. En la oficina les habían dicho que por seguridad del menor y la familia, el contacto estaba totalmente prohibido.
-Nichkhun- El joven pudo escuchar los sollozos provenientes del niño y eso empeoro el malestar que sentía -¿Alex? ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Hubo un largo silencio que hizo que Nichkhun apretara con fuerza el aparato contra su oreja, iba a volver a hablar cuando un fuerte ruido sonó del otro lado y una voz extraña rugía por el celular -¿¡De donde sacaste eso mocoso!? ¿Ahora me estas robando? ¿Con quién hablas?- hubieron más ruidos extraños, el llanto de un niño y al escuchar la voz suplicante de Alex no tuvo que pensarlo dos veces para salir de ahí.
La misma asistente social que había llevado su caso estaba sentada frente a él, nada en ella era atractivo: su cabello castaño, grasiento y sin vida estaba recogido en una cola alta, su falda ajada de una azul desgastado y que le llegaba a la rodilla demostraba un pésimo gusto para vestir y esas ojeras que bajaban de sus ojos grises e inmóviles le hacían una gran batalla a su maquillaje barato.
Sus ojos grises se temblaban ante Nichkhun que no trataba de ocultar su ira – ¡Nos tienen más tres semanas siendo tratados como malditos abusadores cuando son ustedes quienes lo llevan con ellos!
-Señor Horvejkul le pido que se calme.
-¿Cómo quieren que calme? Acaban de pegarle a mi…- no se sintió capaz de terminar la frase, el simple hecho de pensar en Alex como algo más que un niño le asustaba y no podía dejar de sentirse la peor basura sobre el planeta, al saber que ese niño estaba viviendo un destino mucho peor que el suyo – ¡a Alex¡ ¿Puedo verlo?
-Necesitamos que su pareja este presente para llenar los papeles de entrega.
La señora dio un respingo cuando Nichkhun se levantó de la silla con furia –Ya viene, trabaja al otro lado de la ciudad- tener que mentir tantas veces ante tanta gente sobre su relación con Wooyoung lo había acostumbrado a reaccionar rápidamente ante esas situaciones. Se preguntó si eso sería temporal.
El rostro de Alex se iluminó al ver a Nichkhun frente a él, sin embargo su mirada volvió a bajar y no se movió de su lugar hasta que la asistente le dio permiso. Habían pasado solo dos horas desde que lo rescataron del hogar sustituto y ahora medicina legal lo estaba examinando. El resultado no era tan malo como lo había pensado en un principio, pero el niño si había sido golpeado.
-La familia ya está en manos de las autoridades. Perdone lo que pasó.
-Perdón Alex, nos demoramos demasiado para volver por ti.
El niño lo miró con ojos inexpresivos –Esta bien, no es su culpa.
Nichkhun acercó al pequeño para que estuviera a su lado y sus ojos marrones se clavaron en la funcionaria –Su sistema es de lo peor, no imagino las demandas que deben recibir al permitir que esas lacras se hagan cargo de menores.
La mujer tragó saliva y con un tono monótono recitó las leyes del condado que otorgaban total discreción y ayuda a las familias de acogida. Como realizaban visitas para impedir esos casos pero no siempre el estado era capaz de controlarlos totalmente; a menos de que quisieran recargar más los orfanatos.
El joven la miró con asco, tomó de la mano a Alex y noto como el pequeño seguía con su mirada baja -¿Usted seguirá mi caso?
-Creo que no, debido a lo que pasó con el pequeño Alex seré despedida.
Nichkhun asintió –Mejor
-¿Alex?- Wooyoung apareció ajetreado, con un gabán en sus brazos y los formularios que debían llenar -¿Estas bien?- El niño asintió y apretó con más fuerza la mano de Nichkhun.
-Ya llene mi parte de los formularios, creo que no me falta decirles que espero que esta maldita entidad se pudra con todos sus funcionarios ¿Algo más que deban decirnos?
La mujer tragó saliva -La denuncia…
-Nuestro abogado se encargará de hacerles pagar a esa familia con sangre lo que hicieron ¿Algo más?
-El niño debe venir durante esta semana para controles con medicina legal y para el psicólogo…
-Ya tenemos uno, gracias. Espero verla empacando mañana, si no hubiera alargado el maldito papel para el juez se habría ahorrado su despido- Wooyoung le entregó los formularios y en un tono más relajado bajó hasta la altura de Alex –Ahora vendrás con nosotros ¿Te parece?- El niño encogió los hombros y Wooyoung los guío hasta el carro.
Nichkhun no sabía si pedirle perdón o dejar las cosas así, de cierta forma se sentía peor que cuando estaban haciendo los trámites para la tenencia. Entendía las palabras de Wooyoung y su ira, también comprendía que como él no solo estaba furioso con la familia que le había pegado a Alex.
-Perdona Alex, en verdad lo sentimos mucho- Wooyoung buscó la mirada del niño por el retrovisor.
-Está bien, no pasa nada- la voz de Alex era apagada y nada demostraba esa inocencia que alguien de su edad debía tener.
-Alex- Wooyoung detuvo el auto y volteó su cuerpo para mirar fijamente al pequeño que se estremeció por unos instantes –No está bien decir mentiras.
Nichkhun decidió concentrarse en la ventana ¿Estarían bien viviendo una?