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Notas del capitulo:

Hola, chicas volví! Muchas muchitas gracias por leerme y por sus comentarios :3

¡Vamos con el segundo capítulo espero les guste!

 

 

 

~*Capitulo 2*~

 

 

 

Suspiro tras suspiro mientras iba en el auto, su día había sido malo pero no catastrófico, se pegó palmadas en la cara en un semáforo en rojo  y sonrió mirando el volante.

 

Era un hombre positivo. Kise le había dado una muy buena recomendación, no tenía idea que había escrito en ella pues el muy cretino se la había sellado. Pero lo que sea que haya escrito en esa carta lo había ayudado mucho. Ni siquiera había tenido problemas con el horario especial. Se lo agradecería eternamente. 

 

Su trabajo era bueno, su horario, su jefe, hasta de secretario de él había sido simpático. Le proporcionaron un auto para su entera disposición, pero lo que lo tenía más feliz era la ubicación. Solo quedaba a quince minutos de su departamento y del jardín de su hijo.

 

Aquel pequeño enviado del cielo que ya cumplía con sus cuatro añitos.

 

Sí. Que el hijo de su jefe fuera un auténtico imbécil no opacaría todo lo bueno.

 

Estaciono el pomposo vehículo y se bajó para ir directo a su departamento, el lugar no era ostentoso pero era bastante seguro.

 

—Buenos días taiga — le saludo como siempre, una adorable mujer de piel arrugada por sus años vividos que tenía por vecina, ojos pequeños y alegres. Como cada día, lo recibía con su regadera en mano mientras atendía sus adoradas platitas.

 

—Buenos días señora Dara ¿Cómo estuvo su día?

 

—Tranquilo hijo, tranquilo, ohh antes de que se me olvide —entró a su departamento para luego salir con un plato tapado por servilletas.

 

El olor casero llego a sus sentidos y sonrió, recibiendo el obsequio.

 

—Muchas gracias señora Dara, sin duda Hyde se los devorara — levantó la servilleta y reviso que eras sus deliciosos panqueques con manjar.

 

—Por eso hice más estas vez cariño.

 

Kagami le sonrió a la amable mujer, de vez en cuando y cada vez que preparaba algo en especial, la señora tocaba su puerta para irle a dejar algo a él y a su hijo. Sobre todo al menor.

 

La señora había quedado prendada de esos ojitos iluminados una vez sus tiernos labios había probado algo hecho por ella.

 

Sin más se alejó entrando a su departamento.

 

Aquel lugar del que era dueño desde hace cuatro años. Un departamento en el tercer piso. Simple pero acogedor con tres habitaciones, un baño, cocina, comedor y living, terraza con vista tranquila de una plaza mediana que quedaba a un lado del edificio.

 

Inmediatamente se topó con la chica que cuidaba a su menor, piel clara, cabello y ojos de un rosado tan suave como su misma mirada.

 

—¡Hola Tai-chan! —saludo la alegre chica, estaba sentada en el suelo afirmándose en la mesita de centro. Cuadernos y colores regados por doquier.

 

—Hola momo — sonrió — ¿dónde está…

 

—Durmiendo— sonrió ella también — ¿cómo te fue en tu primer día? — kagami fue a ver a su hijo y al verlo tranquilamente dormido sonrió y fue a sentarse enfrente de su amiga.

 

—Bien, puedo manejarlo.

 

—Me alegro.  Mira — dijo enseñándole una hoja llena de colores —  estaba arreglado mi horario de este semestre, ya no tienes que preocuparte más, no tengo ninguna materia luego de las tres.

 

El pelirrojo tomo el dichoso papel y vio sus horarios distribuidos en la semana y efectivamente no había nada marcado, en ninguno de los días luego de las tres, la quedo mirando inquisitivamente y luego suspiro. Lo más seguro era que lo haya acomodado por él.

 

—Gracias momo — le dijo luego de volver a suspirar derrotado.

 

La había conocido hace dos años. Una nueva vecina  joven  y con energías que desde un principio tuvo la disponibilidad de ayudarlo con el cuidado de su hijo, la habían contratado con la única condición de que eso no interfiriera con sus estudios.

 

Al compartir la misma edad no tardaron en formar una bella amistad, y ella tampoco evito encariñarse con el pequeño. Siempre que terminaba el semestre ambos tenían miedo que hubiera problemas con los horarios de ella y debido a eso  no pudiera trabajar más con él.

 

Le agradecía que siempre lo tuviera en cuenta y hasta el momento no ha habido problemas, pero si le incomodaba quizá ser un poco egoísta, y es que sinceramente no le gustaría dejar a su hijo con nadie más. La peli rosada se había ganado su entera confianza.

 

—Ya deja de lamentarte, sabes que lo hago con gusto — le decía sonriendo mientras guardaba sus cosas en su bolso.

 

—Si… ¿pero esto no te ha generado problemas con tus padres o tu  novia?.

 

—Claro que no, ella escoge los mismo que yo y punto — respondió con gracias y kagami movió su cabeza de un lado hacia otro. —¿Tai-chan entonces no hay diferencias en el horario?

 

—No, lo mismo de siempre— consistía en que ella lo retiraba a las tres un cuarto del jardín y se iban a su casa para esperarlo.

 

—¿Estás seguro?, si quieres me puedo quedar con el mientras tú vas a dejar a tu jefe

 

—Muchas gracias en verdad momo, pero no te preocupes, tengo la autorización de mi jefe para llevarlo conmigo, no quiero estar más tiempo lejos del necesario.

 

Su amiga le sonrió con ternura y se despidió.

 

Kagami fue a ver a su hijo a la habitación una vez más encontrándolo en la misma posición.  Miro su reloj  siendo las cuatro con cuarenta y cinco minutos, sorprendido ante lo rápido que pasaba la hora se dirigió a la concina para prepararle una leche al dormilón.

 

Una vez terminada recorrió su casa en busca de algún desorden que arreglar. Supuso que momoi había ordenado el baño ya que estaba seguro de que esta mañana había dejado todo tirado. No era desordenado pero por los nervios quizás, se había atrasado un poco.

 

 

 

~*~

 

 

 

Aomine se había concentrado en repasar cada documento, no era difícil pues no era idiota, solo que aún no le tomaba su debida importancia. Bostezo.

 

—¡Ey! Que acaso no te enseñaron a golpear — dijo con molestia ante el ingreso del peli celeste a la oficina.

 

—Si lo hago nunca me contestas — el moreno bufo  —y bien dime que tal su primer día.     

 

—¿Eh?

 

—de kagami-kun.

 

—Supongo que bien —contesto como si nada.

 

—Necesito saberlo, en su carta de recomendación, Kise-san destaco bastante su responsabilidad, eficiencia y entrega en su trabajo, sin mencionar que a tu padre le gusto bastante y acepto sin dudar ciertas irregularidades… Pero eso no significa que no estará a prueba y ya que tú eres bastante criticón y hasta te molesta tener un secretario personal me interesaría bastante tu sincera opinión acerca de su desempeño.

 

Aomine supuso que con  esas irregularidades se refería a su horario de trabajo. Lo pensó mucho en su cabeza y aunque de alguna manera no le gradaba solo tenía una cosa que decir.

 

—Ha pasado solo un día, pero creo que puedo decirte que se toma bastante enserio su trabajo y se nota bastante eficiente, creo que podría darle una semana a prueba… ¿qué? — dijo luego de observar el rostro de incredulidad de su amigo.

 

—Nada… solo me sorprendió, que de verdad me respondieras con sinceridad.

 

Aomine bufo, quizá preguntándose en la imagen que había dado todo este tiempo. Luego otra cosa llamo su atención.

 

—Oi… ¿a  ese viejo verde de verdad le gusto kagami?

 

Kuroko se quedó pensativo un momento hasta se dio cuenta de a quién iba ese sobrenombre.

 

—Oye es tu padre más…

 

—Da igual respóndeme — kuroko lo miro un buen rato sin expresión alguna. Aomine parecía no importarle en lo más mínimo, su vos y mirada, no parecían querer decir nada más. Sin embargo el había notado una minúscula urgencia en aquella petición, si estaba equivocado le daba igual.

 

Le daría algo en que pensar.

 

—Solo dijo que le había gustado, nada más. No sé en qué sentido. Pero deberías haber visto a kagami parecía que miraba a tu padre como si lo  idolatrara.

 

Miro a su moreno amigo y tenía el ceño ligeramente fruncido y sonrió en su interior.

 

—Bueno no te distraigo más, será mejor que sigas con lo tuyo —se detuvo antes de salir de la oficina — no te olvides de salir a las 6:30 justas, kagami te estará esperando afuera para llevarte a tu departamento.

 

Y se fue.

 

Por alguna razón aomine no lograba concentrarse, se rio en varias ocasiones y con burla imaginándose a su padre con un chico menor que el, y no uno cualquiera  si no que su propio secretario que además cargaba con un hijo que quizá y llegaba a ser  su pronto hermanito “a que bonito” pensaba con ironía. Movió su cabeza de un lado hacia otro alejando ese absurdo pensamiento. No negaría que si aquello era verdad, su padre tenía buen gusto…

 

—¡Qué demonios! — dijo al aire, aquello en definitiva era una reverenda estupidez.   

 

 

 

~*~

 

 

 

Kagami se sentó en el sofá encendiendo la tele, sin siquiera mirarla o colocar algún canal solo la prendió con un volumen moderado, saco su pequeña libreta y se dispuso a estudiarla hasta que una tierna vocecita lo saco de sí.

 

—Oto-chan — se dio vuelta encontrando a su galán. Sus piecitos descalzos con diseños de vaquita, vestía unos jens, una polera negra con un Mickey Mouse en el centro y una camisa clara cuadrille desabrochada encima, en una de sus manos un pañito colgaba y llegaba hasta el piso, mientras que con la otra mano se refregaba uno de sus ojos.

 

Su piel era unos tonos más clara que la suya de cabello negro  alborotado y un poco más largo en los lados. Sus ojos de un rojo tan intenso como los del ser que le dio la vida, aunque eso era lo único en cuanto a físico que había salido a él. Sus ojos tenían la fiereza de su Oto-chan en ocasiones, pero la mayoría de las veces su mirada era tranquila y serena, un ser tan apacible como su padre. 

 

 —Hola mi bebe ven aquí — dejo su libreta aun lado.

 

El menor camino lentamente y estiro sus bracitos, aún seguía adormilado por lo que  al sentarlo en su regazo inmediatamente apoyo la cabeza en su pecho y cerro sus ojos.

 

—Hey, si sigues durmiendo se echaran a perder los panqueques que trajo la señora Dara — el menor se alejó y miro a su  padre con la pregunta impregnada en sus grandes ojitos —sí, están en la cocina  así que ve a lavarte la cara — el pelinegro sonrió ampliamente y corrió al baño. Kagami fue a la cocina y comprobó que la leche no estuviera caliente y los panqueques aun tibios.

 

Su pequeño llego con un semblante mucho más despierto y sonriente. Fue donde kagami y tiro de su pantalón. Kagami inmediatamente lo sentó en su sillita especial.

 

—Huele rico Oto-san —dijo con tierna voz mientras tomaba un panqueque con su manos, kagami sonrió se sentó a su lado mientras con  un paño iba limpiando su boca cada vez  que el manjar escurría de ella.

 

—Hyde — el menor tomo un poco de leche y lo miro atentamente.

 

—Ahora iremos en  auto a buscar a mi jefe para luego irlo a dejar a su casa, esto lo haremos todo los días, será un lindo paseo en auto ¿sí?

 

Su hijo asintió mientras tomaba un poco de su leche. Luego se limpió la boca y lo vio con mirada soñadora.

 

—¿Veré a Kise-san?

 

—No bebe, ya no trabajo con él — vio la tristeza en sus tiernos ojitos — pero dijo que apenas tuviera tiempo vendría verte.

 

—¿De verdad? — la esperanza volvían a darle vida a sus ojos así mismo como a los propios al verlo feliz.

 

—Claro si, y Hyde… mi nuevo jefe es un poco gruñón así que necesito que te portes bien y no digas nada mientras estemos con el ¿sí? solo será un ratito te lo prometo, después de eso pasaremos a comprar lo que quieras al Maji ¿Qué me dices?

 

—Claro que si Oto-chan — contestó con gran entusiasmo y poniendo su manito derecha en su pecho —Es mi palabra de niño.

 

Kagami se rio y se levantó para tomarlo en brazos.

 

—Ese es mi chico — el menor rodeo su cuello con sus bracitos y se aferró a su padre con fuerza  mientras se reía con el — Bien. Ahora al baño y a lavarse los dientes.

 

Kagami fue a su habitación buscando los pequeños zapatitos de su hijo, reviso que hubiera pasado al baño y que estuviera todo en orden se lavó lo dientes junto a él y luego fue al sillón a ponerles sus zapatos.

 

 La hora se aproximaba así que busco su paño y osito de peluche y le arreglo una leche, en una mochila pequeña, que le dio a el mismo cuando lo subió al auto y lo sentó en la parte de atrás asegurándose de dejarlo bien seguro.

 

—¿Esta lindo verdad? — le hablo a su sol al ver que el menor miraba en detalle aquel auto.

 

—Bonito —dijo simplemente, kagami fue al volante y  al verlo por el retrovisor vio que el menor abría su mochila y sacaba su osito para ponerlo entremedio de su cuerpo y la cuerda de seguridad que lo sujetaba —pero me gusta más el de nosotros, tiene el color de papa.

 

Sonrió una última vez y arranco.

 

~*~

 

Aomine dio un largo suspiro. Vio la hora y solo faltaban unos diez minutos así que se puso su abrigo dejo la computadora cerraba y los documentos a medio ordenar encima.

 

Apago las luces y salió de la oficina encontrándose de inmediato con su padre.

 

—¿y como estuvo tu primer día enserio de trabajo?  

 

—¿Que no tienes nada mejor que hacer que molestarme?

 

—¿A quien rayos habrás salido tan odioso? — contesto su padre con fingida molestia, kuroko rodo los ojos pues para nadie era un secreto que Daiki era una viva imagen de el mismo. —bueno da igual nos vemos mañana hijo —aquello había sido en un tono serio pero cálido.

 

Salió del gran edificio e inmediatamente se topó con kagami esperándolo fuera del auto, aquel cabello rojo destacaba con el  traje negro y el gran porte que cargaba el hombre.

 

El chico sonrió y e hiso una pequeña reverencia.

 

—¿Todo bien? —Preguntó kagami al ver que el moreno no se movía ni decía nada.

 

—Si —iba a subirse al auto pero kagami lo detuvo. Enarcó una ceja al verlo… ¿nervioso?  —¿qué pasa?

 

—mm cada vez que venga a buscarlo vendré con mi hijo, pero le aseguro que él no molestara para nada — se apresuró a aclarar.

 

A Aomine esa información lo descoloco, no pensó que conocería tan rápido al hijo del idiota, además algo le decía que eso su padre ya lo sabía, ¿qué quería que le dijera?... que no estaba de acuerdo, no era tan desalmado, seguramente el pelirrojo no tenía con quien dejarlo.

 

Miro a su secretario y este parecía que quería su aprobación.

 

—Da igual, solo llévame a mi casa — paso de él y se subió al puesto de copiloto iba subirse atrás pero al divisar un pequeño bulto paso de largó.

 

Ya ambos arriba nadie dijo nada, el auto arranco y a una velocidad moderada emprendió camino.

 

—Supongo que esta es otra de las irregularidades en tu contrato — dijo al aire pero con un tono un tanto molesto.

 

Kagami se mordió el labio mientras conducía, quizá llevar a su hijo no iba hacer una buena idea. Suspiro pensando en que tendría que pedirle a momoi que lo cuidara después de todo.

 

—y dime como…

 

Kagami se estaciono en una plaza por la que pasaban, frenando fuerte.

 

—Di un comentario como el de esta mañana y te juro que te rompo la cara — le grito mirándolo desafiante.

 

Aomine estaba sorprendió por la acción  y kagami le mirada furioso hasta que ambos escucharon un lastimero sollozó.

 

Cuando miraron, vieron al niño aferrándose a su oso y mordiéndose los labios mientras derramaba lágrimas de sus ojos.

 

—Dios — kagami se bajó y subió atrás abrasando al menor

 

Aomine hubiera deseado no haber visto nunca esa carita de miedo y esos hermosos ojitos llorosos, se dio cuenta en ese mismo instante, que el menor tenía los ojos de su padre y que estos eran aún más luminosos y llamativos que los de kagami. Seguramente era donde resaltaban más al ser su cabello negro.

 

Se molestó aún más al ver que el pequeño lloraba en el pecho de kagami.

 

—Te espero afuera — le dijo a kagami sin mirarlo.

 

Kagami trago seco y miro a su hijo.

 

—Lo lamento bebe — rio para tranquilizarlo — fue una mala maniobra. Tendré más cuidado  — el pequeño asintió — espérame ¿si? hablare con mi jefe.

 

Cuando kagami salió. No podía mirarlo, lo que había hecho era una falta del porte de una país sin mencionar que había sido peligroso.

 

—Qué clase de patán crees que soy — dijo el moreno sin mirarlo, estaba apoyado en el auto — sé que fui un idiota esta mañana, pero jamás te diría algo así enfrente de tu hijo.

 

Kagami estaba sorprendido.

 

—Lo lamento, pero tampoco es como si supiera que no dirías un comentario tan mordaz  como el de la mañana, pensé que…

 

—Te iba a preguntar cómo lo hacías durante el día para cuidar del el — reconoció.

 

—yo… de verdad lo lamento — Aomine suspiro, el pelirrojo tenía razón no lo conocía para saber si el diría o no algo. Y con lo de esta mañana ya se había hecho su famita.

 

—yo también lamento lo de esta mañana… enserio.

 

Kagami se sorprendió por  repentina disculpa y luego sonrió

 

—Mañana empecemos de nuevo

 

Aomine se quedó perdido en esa sonrisa, en esos ojos semi cerrados, que le demostraron tanta ternura y sinceridad.

 

Podía jurar que era la primera vez en su vida que alguien le sonreía sinceramente.

 

 

 

~*~

 

 

 

Tercer día trabajando a su lado y ya no tenía dudas, el chico era bueno muy responsable y profesional eso ya no se discutía.

 

Sin embargo no estaba feliz, kagami no había vuelto a sonreírle y no hablaba de otra cosa que sus deberes diarios y de las reuniones que se venían la próxima semana.

 

Algo le decía que el “sama” no se lo sacaría ni a golpes y para rematar la situación, por fin recién el día de ayer Hyde se había animado a saludarlo diciéndole con su dulce voz “Buenas tardes mine-sama” no, él no quería que el pequeño fuera tan respetuoso con él y se lo dejo claro, para su sorpresa el menor acepto decirle mine-san. Porque cuando le dijo que lo llamara daiki  sus ojos casi se salen y miro a su padre muy confundido. Supuso que aquello era imposible. Se conformaría con el san. Pero con kagami no había caso y no quería rendirse.

 

—Podría dejar de ser tan infantil y ponerme atención  la reunión con midorima-sama será importante, necesita saber cómo es midorima… ¿me está escuchando?

 

Ninguna respuesta Aomine seguía leyendo cada documento que kagami le pasaba pero no le hablaba.

 

Kagami se llevó una mano al entrecejo y suspiro.

 

—Está bien, le llamare Aomine solo en esta oficina y cuando no haya nadie más ¿de acuerdo?

 

—Te equivocas yo no quiero eso en sí, lo que quiero es que no seas tan formal conmigo — le dijo sonriendo mientras se estiraba en su asiento.

 

Kagami rio.

 

—Usted no me comprende, soy su empleado, su secretario, digamos que estoy a sus órdenes y para ayudarlo, no puede pedirme ese trato.

 

La palabra “su” sonaba tan bonitas a sus oídos.

 

—¿Me estas escuchando? — dijo el pelirrojo con un leve tono de irritación.

 

Aomine lo escucho y comprendió algo, la paciencia de kagami no era unos de sus puntos fuertes. Sonrió ante eso.

 

—Bien, me conformare con que dentro de la oficina y fuera de la empresa no seas tan formal ¿está bien?

 

—uhhh está bien — dijo derrotado caminando a su escritorio — mire que tanto drama por la simple formalidad — murmuraba.

 

Aomine lo escuchaba y sonreía victorioso.

 

Pasaron unas horas más, ya estaba por acercarse el medio día cuando kagami recibió una llamada a su celular personal.

 

Estaba en su escritorio ordenando unos papeles. Que le sonara a esas horas solo seria de una parte así se lo metió en el  bolsillo y fue al baño de la oficina.

 

—¿sí? — dijo en susurro. 

 

Aomine jamás se había considerado alguien copuchento, simplemente él no tenía esas bajas mañas. Pero algo sumamente mayor a él lo tenía afuera del baño, pendiente de la llamada que se había dado cuenta había preocupado a su secretario.

 

“¿Pero está bien?… gracias está bien no se preocupe veré si alguien puede ir a retirarlo si no…”

 

Aomine escuchaba su vos tan angustiada, ¿le habría pasado algo al pequeño?

 

Por otro lado a  kagami la angustia no lo dejaba pensar bien, ¿pedirle a alguien? ¿A quién? momoi de seguro estaba ocupada, también estaba seguro de que si le preguntaba, le diría que sí y faltaría a clases si tuviera… y no, esa no era la idea.

 

Lo único que quedaba era  pedir permiso, lo cual sí era el verdadero problema.

 

Salió del baño y vio a Aomine concentrado aun en sus documentos, fue a su escritorio y dudo en si hablaba con el primero o iba directo donde el sr Aomine.

 

—¿Pasa algo?

 

—Si me disculpa un momento iré hablar con su padre.

 

—¿y se puede saber para qué? —en su tono había un poco de irritación pero ninguno de los dos  lo noto.

 

—De verdad lo siento, pero me acaban de llamar para avisarme que mi hijo no se siente bien, necesito autorización para salir.

 

—Él no está, no vino hoy— aclaro

 

Kagami se tensó de preocupación.

 

—Pero tienes el permiso —le dijo levantándose y tomando su abrigo —es más iré contigo

 

—¿Qué?… no…

 

—kagami estoy seguro de que si estuviera mi padre y le pidieras permiso te lo daría pero se molestaría, llevas poco tiempo creo que es obvio. Así que vamos

 

Kagami no fue capaz decir nada mas era obvio que no era prudente pedir un permiso tan pronto y al parecer Aomine iba ayudarlo no pudo negarse.

 

Iban en el auto sin decir nada, Aomine iba pensando en lo que había dicho, lo había hecho para causarle presión y para que no discutiera el que  fuera con él, pero algo le decía que su padre le daría hasta días libres sin si quiera molestarse. El muy pedófilo “según aomine” había mostrado en estos días su especial interés por el pelirrojo, hasta lo había llamado para preguntarle cómo era Hyde. Se molestó de solo recordarlo.

 

Cuando llegaron aomine lo espero afuera mientras kagami iba por el pequeño. Apenas lo diviso con el niño en brazos salió del auto.

 

—¿Como esta?

 

—Decaído y con fiebre —Aomine lo vio sonreír tan amargamente que algo dentro de él se removió.

 

—¿Lo llevaras al hospital? — Kagami negó — bien vamos, ¿lo llevo o me dejaras conducir?

 

Kagami lo miro atento, tratando deber si de verdad había escuchado aquello. Estaba renuente a pasárselo. Por otro lado dejarlo conducir no era una opción, con un suspiro le paso al dormido niño.

 

Aomine, se asustó cuando lo tuvo en brazos y se preguntó si alguna vez había tomado algún bebe o niño. Pero no, a su memoria no llegaba nada.

 

Lo rodeo con sus brazos notando lo cálido que estaba su cuerpo, al sentarse en la parte de atrás lo sentó en su regazo  y toco su frente, no le sorprendía que durmiera y ni se moviera. No dijo nada  en el trayecto se dedicó a contemplar al menor y ocasiones ver a kagami.

 

Se preguntó a si mismo que lo llevaba actuar así, llevar al hijo de su secretario en brazos y ahora ir directo a su casa. Suponía  que era porque el chico después todo le gradaba.

 

Llegaron su casa y Aomine miraba todo con asombro un departamento pequeño pero muy hogareño y acogedor.

 

Estando adentro kagami tomo de nuevo al niño mientras le pedía a Aomine que tomara asiento.

 

Kagami acostó a Hyde en la cama y acaricio su carita, el menor de apoco  fue abriendo sus ojos y sonrió al ver a su padre.

 

—Despertaste — asintió, kagami lo sentó en la cama — ¿te sentías mal en la mañana? — le pregunto mientras buscabas sus remedios, lo conocía y sabía qué hacer y que darle.

 

—No — decía mientras abría su boca, recibiendo el remedio, era malo, era muy malo y su carita lo dijo.

 

—¿Te duele algo? — preguntaba mientras le retiraba los zapatos. Volvió a negar —¿sueñito? —asintió y kagami sonrió

 

Aomine llevado por la curiosidad nuevamente estaba detrás mirando, no había evitado seguirlo mirando en detalle la habitación espaciosa, cama de dos plazas y pegada al pared suponía que era para que el menor no se callera en la noche.

 

Luego de espiar un poco y sonreír bobamente por la tierna escena padre hijo se alejó yendo al comedor, camino por el viendo que había muchos cuadros, sonrió al ver varios del pequeño y su crecimiento, de kagami con él y otros de lo que parecía ser una hermosa familia.

 

No hacía falta preguntar si aquel hombre extra en la foto era el papa de Hyde pues el parecido era impresionante.

 

¿Los habría dejado? ¿Estaba muerto?  ¿Estarían justos? No eso no, algo le decía que no, kagami no lo había mencionado para nada.

 

Escuchó unos pasos.

 

—¿Él ya no está con ustedes? —no lo pensó, las palabras ya habían salido de su boca cuando el arrepentimiento llego.

 

—¿Eh? — kagami no entendió y Aomine movió el cuadro que tenía en la mano enseñándole a que se refería.

 

—ah — el pelirrojo camino hasta él y tomo el cuadro sonriendo antes de dejarlo donde estaba —mmm… técnicamente no.

 

“¿Técnicamente?… ¿qué quería decir con eso?”

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

¿Y bien qué tal?  °w°.

 ¡Nos estamos leyendo!

Cualquier dudita o critica  ya saben pueden decírmela

Que tengan buen fin de semana!


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