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La Infiltrada. por fxctheworld

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Notas del capitulo:

Espero les guste e.e

─ ¿Tu compañera? ─ Lo primero que pasó por la mente de Yami fue que su novia no era la única infiltrada en este instituto.

Incluso ese chico llamado Ryo era una chica, se preguntó si habría más en este Instituto. Aunque no lo dudaría esta escuela era como el pase para varias con prestigio en el extranjero, por ejemplo Harvard.

─ Sí idiota, mi compañera. Donde vayas de chismoso por toda la escuela créeme que no te la acabas. ─ Amenazó el albino casi gruñendo.

Yami sólo se le quedó viendo fijamente a su amigo, no era propio de Bakura preocuparse así por alguien en particular. Siempre fue de esos peleoneros masoquistas. Le impactaba el hecho de que Bakura sacara esa faceta suya, sonrió divertido.

─ Tranquilo, no me interesa revelar el secreto de tu noviecita.

─ ¡No es mi novia! aún...

─ Quien lo diría, el sádico de Bakura enamorado de una chica, que novedad.

─ Borra esa estúpida sonrisa de tu rostro si no quieres terminar oliendo tu propio trasero. ─ Amenazó al instante que le lanzó el control remoto de la televisión, Yami lo esquivó con facilidad estampándose el aparato contra la puerta.

Suspiró pesadamente. ─ Así que dime ¿vienes a contarme tus problemas amorosos? vaya, que oportuno venir a mi.

Yami había usado el sarcasmo sin darse cuenta, el era el menos indicado para eso de las relaciones. Aún no sabía como podía ser novio de Yugi, ella era un ángel en cambio él era... tan distinto.

─ Ya lo sé imbécil, pero siéndote sincero no sé a quien más acudir así que... o me das un consejo o empezaré a romper todo en esta habitación.

─ Rómpelo, no puede estar más jodido de lo que ya está.

─ Touché.

.

.

.

Yugi.

Esa voz, firme y segura. Casi un poco similar a la de Yami sólo que esta era un poco más profunda. Yusei me llevó a un pasillo más alejado de donde estaban las habitaciones lejos de nuestra vista, me armé de valor mordiéndole la palma de su mano, al instante me soltó en seguida.

─ ¿Qué te sucede? ─ Le dije respirando agitadamente, me había sacado un poco de aire.

─ Vamos Yugi, deja de hacerte el inocente fingiendo que eres un hombre en esta escuela. ─ Sabía que era yo ¿pero cómo? alguien debió decirle sobre mi paradero en la escuela.

─ No sé por que te refieres a mi como Yugi, yo no me llamo así. ─ Contesté segura, si quería que él creyera mi cuento debía fingir lo más posible.

─ ¿Ah no? tu peinado es muy similar a la de Yugi Mutou.

Se acercó, dos pasos a mi. Yo me aleje dos por seguridad.

¡Rápido Yugi! piensa en algo, invéntale alguna tontería para que puedas salir rápido de esta.

Me decía mi subconsciente, algo quizá convencible se me pasó por la cabeza.

─ ¿Mutou Yugi? debes estar hablando de mi prima. ─ Oh sí, la típica mentira del Internet, <lo siento, mi prima estuvo en mi computador> o algo así iba la cosa según yo.

Yusei alzó una ceja curioso, todavía me miraba fijamente tratando de encontrar alguna mentira en mi. Pero no podrá, se lo dije tan segura que no tendría duda alguna.

─ ¿Prima?

─ Sí, Yugi es mi prima.

─ ¿Entonces como te llamas? ─ Otro paso, me aleje al instante.

─ Yato. ─ <¿en serio Yugi?> ya me imaginaba a mi subconsciente regañándome por el nombre que se me ocurrió, sonaba como a un nombre de animal.

─ ¿Yato? ─ Preguntó, incrédulo ante el nombre que le dije. ─ Es un nombre raro.

─ Bueno es mi nombre, no el tuyo. ─ Resoplo mirándolo. No sé que me ponía nerviosa, el hecho de tener en frente al hombre que me hizo mierda durante mucho tiempo o temer la reacción de Yami si se llega a enterar de que estuve con Yusei, sabiendo como es su carácter cuando está enojado o pesado no quiero ni imaginármelo.

Pero no estoy haciendo nada malo, al contrario. Estoy tratando de salvar mi pellejo de Yusei e irme rápido a mi habitación compartida con Yami y hacer la Tarea... no, ¡Demonios no! dejé caer mis cosas cuando me encontré a Ryou en aquella escena.

─ ¿Dónde vas? Yato. ─ Pregunta, haciendo que me detenga a dos pasos de irme.

─ A mi habitación. ─ Contestó rápido mirando a Yusei a través de la sombra del pasillo.

Caminé dando zancadas como si estuviera marchando rumbo a mi habitación (con Yami) ya no oía la voz de Yusei, exhalé el aire que tenía contenido en mis pulmones. Ese fue un momento demasiado crítico, aún no me creo la mentira que le conté y que la creyera muy fácilmente.

Normalmente los tipos como Yusei son de carácter analizador y observador ante todo, debí mentir muy bien o si no, no me habría creído en lo absoluto.

¿O será que fingió sólo para dejarme ir y hacerme sufrir un martirio porqué el está aquí? ¿si sabrá que estoy aquí? y sí es así ¿Quién pudo decirle? dudo que mi madre, desde lo que me hizo no lo quiere ver ni en pintura. Mi abuelo capaz que lo golpea a palos por lo mismo.

Sin darme cuenta ya estoy dentro de la recámara con Yami caminando de un lado a otro, pero se detiene al instante que me estrecha contra su pecho.

─ Yugi, me tenías preocupado. ─ Estaba tenso, demasiado.

─ Estoy bien Yami, sólo... salí por lo de mis trabajos.─ Tantas preocupaciones que olvidé pasar con Ryou si podía entregarme mi mochila, pero nuevamente mi torpeza apareció.

─ ¿Te refieres a los que estaban en tu mochila?

─ Sí esos exactamente. Espera...

Señaló mi mochila negra que estaba encima de su cama.

─ ¿Pero como...?

─ Bakura, vino a traérmela. ─ Me interrumpió sin dejar de mirarme.─ Dijo que habías ido con tu amigo Ryou a pedirle los apuntes de hoy, que no pudiste ir a clases... por mi culpa es lo más seguro.─ Contestó mirando todo el desorden de la habitación.

Había olvidado por completo el tiradero que había dejado por su borrachera, menos mal que tiré todas las botellas en el lavadero aunque temo que compre más, conociéndolo creo que sí.

─ Tenía que hacer algo, para... tranquilizarte ¿y qué mejor forma de hacerlo que consolándote? ─ Admito, alzando los ojos hacia él. No podía dejarlo solo así en esas condiciones, en primera porque me partió el alma verlo tan... roto.

Yami se removió incomodo en su lugar, deshaciendo el abrazo, mirando nervioso a varias partes de la habitación.

─ ¿Dije algo?

─ Varias... coas en realidad. ─ Las manos le empiezan a temblar por lo que noté.

─ ¿Cuales? ─ Dice Yami sentándose en la orilla de la cama. Sus manos viajaron a su cabello tricolor despeinándoselos.

<Mi padre... es el director del colegio.>

<Como lo oyes nena, mi padre era un borracho, nos pega a mi y a mi madre cuando sólo tenía 12 o... 13 años.>

Temía de su reacción, no sé si se pondría peor si le revelo esas dos frases claves sobre su vida. Respiré hondo dejando escapar un suspiro.

─ Sobre tu padre, y, tu... madre. ─ Murmuré, para que no escuchara.

Pero lo hizo. Levantó su vista encontrándose con la mía, su mirada había cambiado. Mostraba terror y soledad, mucha soledad en sus ojos carmesí. Lo observo tragar saliva, abriendo ligeramente los labios que le temblaban un poco, y no por la ventana que estaba abierta.

Me acerqué a cerrarla.

─ Así que ¿lo sabes no?─ Me dice en voz baja, me volteo. Yami está apretando la cobija con sus manos.

─ ¿Sobre qué? ─ Balbuceo.

─ Que mi padre... nos pegaba, sobre todo a mi madre. ─ No me mira, su vista esta fija en cualquier lado menos en mi.

─ Sí, lo sé.

─ Era un Infierno.

─ Lo lamento.

Me disculpo torpemente. Me acerco con paso tembloroso a él, rodeándolo del cuello con mis brazos tratando de brindarle confianza y tranquilidad. Funciona, sus hombros se relajan ante mi tacto, cierra los ojos y respira con más calma. Su mano va a parar con las mías tomándolas.

─ Siento mucho haberte hecho pasar por esto, y, por las acciones tontas que hice. ─ Seguro se refería a lo de mi ropa interior, tenía rato de no recordarlo.

─ Ya pasó, no fue nada... un poco incómodo eso sí. ─ Sin darme cuenta tenía ya el rostro caliente.

Yami se río divertido, mirándome por encima del hombro.─ Aunque salí beneficiado, tengo algo tuyo y no necesariamente algo material.

─ ¡Yami!

 

Ya era de noche, y yo seguía pasando los apuntes que amablemente Ryou me dio. Tuve que ir a su habitación, esta vez toqué la puerta por precaución. No quería nuevamente otra sorpresita como la que vi y enterarme de otra Infiltrada aquí.

Resople dejando caer mi cabeza sobre mi escritorio de mesa, a lado mi lámpara alumbrándome. Estaba agotada, ni siquiera sé la hora. Miré mi reloj, eran las dos de la mañana con cuarenta y cinco minutos, casi las tres.

Dios, necesito un descanso. Es mucha teoría lo que dejó la profesora de Filosofía, además pidió que imagináramos nuestro encuentro con nuestro niño del kínder. No quería hacerlo, me recordaba muchos momentos felices con mi padre, y eso me hacía extrañarlo a mares.

Entonces decidí abrir mi laptop y buscar apartamentos en Estados Unidos cuando vaya a Harvard, sí es que me aceptan a la hora de hacer el examen. Debo estar precavida para todo, de todas formas mis planes son ir allá, con o sin Harvard.

Yami.

Necesito contarle sobre mis planes, tengo curiosidad de saber ¿cuál será su reacción sobre mi sueño? ¿me apoyará? tengo la fuerte esperanza que sí.

Tomé el pequeño medallón que encontré aquel día de lluvia, cuando ese sujeto amablemente me dio un consejo y aunque fuese uno me había dado los ánimos suficientes. No había reconocido su rostro por lo cual no tengo idea de quien sea, lo único que me queda es este medallón. Se lo devolveré, algún día.

Sí es que lo vuelvo a ver...─ Sólo sé que te llamas "A" por la única inicial ahí..

Mis ojos se debilitan y en menos de un segundo estoy dormida encima de la computadora.

 

─ ¡No, no, no!

Los gritos de Yami hacen que me despierte aún somnolienta, veo el reloj, las cinco de la mañana. Sólo dormí dos horas y media. Tocó mi mejilla, tiene marcas de las teclas de mi laptop. Genial.

Me levantó deprisa al oír los gritos aún más fuertes y frecuentes, Yami esta en su cama moviéndose como loco de un lado a otro sin parar de murmuras incoherencias.

─ No la toques, ya... ¡déjala en paz!

¿Qué estaría soñando...? ¡su madre! ¿estará soñando con ella y con su padre?

─ Yami, Yami despierta.─ Lo moví un poco, no quería ser brusca con él.─ ¡Yami!

Esta vez fue más fuerte, resultó cuando despertó abriendo sus ojos como si hubiese vivido una pesadilla en carne propia, claro lo del abuso de su padre seguro fue un infierno atroz. Una ligera capa de sudor cubría su cuerpo, tenía solamente sus pantalones puestos. Respiraba agitadamente tratando de recobrar su respiración normal.

─ ¿Estás bien? ─ negó─ ¿pesadillas?

─ Sí.

─ ¿Quieres contarme?

─ ¡No! ─ Gritó, sobresaltándome.─ perdón... estoy nervioso. ¿Me pasas mi celular del mueble?

Busqué el objeto, no tardé en encontrarlo cuando se lo di. Vi como buscaba en su lista de contactos con rapidez de un lado a otro moviendo su dedo en el objeto táctil. Llevó su teléfono a su oreja.

Pasaron cinco segundos, hasta que habló.

─ ¿Mamá?... sí soy yo, Yami. Si si estoy bien,... sólo quería saber como estabas... ─ Tembló, castañeando los dientes. ─ sí... las pesadillas otra vez.

¿Pesadillas? entonces es cierto, Yami seguro sueña con aquellos amargos recuerdos de su pre-adolescencia. Esa sería la razón por la que gritaba asustado, es la primera vez que hace esto. Esa mirada de terror y angustia que tiene ahora mismo es una faceta diferente en él ¿llama a su mamá por esto?

─ Sí, perdón si te moleste...─ Murmuró a través del teléfono.─ Sí, entiendo... te prometo que iré en Navidad. ─ ¿a donde? ─ Hasta pronto, yo igual.

Colgó dejando el celular en su lugar.

─ ¿Mejor? ─ Quería aliviar el ambiente tenso que se había puesto.

─ Un poco... perdona por las molestias.

─ No eres molestia, Yami. ─ Le sonreí, cosa que el hizo, un poco. ─ ¿Quieres contarme las pesadillas?

Nuevamente negó frenéticamente con la cabeza.

─ No, no ahora. ─ pausó─ ¿Puedes... dormir conmigo? esta noche. ─ Me propuso, mirándome suplicante.

¿Cómo decirle que no? a este indefenso y pequeño Yami. Al diablo la Tarea, por un momento hasta que Yami se tranquilice regresaré a trabajar. Asentí sonriente, acomodándonos en la cama. Me rodeo con su brazo mi cintura atrayéndome un poco hacia él, mi mano sin querer fue a dar en su cabello acariciándolo con suavidad, cosa que le gusto por lo que vi en su pequeña sonrisita.

Quedamos dormidos a los segundos después.

 

─ ¿Pesadillas dices? ─ Ryou y yo estábamos caminando rumbo a nuestra clase, le había contado sobre la pesadilla que tuvo Yami en la madrugada, quitándole lo de su padre y madre.

─ Así es, me preocupo mucho.. gritó demasiado asustado así que decidí consolarlo.

─ ¿Y de qué forma? ─ Hincó mis costillas de manera pícara, yo sólo reí nerviosa.

─ Pues me pidió que durmiera con él, me pareció buena idea para consolarlo.

Me encogió de hombros sosteniendo mi mochila en mi hombro. Yami se había ido después que yo, que tenía que atender algunos asuntos fuera del colegio, no entendía a que se refería. Pero no me dio tiempo de preguntar, se fue hecho alma que lleva al diablo.

─ Que romántico, Bakura sólo me pide que le haga la tarea de Matemáticas.─ Bufó frunciendo su nariz ligeramente, reí.

─ ¿Y se la haces?

─ Claro que no, sólo le explico y él la hace, ya es problema suyo si le entiende o no. ─ Vaya, Ryou tenía su forma dura de no dejarse manipular, me alegra. Giramos entrando a nuestra aula, y como siempre éramos las primeras en entrar... o eso creía hasta ver cierta cabellera negra y puntiaguda sentada atrás de nuestros asientos.

Yusei había llegado temprano, y por lo que vi estaba leyendo un libro.

─ Y por eso rompimos... ─ Susurré viendo el titulo del libro, el cual era rojo con una taza blanca en ella. ¿Por qué Yusei leería ese libro? justamente el que leí cuando terminamos, me hizo mierda leerlo. Relataba casi lo que había vivido con él al terminar la relación.

De hecho Yusei fue como la copia exacta de Ed Slarteton. Ganas de darle una maldita bofetada no me faltaban.

Seguro es coincidencia que lo lea.

─ ¿Lo has leído? ─ Preguntó Yusei, sacándome de mi imaginación en como mato a Yusei y a Ed y los quemó en un volcán hirviendo.

─ ¿Perdona?

─ Y por eso rompimos.

─ Ah. Sí... lo he leído. ─ Me senté en la butaca, sacando mis cosas de la mochila negra.

─ ¿Qué te pareció? ─ Me voltee, Yusei seguía con la vista fija en el libro. No sé como pueden hablar mientras leen, yo inmediatamente pierdo la concentración.

─ Es... molesto.

─ ¿A qué te refieres?

─ Por el imbécil de Ed.

─ Por favor Yato ¿no te parece que Ed fue genial en la historia? ─ Dijo burlándose, cerró el libro para luego mirarme.

─ ¿Genial? es un completo cabeza hueca Ed, sólo piensa en si mismo, no le interesa en lo absoluto lo que pueda sentir Min, o sus gusto le son indiferentes. ─ Puse mis ojos en blanco, ya avecinaba una discusión sobre este libro, tenía excelentes argumentos para ello.

─ ¿Qué esperabas de una chica que sólo bebe café y ve películas viejas? además que esta... obsesionada con una señora.

─ Admiración. ─ Corregí.

─ Lo que sea, creo que Ed hizo lo correcto al dejarla. ─ Esta provocándome, y lo está haciendo de maravilla tocando el tema de uno de los libros que más me toco el alma. ─ Era... insoportable.

─ ¡Eres un...!

─ Yato. ─ Me advirtió Ryou, la profesora entró. Me senté enfadada ¿cómo podía decir semejante idiotez?

─ Bien alumnos, iré al grano.

─ ¿El de su cara? ─ Dijo uno de los chicos de atrás riéndose.

─ Muy bien, joven Wheeler punto menos.

─ ¿Qué? ¿por decir la verdad? ─ Exclamó incrédulo.

─ Dos puntos menos Wheeler.

─ Chale, no aguanta nada profesora.

─ ¡Tres puntos menos! ─ Gritó la profesora ya un poco harta, todo el salón río por la escena.

─ ¿TRES?

─ Cállate. ─ ordenó─ se acercan las vacaciones de Navidad, y como proyecto para finalizar este semestre, quiero que hagan equipos de dos y me escriban sobre lo importante que es la Filosofía en la vida cotidiana, y quiero mínimo 15 hojas.

Todos comenzaron a quejarse, incluso yo que ahora tenía más trabajo que nunca. Bueno, al menos sería compañera de Ryou en el proyecto.

─ Ah, eso no es todo. Yo haré los equipos, así no holgasen en el proyecto.─ más y más quejas surgieron por parte de todos en el aula, la profesora los calló. Tomó su lista y fue pasando uno por uno a las parejas que harán el equipo.

Estaba un tanto angustiada, no sabría con quien me tocaría pareja de aquí. No conozco a nadie más que a esta Ryou y Yami, pero por obvias razones el no está en la clase.

─ Ryou y el joven Wheeler.

Mi amiga me miró, diciéndome con la mirada "lo siento" yo sólo le sonreí, dándole a entender que no se preocupara.

─ Yusei y... Yato.

─ ¿Qué? ─ Exclamé, sin querer llamando la atención de todos.

─ ¿Algún problema joven Mutou? ─ negué.─ Bien.

Fruncí el entrecejo, yo que me entere en las litas aparecía como Yugi Mutou ¿Yami las habrá cambiado? ¿cómo? ¿introduciéndose en la oficina de su padre y hackeando el sistema? lo más seguro es que si. Lo que si me sorprendió, es que le atinara al nombre que yo le había dicho a Yusei.

─ Parece que seremos compañeros, Yato. ─ Dijo a mis espaldas, le enseñé mi dedo medio. ─ Que rudo.

─ Gracias.

Las clases pasaron rápido, entre las bromas que hacía Joey Wheeler, todo fue como un programa de comedia, puras carcajadas se oían en el aula, incluso un Profesor nos vino a decir que guardáramos silencio, en frente de la Profesora, tremenda vergüenza.

Las clases acabaron, Ryou salió junto con Joey seguro para lo del proyecto. Hice lo mismo, pero Yusei no estaba, hasta que lo encontré entre los pasillos. Mi sorpresa fue enorme cuando lo vi, hablando animadamente con cierto castaño que me había encontrado hace varios días; Seto Kaiba.

Suspiré ¿acercarme a ellos o esperar? no, debo dejar de sentir miedo. Ni siquiera me di cuenta, y ya estaba al frente de ambos, quienes me miraban esperando una respuesta por parte mía, había interrumpido algo.

─ ¿Qué quieres? ─ Musitó Kaiba con molestia mirando a otro lado.

─ Necesito a Yusei, para... lo del proyecto de Filosofía.

─ En seguida voy Yato, ─ miró a Kaiba─ ¿Así quedamos entonces?

Kaiba asintió, yéndose de ahí con paso firme empujando a todos cuando pasaba. ¿Era posible esa clase de superioridad por parte suya? es un chico normal, estudiando en una escuela como todos. No debería creerse la gran cosa, me da nauseas. Y me hace recordar a Ed Slarteton al instante.

Yusei río, lo miré preguntándole el porqué de su risa.

─ Tu cara, la mueca que hiciste fue chistosa. ─ Me dijo, puse los ojos en blanco.

─ ¿Hacemos el trabajo en tu habitación o en la mía? ─ Me acomodé la mochila, mirándolo esperando su respuesta.

─ ¿Quién es tu compañero de habitación?

─ ¿Eso importa?

─ Así sabré si podremos trabajar cómodamente sin interrupciones. ─ ¿es mi imaginación o lo dijo con otras intenciones? no, no creo. El no sospecha nada... a menos que Yusei fuera homosexual y quiera algo con Yato.

¡Qué tonterías digo!

─ Es Yami Halakti. ─ Resople.

Su sonrisa se extendió, como el gato de Alicia en el país de las maravillas.─ Entonces está perfecto, nos vemos Yato.

Agitó su mano despidiéndose de mi, una mano delgada me tomó del brazo. Era Yami, le ofrecí mi mejor sonrisa aprovechando que nadie nos veía para besarle la mejilla, pero el me apartó enseguida.

─ ¿Qué sucede? ─ Confundida, intenté acercarme nuevamente.

Pero él me tomó del brazo con brutalidad jalándome a una habitación de conserjes. Me zafé en seguida, me dolió el apretón que me dio.

─ ¿Me puedes decir qué te pasa? ─ Exclamé, exigiendo una respuesta.

─ ¿Qué hacías con él?

─ ¿Con quién?

─ ¡Con Yusei, deja de hacerte la tonta Yugi!

Contuve el aire ante sus palabras, era la primera vez que me hablaba de ese modo.

─ No me estoy haciendo la tonta, estuve con varias personas este día, así que para la otra especifica tu maldita respuesta, si me vas a tratar así mejor me largo. ─ Intenté abrir la puerta, pero la mano de Yami me lo impidió─ ¡Déjame salir carajo!

─ No te dejaré salir hasta que me digas ¡Por qué estabas con él!

Me gritó, lo suficiente para alejarme un poco de él y chocar con una repisa tirando los productos de limpieza. Lo miré, sus ojos parecían que se saldrían de sus parpados por el enojo.

─ Por un trabajo, que la profesora de Filosofía nos dio ¿feliz? o ¿también tengo que decirte con quien me fui al salón de clases? ─ pausé─ no entiendo tus celos Yami, estoy contigo, sabes que te amo sólo a ti y que Yusei ya no es nada en mi vida.

Recalqué esa última frase.

─ Me preocupa. Me preocupa que ese idiota te haga algo, por favor... aléjate de él, no quiero que haga algo que pueda lastimarte.

Si supieras que hace poco me descubre, no menos de 12 horas exactamente. No, él no debe saberlo capaz y lo asesina ¿desde cuando estoy preocupada por él? es más, debería dejar que hiciera con Yusei lo que se le pegue a gana, pero tengo algo que se llama ética y valores.

─ Así que... ¿tu fuiste quien cambió mi nombre en el registro? ─ Pregunté, teniendo la esperanza que el cambio de tema disminuyera su enojo.

─ Sí... por eso, salí a toda prisa, antes que enviaran las listas. Lo hago para protegerte. Tuve que burlar la seguridad computacional de mi padre para hacerlo.─ Confesó con una risita.

─ Lo sé bien. ─ Me conmovía, el hecho de que haya hecho esto significa mucho.

Acerqué mi mano a su mejilla acariciándola suavemente, su piel era cálida, reconfortante. Yami acercó sus labios a los míos.

Al diablo si nos descubren, quiero disfrutar el sabor de sus labios, aún huelen un poco a alcohol pero me vale un cacahuate.

Lo siguiente que dijo, me erizó la piel.

─ Quiero que conozcas a mi madre.

Notas finales:

¡POR FIN, LO HICE! ME ISNPIRÉ MUCHO EN ESTE CAP, EN SERIO QUE SÍ. Aplausos plz, grax grax *agradece a la multitud* ahr no xD ¿Qué tal les pareció? créanme que eso son sólo los principales celos y enojos de Yami, sé que muchas esperaban que viniera a salvar a Yugi, pero no quise eso MUAJAJAJA, será quizá en el siguiente cap cuando Yugi le confiese que vendrá a su habitación a trabajar ;-; Hice referencia del libro Y por eso rompimos por qué es uno de mis favoritos, y quería reflejar mi odio hacía Ed en este cap, además que será como una referencia a la ex relación de Yusei y Yugi, ¿Creen que Yami va muy rápido con eso de querer presentarle su madre a Yugi?les recomiendo mucho ese libro de Daniel Handler para que lo lean ;) bueno, eso fue todo por hoy, dejen sus reviews o comentarios para que tenga ánimos de seguirla <3 ¡Gracias por leer!


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