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El destino no se puede cambiar por Hao Asakura

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Notas del capitulo:

Gracias por leer, he constestado sus comentarios ojalá les agrade y ustedes que piensan ¿que edad deberian de tener Ed y Al?

 

**Después del desayuno**

Edward empujaba pacientemente  la silla de ruedas para el intrincado camino de la casa Rockbell hacia la casa Elric, no había  antes, siquiera imaginado esta situación tan terrible: tendría que hacer construir un camino llano entre ambos lugares donde pudiera transitar fácilmente con Al, suspiró.

-¿Qué pasa Nii-san?

-No es nada.

-Aún no entiendo porque no permitiste que nos acompañaran, Van tenía tantas ganas de venir.

Ed sonrió.

-Será solo por esta vez, quiero que este momento sea solo de nosotros, como hermanos.

Sus palabras le sonaron a una total estupidez,  pero no podía simplemente decirle que lo traía para estar a solas con el sólo propósito de investigar.

-Mei me dejó las llaves para que te lo mostrara- explicó mientras sacaba el juego que la chica le había dado y abría la puerta.

-Te dijo cuanto tardaran sus asuntos.

-Nop- cortó Ed, deslizó la silla a través de la amplia sala y el comedor hacia la entrada de una habitación que no les había  mostrado  la vez pasada con el pretexto de que no tenía llave- Cierra los ojos-  dijo, Al obedeció.

Ed hizo entrar la silla de ruedas, todas las luces estaban apagadas pero los rayos del sol entraban a raudales a través de una ventana con las cortinas entre-abiertas.

-Listo- anunció el hermano mayor.

-Waaaaah!!- exclamó Al sonriendo – es un estudio como el que tenía papá!!

Hasta ahora era la única habitación que estaba amueblada, filas de libreros, una mesa grande de trabajo,  instrumentos de medición y transformación de sustancias, una reproducción bastante fiel.

-jajajaja no está todo idéntico, solo he contando con el poder de mis recuerdos para hacerlo.

-¡Que nostalgia! ¡Eres increíble Nii!- Al deslizó su silla hasta una de la esquinas- ¡Incluso trajiste armaduras!.

-El mayor Armstrong me ayudó a transmutarlas- No tuvo el valor de decirle que era la misma en la que había pasado encerrado tantos años.

Al se le quedó  mirando a la armadura en  que su alma había habitado.

-Jajajaja  se siente bastante raro verla desde fuera, tengo escalofríos!- dijo estremeciéndose y frotándose los brazos.

-Te molesta? La haré fundir.

-Para nada! Yo… le tengo mucho cariño a esta forma, me ayudó a permanecer a tu lado…

Al extendió su mano y tocó la mano de la Armadura perdido un momento en sus recuerdos, Ed lo observó con cariño, le permitiría recordar y conversar antes de hacer algún movimiento, se cruzó de brazos sin la más mínima idea de que hacer.

Con Winry había sido tan tonto, ¿Cómo? Maldita sea, ¿Cómo se supone que habría de cortejar a su propio hermano? Había que empezar por algún indicio, insinuarle algo para que Al dejara ver lo que sentía por él.

-Ed es la misma.

-Eh?- dijo saliendo de sus pensamientos.

-Es la misma armadura… en cuanto la toqué  yo…

-Al ¿estás bien?

-Si – unas lágrimas silenciosas se deslizaron por sus mejillas- se cubrió los ojos con el antebrazo –es sólo que.

Cuando Al volvió no tenía muchos de sus recuerdos y otros más estaban borrosos, los había ido recuperando poco a poco, tocar la armadura le había devuelto demasiados en un solo instante, pero no encontraba la forma de explicarlo.

-Lo siento Nii-san… por mi culpa nunca pudiste recuperar tu pierna – lo siento tanto…

Ed retiró el brazo de al con cuidado para descubrirle el rostro

-No digas tonterías Al, cuando volviste recobré todo cuanto necesitaba- eso no era cortejo ni mucho menos, era la verdad pura.

-Ed..- dijo Al mirándolo con los ojos húmedos.

-Yo…- Edward cerró los ojos con fuerza durante un instante, era hora de averiguar la verdad- con cuidado acarició el brazo de su hermano desde la muñeca hasta el hombro, mientras lo miraba a los ojos

Durante algunos segundos que parecieron años Ed buscó en los ojos de Al, sus verdaderos sentimientos, al observarlo, las pupilas de Al se dilataron, sus labios se entreabrieron un poco, era tan sencillo, tan transparente, su expresión reflejaba tanto amor, amor puro y una admiración cercana a la adoración

Ed se acuclilló frente a la silla de ruedas en silencio, tenía miedo, sin embargo, no iba a mentir bastaba con que le dijera a Al lo que pensaba en realidad.

-Si es por ti me dejaría el cuerpo entero, el alma… todo Al.

-Nii san!

-Daría mi vida por ti.

Al extendió lentamente su mano, algunas lágrimas más bajaron por su rostro, dio un leve toque en el rostro de Ed, este sintió que todo su cuerpo ardía por dentro ¿Qué era esto?.

¿Una reacción alquímica a su hermano?

El sello en el alma de su hermano, dibujado con su sangre, se había activado en la que fluía por sus venas.

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-¿Vas a algún lado Nii-san?- preguntó Al de manera casual al ver a Ed salir de casa mientras jugaba con los niños en el porche.

-Solo voy al pueblo para hacer unas compras y enviar un par de telegramas.

-Vale,  por cierto,  ¿envió Mei mis cosas? Me gustaría tomar un baño y cambiarme de ropa.

-¿Uh?… ¡Que tonto- Me olvidé!- dijo Ed  fingiendo que recién recordaba la maleta –se quedó en el consultorio de ella ¿Por qué no te pones algo mío mientras? Winry te ayudará.

No esperó a que Alphonse diera una respuesta, se giró y empezó a caminar agitando la mano como despedida.

“Nii-san u… uhg… duele”  había dicho simplemente Al doblándose un poco sobre si mismo al mismo tiempo que Ed había tenido esa extraña sensación cuando el chico le tocó, lo había llevado a prisa de vuelta, pero Al se negó rotundamente a que llamaran al médico, les dijo que había sido algo momentáneo quizá porque había comido demasiado al desayuno, luego Winry encargó a Ed algunas medicinas para el dolor de estómago.

Lo primero que hizo Ed cuando llego al pequeño  centro del pueblo fue comprar algunas prendas para Alphonse  “a modo de disculpa” por “haber olvidado la maleta” entro en una pequeña tienda donde el mismo compraba su ropa mientras mantenía un solo ideal en su cabeza “no comprar algo que yo usaría y Al no”

Fue así como eligió las siguientes prendas: Un jersey blanco y uno verde media-noche que se le antojaron suficientemente cálidos, una camisa a cuadros tipo leñador verde también, dos lisas en color blanco, una camiseta tipo polo de un tono lila raro, pantalones de vestir caquis,  dos sudaderas, una chaqueta de lo más abrigadora, calcetines y bóxers que según el combinaran con lo que había comprado.

Pagó todo mientras sonreía distraídamente, seguro que todo se le vería muy bien, ya tendría la ocasión de traerlo para que se midiera algunos zapatos, mientras solo pasaría a comprar un par de pantunflas cómodas.

Cuando llegó a la agencia de telégrafos y comunicaciones se le borró la sonrisa, había salido para hacer dos llamadas importantes, dos llamadas que no querría que nadie en casa escuchara por accidente; luego de indicar a la operadora los números que deseaba y el orden en que los quería entro en una de las pequeñas cabinas de madera , se sentó a esperar pacientemente que la señorita le enlazara la primera llamada.

 

-¿Si?- un voz que antes él había reconocido como cálida y alegre contestó con un tono robotizado.

-Mei.

-Oh… Ed-  Definitivamente ella no estaba muy feliz de escucharlo. -¿Cómo va todo? ¿Cómo esta Al?

-Bien, creo,  oye… ¿Podrías enviar sus cosas por tren o algo así?  Me ha preguntado por su maleta, le dije que la olvidé.

 -Si , claro mmmm  ¿tu como estas? ¿Has pensado en algo de lo que te dije?

-No he podido pensar en otra cosa.

-¿y?- ella pudo escuchar como Ed tragaba fuerte antes de dar su respuesta.

- Lo haré Mei, haré lo que haga falta.

La voz de la chica cambió, como si sonriera un poco.

-Gracias Ed.


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