Ningún interés de estar ahí, quería que las clases terminaran luego, para ir un momento a la azotea y pensar, quizás en nada claro, pero estar solo, relajado y con una sola cosa llenando su mente.
El timbre sonó y de apoco algunos alumnos se fueron retirando, esta hora intermedia era larga e ideal para ir a comer algo antes de que comenzara el último periodo de la tarde.
“¿Qué hace él aquí”?
Escuchó y vio que tres de sus compañeros se asomaban a la ventana. No les presto atención y bostezo, quizá el sueño y el cansancio le ganaría ahí mismo, dormir sobre su mesa no se le hacia una mala idea tampoco.
La puerta del salón se deslizó dejando ver a Reo, quien le sonrió radiantemente. Al ingresar a la sala, dejó ver que detrás de él se encontraba Akashi. Su rostro no expreso nada, a pesar de sentir un poco de disgusto
No, él no tenía ninguna intención de entrenar hoy, sólo quería terminar luego las clases he irse a casa.
"—Ahora que lo miro bien tampoco está tan mal
—Concuerdo contigo, feliz me hago homo si puedo estar entre sus piernas
—Acaso eres imbécil, no creo que sea de los que se dejen domar, te partiría la madre antes de intentar siquiera tocarlo.
—Míralo bien, tendrá cuerpo imponente, pero algo me dice que es de los tipos para ser deleitado
—Creo que en eso tienes razón, una vez escuche que hay algunas personas que prácticamente les cambia el cuerpo, al acostarse con hombres sus cuerpos se ponen más sexys, es eso, o creo que ya me deje influenciar, viéndolo así se me hace atractivo”
Las risas y cuchicheos de sus compañeros lograron alterar un poco su tranquilidad, no tenía tiempo para escuchar tanta estupidez.
Se levantó de su mesa ignorando a sus dos compañeros de equipo y por completo a los idiotas que tenía por compañeros de clases.
—Oye Mayuzumi, por qué no lo miras y nos das tu opinión — le dijo uno de sus compañeros, lo ignoró pasando por al lado de Akashi.
—Deberías asomarte quizá sea algo interesante — se detuvo antes de salir del salón, conocía a Akashi y tuvo un mal presentimiento, su capitán no hablaba por hablar y menos para sumarse a cuchicheos de niños con sus partes alborotadas.
Sin expresión aparente, se dio vuelta y caminó hacia el gran ventanal. Estaban en el cuarto piso, por lo que la vista se le hizo demasiado grande, buscó lo interesante. Y lo encontró.
Su rostro que carecía de expresión, por primera vez se halló sorprendido, pero eso era nada al enojo que sentía, su mirada cambio.
—Hablaban de kagami — dijo mirando al pelirrojo en la entrada de su establecimiento. El chico Parecía incómodo y cada rato miraba hacia dentro como buscando o esperando a alguien.
—¿Kagami?... sí, creo que así se llamaba el chico de Seirin, ¿Qué estará haciendo aquí?, ¿no viene por ti Akashi?
El pelirrojo los miro con suficiencia pero no respondió, luego su mirada la fijo en el de cabello grisáceo.
Mayuzumi, avanzó unos pasos y se quedó enfrente de sus compañeros, sonrió. Aquello era macabro, una sonrisa tan torcida que les helo el corazón.
—¿Quién fue el que dijo, que quería estar entre sus piernas? — su tono era tranquilo pero su mirada feroz, estaba esperando una respuesta.
Los chicos no creían haber hecho algo malo pero aun así tenían el sentimiento de miedo en su interior.
—Yo fu… —el impacto del puño de Mayuzumi, lo dejó callado, con dolor y tirado en el piso. Sus compañeros quedaron asombrados, más de alguno pregunto qué le pasaba pero no respondió agito su mano un o dos veces y se retiró. Si seguía en ese salón mataría al tipo, de eso estaba seguro. Antes de salir le habló a Akashi pero sin mirarlo.
—¿A qué viniste?
—Taiga lleva un buen rato afuera así que vine a avisarte, me imagine que no lo notarias— su ceño se frunció al escuchar que lo llamaba con tanta confianza, aunque tampoco le sorprendía, el As de Seirin había entablado amistad, primero con su capitán mucho antes de haber si quiera hablado una palabra con él.
Musito un ligero gracias y se fue, con el paso de los segundo su caminata se hizo más rápida. Cuando vio que kagami lo miraba sonrió al percibir una pequeña sonrisa en el más alto. Pero aun así no logro apaciguar la molestia que sentía.
—¿Qué haces aquí?
Kagami se sintió decepcionado y dolido, no era que esperara que lo recibiera con los brazos abiertos como si no se hubieran visto en días, aunque hay sido así, pero definitivamente no espero que fuera tan brusco.
—Lo lamento no pensé que iba a molestarte — esa disculpa había sido mero sarcasmo se había molestado y se lo dejó saber también — ya que es así, no volveré a venir, no vemos — se despidió fríamente y se volteó para irse.
Pero fue detenido por una mano en su muñeca.
—Lo siento, estaba molesto y me desquité contigo, Kagami se dio vuelta con la mirada gacha notando algo alarmante en la mano del más pequeño en porte.
—¿Qué te pasó?
—Nada, sólo me pasé a golpear no te preocupes —, le sonrió y Kagami sintió ese calorcito en su pecho que desde hace un tiempo no le dejaba con el sólo hecho de pensar en él. Aun así seguía dolido. Tenía el pensamiento de que quizás a Chihiro no le gustaba la idea de que el fuera a verlo.
—Y dime Kagami, ¿qué haces aquí? ¿No se supone que nos veríamos a la tarde?
—ah~ si — se soltó del agarre. Tenían esos planes.—Se me perdió el celular por eso no pude llamarte, quedamos de juntarnos esta tarde en mi casa, pero Riko nos va a llevar a un partido de práctica, por lo cual quizás y llegue un poco tarde.
Kagami pudo ver un deje de decepción en esos ojos.
—y…P-por eso — titubeo, Mayu le prestó especial atención al verlo algo ruborizado y avergonzado, sintió ternura, algo que sólo podía provocar kagami en él — te vine a dejar las llaves por si quieres esperarme.
El peliplateado, quedó sorprendido, estiró su mano y recibió una llave con un pequeño llavero en forma de pelota de básquetbol, conocía el manojo de llaves que tenía Kagami y también sabía sólo tenía una, por lo que estaba seguro que la que tenía en su mano, tenía que ser una copia especialmente hecha para él.
Se sintió infinitamente feliz al comprender que Kagami no quería proponer el encuentro si no de que si quería podía esperarlo en su departamento, y por supuesto que si quería, recibió las llaves sin perderse absolutamente nada de ese hermoso rostro.
—Bueno solo era eso adió…
Mayuzumi lo tomó de la cintura, avanzó unos pasos hasta hacerlo retroceder y chocar con una pared de cemento, los centímetros de diferencia eran escasos cuando se juntaban. Con una mano en su temblorosa cintura y la otra en su cuello lo beso.
Sintió a su chico querer alejarse, quizás por lo repentino de su acto o por la vergüenza de besarlo en un lugar público no lo sabía pero lo ignoro, incremento su fuerza y la posesividad de su beso obligándolo a responder.
Kagami respondía tímidamente, una mano quedo apresada por el brazo de su novio en su cintura y la otra despacio la guio al pecho de el para alejarlo con cuidado.
Agacho la vista, no quería mirar y quizá darse cuenta que había gente mirándolos, no tenía nada que esconder, pero la vergüenza no podía evitarla.
—Ya… ya me voy no vemos a la tarde — dijo y se fue casi corriendo, Mayuzumi lo miraba con una sonrisa en el rostro, luego miro las llaves y las apretó con fuerza guardándolas en su bolsillo.
Se dio vuela y miró con significativa seriedad, al cuarto piso.
~*~
Seis de la tarde y el pelirrojo ni señales daba, no ha había mucho que hacer. El departamento lo había recorrido por completo, del aburrimiento hasta la ropa le había sacado de la lavadora encontrando para su sorpresa el celular perdido, ahí se entretuvo un rato tratando de reanimarlo, con el secador.
Luego de eso opto por ir a recostarse, esa cama ya la había ocupado en ocasiones anteriores, se acostó boca abajo. El olor a limpio le invadió y le hiso sonreír, su compañero era muy precavido. Los más seguro era que las haya cambiado, aun así el olor suave y exquisito de su pelirrojo irradiaba en toda la pieza.
Aun no sabía cómo había terminado con él, pero era feliz y no cambiara nada, si renunciaría a mucho por seguir así... Con él.
Lo que había iniciado como una rivalidad hacia kuroko con el pasar del tiempo se había trasformado en algo mucho más fuerte.
“Te robare tu luz” ese pensamiento paso por su cabeza durante el juego que habían tenido contra seirin. Jamás pensó que tán enserio eran esas palabras.
Pensado en el cómo siempre, concilio el sueño.
Kagami llego al poco rato, busco a su novio y lo encontró durmiendo, lo abrigo con cautela para no despertarlo, y salió cerrando la puerta. Se bañó y luego fue por algo que devorar a la cocina, ya iba por su segunda hamburguesa cuando siente que le miran con intensidad.
—¿Porque no me levantaste?
—No quise despertaste — fue su seca respuesta, Kagami se regañó mentalmente, se había dicho durante el día que ignoraría el pequeño enojo de la tarde, no estaba para discusiones y quería aprovechar este momento con él.
—¿Estas molesto?
—No —suspiro
—ya te dije que…
—Enserio no importa — dijo kagami levantandose y empezando a retirar las cosas de la mesa — después de todo eres así, debería acostumbrarme
El de cabello grisáceo agrando sus ojos y se molestó por lo que escuchaba.
—kagami, sé que a veces soy frio con las personas, pero no contigo — y era verdad, siempre estaba al pendiente, se comportaba de una manera que para los demás sería imposible de imaginar y eso kagami lo sabía pues el mismo se sorprendía en ocasiones —sabes que no lo soy.
—Lo se — pero se había sentido mal, Mayuzumi no tenía ideal de todo el valor que tuvo que tomar para ir a verlo y más encima dejarle las llaves con un significado que esperaba entendiera.
—Estaba muy enojado y si fue tu culpa
Eso lo sorprendió, y sentía que algo se rompía.
—Mis compañeros cuando te vieron, dijeron cosas como “me gustaría estar entre sus piernas” tienes idea de cómo me sentí, de un puñetazo le cerré la boca — dijo con rabia levantando, la mano colorada.
Eso había sido una fuerte revelación para kagami, primero por lo chocante del comentario y luego por la reacción de su novio.
—¿No me dirás nada? —avanzó unos pasos quedando enfrente de él.
—Que quieres que diga… tus compañeros no son para nada románticos.
Esa pequeña broma había apaciguado notablemente el ambiente, kagami estaba contento. Lo había defendido, no tenía motivos para seguir molesto.
Tomo su manos y se lo hiso entender
—Vamos a la cama — dijo kagami, su tono había sido tranquilo, aquello era una clara invitación a “vamos a dormir”.
Mayuzumi se detuvo
—No esperes que si entro contigo ahí será para dormir, ya van dos semanas que no lo hacemos ¿Tienes partido mañana?
A kagami se le bajo el color a las mejillas
— No — tomo su mano y entro a la habitación con él.
La verdad es que si tenía partido, pero si le decía eso, no lo harían o sería muy cuidadoso y la verdad… es que dos semanas para él, ya eran demasiadas.
Fin