-Pe… pero tienes que ayudarme! ¡No puedo con esto yo solo! Es decir ¿Qué se supone que haga? ¿Le digo a mi hermano que ya no volverás? ¡oh no te preocupes Al, que yo estoy para sustituirla! ¡Oyequenosomosuncambiodecalcetines!- exclamó Ed atropellando las palabras sin separarlas.
-No creo que yo le interese si estás a su lado.- la voz cambió a tristeza con un dejo de reproche.
-No seas tonta Mei, tu eres muy importante para Alphonse… Escucha, porque no vienes y hablas con él como se debe.
-Imposible, sería demasiado doloroso.
-Si lo amas tanto como dices date la oportunidad de despedirte de él y a él la oportunidad de sentir tu falta, tal vez se dé cuenta de lo que está perdiendo y se arrepienta.
-Ed no digas crueldades, no me des esperanzas de ese tipo…no tienen sentido.
-¿Cómo lo sabes Mei? ¿Cómo estás tan segura de lo que Al siente por mi?
-¿Cómo es que decidiste aceptar mi petición?
Edward guardó silencio durante unos instantes, Mei tenía razón, en el toque tan breve de Al… había sentido como su sangre ardía, no entendía que tanto había de alquimia es decir, que tanto tenía que ver con el sello de sangre que él había puesto en su hermano para atar su alma y que parte de todo eso la llevaban los sentimientos de Aru.
-Quizá puedan ser amigos.
Fue Mei la que guardó silencio en esta ocasión.
-¿Amigos? ¿Al y yo?-la voz de ella sonó cálida, como si no se le hubiera ocurrido antes esa idea –tú crees que funcionaria?- suena doloroso – murmuró en voz baja
-Probablemente tengas que superar lo que sientes por él antes, pero créelo, tu le importas Mei.
-A Alphonse le importa todo el mundo!- rió Mei- incluso los gatos… es probable que para él yo sea un gato abandonado más.
-No seas tonta, eres más que eso, eres demasiado importante para él.
-Él “es el príncipe encantado que ama a todo el mundo, y todo el mundo lo ama”- Edward sonrió un poco irritado, Mei estaba citando frases de cuentos de hadas, sin duda aún era una niña- pero el único que puede devolverle todos sus recuerdos, sus sentimientos, cada parte de su corazón eres tú- Ed volteó los ojos, ella lo estaba comparando con el pato mágico que se convertía en princesa para salvar al príncipe.
Lo bueno de esa historia es que al final de todo el pato volvía a ser eso, un simple pato, y él no sabía que quedaría de su persona al final de todo esto.
-Hagamos algo, porque no vienes el fin de semana y hablas con él, apuesto a que quieres verlo.
-Me lo pensaré.
-Ok, descansa un poco linda, te llamo mañana.
-Enviaré las cosas ahora mismo, Al debe necesitar ropa abrigadora y… Ed.
-Si?
-Gracias nuevamente.
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-Buenos días?
-Comuníqueme con el doctor Marco, señorita, por favor .
-¿Quién le llama?
-Edward Elric.
-Enseguida señor.
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-¿Ed? Habla Marco.
-Doctor.
-Buen día! ¿Cómo se encuentra Al?
-Es para saberlo que le estoy llamando.
-Bien, no ha venido estos días a consulta así que porque no les visitas y…
-Al está conmigo Doc, es decir, quedándose en mi casa… Mei le ha dejado.
-¿Ah… si?- contestó el doctor Marco, sonaba nervioso. Los dedos de Ed se tensaron en torno a la madera de la mesa –es una noticia terrible-
-Mei me dijo todo antes de irse Doctor, así que ya no es necesario que siga con la pantalla de la anemia… necesito que envíe toda la información que posee sobre el estado de salud de Al.
Hubo un largo silencio al otro lado de la línea.
-Ed, si Mei se ha marchado te recomiendo que vengas con Al en cuanto puedas para continuar su tratamiento.
-¿Qué están haciendo?
-Tratamos de restaurar su cuerpo con alquimia, pero es sólo para tratar de prolongar su vida lo más posible y para que ese tiempo que esté no tenga dolores o demasiado desgaste, sin embargo llegará el momento en que no haya suficiente él para transmutar.
-Y porque no agrega los ingredientes necesarios.
-Ojalá fuera tan simple como bañarlo con calcio y metérselo en el cuerpo Ed, pero es más complicado, hay algo en él que deshace todo trabajo de alquimia en un breve lapso de tiempo… sospecho que tiene que ver con la enfermedad de la que murió tu madre mezclada con la condición de tu padre.
-Mi padre?
-Como sabes estuvo transmutando su alma de cuerpo en cuerpo para mantenerse vivo por cientos de años, pero conforme su poder iba disminuyendo esos cuerpos duraban menos, corrompiéndose…
Edward apretó los dientes… entonces por Hohenheim…
-¿Quiere decir que mi padre puso eso en mi madre y en Al? Entonces…- su pregunta quedó en el aire.
-Tú estás bien porque cuando fuiste concebido Hohenheim estaba en buen estado, lo que tiene Al es una extraña mezcla de la condición de tus padres, es tan desconocido para nuestra ciencia y nuestra alquimia actual como es que esas dos cosas lo están afectando, de hecho esto que te digo es una mera teoría mía basada en los síntomas Al.
-¿Cuáles son esos síntomas?
-Bueno… prácticamente sus huesos se pudren en su sangre, tiene algo circulando en sus venas que carcome su cuerpo, he analizado su sangre en busca de algún agente externo, pero no lo he hallado, es su sangre misma, esto dentro de él redunda en fragilidad, dolor y sangrados internos.
-Él sufre?
-¿Te refieres a que si siempre tiene dolor? No, el tratamiento que le doy restaura sus huesos por una cantidad razonable de tiempo y luego hay que volverlo a hacer, esto evita que se rompan, pero si pasa mucho tiempo sin eso terminará por romperse algo, lo cual me temo dolerá como cualquier fractura.
Edward estaba temblando un poco.
-Será mejor que lo visite personalmente, quiero saber cada pequeño detalle y lo más importante ¿se podrá encontrar alguna cura?
-Ed… prolongaste su vida al ponerlo en una armadura, sacándolo de su cuerpo por un tiempo y manteniendo a este en un extraño estado de ahorro de energía, pero ahora que el alma de Al está en su sitio el circulo está completo para avanzar correctamente hacia el fin de su ciclo.
-¿Quiere decir que el alma de Al está contribuyendo al progreso de su enfermedad?
-Todas las personas que están muriendo lo saben, y en un determinado tiempo lo aceptan, Al se está dejando ir porque comprende que su tiempo ha terminado, ¿serás tú también capaz de entenderlo?
-…no… ¡no!
-Tu madre murió y trataste de traerla de nuevo a la vida, eso trajo una dura lección para ti y para tu hermano pequeño, en ese entonces eras un niño, espero que esta vez Ed, no cometas el mismo error.
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Winry salió al porche de su casa, dejó una bandeja con limonadas en una pequeña mesa de jardín.
-Al…
-¿Si?
-Has estado llorando?
-yo? ¿Llorando? Jajajaja no seas tonta Win.
-Es que tienes los ojos un poco rojos… espera- la rubia se acercó y tomó la mejilla de Al tirando un poco del parpado inferior.
-Tal vez he estado demasiado a la luz- dijo Al- pero en ese momento sintió que algo caliente se deslizaba por su mejilla.
Una gruesa gota de sangre bajaba de su parpado inferior hasta su cuello.