Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

HIELO por Huitzil

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nunca sabes de qué suerte peor te ha salvado tu mala suerte.


 


 


Voy a prisas, y sin mas les dejo el capitulo espero que les guste tanto como a mi me gusto escribirlo!!!

MAL DÍA…

Y ahí estaba parado... En una galante fiesta en donde definitivamente no cuadraba, donde no entendía por qué tenía que humillarse con los poderosos para continuar trabajando si de todas maneras lo que ganaba era una miseria.

 Vio con pesar como las figuras ricamente vestidas de atuendos exquisitos a la vista pasaban a su lado sin siquiera mirarlo, como si fuera un mueble más del lujoso edificio, quizá solo era eso, una persona más del montón para estos snobs.

Portaba un traje de tres piezas que le incomodaba bastante, parecía que tenía vida propia pues hipotéticamente lo sometía a su voluntad, limitaba sus movimientos obligándolo a caminar como un mediocre robot; además de que le picaba todo el cuerpo. Unos zapatos que no se ponía desde hace muchos años y que guardaba para momentos de ocasión. Traía un estúpido moño que lo estaba ahorcando y claro, no hay que olvidar que se sentía como un idiota fachoso entre tantas personas importantes, con sus trajes tan malditamente caros y sus malditos accesorios ostentosos y tan malditamente felices como si esta fiesta no costara miles de pesos. En lugar de estar haciendo fiestas costosas para la caridad deberían mejor donar ese dinero de: bebidas caras, trajes de diseñador que no se volverán a poner y servidumbre para hacer su buena acción del día y no andar haciendo que los demás perdiesen su tiempo. - “asquerosos cerdos millonarios, capitalistas devoradores de sueños, avariciosos vividores, derrochadores de impuestos” pensaba malhumorado el DI cruzándose de brazos.  

Suspiro mientras trataba de darse ánimos así mismo, no todo estaba tan mal, no todo era tan malo, no era como si se fuera a acabar el mundo; aunque se sintiera de esa forma. Creía que darse ánimos en esta situación no era del todo conveniente ya que aún sentía que podía escuchar su corazón crujir dentro de su pecho. Como si se estuviera rompiendo en miles de pedazos, y su alma desanimada quisiese abandonar su viejo cuerpo para poder al fin conseguir un poco de paz, algún consuelo en alguna parte lejana así que, su intento de ánimos solo quedo en eso, en un intento.

Era un milagro que no estuviese llorando justo ahora.- se felicitó por ese pequeño logro interno y recordó la razón de su mal humor, de sus tristezas y sus pesares; recordó casi en automático  su muy mala experiencia desde que salió del trabajo.-(bueno, que joder, últimamente le llovía siempre sobre mojado al pobre Inspector)

Y pensar que todo su mundo se vino abajo hace solo un par de horas. El cielo se veía jodidamente despejado cuando salió de Scotland Yard y el calor estaba reinando hasta al punto de desear volver a su pequeño despacho donde había aire acondicionado. Subió a su carro y se dio cuenta que no traía las llaves, tuvo que regresarse para buscarlas solo para darse cuenta que las había perdido, después de su pequeño “accidente” opto por tomar un taxi pero el trafico estaba terrible y su conductor no era la persona más conversadora del mundo o la mas simpática; además de que era un maldito carero y si no fuera suficiente cuando bajo del taxi se dio cuenta que las llaves no fue lo único que extravió; sino también su muy querida cartera con su efectivo. Al taxista no le pareció muy cómico cuando Lestrade se lo comento y le pidió que lo esperara para ir a su casa para pagarle, unas maldiciones entre dientes y un “apúrele” le dieron a Lestrade pase libre para no dejarle el celular como garantía de que volvería. Entro a su casa corriendo,  esperando ver a su esposa en la sala o en la cocina, o alguna otra parte pero al no verla enseguida supuso que había salido. Tomando así el dinero que tenían de reserva en la cocina salió para pagarle al chofer. Cuando volvió a su casa se dio cuenta que dejo la puerta abierta antes de salir y escucho un extraño ruido salir de su alcoba, su corazón se tensó y lo primero que hizo por instinto no fue hablar, sino llevar su mano a la funda de su arma. Trago saliva y sigilosamente comenzó a caminar escaleras arriba, el mismo ruido se volvió a escuchar parecía que alguien trataba de gritar pero no podía, y se apresuró corriendo preocupado creyendo que al final su esposa si estaba en su hogar y algo malo le hubiera pasado por su culpa.

Abrió la puerta con rapidez y si… ahí estaba su esposa en la cama pero no en un peligro real, estaba en cuatro patas teniendo relaciones sexuales con un hombre que jamás había visto en toda su maldita vida. Se encontraban teniendo sexo ¡en su puta cama! Le dieron nauseas en ese momento ¿Cuántas veces se habría dormido en esa cama llena de los residuos de otros hombres? se quedó perplejo, con la mano ya en la pistola…

Se acero a ellos hecho una furia, nunca en su vida había estado tan enojado con su esposa, con el amante y más aun con él mismo por creer que su mujer le quería, que le amaba, que le tenía aun algún respeto para no meter hombres a su casa y tener sexo como animales en celo sobre su propia cama ¡Pero que ingenuo! ¡Idiota! ¡Él era la burla! Su esposa al verlo llegar en seguida  se detuvo y su amante se bajó de ella tratando de taparse con las sabanas. Ambos asustados. Ambos condenados. Lestrade era policía, sí; pero también era un ser humano ¿Qué no se merecía cuando menos que alguien se apiadara de él? ¿Qué no se merecía un poco de respeto? Apunto su pistola a la cabeza de su esposa “esta es la última vez que cojeras en tu vida”

Lamentablemente Lestrade había actuado de otra manera. Si, los vio revolcándose en su cama. Si, ambas personas descubiertas infraganti se detuvieron al verlo. Si, Greg si tenía la mano en la culata de su arma y si, Lestrade se quedó muy sorprendido y molesto, pero siempre hay dos maneras para enojarse. La primera es como a Greg le hubiera gustado actuar. Cuando muestras cómo te sientes en realidad, gritas, avientas las cosas, pataleas, maldices, sacas toda la rabia, le dices dos que tres verdades en la cara a la persona que te hizo enfadar y es más hasta rematas con los que estén ahí. Sentir como cada parte de tu cuerpo estalla, como sueltas toda la adrenalina de tu cuerpo, como con palabras sacas todo lo que sientes, todo lo que piensas, todo lo que te has callado por mucho tiempo; y, la segunda forma, es donde te quedas callado, donde dejas que tu corazón se detenga y simplemente aprietas los labios para que tus ojos se llenen de lágrimas y aun así no lloras. Todavía no te das ese lujo ya sea por la necedad o simple orgullo y de tan enojado que estas, te quedas parado, esperando que las palabras fluyan más de tus labios no sale nada porque en tu garganta se queda alojado un nudo amargo y grueso de tragar que impide toda palabra. Optas por la prudencia, decides alejarte, dejar que tus pies se muevan y te guíen a algún lugar de confort y aunque no sepas como lo estás haciendo estas caminando incluso algunas veces corriendo a pesar de que te caes en pedazos de que toda tu realidad se destruye, sigues estando de pie y al fin, cuando ya estás en la soledad de algún lugar te das el lujo de llorar y que por tus ojos salgan todos los sentimientos que jamás dirás, que nunca te atreverás a decir en voz alta, pero que aun así sientes tan dentro de ti que empiezan a quemarte y a asfixiarte por dentro.

Bueno, Greg aun no podía darse el lujo de llorar,  y cuando se lo pensó mejor en la lejanía de algún lugar tuvo que regresar a su casa por sus cosas. Su mujer estaba sentada en el sofá con ropa.- (que consuelo) lo miro, con los ojos llenos de lágrimas, ofendida, se le acervo y le dio  tremenda bofetada, se veía realmente furiosa.

La ignoró.

- Me humillaste Gregory Lestrade… jamás te lo perdonare, jamás entendiste ¡TE ODIO!- había gritado eufórica. Lestrade busco su ropa, quiso fingir que no estaba ahí, no quería hablarle; pero ella seguía gritándole e insultándole – Quiero el divorcio ¡Maldición! ¿Por qué no entiendes que quiero ser libre? Gregory entre nosotros ya no hay amor ¿no lo ves? Esta relación me esta matando.-

Lestrade se dirigió a la cocina dejando a la adultera de su esposa en la habitación, tomo la demanda en la que había estado meditando muchas veces y sacando una pluma de su bolsillo quiso firmarla no sin antes tantearle una última vez ¿Enserio arruinaría su matrimonio por eso? Y su mujer lanzo el cuadro de su boda que estaba colgado en su habitación contra el suelo, una lluvia de vidrios se escucharon, al igual que unos gritos y golpes a quien sabe cuántas cosas; sin darse cuenta ya había firmado el maldito papel y tomaba sus pocos bienes para salir de esa casa.

 “vamos Lestrade, no seas tan negativo. Bueno, la fiesta no está del todo mal”- pensó cuando  vio a una de las hermosas camareras sosteniendo lo que parecía ser una mágica charola con vino, wiski… lo que fuese esa cosa, si tenía alcohol era buena y si era buena Lestrade la necesitaba.

- Hola… Detective Inspector Lestrade ¿Me equivoco?- Lestrade volteo a ver de quien provenía esa sensual voz y vio a una mujer pelirroja de pronunciadas caderas y voluptuosos senos que se encontraba a su lado sonriéndole de medio lado - en la televisión se ve bien...-  prosiguió - pero admito que en la realidad se ve mucho mejor.- Lestrade se sonrojo y dio un trago a lo que termino siendo tequila. No creía que en su vida, a esa edad, una mujer tan hermosa pudiera considerarlo atractivo. Se encontraba nadando en pensamientos confusos cuando una exclamación lo hizo sobresaltarse. - ¡Qué lindo! Pero si se ha sonrojado por completo. Tiene un lado tierno e inocente que pocos hombres tienen, lo que lo hace… deseable.-

¡Dios! esto era demasiado bueno para ser verdad, ahora entendía por qué el estúpido de Anderson venía a estas fiestas con mujeres solteronas y ricas. Estúpido Anderson.

- Hum… pues muchas gracias.- dijo sonriendo ampliamente - la verdad no estoy acostumbrado a estar en estas fiestas y creo que no encajo muy bien. Usted ha sido la única que  ha tenido el valor de hablarme.-

- ¡Oh detective que elocuente es! nada de valentía la mía, yo le pedí al general de la policía para que usted asistiera a esta fiesta porque quería conocerlo personalmente – “¡Bruja aristocrática!” pensó Lestrade conteniendo una exclamación de sorpresa  - claro que no encaja; pero eso no significa que deba quedarse en una esquina del salón simplemente observando, debe divertirse ¿le gusta bailar? –“¿enserio? Ya veremos”- pensó aun sonriendo amablemente.

-No.- respondió con sequedad, levantando los hombros y torciendo la boca un poco molesto por el tono socarrón y sarcástico de la mujer; aunque para ser sinceros no estaba siendo honesto con esa pelirroja porque realmente adoraba el baile y la música, otra cosa muy distinta era que no sabía bailar, o cuando menos su concepto de baile era distinto al de etiqueta. Él amaba bailar como un mono de circo sin correa, brincando de aquí para allá, sin prejuicios, sin normas, sin un patrón.

- Veo que puedo enseñarte un par de cosas nuevas Gregy, por cierto vuelvo a ser Madame Virginia Woolf, usted llámeme Virgil suena más seductor ¿no le parece?-

“Y usted Detective Inspector Gregory Lestrade, espera… ¿Virginia Woolf? ¡Ella es la ex esposa del secretario del primer ministro!” Respiro hondo, si no quería perder lo único que en verdad amaba en la vida que era su trabajo debía ser lo más cordial, simpático, romántico y demás formalismos con esta dama.

- Por supuesto, pero pienso que su nombre original es más hermoso.-

La mujer lo tomo del brazo e hizo un gesto de fingido puchero – Lo detesto, siempre me ha sonado a nombre de anciana, me hace sentir vieja igual que mi estúpida madre.- Lestrade alzo las cejas y se mordió la lengua para no soltar algo que fuese a hacer de mala educación para la ex esposa del secretario del ministro y simplemente sonrió terminándose el tequila que tenía en las manos. - ven Greg vamos a bailar-

 Lestrade camino torpemente a lado de la mujer  que lo llevo a la pista jalándolo del brazo, cuando estaba dispuesta a ponerlo a bailar la voz de otra mujer un poco más aguda que la anterior los interrumpió.

- ¡Dios! Pero si es Virgil, mi vieja amiga.-

Madame Virginia se detuvo y miro de pies a cabeza a la dama rubia que se encontraba frente de ella, al instante sonrió ampliamente y ambas mujeres se fundieron en un caluroso abrazo.

- ¡Oh querida! ¿Cuánto tiempo sin verte? Los años no pasan sobre ti.-

- Basta, tú te sigues viendo tan hermosa como en preparatoria-

-¡Tonterías!

Y mientras esas dos mujeres empezaban a sobre alagarse y a decir cosas aburridas de quien sabe que, Lestrade aprovecho para dejar su vaso vacío y tomar otro de la dulce charola de plata que sostenía la linda camarera que se paseaba feliz por el lugar.- (esa mujer era su ángel) y a quien le guiño un ojo por agradecimiento recibiendo una tímida sonrisa que casi le paraliza el corazón. Esta vez tomo una copa de cuello largo y con un líquido que no dudo en reconocer por el sabor cuando raspo su garganta, un buen Martini. No terminaba de disfrutar su bebida cuando sintió que lo jalaban del brazo y se tuvo que reintegrar a la aburrida plática.

- Él es el Detective Inspector Lestrade.-

Greg tuvo que tragarse el líquido que saboreaba casi ahogándose en el instante. Extendió su mano y mostro su más grande sonrisa -“tranquilo Lestrade, esto tarde que temprano va a terminar”- pensó desairado y nervioso.

- Un placer señora…

- Llámeme Amy, Inspector y el placer es todo mío. Lo he visto en la televisión de vez en cuando y luce espectacular.-

- Muchas gracias Amy creo que no merezco ese alago- contesto enseguida Lestrade tratando de averiguar de quien era la esposa la rubia que no soltaba su mano y sonreía exageradamente parpadeando varias veces.

- Ay Amy, no se te quita lo coqueto ni con el tiempo, pero debo decirte que yo vi primero a Gregy.- sintió como la pelirroja lo apartaba de ese agarre y lo abrazaba fuertemente apegándose a su cuerpo con afán. Olio el delicioso aroma del perfume “luna azul” que le pareció en ese momento fatídico.

- No seas envidiosa cariño, ni siquiera sabemos si hay una señora Lestrade cuando tú ya te lo quieres devorar.-

Las mujeres comenzaron a reír y a hablar de él como si no estuviese ahí de pie o como si de un objeto se tratase lo que lo hizo sentirse mal y deprimido ya que no podía sacarse de la mente a su esposa. Si hubiese muerto igual que su padre en el trabajo sería posible ¿Qué el amor que le tenía su esposa no se hubiera convertido en odio? Posiblemente…

- ¡Greg!- Cuando volvió a la realidad las mujeres lo miraban perplejas – ¿Sucede algo cariño?- Pregunto la pelirroja y Lestrade negó con la cabeza y volvió a sonreír, logrando así que las otras mujeres rieran con simpatía.

- No, para nada. Disculpen me quede pensando en la señora Lestrade.-

-¿Entonces?- pregunto la rubia llena de curiosidad

- Bueno... creo que a ella eso no le importara demasiado.- respondió dando un nuevo trago a la copa que tenía en la mano obteniendo así que ambas mujeres se regodearan de felicidad.

- ¡Oh Dios mío! Mira al bombón de traje que está hablando con la bruja esa estirada.- comento la rubia asombrada viendo tras el hombro de su amiga, mientras que Lestrade dirigía su mirada de lado contrario, a la bendita salida ¿Por qué parecía que esa puerta estaba tan lejana? Si tan solo pudiera simular recibir una llamada telefónica y salir de ese maldito lugar… No. Su jefe lo mataría, tenía que conseguir las malditas recaudaciones.

- Es muy atractivo ¿Por qué no vamos a saludarlo? Lo he visto platicando un par de veces con mi esposo podría presentártelo.- comento la pelirroja sujetando con fuerzas del brazo a Lestrade. – ¿Vienes Gregy?- el cano asintió por mera obligación. No le gustaba que esta mujer le llamara por su nombre en diminutivo, no le gustaba el perfume que traía y definitivamente no le gustaba este lugar.

Notas finales:

Tengo que apurarme, me corren, me voy ¿Vieron la hora? ya es tarde!!!!!!!!! voyo tarde y aun no termino!!!!! gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).