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Un nuevo amanecer por Reiga

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Notas del fanfic:

Espero les guste lindas!! Saludos y besos a todas las que me leen!

Los personajes no me pertenecen u.u

 


~Un nuevo amanecer~


 


Hace siglos atrás la humanidad podía coexistir con la ignorancia de que eran los únicos que Vivian en este planeta.


Sin embargo eso no perduro por mucho tiempo más cuando cierta raza con el pasar de los años se fue degenerando al mezclarse con la raza humana.


 Los hijos nacidos de vampiros de sangre noble y una humana era algo que no lograban soportar. Al convertirlos era aún peor y ni hablar de uno trasformado con otro humano.  El descontrol comenzó a apoderarse de sus cuerpos, sus instintos eran más fuertes apoderándose de su mente y razón.


La humanidad como la conocían perdería el rumbo si seguían así.


Por tal motivo la segunda raza apareció, siempre se habían mantenido mirando desde lejos, habían permanecido tranquilos hasta que la situación se hizo incontenible. Descendientes directos del sol, tomaron el castigo en sus propias manos usando sus poderes  y en una noche de luna llena los condenaron a vivir en las limitaciones de la oscuridad.


Sin embargo su propia ambición de querer reducir todo un imperio, les había costado también.


 


~*~


 


La luna se encontraba en su más alto punto, preciosa y resplandeciente, el cielo parecía estar más oscuro de lo normal causando que aquel globo lunar irradiara más luz directo a su ojos.


—Al menos no nos quitaron esto —murmuraba para sí mismo. Un chico de apariencia joven, se encontraba en la tranquilidad de un árbol en medio del bosque.


Lo primero que hacía apenas el sol se escondía era salir de la mansión y perderse en algún lugar del bosque  encontrando  un poco de tranquilidad. Ruidos veloces lo sacaron de esa paz que siempre buscaba. Despertó desganado y miro de donde provenían, sus ojos cambiaron a un rojo intenso viendo más allá de lo que una persona normal podría hacer. Al darse cuenta de que un chico era perseguido salto de las alturas corriendo a su encuentro.


Estaba prohibido cazar y era una más peligroso hacerlo en los terrenos de la familia principal, “¿En qué rayos estaban pensando?” se preguntaba mientras corría.


Al llegar vio al chico tendido en el suelo con los ojos cerrados y una mueca de dolor en toda su cara. El hombre sobre el hacía ruidos extraños y desquiciados. Se dio cuenta de era un fallo. De una patada lo alejo y al mirarlo saco su espada de su espalda y le quito la vida a uno de los suyos. Ya no tenía remedio.


Su vista volvió a fijarse en el chico que se retorcía, su cuello desgarrado y sus heridas en el cuerpo eran severas, se hiso aun lado y la luz de la luna dio de lleno en su rostro. Era bonito.


Ese absurdo pensamiento invadió su cabeza al ver que la sangre en su cuerpo le hacía juego con su cabello, su compleción era similar a la suya pero su piel era mucho más clara, su ropa rasgada dejaba ver mucho de ella.


Trato de olfatearlo reconocer un poco de su olor, pero lo único que llegaba era el exquisito aroma de su sangre. Trato de calmarse mientras lo miraba con algo de lastima. Se acercó a él un poco para ver que tanto era el daño


“Lo siento mucho” dijo al aire. No podía hacer nada, el daño era bastante.


Se levantó y dio vuelta. Una mano en su muñeca lo detuvo de su ida. Miro al chico y su expresión seguía siendo la misma solo que ahora pudo deslumbrarse con esa dulce mirada que lo cautivo sin darse cuenta.


—A-Ayúdame~ —dijo en un último aliento antes de desmayarse completamente.


Aomine lo miraba apretando los dientes, sabía que debía irse de ahí sin siquiera sentir un poco de lastima. Sin embargo se encontraba petrificado mirándolo. Pensando en nada claro.


Cerró los ojos y no sentía a nadie cerca. Tomo al chico en brazos y desapareció de ahí.


 


~*~


 


Dos días después Aomine se encontraba en la mansión un tanto nervioso, las preguntas constantes de sus padres y hermanos le tenían con los nervios a flor de piel.


—Ya Daiki, dinos que es lo que te pasa — presionaba su hermano mayor Murasakibara


—Ya les dije no es nada —  contestó cortante retirándose  y como siempre    encerrándose en su habitación.


Fue al baño por trapos limpios y tomo la bandeja  con comida que le habían dejado en su cama. Cerró su pieza con llave y volvió  hacia un estante en una de las paredes, con solo presionar el lugar preciso esta se apartó lentamente. El pasadizo era  largo y angosto  rodeados de velas que poco alumbraban.  


Llego a otra  habitación, abrió la puerta he inmediatamente una sonrisa se dejo ver en su rostro. El chico al que le había salvado la vida se encontraba durmiendo en aquella cama improvisada que había creado para él.


Dejo la comida a un lado y se sentó a su lado tocando su rostro, suspiro al ver que la fiebre aun no le bajaba.


—Si hubiera sabido — susurro al aire.


—¿No me habrías ayudado? — Aomine lo miro rápidamente, y sonrió al ver que abría sus hermosos ojos. —¿Me guardas rencor por ser lo que soy? — El chico sonreía pero lo hacía con nostalgia — no te culpo y lo sabes.


—Sabes que no me refiero a eso kagami — Aomine le miro profundamente y de la misma manera se quedó mirando los cambios que había tenido el supuesto humano que había ayudado, sus ojos eran agudos y fuera de este mundo, orejas puntiagudas, dientes filosos como los suyos pero permanentes. Simplemente no era humano — ni siquiera nacía cuando se desato la guerra de mi raza con la tuya, pero tengo miedo, de lo que pueda pasar cuando se enteren. También de que no sé lo que pasara contigo, quise ayudarte pero ya no estoy seguro pensé que eras humano. Y mírate. Al no ser humano te cause más daño del que tenías ese día.


Decía un poco arrepentido, estos días había  tenido que verlo aguantarse sus gritos y sus llantos debido al constante dolor que sentía, verlo retorcerse en su cama mientras vomitaba sangre y más sangre. Su cuerpo se negaba a aceptar la sangre de Aomine pero aun así kagami quería vivir.


El pelirrojo sonrió  y tomo la mano morena.


—¿Te preocupas por mí?....¿porque?


Aomine lo miro molesto, pero luego su mirada se suavizo, esa pregunta se la había hecho el mismo desde el primer momento y aun no tenía una respuesta.


—Deja de molestar — contesto buscando el paño tibio, para limpiar el sudor de su frente. Kagami cerró los ojos dejándose cuidar.


—Yo te estoy muy agradecido. Así que por favor no sientas arrepentimiento, eso me haría sentir… —callo — mi cuerpo esta cambiando ya se acostumbrara, y sobre mi familia no te preocupes  hablare con ella.  No fue tu culpa si no mía, tu solo me ayudaste.


Aomine lo limpiaba mientras su mirada no dejaba de verlo intensamente,  como si buscara una respuesta en ese débil cuerpo.


—No me arrepiento —susurro antes de acercarse y situarse sobre el sin llegar a aplastarlo, justo en ese momento kagami abrió sus ojos sorprendido por la repentina cercanía, el moreno se alejó rápidamente con las mejillas encendidas, miro de reojo a su nuevo compañero y este estaba igual —Estaba comprobando si dormías — dijo con nerviosismo —¿No… no tienes hambre? — se levantó y fue torpemente por la bandeja.


Kagami se acomodó en la cama un tanto confundido, se apoyó en el respaldo de la pared y suspiro con algo de frustración.


—La verdad no, cada vez que como se me revuelve todo y me siento peor —llevo sus manos a su estómago apretándolo con fuerza.


—Sabes, yo creo que se lo que pasa y tu también pero no quieres aceptarlo.


Ambos se quedaron mirando y kagami  sonrió comprendiendo que ese chico que hace solo dos días conocía. Lo conocía bien.


—Nosotros aquí no hacemos daño, mis padres comprendieron en su momento lo que hicieron los tuyos y lo aceptaron como una manera de controlar lo que estaba pasando. Nos alimentamos de animales, no te negare que también de la sangre de humanos es esencial para nosotros, pero no matamos.


Kagami sentía culpa por lo que  su raza les había hecho, castigar a todo los vampiros por igual cuando no todos eran malos había sido injusto.


—Supongo que me acostumbrare a la idea.


—Que tal si lo haces ahora


—¿Eh?.... ¿Ahora?


—Si conmigo


—¿Eh? — Decía tan rojo como su cabello — ¿Eso… eso no es algo más bien intimo entre ustedes? —Aomine pareció pensarlo


—Si pero es normal, dado el caso de que fui yo quien te trasformo ¿no? — le hiso gracia verlo nervioso y un poco sonrojado — Ya intentémoslo, tus ojos deberían poder ver el lugar indicado — se acercó más y expuso su cuello, kagami trago seco, sus ojos se achicaron queriendo ver con claridad pero nada y no quería causarle daño.


—No puedo


—Al menos inténtalo kagami.


—No  es eso veras~ —“¿puedo confiar en ti?” ese era su pensamiento, su razón le decía que no hablara. Pero su corazón le decía que si —hace siglos cuando se les juzgo… nosotros no teníamos ningún derecho. Por la ambición de mi pueblo y creernos superior también perdimos algo…


Aomine lo escuchaba atento, comprendía por su mirada que quizá era un tema difícil, sonrió y puso dos dedos en su boca.


—No me lo digas — kagami volvió a sonreír tomando esa mano en su boca y heredándola con la suya, le miro nuevamente y achico lo ojos y deseo con  su alma poder verlo con claridad.


—La vista — Aomine no entendió —perdemos la vista en el oscuridad, en la noche y gracias a la luna podemos ver sombras, ahora mismo — le miró fijamente —no puedo verte con claridad — las velas eran pocas y la luz muy tenue.


Aomine vio con dolor como en esos ojos rojos caían  solitarias lágrimas, no sabía a qué de debían, pero kagami no deseaba otra cosa que poder ver sus facciones, el color de sus ojos, ver con claridad quien era ese chico se sentimientos nobles que lo había ayudado aun sabiendo que no debía, que lo había cuidado, alimentado  y se preocupaba tanto por el, quería ver al dueño de esa dulce voz que desde su primer “Lo siento mucho” lo había cautivado.


Aomine fue por las velas y las puso lo más cerca que pudo y en un lugar seguro.


—¿Puedes verme? — le pregunto tomando su rostro de ambas mejillas, kagami lo miraba conmovido por la acción  y aún más sorprendido por notar que su cabello al igual que sus ojos  eran de un azul hermosamente intenso, su mirada eran tan firme como calidad al mismo tiempo.


Asintió agachando la mirada con vergüenza. Volvió a levantarla al ver que aomine se llevaba la muñeca a la boca, sus filosos dientes se incrustaron en su muñeca sin reparos, mientras chupaba lo más que podía, azul y rojo se encontraron de nuevo y antes de que kagami preguntara que hacía, Aomine lo había besado.


Sorprendido por la acción se quedó inmóvil. Aomine con su boca obligo a abrirse a la de kagami depositando toda su sangre en ella, el pelirrojo quiso alejarse pero Aomine se lo impidió, su mano sujetaba su cabeza firmemente. Su lengua recorrió la contraria degustándola. Kagami se vio obligado a aceptar el líquido que recorrió con exquisitez cada fibra de su cuerpo, su estómago lo agradecía, ya lo sentía, sin embargo ahora estaba más pendiente de los labios de su salvador que de otra cosa en sí.


El beso se hacía más pasional pero sin dejar de ser tímido, inexperto y al ves romántico.


Al separarse ambos se sonrieron con un poco de vergüenza pero a las ves con confianza de lo que ambos sentían.


Aomine beso su frente y se despidió, no podía pasar tanto tiempo ahí, sin que preguntaran por el en la mansión.


—Espérame vendré más tarde, y hablaremos de que haremos ahora ¿si?. — le decía mientras volvía acostarlo arropándolo con extremo cuidado. Kagami asintió.


 


~*~


 


La noche había llegado, su familia lo había notado diferente así que esta vez no habían hecho ninguna pregunta. Con tranquilidad y una sonrisa en el rostro se dirigió  a su habitación, sumergiéndose nuevamente por ese pasillo. Al fondo vio la tenue luz que se deslizaba por la puerta abierta. Algo no andaba bien.


Corrió por el pasadizo abriendo la puerta de golpe, notando la ausencia de kagami. La desesperación lo embargo por completo. Su mente estaba nublada pensando en si alguien lo había encontrado y le habrían hecho algo… miro la cama y esta estaba ordenada, vio su escritorio en donde desahogaba todos su pensamientos y noto una hoja extendida, se acercó rápidamente notando que era de kagami.


 


“Gracias.


No te molestes pero tenía que irme, me sentí mucho mejor después de “eso” y sentí a mis hermanos cerca, no faltaría mucho tiempo para que estuvieran aquí. Tengo fe en qué me creerán, pero no quería arriesgarte, si me encontraban aquí no hubieran venido a razonar.


Solo por egoísta me quede más tiempo sin replicar. Pero ahora tengo algo que me importa y quiero cuidar. Arreglare todo y volveré. ¿Me esperaras?


Espérame.


Kagami Taiga”


 


~*~


 


Los meses se habían hecho eternos para él, había perdido la esperanza, la única confidente de su tristeza era esa luna que al igual que aquella noche estaba brillante iluminando aquel desolado bosque.


Cerraba los ojos y su rostro volvía aparecerse, metió su mano a su bolsillo y apretó con fuerza aquel papel. Después de todo aún seguía esperándolo.


—Kagami ~ — le llamo como una y otra vez cada vez que cerraba los ojos deseando una y otra vez verlo de nuevo.


—¿Qué?


Rio para sus adentros, ahora lo escuchaba. Claro que ninguna de las veces anteriores se había escuchado tan claro.


—¿Cuándo vas a volver?


—Ya lo hice — Aomine volvió a reír sin mirar — ¡oye idiota deja de ignorarme!


El moreno casi se cae del árbol ante el grito y la visión con la que se deleitaban sus ojos. Ahí frente a él estaba el chico que se había llevado su felicidad, su cabello estaba más largo, sus ojos tenían más brillo y no tenía esa palidez con la que lo había conocido y que había permanecido durante esos días en la que no había mejora.


Kagami sentía el asombro y a la ves el reproche en su mirada.


—Lo siento, pero no pude venir antes. Tengo una buena explicación para eso.


Aomine vio su mirada perdida y sonrió.


—¿Puedes verme? — Aomine estaba sentado apoyado en el árbol y  estaba seguro de que le daba sombra y poco  se podía ver.


—No, pero puedo sentirte, sé que estás ahí de seguro esto es cosa tuya, ya que nosotros no tenemos presencia y tampoco podemos sentirla —Aomine se levantó y lo abrazo con fuerza, por fin. Por fin estaba ahí con él. Kagami le correspondió el abrazo.


Aomine lo tomo de la cintura y corrió con él por los árboles, buscando el más alto. Cuando estuvo en la cima le miro acariciando su mejilla.


—¿Ahora puedes verme?


Nuevamente se hallaba sorprendido, sus ojos se aguaron al volver a ver ese rostro.


—Sí, pero quiera poder verte con más claridad — no quería pecar de ambicioso, pero solo quería verlo. Aomine rio


—Al amanecer — dijo besando sus labios en algo casto.


Kagami comprendió “Al amanecer” susurro antes de volver a besarlo.


 


Fin  

Notas finales:

Espero les haya gustado esta cosita cursi :3

Nos estamos leyendo!! Que tengan lindo fin de semana! 


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