Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

HIELO por Huitzil

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 


*


*


*


 


Sólo hay dos medios de pagar las deudas: por el trabajo y por el ahorro.


Thomas Carlyle (1795-1881) Historiador, pensador y ensayista inglés.


*


*


*

DEUDA

Lo había visto… estaba seguro en alguna parte, en algún lugar, en alguna etapa de su vida pero ¿Cuál? y ¿Por qué no podía recordarlo?, ¿Porque su extraordinario cerebro no podía darle un nombre? Podía prácticamente recordar sin mentir, el nombre del botones al que conoció hace quince años y con quien apenas había cruzado palabra, el nombre de toda la servidumbre de su mansión y la del servicio de la reina, pero ¿Por qué no podía recordar a este hombre?

Se asqueo al instante de sus propias cavilaciones él era prácticamente el gobierno británico, él podía hacer lo imposible con solo chasquear los dedos. Estaba a punto de llamar a Anthea cuando sucedió el “pequeño” accidente con madame Virgirl.

Todos se sorprendieron - “pero que idiota”- había pensado con fastidio sobre el detective, era un estúpido que acababa de arruinar su vida. Pobre imbécil con mala suerte; aunque, bueno siendo sinceros a él le importaba bien poco lo que le pasara a ese hombre.

Se apartó de madame Virginia cuando esta comenzaba a correr con la cabeza incendiándose. Pudo hacer algo, mil formas de apagar el fuego en menos de tres segundos más no lo hizo. No lo haría ¿Por qué? Si era tan divertido verla correr angustiosamente sin sufrir daño de aquí para allá; además, ella ya no era importante desde que se divorció de su marido el secretario del primer ministro simplemente se había convertido en algo parecido a una ramera con mucho dinero, así que lo que pasara con su cabello o con su persona era menos importante que matar a una cucaracha.

 Después de unos minutos que seguramente habían sido angustiantes para la señora y el inspector alguien le vertió una cubeta llena de agua con hielo. Afortunadamente su cuero cabelludo estaba bien aunque no se podía decir lo mismo del cabello rojizo que se había convertido únicamente en una mota de lo que parecía ser una chamuscada negruzca. Muchos fueron a auxiliarla y entre ellos estaba el inspector al que no le hizo caso en absoluto pues estaba muy ocupada siendo la victima de su historia, rápidamente llegaron los paramédicos y se la llevaron. Prácticamente el detective huyo al baño, tenía motivos para pensar en el suicidio. Sería muy conveniente acabar con este tipo de personas tan ineficientes en lugar de estarles pagando por hacer mal su trabajo. Ahora con más razón tenía motivos, es más le sobraban motivos para saber el nombre  de ese impertinente hombre. Paso por un lado del baño y vio entrar en el al secretario del primer ministro con una gloriosa sonrisa en su rostro, por el movimiento de sus manos y el impulso de llevarlas discretamente a cierta parte de su cuerpo por medio de las bolsas de su pantalón le bastó para saber lo que se proponía con el pobre infeliz del inspector -“Se lo merece, al fin y al cabo el mundo no es bueno con nadie…”- pensó recordando todas las veces en que él había sido molestado e insultado en los baños e incluso una vez hasta apunto de ser violado. “estoy seguro, por su aspecto que él era de esa clase de populares que molestaban a los nerds y se creía el rey del salón… solo sería un pequeño castigo divino”- pensó triunfante el mayor de los Holmes dirigiéndose a la señorita Amy, quien se encontraba parada en la entrada junto a una multitud que comenzaba a disiparse, la miro con repudio y curiosidad disfrazadas de galantería y modestia.

- que desafortunado accidente – empezó por decir llegando por atrás de la mujer sorprendiéndola y tomándola con una mano del hombro. Dio un ligero apretón suave y tierno como muestra de comprensión.- (cosa que no era para nada cierta) la mujer pareció muy sorprendida al verlo ahí con ella, se sintió segura y comprendida, bajo los brazos como muestra de sumisión y sus ojos lagrimosos miraron el frio azul del pelirrojo. Se lamentó en lágrimas y quejas por su amiga creyéndose también una mártir del gran accidente que había ocurrido, a diferencia de muchos la señorita Amy no culpaba al inspector como Mycroft creyó al comentarle discretamente lo inapropiado que era traer a ese tipo de personas como ese “hombre” a estos lugares. Ella se llevó una mano a los labios, lo que significaba que quería decir algo pero no se atrevía. Mycroft con dificultad trato de dibujar una simpática sonrisa de esas que practicaba diariamente en el espejo para parecer más humano. La mujer sonrió al instante. -“que estúpida”- pensó Holmes al verla suspirar enamorada de su magnífica personalidad como “todas ellas” y chasqueo un poco la lengua.

- El inspector no es el culpable, pobre Gregy… él no tiene la culpa simplemente fue un accidente.- comento con tristeza tomando de las manos a Mycroft.

- ¿Gregy?, ¿enserio se llama así el pobre? - pregunto con falsa ignorancia Holmes.

- ¡Oh! No, no… es un Detective Inspector de Scotland Yard, no se mucho sobre él pero creo que era de esos que investigan los asesinatos. Ah salido un par de veces en la televisión. Lo acababa de conocer solo que a mí me gusta llamarlo Gregy realmente se llama Gregory Lestrade.-

“Gregory Lestrade”… esas dos palabras lo habían dejado paralizado; ni siquiera la amenaza de una bomba en el congreso lo hubiera dejado con un ligero temblor en las mano. “Greg” el nombre le llego a su mente como un balde de agua fría sobre su cuerpo “Lestrade” un numero tras una camiseta de futbol se coló en sus recuerdos, una sonrisa que lo atormentaba cruelmente siempre que abrazaba la soledad, y un beso metálico con un adictivo sabor a cigarrillo barato al que se había enganchado pero que no podía comparar por mas cigarros que tratara de fumar haciendo que ese único beso valiera millones a diferencia de muchos otros que probo en otros labios, con otras personas y que ni cerca del sabor dulce que saboreo esa tarde.

Sin darse cuenta las palmas de las manos comenzaban a sudarle. Debió de haber reconocido esa sonrisa y esos ojos marrones en cuanto los vio; pero no era posible que fuera el mismo Greg que conoció, el valiente que se había arriesgado para salvarlo sin dudarlo sin siquiera saber su posición social. No podía ser aquel mismo joven vivaz y positivo que lo había tomado de la mano para echarse a correr por las calles de Londres, herido y arriesgándose por un completo desconocido. No… ese Greg debía estar muerto, asesinado por culpa de las drogas o por su deber de proteger a los demás. No podía ser ese Lestrade que debía estar casado con alguna mujer casera y carismática que le impidiera hacer cosas peligrosas y que lo amara como nunca Mycroft podía amarlo. No podía ser el mismo Greg del que secretamente se había enamorado en su juventud.

Mycroft se quedó parado aun digiriendo la noticia e inconscientemente sus labios murmuraron un nombre viejo y empolvado que creyó jamás volver a decir en toda su vida.

- Lestrade…

Trago saliva nervioso sintiéndose como un vil idiota porque sabía muy a su pesar que realmente era el mismo Gregory Lestrade que lo ayudo y salvo a Sherlock cuando niños y que le dio un motivo para luchar.

Ahora parecía que la vida cansada de que Lestrade siempre la retara estaba dispuesta a terminar con su pelea de una vez y para siempre; si bien su escaneo corporal de aquel detective no fallaba el hombre estaba deprimido, triste y por sobre todas las cosas derrotado.

Anthea se situó a su lado al verlo empalidecer - ¿Sucede algo señor? – pregunto esperando una respuesta factible de su estado, más al no recibirla supuso equívocamente que tal vez estuviese preocupado por la situación política y conflictiva que se llevaría a cabo en esta cena de caridad. – Madame Virginia Woolf se encuentra bien señor, me lo acaban de informar desde el hospital, por fortuna solo perdió gran parte de su cabello y nada mas.-

- Esta aquí…- murmuro ignorando lo que le decía Anthea - Investiga inmediatamente en qué departamento de la policía trabaja el detective Gregory Lestrade, en qué casos se especializa y…

- Señor… esa información ya está en su despacho. El Detective Inspector Lestrade es quien proporciona casos a su hermano menor Sherlock, quien lo ayudo en su recuperación con las drogas indirectamente y a quien en lo sucesivo me encomendó investigar. Esta limpio, es un hombre honrado y afortunadamente a pesar de su pasado no tiene antecedentes.-

- No. Eso es imposible el Detective que ayuda a mi hermano se llama Gavin el mismo Sherlock me lo dijo hace poco.-

- Señor… está por demás sabido que Sherlock siempre le cambia el nombre al inspector incluso en los escritos que hace su compañero el Doctor Watson menciona una lista de nombres extensa Gavin, Gaea, Gaelle, Gael, Gary, Gea, Grace, Gaye, Gilbert, Giles, Gillan y son solo unos cuantos nombres del montón para referirse a un mismo hombre.-

- Anthea. Gregory Lestrade es el mismo del de la secundaria y…

- Lo se… yo se lo dije la primera vez, pero usted me dijo que el nombre era insignificante y que no le importaba en lo más mínimo ya que el nombre de una persona no interfiere con su capacidad de razonamiento o deducción y que si el detective era bueno para Sherlock porque lo mantenía lejos de las drogas entonces usted lo permitiría siempre y cuando estuviese bajo constante vigilancia con visitas frecuentes por mi parte.-

 Mycroft se quedó viendo a la nada pensativo, la señorita Amy seguía estando de pie sujeta a su pecho con ambas manos, ignorando por completo la plática que tenían por estar analizando de pies a cabeza a Anthea tratando de saber quién era esa…. Esa mujer para el político y si realmente significaba un peligro para su futura relación con él.

Entonces Mycroft recordó al pervertido secretario del primer ministro  –“¡diablos!”- pensó con rapidez separándose de la mujer rubia y su secretaria. Anthea se quedó parada tecleando cosas en el celular sin seguir a su jefe mientras que Amy fue tras Mycroft evidentemente preocupada.

- ¡Mycroft! ¿A dónde vas? Espera, ¿Qué paso? ¿Qué sucedió? ¿Por qué te vas así de repente?- preguntaba la mujer angustiada y tuvo que tomarle del brazo para detenerlo – ¿Mycroft que te pasa?-

- Tengo un asunto importante que atender, si me disculpa…

- ¡No! Creí que te quedarías a mi lado, yo te necesito aquí conmigo ¿Qué no vez que estoy destrozada?

- Destrozada No. En banca rota, sí. Usted no necesita de mí, solo de mi fortuna. Sinceramente deje de hacerme perder el tiempo con su persona puesto que no tendrá nada de mi.- Mycroft trato de esquivarla, pero ella lo sujeto de los hombros y le acaricio con cariño el rostro, estaba molesta con el hombre pero definitivamente se había enamorado de Mycroft. Se puso de puntillas haciendo un último esfuerzo y le beso en los labios con toda la pasión que pudo demostrar.

- Te esperare…- murmuro con ternura cosa que molesto más al pelirrojo.

- No necesito que alguien me espere cuando está claro que no volveré.-

- ¿Qué acaso no puedes sentir lo mismo que yo? ¿No sentiste nada con ese beso? ¿Nada?

- “No es que no pueda sentir, pero mi corazón es de hielo y se necesita más que una caricia para derretirlo”.- dijo fríamente.

La mujer se separó de él para verlo marchar y se quedó con una mano en el pecho, quizá era de las pocas mujeres que habían podido comprender al hombre de hielo o simplemente la frialdad de esas palabras la dejaron congelada.

Mientras tanto Mycroft Holmes seguía su camino al baño de caballeros, solo esperaba no llegar demasiado tarde y poder quizá saldar una vieja cuenta con aquel sujeto que le había salvado en más de una ocasión

Otra vez esa extraña sensación en su estómago a la que no le podía poner nombre y ese insistente palpitar en su pecho que le provocaba un ligero dolor ya que su corazón por lo general no latía tan rápido. Un remordimiento atroz seguido de una culpabilidad y preocupación inundaban toda la perfección que representaba Mycroft Holmes.

 -“¡él no se lo merece! Maldición que no, de todas las personas malas y miserables que deberían morir y obtener el peor de los castigos, la vida azotaba a un hombre que quizá lo único que había hecho mal era haber puesto a los demás por delante de él”.-

Y entonces se dio cuenta que quizá él no era el hombre tan perfecto que siempre creyó ser, se había convertido en uno de esos abusivos a los que tanto repudio durante su infancia y toda su magnificencia se volvía vulgar e impura. Su grandeza solo era la pequeñez de su inmadurez.

Se odiaría toda su vida si al detective le sucediera algo ya que estaba en deuda con su persona y estaba seguro que si se le pudieran cobrar intereses ni con todo el dinero que tuviera en las cuentas del banco o todo su poderío podría saldar la deuda que tenía con Gregory Lestrade.

Notas finales:

Bueno me fui de vacaciones a la playa :3 fue divertido si dejamos de lado el mar, la arena, el sol y a las personas fue divertido no estar cerca de la familia XD y pues espero que a ustedes les haya ido tan bien como ami y que disfruten de esta lectura entre la semana pasada a la universidad pero creo que el martes entra la gran mayoria asi que "buen comienzo de clases!!!" si les gusto el capitulo dejenme un review o si tienen alguna idea o preposicion que hacer pues tambien son bienvenidas, no olviden que sus reviews son el motor de todo escritor.

Gracias a Atolotl por no abandonarme en esta historia y gracias a todos los demas por sus aplausos mentales y por aquellos que me dejan un lindo review son un amorsh :*

les dejo un fragmento del capitulo que sigue 

"– Vi lo que sucedió, Inspector – dijo con una voz añeja sonando amenazante -  sí que está en problemas por lo que paso.- Lestrade se concentró en ese hombre que solo le recordaba lo que había hecho ¡faltaba más! "


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).