Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

HIELO por Huitzil

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

*

 

*

 

*

 

 

 

El tiempo NO cura nada, solo te ayuda a acostumbrarte a lo inevitable y lo que debes de aceptar.

 

*

*

*

 

RESIGNACIÓN

No podía decir expresamente que sensación tenía realmente ya que poseía muchos sentimientos dentro de su estómago revolviéndose salvajemente con la mezcla de alcohol que había bebido con tanto afán en un intento de olvidar su mal día y los nervios.

No podía parar de pensar en el ridículo que había hecho delante de todos. Seguramente ahora sí que lo despedirían después de paganamente masacrarlo en la jefatura, ni siquiera podría tener un trabajo normal.

Estaba tan concentrado viendo su reflejo en el espejo del baño de caballeros divagando que no se dio cuenta que a su lado se había situado un hombre de características únicas. Era alto, de ojos pequeños y románticos. De poco cabello blanquezco y arrugas pronunciadas, no era más que un anciano con mucho dinero y poca humildad. El hombre entro acompañado de lo que parecía ser su guarura y al verlo frente al espejo solo atino a sonreírle.

 – Vi lo que sucedió, Inspector – dijo con una voz añeja sonando amenazante -  sí que está en problemas por lo que paso.- Lestrade se concentró en ese hombre que solo le recordaba lo que había hecho ¡faltaba más!

El hombre era de clase alta, con bastante dinero como para tener a su propio guardaespaldas adentro del baño - yo podría ayudarlo.- se acercó un poco más a Lestrade sin borrar esa sonrisa socarrona del rostro - La teniente Sally cuando viene con su otro compañero me hacen una muy buena compañía… si quiere puedo ayudarlo - el hombre aun no terminaba de hablar y el corazón de Greg había dado un brinco de preocupación dentro de su pecho. Lejos de sentirse aliviado comenzaba a dudar sobre su vida.

-¿Qué es lo que quiere de mí?- pregunto directamente, no le gustaba andar con rodeos.

- Me agrada que sea tan perspicaz. Las cosas en la vida no son gratis. Usted es un hombre inteligente y atractivo. Tiene un buen físico para su edad y me gustan los hombres como usted en mi cama… si sabe a lo que me refiero.- Lestrade se quedó viéndolo horrorizado con la boca abierta ¿Le estaba proponiendo lo que creía que le estaba proponiendo? No…. Era imposible ¡eran hombres por el amor a dios! – ¡Oh! por favor inspector, no se haga el inocente conmigo que es lo que más odio de las personas, quiero que me la mame cuando yo se lo ordene, que se ponga de rodillas y se deje coger por las noches que yo quiera hasta que me aburra – Lestrade se quedó sin aire por breves momentos. Eso si que había sido directo incluso para su mal gusto y si era un broma no era ni de cerca un poco graciosa.

De pronto una mano descarada toco su trasero y lo apretó con lujuria. Esos ojos románticos se habían tornado viles. Lestrade se llenó de ira ¡Le rompería el brazo por haberlo tocado! ¿Quién diablos se creía que era este hombre? Y prácticamente en cuanto se hizo la pregunta interna apretando los puños conteniéndose para no golpearlo directamente el viejo descaradamente se acercó a su oído, tomándole por sorpresa de la cintura para susurrarle mientras le pasaba la lengua por el rostro. – soy el secretario del primer ministro por cierto, un placer inspector.-

Greg se quedó quieto. Sabía de antemano que si le rompía la cara al secretario del primer ministro estaría en problemas, bueno, en más problemas de los que ya estaba y que después de ser despedido colgarían su cabeza en la oficina de su jefe; además… esta era una gran oportunidad de salvar su trabajo, de tener esos malditos fondos de Scotland Yard y…

- NO.- dijo fuertemente apartando al hombre de su persona. Greg no quería hacer nada de lo que el hombre le estaba pidiendo pero si podía tratar de arreglar las cosas - Gracias, pero no gracias. Me siento alagado que a mi edad me consideren atractivo y todo eso pero no. Soy un hombre casado.- mintió al final, mostrando su dedo anular donde gracias a dios aun portaba su anillo de matrimonio. – soy heterosexual. Malditamente hetero. Jodidamente hetero; pero enserio me alaga bastante su interés, lo tendré en cuenta si algún día llego a cambiar de opinión respecto a las mujeres – Lestrade había sonreído y le había tomado del hombro con confianza, antes de volver a alejarse y dirigiéndose con pánico a la puerta del baño. – si algún día quiere ayuda de los de Scotland Yard – tenía que huir mientras el hombre comenzaba a pintarse de un color puramente carmín – en algún caso jurídico o delictivo que nadie más pueda resolver no dude en llamarnos, lo atenderemos con gusto – Tenia que huir de aquí, su instinto de policía se lo gritaba – Bueno se me hace tarde y debo ir a ver a Madame Virgil al hospital y enfrentarme con los cargos que…- sintió como alguien lo jalaba del saco y lo regresaba prácticamente a su lugar. – Oh… ¿sucede algo?- pregunto tragando saliva viendo con nerviosismo al gran guarura que con un solo movimiento lo había movido como si no se tratara más que de una simple pluma.

- De rodillas… ahora.- Ordeno el hombre mirando al detective con autoridad. Muchos estarían temblando en este momento por ese tono y esa mirada o, cuando menos porque el gran guarura del hombre se había tronado los dedos de las manos; pero por desgracia Lestrade era un sujeto que se le atribuía bastante la valentía y la estupidez juntas. Pasar ya varios años trabajando en la policía y claro está que con Sherlock Holmes lo habían convertido en alguien a quien las amenazas no le bastaban para hacer o dejar de hacer lo que le venía en gana.

- usted no puede darme órdenes a mi.- dijo con una sonrisa en el rostro – no tiene esa capacidad jurídica y por desgracia estamos en un estado libre y soberano. Así que… secretario del primer ministro si no es la reina de Inglaterra no espere a que siquiera baje la cabeza por usted.- se llevó las manos a los bolsillos.

El hombre movió la mandíbula realmente fastidiado y negó con la cabeza. – se está metiendo en problemas muy serios Inspector ¿quiere que arruine su vida para siempre?-

- ¿me está amenazando señor secretario? – Pregunto Lestrade – le recuerdo que sigo siendo inspector de policía y por lo tanto también un ciudadano que está facultado para levantar una denuncia en su contra, mi carrera policial estará acabada pero no así mi dignidad.-

- No es una amenaza… Inspector, ahora le vuelvo a ordenar que se ponga de rodillas y si no quiere por voluntad propia hay otros medios. De todas maneras quiero ver cómo trata de levantar una denuncia en mi contra, no será el primero que lo trata de hacer y tampoco el ultimo.-

Fue el turno de negar con la cabeza a Greg. Bueno, era claro que era un hombre poderoso y que podía hacer lo que viniera en voluntad siempre y cuando tuviera el dinero como respaldo. El mismo Lestrade a pesar de ser un gran inspector de policía había sido víctima del abuso del poder respecto al dinero, no se iba tan lejos con los ejemplos, ahí estaba Sherlock Holmes al que no podían meter a la cárcel por más de dos hora ni dejar ningún rastro ni antecedentes y solo porque su hermano “tenebroso pelirrojo Holmes” estaba en un puesto importante en la política.

- Pues me niego rotundamente señor. No lo hare y hágale como quiera.-

Tan pronto como termino de hablar y de cruzarse indignado de brazos el gran guarura le proporciono tremendo golpe en el estómago. Retrocedió un par de pasos creyó que la mirada se le tornaba borrosa ¿desde cuándo no recibía un golpe así? Se recargo en el azulejo y para no caer de rodillas se sostuvo de los lavabos.

- Entonces inspector… ¿quiere hacerlo por las buenas o por las malas?-  Lestrade levanto una mano tratando de recuperar el aire que se le había ido de los pulmones. Se sintió impotente puesto que su día, no… su maldita vida comenzaba a tornarse de mal a peor.

- Está bien… por las buenas. Solo, solo no deje que ese maldito gorila se me acerque otra vez.- gruño de mala gana reincorporándose lentamente.

- así me gusta… ¿ve como todo se puede arreglar simplemente hablando? – dijo el hombre haciendo un movimiento con la mano para que su guarura se alejara solo un par de pasos, no muy lejos de ellos por si algo mas pasaba.

- que se quede afuera. No quiero que nadie nos vea, es mi primera vez y yo…

- No se preocupe inspector, tengo a dos hombres más afuera de la puerta del baño como precaución.-

Lestrade se relamió los labios nervioso desviando la mirada al suelo, se veía cansado, derrotado, definitivamente resignado. El secretario se acercó con más confianza a Lestrade, lo tomo de la cintura nuevamente, le levanto el rostro y lo beso en los labios. Greg, lo alejo lentamente sonrojándose por completo.

- ¿Seguro que podre conservar mi empleo si hago esto?- pregunto con timidez escondiendo el mentón en el cuello.

- Eso y mucho más si me haces feliz, no sabes los lujos que puedo brindarte si haces bien tu trabajo. No tienes por qué avergonzarte conmigo. Venga… pórtese bien inspector y póngase de rodillas.-

Greg asintió avergonzado recibiendo otro beso en los labios pero esta vez más profundo, sintió con asco como la lengua de otro se habría paso entre su boca jugueteando sin pudor dentro y lo recibió apretando los ojos con fuerza. Si hacia esto su vida podía cambiar podría tener más de lo que nunca imagino y quizá podría volver hacer feliz.

Se alejó un poco, respiro hondo, tomo un poco de impulso y bueno, No sabía cómo siempre hacia todo lo contrario a lo que pensaba así que lo golpeó fuertemente en la cara al secretario hasta romperle la nariz y tirarlo al suelo. Sacó su pistola y apunto al guarura con una mano, mientras con la otra se limpiaba la boca y escupía en el baño. Había tenido un mal día, y posiblemente su vida estaba arruinada, seguramente se arrepentiría de esto pero era Gregory Lestrade y no escogería el camino fácil nunca.

- Muévete.- ordeno haciendo una seña con la cabeza, el hombre lo fulmino con la mirada y no se movió – dije que te muevas por favor- pero el hombre solo llevo sus manos rápidamente en busca del arma. Lestrade disparo al suelo asustándolo – ahora – pero justo ahí el secretario del primer ministro lo tomo por la espalda.

- Mala elección inspector – gruño mal humorado, el guarda espaldas lo tomo de la camisa, prácticamente le arranco su arma de las manos y estrello su cabeza contra el lavabo. Greg sintió como una corriente eléctrica le recorría todo el cuerpo, como el golpe que se había dado en el lugar había sonado tan fuerte en sus tímpanos que parecía que hacía un eco ensordecedor y el dolor, ese maldito dolor se sentía como el hierro incandescente palpando la piel desnuda. Lo único que atino por hacer fue llevarse las manos al rostro, algo le sangraba o algo se había roto aún no se recuperaba cuando sintió como lo tumbaban al suelo y lo ponían de rodillas sujetándolo con fuerza. Vio al hombre parado frente a él. Greg cogió un poco de aire apreciando con gracia su desafortunada suerte.

- ¿y ahora? ¿Empezamos a trenzarnos el cabello?- dijo con ufanía recibiendo una bofetada seguido de otra como respuesta.

- Pude haberlo ayudado Inspector, pudo cambiar su vida, pudo buscar una mejor salida – y mientras el secretario del primer ministro hablaba lo abofeteaba con fuerza – pudo conservar su empleo, su casa, su esposa, pudo ser feliz… pero eso se acabó, haremos las cosas a mi manera y vera como conseguiré lo que quiero y le enseñare las maneras en las que puedo hacerlo sin necesidad de su consentimiento –

Su boca sabia a metal, el rostro le ardía y las mejillas las sentía hinchadas y adoloridas, sonrió ante lo que dijo el hombre siendo que era una clara amenaza y no porque fuera graciosa, sino porque al fin se estaba rindiendo, estaba cansado de luchar y de resistirse a su mala suerte puesto que ya no era el niño valiente de la primaria, tampoco el adolecente desenfrenado y fuerte en la preparatoria. No, ya no era nada de eso, ni siquiera era positivo, ahora no entendía porque siempre esperaba a que Sherlock recapacitara y se volviera bueno sabía de antemano que ese sujeto partencia al bando de los ángeles pero ni por un segundo era uno de ellos. Siempre esperaba a que su esposa  lo amara, que apreciaran su trabajo, sus horas extra, que el café de la estación mejorara, que no amaneciera nublado con su ex esposa,  él siempre esperaba lo mejor de las personas y a pesar de que el ayudo a los demás se dio cuenta de que solo porque haces las cosas bien, no significa que te ira bien y eso solo significaba que ya no tenía que esperar nada de nadie ni siquiera un milagro en esta situación y lo que sintió fue un gran vacío en su pecho y una gran liberación de su alma. Bueno… tenía que resignarse algún día.

Notas finales:

Bueno y que tal les parecio? opino que algunas veces seguimos peleando por cosas que ya no valen la pena, opino que nos aferramos a partes del pasado que nos hicieron felices, me imagino que luchar es una costumbre que tenemos todos los seres humanos, luchamos y aceptamos nuestro destino creyendo que todo lo que hacemos sea recompenzado. Yo me niego a esta idea rotundamente, aveces sufrir no significa aprender, aveces llorar no significa crecer. somos lo que somos, hacemos lo que hacemos y por que seamos buenos con los demas no significa que nos ira bien. Aunque bueno, Lestrade es uno de esos cabezotas que no entienden simples reglas de la vida y se aferran a sus convicciones por dentro yo quisiera ser una persona como Lestrade, :3 gracias a todos por comentarme TnT hacen muy feliz a este dios de la guerra sin que hacer, sin internet, sin dinero y en el avismo de los examenes XD por cierto como regalo les dejare un adelanto del siguiente capitulo que se llamara DIOS, me gusta el titulo :3

*

*

*

 

Mycroft Holmes puso los ojos en blanco y bufo mal humorado cruzándose de brazos – lo malo de “creer” es que siempre las personas lo entienden como lo correcto cuando claramente no lo es.

 


*

*

*

Se pondra muy serio el Gobierno Britanico con todo esto XD ojala les haya gustado tanto como a mi me gusto escribirlo. besos!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).