SEXTO IMPACTO.
- Pudiste ser un gran Kingsman.- dijo Harry tomando asiento en su respectivo lugar, esperando a que le sirvieran él te verde que él había solicitado.
- No estamos aquí para hablar del pasado Galahad.-
Comento Mycroft juntando los dedos de las manos y viendo directamente al único al que podía llamar familia.
- Lo sé, pero no puedo evitar cada que te veo pensar en Lee.-
- ¿Cómo está su hijo? Unwin si bien no me olvido.-
- Bien, gracias es uno de los mejores Kingsman.-
- Me alegra saberlo.- sonrió políticamente el pelirrojo cruzando la pierna mientras la camarera por fin les traía su orden y se retiraba del despacho en el que estaban a solas.
- Al parecer no tanto como demuestras, y Sherlock… me entere que dejo las drogas. Felicidades.-
- simplemente se encontró una nueva y legal; aunque supongo que igual de mortal.-
- Supongo que estas por el mismo camino que tu hermano buscando el amor. Habrás sido el primero en nacer pero siempre eres el segundo respecto a sentimientos y acciones en comparación con tu hermano.-
- No es necesaria tanta cordialidad de tu parte creo que estás hablando más que de costumbre, lo que significa que algo te aqueja Galahad, es mi deber social escucharte.-
Harry bebió de su taza y degusto aquel sabor. Miro directamente a Mycroft que ya lo estaba analizando de pies a cabeza. No pudo evitar dibujar una sonrisa en sus labios pero espero a que el mayor de los Holmes hablara.
- Veo que comenzaste una vida sexual activa, con alguien menor que tú por cierto. Las jóvenes de hoy en día son muy enamoradizas y te dejara en cuanto encuentre algo mas entretenido. Te recomiendo que la dejes.
- “Él” se me confeso primero
- ¿Y tú simplemente accediste?-
Eso era lo bueno de hablar con el rey de la perfección, el adicto al orden, ya que el “gobierno británico Holmes” nunca era de los que clasificaban a las personas por sus criterios, gustos, religión o placeres cotidianos. Para él la clasificación era más estricta y menos banal consistente en:
1.- Personas importantes.
2.- Personas no importantes.
3.-Personas que servirán o serán importantes.
4.- Monos cirqueros.- (personas comunes y corrientes); y
5.- Sherlock.
Harry contesto tranquilamente a la pregunta del hombre de hielo, nadie supondría que el Servicio Secreto y el Gobierno Británico estuvieran teniendo una plática con tan pocos intereses políticos.
- Bueno… en un principio creí sensato no involucrarme con nadie por el trabajo ya que esperaba morirme joven; pero sorpresivamente llegue a la vejez y me di cuenta que estoy solo.-
- Evidentemente somos hombres que están solos por el trabajo no esperes que para tu jubilación alguien esté esperando en tu casa.
- A eso es a lo que quiero llegar… a nadie le gusta vivir en soledad.-
- La soledad es la mejor compañía del mundo.-
- No cuando encuentras una mejor compañía.
- No existe “una mejor compañía” supongo que la edad te está haciendo sensible Galahad.-
- Si fuera ese el caso, que no lo es, entonces también la edad te estaría haciendo a ti sensible, y de sensibilidad tú solo conoces el término.-
Mycroft levanto una ceja, no le hizo mucha gracia el comentario de Harry pero sabía que era certero, no por algo le habían apodado “el hombre de hielo”
- En fin… Me entere por buenas fuentes que tu pupilo desapareció.-
- Me asalta una mortal nostalgia cuando dices “desapareció” en lugar de ocupar el termino correcto que es “secuestrar” pero sí. Alguien secuestro a Eggsy y a eso vine, para que me lo devuelvas. Veo que aun conservas la sombrilla que merlín te regalo, que consuelo.-
- Más que consuelo me da seguridad, no sabes de que me ha salvado; además de que es un invento puramente mío. Tu indirecta no la entiendo del todo ¿Qué me incumbe a mí que tu pupilo haya desaparecido? Y ¿porque habría yo de devolvértelo? –
- Es obvio que tuviste algo que ver con su secuestro ya que vi a tu querida ayudante en escena del crimen. No eres el único que tiene cámaras escondidas en Londres querido Mycroft.-
El mayor de los Holmes se quedó un poco desconcertado ¿Anthea secuestrando a un Kingsman? Valla... pero no era posible. Anthea nunca le había escondido algo ni siquiera la relación amorosa que tenía con Irene, ni cuando “la mujer” fingió su muerte dejando a su propio hermano.- (según un Watson celoso) “destrozado”.- (le pareció muy cómico cuando su ayudante se le acercó para confesarle que Irene seguía viva) ¡Hasta le había prestado su habitual carro negro cuando ella se lo pido! Y… No… Anthea no podía haber hecho tal cosa sin consultárselo.
- Si... ya veo; pero aunque lo dudes.- (que es normal) no tengo nada que ver y si paso algo te juro que no fue hecho con el fin de dañar. Me encargare de llamar a Anthea para que se resuelva este mal entendido.
Harry sonrió y se recargo en el sofá, aún tenía ese porte de hombre importante y aunque el tiempo ya estaba haciendo de las suyas con su cuerpo seguía siendo un hombre atractivo.
- Por cierto… el paquete que nos encargaste.-
- El Detective Inspector.- corrigió enseguida Mycroft poniéndose rápidamente a la defensiva.
- Si. Al parecer tiene una tendencia suicida y no es…
Antes de que Galahad dijera algo más la puerta del despacho donde estaban conversando se abrió de un golpe.- (patada) entrando en ella un hombre de ojos color chocolate, de estatura media, que los miro con un sentimiento tal.-(que ambos hombres llamaron furia) que no pudo contener y se acercó rápidamente.
- ¿Quién de ustedes es Galahad?- pregunto agitado y rojo por la ira el morocho.
Harry lo miro con desdén – No te costaba nada con tocar antes de entrar si de todas maneras ibas a preguntar por una persona.-
- ¿Qué?- cuestiono el moreno un poco desconcertado ante la actitud de esos dos sujetos, que parecía que no estaba ahí parado y si lo estaba solamente era un factor “x” en una ecuación compleja.
- Que has dañado propiedad del Gobierno Británico.- dijo Mycroft tomando entre sus manos la taza de porcelana y bebiendo de ella sin vergüenza – lo bueno es que tienes el dinero suficiente como para regodearte por ello y pagar por lo que rompes.-
- ¿He? Dejen de estar diciendo tonterías, lo de la puerta es lo de menos ¿Quién de ustedes dos es el maldito Galahad?- Tony no le importo lo que había hecho simplemente analizaba a esos dos hombres que estaban en esa pequeña mesa fina viéndolo con genuina indiferencia. - ¿saben qué? No me importa, ya no me interesa solo quiero que me digan dónde está el detective Lestrade y me largo de aquí – de la nada entrando por la misma puerta se encontraba un hombre rubio, con una gorra y unos audífonos, estaba mascando goma de mascar rosa y llevaba tras su espalda un estuche de una francotiradora.
- Moran… lo que me faltaba.- murmuro Mycroft llevándose una mano a la frente cansado de toda esta discordia.