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Me enamore de papá por Reiga

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Notas del fanfic:

Hola bonitas >///< Sinceramente no iba a subir este escrito y me lo dejaría solo para mí, ya que esta medio bien, bástate raro, no se jeje júzguenlo ustedes.

Ya que está arriba, espero les guste y me digan que tal.

Aclaraciones

—No es incesto, ya verán que a pesar de lo raro que pueda parecerles es bonito (?) creo o ya mi mente se atrofio XD

  

Los personajes no me pertenecen u.u

 

 

~*Me enamore de papá*~

 

 

La tristeza invadía su corazón y con el pasar de los segundos contaminaba su alma. La culpa lo estaba matando hasta el punto de quitarle la respiración. Ya no tenía lágrimas que derramar, sus ojos ya no daban más de la irritación.

Acurrucado en su cama y con sus manos oprimiéndose el pecho quería terminar su vida. A ver si de esa manera su corazón  se detenía y le quitaba esa pena que tanto mal le estaba haciendo.

 

“Perdóname to-chan”

 

Esa frase se repetía en su mente una y otra vez, nada más en su mente que esa sola frase una y otras ves. Afuera de su habitación su padre golpeaba con insistencia y preocupación mas no era escuchado.

 

El sueño le vencía, su respiración se debilitaba y un último pensamiento lo acompaño.

 

“Si tan solo pudiera…”

 

~*~

 

Aomine corría de un lado a otro en esa cancha en la cual acostumbraba jugar, encestaba, atrapaba el balón  y corría hacia el otro lado con energías redobladas para encetar aún mejor que la vez anterior.

En uno de esos tantos botes  y corridas. De la nada choco con algo imprevisto que lo mando a volar varios metros atrás. Iba tan rápido que  ambas partes salieron disparadas.

Dolor. En su trasero, en su manos que fueron su soporte y aún más en su cara. Maldijo a los dioses antes de incorporarse. Iba a matar al idiota que se le atravesó.

Más todo garabato quedo atorado en su garganta al verse así mismo, estaba seguro que la expresión de ese chico debía ser la misma que la suya. Asustada impresionada y la ves incrédula, aquel rostro que veía enfrente suyo debía ser el mismo que el cargo hace uno dos años atrás si es que no más.

Se llevó una mano a su cabeza y suspiro, estaba soñando, de seguro el golpe había sido más grave y quedo inconsciente. Aparto la mano de su cara y se vio de nuevo enfrente pero ahora notablemente más asustado, sus dientes se apresaban en signo inequívoco de querer reprimir el llanto que prontamente se asomaría  por esos ojos iguales a los suyos.

—¿O-oto…san? — dijo el niño con asombro mirándolo fijamente.

Aomine miro hacia todos lados y luego se apuntó así mismo preguntándose si le hablaba a él. El moreno estaba tan confundido que no sabía que hacer miro al joven y decidió  levantarse ayudándolo también. El menor parecía aun peor que él. Totalmente desorientado mirando hacia todos lados.

—¿Estoy soñando? O ¿Acaso eres mi yo del pasado? — rio con vergüenza al escucharse pero era la única explicación que tenía al verse así mismo, aunque la segunda también podía ser parte de la primera idea.

—¿Aomine Daiki? — Pregunto y el moreno asintió — soy tu hijo… no sé qué está pasando hace un momento estaba en mi cama y… y ahora… — recordó lo que hacía en su cama hace un momento y su mano fue instintivamente a su pecho a la vez que las lágrimas inundaban sus ojos.  

Aomine no sabía qué hacer, su menor yo lloraba con dolor y se notaba perdido.

—¿Oye te duele algo? — Preguntó al verlo casi retorcerse luego entendió algo quizá clave — ¿dijiste mi hijo? — casi volvía a reír,  si no fuera porque el menor parecía sufrir.

El pequeño parecía querer entender, también pensaba que debía estar soñando, luego recordó su deseo, abrió lo ojos entendiendo y esperanzado.

Corrió a un encuentro más cercano con Aomine tomándolo por la ropa.

—¡Eso debe ser! Papá por favor no me tengas, yo nunca… yo nunca… — hipaba en llanto a la vez que sus rodillas perdían fuerza y caía al suelo aun sujeto al mayor —  yo nunca debí nacer.

Aomine estaba atónito

—Esto es una locura, ya perdí la cordura  — reía incrédulo ante la situación.

—Por favor créeme, tengo 14 años, soy tu hijo mayor y de mi Oto-chan, mi nombre es Aomine Miraki, tienes que creerme papá esto puede ser una oportunidad. Fue mi culpa, fue toda mi culpa. Cause la muerte de mi to-chan, arruine la familia… soy… s-soy repugnante.

Demasiada información que le era imposible procesarla… sueño o no el sufrimiento de ese niño era real así que haría lo que le pedía, miro su reloj y kagami debía llegar en cualquier momento para jugar. Tomo de la manos al chico y lo hiso levantarse.

—Por favor cálmate, necesito que lo hagas y me expliques — de la mano lo llevo hasta la banca y lo sentó hincándose para poder mirarlo bien. A primera instancia si se parecía el, por el color de su cabello, ojos y piel, pero ahora que lo miraba en detalle sus facciones eran distintas y se le hacían gratamente familiar.

—No… no me odies papá — decía el menor volviendo a llorar. Aomine sujeto sus manos y le sonrió.

—Lo prometo ¿Qué clase de padre odiaría a su hijo? — Aomine pudo vislumbrar algo de brillo en sus ojos  pero ya luego volvieron a apagarse.

—Cualquiera que tuviera un hijo como yo.

El moreno ya se estaba asustando, ¿que podía ser tan malo? Apretó sus manos para darle confianza.

—Dime ¿Qué fue lo que paso? ¿A qué te refieres? ¿Es más de quien estas hablando? — si se había casado quería saber con quién, en este tiempo recién estaba descubriendo sentimientos por alguien.

El menor estaba renuente a contarle, pero estaba convencido que si eso podía cambiar algo lo haría. Cerró sus ojos y hablo.

—Fue mi culpa… yo… me enamore de mi Oto-chan — Aomine ya sentía que viajaba por una dimensión diferente — yo jamás quise que pasara, siempre lo negué y jamás pensé en decirlo era algo solo mío, comencé a salir con mi amigo el me gustaba… un poco— todo lo decía tan rápidamente que Aomine hacia doble esfuerzo por querer entenderle — quería matar estos sentimientos pero no podía seguir haciéndole daño ya que pasaban los meses y no podía corresponderle a pesar de todo era mi amigo por lo que fui sincero y le conté lo que me pasaba jamás imagine que Oto-chan escucharía. Ese día fue su cumpleaños, hace dos días el…. El jamás debió escucharme.

Aomine le escuchaba atento cada vez más sorprendido

—Su cara… aun no puedo borrarla de mi cabeza, el nunca debió escuchar eso, Salí corriendo no quise escucharlo, el me siguió. Todo sucedió tan rápido, no vio el semáforo tampoco el auto que impacto contra él. Si no fuera por mí el… el  aun estaría con nosotros, por eso…. Papá no me tengan.

Aomine lo abrazo con fuerza. Quería que dejara de sufrir, que dejara de llorar.

—¡Todo es tu culpa! — Gritaba con rabia ahora ofuscado en su pecho, Aomine lo escuchaba en silencio dejando que sacara todo lo que guardaba  —desde pequeño siempre me decías que como el no habría ninguno, que era único y nuestro,  nunca nadie tan lindo como papá, que tenía que cuidarlo, que nadie nos lo robara. Siempre terminaba comparando a alguna persona con él y siempre llegaba a la conclusión de que ninguno como él y…

Paro. Debido al ímpetu por decir las cosas se mordió la lengua, Aomine lo aparto de su abrazo y por primera vez noto el parecido, si le cambiaba el color a las cosas podía decir que era idéntico a él, a pesar de su rostro compungido por el llanto podía notar la gentileza del hombre que le gustaba. Y al recordar todo lo que el niño habia dicho se aterro.

—O-oye… ¿de quién estás hablando? — el menor se llevó las manos a la cara secándose las lágrimas y con calidez dijo su nombre. Le felicidad lo embargo, la tristeza también llego y solo más confusión

—Teníamos una bonita familia, dos hermanos menores que se quedaron solos por mi culpa. Oto-chan de seguro se fue odiándome y…

—Oye ya basta, estoy seguro de que kagami jamás te odiaría y yo tampoco — “dios” suspiro algo incómodo luego decir aquello, en este tiempo no tenían nada, es mas solo se habían besado por accidente y desde ahí comenzaron a tener una relación un tanto extraña, más apegada pero nada formal.

Ahora de golpe sabía que se iba a casar con él, tendrían un hijo que era su perfecta combinación, otros dos más y que a su hijo mayor le provocarían un complejo que más tarde provocaría la confusión del menor y luego la muerte de kagami.

Pesar en eso le tenía temblando, no sabía hasta qué punto le gustaba kagami ahora pero de solo pensar que el ya no este le daban ganas de llorar.

—Si estás aquí ahora es porque el tendrá otra oportunidad que puedes cambiar.

—Así es no… — el moreno le interrumpió

—Y no, esa no es la solución —Aomine tomo sus mejillas, levanto su rostro y le sonrió. Miraki sintió ese calor en su pecho, en su tiempo llevaba días sin dirigirle la mirada a su padre debido a la culpa que lo embargaba.

—¡Papa! — grito abrazándolo con fuerza. Aomine correspondió mientras sobaba su espalda.

—ehem — Aomine levantó la mirada y se encontró con la ceñuda de kagami — ¿interrumpo algo?

El pelirrojo venía a su juego/cita con Aomine y este estaba de lo más abrazadito con un extraño. Sí él no estaba feliz. Se iba a ir indignado pero se controló.

Aomine por otra parte alejo al menor como si tuviera tiña, iba a aclarar que no era un engaño o algo pero también se arrepintió esa era su extraña relación, cuando ambos saben que se gustan pero aún no hay nada. Luego recordó que el menor no era nada más ni menos que el hijo de ambos y quiso gritar todo era tan complicado.

Vio al menor darse vuelta al reconocer la voz y deseo nunca haber visto un rostro así de sufriente. Lo vio levantarse como en un trace y lentamente caminar hacia kagami que le miraba extrañado. Lo abrazo. Sus brazos se cerraron con cerrojo a la cintura de kagami. Este quedo petrificado ante su acto solo escuchando los constantes perdóname del niño.

Aomine se apresuró en apartarlo preocupado. Retrocedió unos pasos con él y le susurro “Tranquilízate lo vas a asustar”

—¿Qué le pasa? ¿Qué le hiciste bruto?—kagami le vio tan mal que le dio pena y olvido su malestar, se acercó a él y se inclinó un poco para mirarle — ¿te estaba molestando?

—Oi Bakagami no le he hecho nada — gritó el moreno mayor. Kagami desordeno los cabellos del menor y miro a su  amigo.

—¿Un familiar? — ambos parecidos se miraron.

—Es mi primo, tuvo un problema en su… casa —hablo Aomine incómodo.

—Aomine Miraki mucho gusto — hiso una reverencia

—Kagami Taiga el gusto es mío oh ¿quieres jugar con nosotros? —Miraki se sonrojo al ver esa sonrisa radiante nuevamente, su padre estaba ahí con vida, estaba teniendo esa oportunidad de ver a sus dos progenitores en su gloriosa juventud.  

Asintió. Llevaban un buen rato jugando y  ahora ambos morenos estaban descansando en el banco cansados mientras el pelirrojo seguía encestando.

—No puedo creer que me haya machacado y no haya tenido ninguna consideración — decía el menor aun no pudiéndolo creer, mientras tomaba agua que le dio Aomine.

—Es el mejor — decía con admiración mirándolo jugar.

—Lo se, pero él nunca juega enserio con migo, siempre me deja aunque sea encestar, aunque siempre me gana hace que la diferencia no sea tanta.

—Supongo que su lado maternal no le deja del todo — rio enternecido imaginándose esa escena  — ¿y yo? —pregunto curioso y pudo ver una sonrisita en ese rostro.

—Cuando juego contigo el resultado es aplastante para mí, las únicas veces que he podido encestar es cuando jugamos los dos contra ti, unas de mis metas en la vida es darte una paliza en el juego que amo.

Aomine lo vio tan decido mirándole que le recordó a kagami y sonrió acariciándole el cabello.

 —Papa… yo no sé qué más hacer. Ni quiera estoy seguro de que esto esté pasando o no — miro sus manos y estas se veían borrosas y luego a kagami quien le miro y le sonrió — quizá solo es una oportunidad para haberle pedido perdón… y  ya no me queda tiempo.

—¿Cómo lo sabes?

—No lo sé  — se levantó y kagami se acercó.

—¿Qué pasa?

—Miraki quiere jugar otro uno a uno contigo — kagami sonrió prepotente.

—Por mí no hay problema — Aomine se quedó en la banca pensando en todo y en que podía hacer

Ambos se acercaron a la cancha y se detuvieron en medio de ella y empezaron a jugar.

—kagami-san, en realidad ahora ya me tengo que ir.

— ¿sí? —hablaban mientras Miraki le intentaba quitar el balón.

—Sí, y tengo una pregunta para usted — kagami paso de él  y encesto.

—¿Cuál? — retomo el balón  con el menor enfrente.

—¿A usted le gusta mi primo? —sonrió al ver sorprendido a kagami, le quito el balón y corrió al aro para encestar, luego lo retomo y volvió con él, les daría una ayudadita, ya que tenía entendido que comenzaron a salir cuando ya estabas terminando la preparatoria debido a la cobardía de ambos.

—Su silencio lo tomare como un sí, el juego lo dejaremos en un empate y  le diré también que el baka de mi pa-primo — se corrigió  — siente lo mismo, siempre  escucho lo mucho que usted le gusta y lo lindo que es entre otras cosas — “también las recriminaciones que se tenía así mismo por no haberle dicho sus sentimientos antes”  pensó esto último, se detuvo con el balón en la mano — bueno la pregunta es si usted aceptaría salir con él— Apunto al moreno que ya estaba preocupado pensando en que podían estar hablando — Sí, lo se mi primo es un cobarde y me mando a mí. Dijo que por favor le diera una respuesta con un beso a favor.

Kagami estaba de todos los colores, le gustaba Aomine y no lo culpaba el que fuera cobarde ya que el salía de su casa decidido a confesarse ya luego de dos pasos lejos de ella se arrepentía.

—Ya me tengo que ir fue un gusto haberlo conocido — Kagami le miro y le sonrió

—Para mí también Miraki —sorprendido quedo nuevamente ante el abrazo, el peli azul se separó y le empujó hacia aomine —dele un respuesta favorable por favor si no llorara.

Kagami asintió enrojecido hasta las pestañas, y camino tembloroso hasta el moreno. Realmente estaba pensando en si la vergüenza no lo mataría antes de llegar.

Aomine le miraba extrañado y quedo petrificado cuando kagami le dio un sorpresivo y casto beso en sus labios, luego se alejó y miro hacia un lado.

Lejos de ahí su hijo sonreía y miraba al cielo

—Eres tan ingenuo to-chan — “Si no me tienen todo estará bien” pensó antes de un último suspiro en ese tiempo.

Ambos mayores se miraban. Kagami quería morirse de la vergüenza, veía tan sorprendido al moreno que pensó que debió haber sido una broma de ese pequeño niño que pronto asesinaría. Quiso salir corriendo pero Aomine le detuvo.

—¿A… A-a  qué se debió eso?

—N-Nada solo fue un error

—Mírame — kagami se negó y miro hacia un lado, Aomine lo abrazo dejándolo cautivo con su brazo y con el otro levantó su mentón. Miro hacia un lado y su supuesto hijo ya no estaba sonrió algo le debió haber dicho  pensó. Como sea, su chico estaba sonrojado y estaba seguro que estaba a punto del desmayo por la vergüenza.

No le hizo sufrir más,  ese día  le robaría su tercer beso, concertarían su primera cita y tendrían su primera discusión como pareja ya que Aomine decidió que era el mejor momento para pedirle un hijo.

 

~*~

 

Acurrucado en su cama intentaba despertar, algo en su interior se lo pedía. Abrió los ojos en demasía al recordarlo todo. La situación en su casa y el extraño sueño, se incorporó de golpe al ver cada detalle su habitación. Su cuerpo aún mantenía quedos espasmos y podía jurar que sus ojos estaban irritados.

Recordaba el motivo de su llanto pero habia algo diferente. Golpearon su puerta  y no se movió. La vos de su padre termino por despertarlo. Abrió la puerta y se encontró con la sonrisa comprensiva de su moreno padre.

—¿Cómo te sientes?

—Tuve un sueño extraño

—¿Sí? ¿Acaso es hoy? —pensó el moreno recordando un fecha que desde joven  habia tenido muy presente. Miraki le miro confundido —no estaba seguro de si funcionaria así o las cosas solo seguirían su curso — decía tranquilo con pose pensativa.

—¿En realidad paso? —“Estarían hablando de lo mismo” su padre asintió y quiso llorar nuevamente sintiéndose traicionado —¡entonces no me hiciste caso! — Le reclamo gritándole — papá…. Papá esta…

Aomine se acercó a su lado y lo abrazo — ¿enserio crees que estaría tan bien si Taiga no estuviera aquí?

Miraki se alejó de él y prácticamente salió corriendo de su habitación, la escalera se le hiso eterna su casa no estaba como la recordaba. Llena de gente vestida de negro. Era vivas como aquellos días cálidos de fin de semana en donde estaba toda su familia reunida compartiendo las delicias que les preparaba su pelirrojo padre.

El olor inundo sus fosas y le indico el camino, su paso lo hiso más lento, abrió la puerta de la cocina, la imagen le lleno de alegría y ese cálido tarareo lleno sus oídos llegando hasta su corazón.

 Kagami estaba de espaldas con una mano en un sartén y  con la otra revolvía una olla mientras tarareaba una canción bastante alegre. Unos pequeños brazos le rodearon y supo que era de su hijo.

—Al fin te despertaste oso — le dijo riendo hasta que escucho su llanto, se preocupó quiso darse vuelta pero el fuerte abrazo en primera instancia se lo impidió. Lo consiguió, tomo su rostro sus ojos se miraron y su llanto fue imparable.

—Demonios ¿qué fue lo que te paso? — Preguntaba asustado. Guio sus manos hacia atrás y  apago la cocina, luego volvió a tomar su rosto para con sus pulgares limpiarles las lágrimas  —Mira ¿por favor no me asustes te paso algo en la escuela? — Negó — ¿alguien te esta molestado? — Volvió a negar — ¿Acaso fue tu papá?  —Justo ahí apareció  el moreno por la puerta — ¿Qué le hiciste?

—No le he hecho nada Taiga, solo tuvo un mal sueño —suspiro derrotado, ¿por qué siempre le echaban la culpa?

Kagami volvió a mirar a su pequeño, este seguía ocultando su rostro en su pecho.

—Ya, ya, — repetía cálidamente — ya paso, lo que sea solo fue un sueño  ¿fue de terror? ¿Eran abejas? — El menor sonrió y lo apretó con más fuerza —¿quieres que duerma contigo esta noche? — Se separó y asintió — está bien ve a cambiarte — le decía regalándole un beso en su frente — Daiki por favor ve a ver si los niños ya despertaron

Ambos morenos salieron de la cocina, pero Miraki tomo la muñeca de su padre deteniéndolo.

—¿Papa… qué hiciste?

Aomine sonrió y acaricio su mejilla.

—Me asegure de criarte de otra manera supongo — dijo pensativo, se habia ahorrado ciertos comentarios  hacia su esposo para no crearle ningún tipo de complejo u/o confusión.  Se inclinó y le miro tiernamente — eres mi hijo creo que podría dejarte ganar en el deporte que amo, pero dudo que pueda hacerlo con Taiga, me asegure de que fueras mi rival solo en eso — le guiño un ojo ganando un sonrojo del menor — ¿te sientes diferente?

Una mano en su pecho, seguido de un inexplicable tranquilidad le indico que si habia algo diferente.

—¡Gracias papá!

   —¡Háganme caso el desayuno ya está listo! — salió a regañarlos kagami, con una paleta en la mano. Bien sabían que a los dos podía llegarle así que salieron disparados escaleras arriba — oh ¡Miraki! —detuvieron la huida.

—Kuroko vendrá a la tarde — dijo causando automáticamente un sonrojo en su hijo. Sonrió picaronamente — y obviamente no solo — nuevamente le subió el color al recordar a su amigo, la situación era la misma antes de que terminaran. Sonrió feliz y salió corriendo a su habitación.

Aomine sonreía tranquilo, mirando a su retoño hasta que la voz de kagami le saco de sus pensamientos, bajo para abrasarlo.

—Oi… tu ¿qué tienes? —pregunto dejándose abrasar por su esposo.

—Nada — respondió abrasándolo más fuerte.

—Que… ¿también soñaste algo feo? — rio pero se detuvo al sentir tensarse a su moreno.

—Bastante feo… no  seque haría sin ti.

Kagami trato de soltarse y no pudo, correspondió el abraso, y con una de sus manos acariciaba su cabeza enredando sus dedos en sus cabellos.

—yo tampoco.

Escaleras arriba se encontraba su hijo mirándolos con adoración con un solo pensamiento en su cabeza y corazón.

 

“Ninguno como ustedes dos”

 

Fin

Notas finales:

¿Muy rarito? >.<

Espero les haya gustado lindas, que estén muy bien nos estamos leyendo <3

Bye bye~


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