Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

HIELO por Huitzil

[Reviews - 78]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

*

*

 

 

La fe en Dios nos permite VER lo invisible, CREER en lo increíble y RECIBIR lo imposible.

*

*

Cuando DIOS demora, es porque algo grande trae a tu vida. Confía en Su sabiduría.*

*

Hola a todos! les traigo buenas nuevas :) la felicidad en mi kokoro no cabe ¡Terminaron mis examenes! y... tengo dos semanitas de vacaciones.-(tranquilos, lo sé, lo sé, yo tambien estoy feliz) eso significa *de redoble de tambores por favor* sip, actualizaciones, actualizaciones y actualizaciones muajuajajajajajajaja ademas quiero aclarar que tengo en un futuro proximo lemon y porno para ustedes y que alfinal del capitulo pondre un extra para que no se olviden de leer! besos y abrazos a todos nos leemos al final!!!!

 

DIOS.

Iba lo más rápido que las condiciones y sus pies se lo permitían. Considerando que el casi no practicaba ninguna clase de deporte en el que estuviera impuesto el cansancio físico y aun ahora no suponía un placer estar sudando por la actividad que estaba sobrellevando aunque bien, sí que valía la pena ya que saldaría una deuda pendiente y de paso volvería a ver esa gran sonrisa que tanto degustaba, esa mirada soñadora y vivida que trato de olvidar pero por mas que trato su perfecto cerebro no pudo lograr suprimir tan bella maravilla.

No se había imaginado que el baño se encontrara prácticamente en la parte olvidada de la esquina del salón, muy alejado de la entrada y se maldijo por no tener un poco de humanidad; de haberla tenido, hubiera detenido al secretario del primer ministro con algo más interesante que hacer que ir a acortejar personas en los baños y tratar de abusar de ellas pero no, ahí estaba caminando con rapidez por andar haciendo lo mismo que las demás personas ignorando el dolor ajeno y regodeándose de su buena suerte.

Suspiro fatigado al llegar y  ver a dos de los mejores hombres del honorable amigo del Juez de lo Segundo civil del país, parados en la puerta del baño. Le basto solo una mirada para saber que sus teorías estaban correctas.- (como siempre) y se odio así mismo por tener razón.

La carrera no fue lo único difícil jamás contemplo que el verdadero reto seria  convencer a esos hombres de seguridad que se hicieran a un lado. Sus pequeños cerebros de primates no evolucionados no comprendían excusas ni razones. No fue hasta que el destino alegre se dispuso a cooperar a su lado nuevamente bajo unos términos nada convenientes para nadie. Un disparo se escuchó en el baño, unas voces se alzaron en ese mortal ruido de música y risas entre ellas la voz del detective que prolifero algo inaudible pero que parecía que fueron sus últimas palabras. Su corazón latió con fuerzas y al parecer lo guaruras también lo notaron, uno de ellos se abrió paso para entrar al lugar pero no fue más listo que Mycroft quien se deslizo con rapidez cuando se dieron cuenta de lo ocurrido no pudieron detenerlo y una vez dentro se quedó de pie horrorizado por lo que veía.

Se mordió la mejilla interna evidentemente molesto, no se había quedado en ese estado de shock y desconcierto desde que descubrió que Sherlock se había convertido en un drogadicto y él cómo hermano mayor había fallado. Un Holmes jamás fallaba, jamás fracasaba, jamás perdía…

Que escena tan mas ruin y molesta tenía la desgracia de presenciar, el gran Lestrade estaba convertido en la peor minucia de rodillas, con los brazos en la espalda, su labio desflorado, su nariz rota y su rostro apiñonado estaba empapado en sangre y pálido. Posiblemente tenía una fractura de cráneo lineal que debía ser atendida para asegurarse que no era algo más grave. Por suerte o por voluntad propia no estaba inconsciente en el suelo quizá no era tan grave como parecía, simplemente el golpe y la sustancial sangre hacían parecer un pequeño golpe una gran atrocidad, ese pensamiento lo calmo un poco pero no detuvo las incontrolables ganas de matar a todos los que se encontraban en el lugar y quienes habían lastimado a su Inspector, un odio infernal surcaba por sus venas y el aire empezaba a ser escaso. Que se abrieran las puertas del infierno, que se soltaran los perros del averno, que el cielo aclamara piedad, el apocalipsis se desataba en la tierra… Mycroft Holmes estaba furioso y alguien tenía que pagar por eso o el mundo se iría a la ruina por culpa de un solo hombre.

Respiro hondo guardándose el aire en sus pulmones. No tenía que perder la compostura y la elegancia, los modales lo eran todo, siempre se lo recordaba así mismo cuando creía que perdería la paciencia con su pariente más cercano y si, seguimos hablando de Sherlock “Tener sentimientos solo era una desventaja” y trato de modular su voz aunque no pudo evitar fruncir el ceño.

- Señor Vondame…- dijo en voz neutral disfrazando su creciente ira con palabras de bondad y comprensión, muy característico de su parte, esperaba recibir  una contestación parecida; aunque no se sorprendió cuando recibió todo lo contrario. Nada bueno se esperaba de esos monos incultos con dinero.

- No molestes ¿Qué están mirando? ¡Sáquenlo de aquí bola de idiotas impertinentes o los despido!- grito eufórico el hombre sin girarse por completo.

Los hombres atemorizados estaban a punto de atacar sus órdenes mas no se atrevieron siquiera a tocar ni un pelo rojizo de su cabeza cuando él levanto una mano molesto. Los fulmino con la mirada y toda la ira que podía almacenar en ella, haciendo que meramente por instinto animal los hombres en lugar de acercarse se alejaran un poco temerosos - ¡¿Qué están esperando?! – el secretario se giró a ver al hombre que tanto le temían sus guaruras y se quedó congelado al cruzarse con ese frio mirar de hielo que eran los ojos escrutadores del pelirrojo, enseguida su posición cambio a una más sumisa. Se giró por completo se subió el cierre del pantalón con rapidez, interrumpiendo su creciente apagada erección y aparto aún más a sus guaruras de aquel hombre,  obligando a que soltaran a Lestrade quien solo atino en quedarse en la misma posición. - ¿señor Mycroft Holmes?- pregunto temeroso el secretario del primer ministro como si estuviera viendo a un fantasma.

Lestrade levanto la mirada al escuchar ese imponente nombre pero su vista era borrosa y solo veía sombras, quiso levantar las mano para tallarse los ojos más no pudo, solo deseaba que todo esto terminara de una vez por todas y que lo que fuese a pasar pasara y ya.

- No hace falta que diga mi nombre con sus sucios labios señor Vondame, no desgaste el aire del lugar, ahórreme las formalidades y a usted las mentiras ya que todo lo que valla a decir a partir de ahora solo será un medio para cavar profundamente su tumba.- la voz seria y tenebrosa del mayor de los Holmes estremeció incluso a Lestrade quien se juró mentalmente no hacer enojar en esta ni en la otra vida al terrible pelirrojo Holmes.

A Greg le estaba costando bastante mantenerse en esa posición y solo sintió cuando su cuerpo se comenzaba a tornar más pesado, como si estuviera cargando una gran piedra sobre sus hombros. Un dolor empezó a surcarle el estómago entre todo el barullo de voces quiso hablar y decirle al engreído hermano mayor de Sherlock que no necesitaba su ayuda o su intervención también quería decirle al tipo ese secretario que se jodiera y se fuera al caño pero en lugar de eso empezó a toser sin contro mientras ambos hombres seguían teniendo esa discusión de la que él no tomaba partido.

Mycroft vio con pesar a Lestrade pero mantuvo la mirada fija en el señor Vondame, estaba consciente de que el inspector estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para estar de rodillas y que su cuerpo no aguantaría por mucho. Solo pedía que no fuera nada grave.

- No es lo que usted cree señor… este hombre, este sujeto ¡Ruin y aprovechado! Tra-trato de atacarme con su pistola, si no fuera por la intervención de mis guardaespaldas y-yo estaría, estará muerto.- dijo el secretario del primer ministro fingiendo miedo, tratando de sonreír y limpiándose el sudor de la frente.

- sí… Ya veo que por eso tenía el cierre abajo y su miembro erecto fuera.-

- es que, estaba a punto de orinar y este vástago me quiso disparar ¡está loco!.-

Mycroft se llevó las manos a los bolsillos donde estaba su celular, camino elegantemente a Lestrade y lo miro un momento.

- Necesito unos paramédicos.-

-¿Disculpe?-

- Que necesita unos paramédicos

 - no los necesita. Lo que necesita es que le den una buena lección.-

Mycroft abrió el grifo del agua, dejo su celular en el lavabo y comenzó a lavarse las manos con cuidado y delicadeza tomando un poco de jabón líquido que olía a Jazmín, no era su aroma favorito pero tampoco el más odiado, con paciencia serró la llave y en lugar de tomar un poco de papel o una servilleta opto por la secadora.

- Y también a un grupo de seguridad camuflados. Cuando yo de la orden que entren sin preámbulos ni rodeos.

- Disculpe ¿Qué fue lo que dijo?

- Decía que él es un hombre atractivo, entiendo porque quería poseerlo yo haría lo mismo aunque ocuparía otros medios más sutiles para entrar en él.-

Greg estaba muy mal herido tanto que la vista comenzaba a fallarle por el mareo; pero no era un hombre sordo, escucho claramente cuando Mycroft hablaba una cosa y decía otra, y si… el último comentario lo dejo perplejo. En su pecho su corazón dio un fuerte golpeteo aturdiendo sus sentidos que sabía bien que no podía atribuir por la adrenalina o por el miedo, reconocería ese golpeteo insistente en cualquier etapa de su vida, en cualquier lugar. Era su corazón diciéndole que había alguien que le gustaba, era su alma girando en torno a sus sentimientos y que tenía que callar ya que no era el momento ni la persona para emocionarse es decir era “el terrible pelirrojo Holmes” el “hombre de hielo” quien no podía amar a nadie y que la palabra amor no estaba incluida en el diccionario de los Holmes.

El secretario del primer ministro se acercó rápidamente a Mycroft ilusionado ignorando por completo a Gregory. Sus manos temblaban de emoción, su voz se escuchaba ataviada de verdadera felicidad como un niño a quien se premia por haber hecho algo bien. No era la primera vez que encontraba a seres con las mismas perversidades, gustos e incluso secuaces para sus fines diabólicos.

- reconozco a un hombre con buen gusto cuando lo veo señor – empezó hablando el hombre con más confianza – estaba pensando, bueno si quiere usted, compartir el botín. Yo estaba a punto de hacer que me la mamara al desobedecerme cuando se lo pedí pero ya que está usted aquí podríamos compartir.-

- ¿Qué le pidió exactamente?- pregunto Holmes levantando una ceja y dibujando una sonrisa confianzuda.

- Pues que tuviera sexo conmigo para conservar su trabajo.-

- ¿eso quiere decir que este hombre no quería tener sexo con usted? Valla imbécil ¿no le parece?- Mycroft tomo su celular del lavabo y se lo guardo en la bolsa nuevamente.

 - ¡por supuesto! Este detective es un imbécil y un mal agradecido. Se defendió y me ataco. Es claro que debo enseñarle una lección para que entienda quien manda.- el señor comenzó a reír y Mycroft al fin pudo borrar la sonrisa fingida que había dibujado y soltó un largo suspiro. – Si algo sucede o abre la boca diré que él me ataco primero y llevare a mis guaruras para que me respalden -

- Es curioso cómo funcionan estos celulares y los efectivos  que son para guardar una declaración en una discreta nota de voz con solo apretar un botón ¿Ya le mencione que no necesito de sus estúpidas escusas? - el hombre se desconcertó rápidamente no entendiendo el cambio de la personalidad del pelirrojo - Quiero para mañana su renuncia en el escritorio del primer ministro, puede decir, hacer o pensar cualquier excusa eso no me interesa exceptuando la verdad y haga lo que haga no quiero volver a ver su rostro en mi vida en ningún lugar; eso quiere decir que no podrá ir a eventos sociales importantes, no podrá trabajar en ningún congreso, o un puesto que tenga que ver con la política o la seguridad, no podrá contarle a nadie que tuvimos esta conversación y tampoco puede estar paseándose en Londres valla a cualquier otra parte del mundo donde no lo vea jamás, al polo norte si quiere o también esta México me da igual… ah, y cuando dije la palabra “imbécil” no me refería al inspector Gregory, señor Vondame.-

-¿De qué me está hablando? Yo creí que usted… –

Mycroft Holmes puso los ojos en blanco y bufo mal humorado cruzándose de brazos – lo malo de “creer” es que siempre las personas lo entienden como lo correcto cuando claramente no lo es. Acabo de obtener una confesión de su parte por si no se ha dado cuenta y en un juicio será su palabra contra la mía. Con altas probabilidades de que usted pierda. Ahórreme el tiempo y haga lo que le estoy ordenando.

- ¡Tonterías¡ Usted no tiene el poder de hacer que renuncie a mi empleo ¿en dónde voy a trabajar? ¿Qué excusa daré? yo no renunciare – Mycroft se quedó callado, solo dios sabría qué es lo que estaría pensando el pelirrojo pero seguramente no era nada bueno. Desvió por un momento la mirada al inspector y eso le basto para saber que el hombre se estaba derrumbando, escucho como el moreno empezaba a toser hasta vomitar. Se acercó a Greg a quien no había podido ayudar y lo miro con tristeza. Saco un pañuelo de su bolsillo y comenzó a limpiarle la sangre del rostro y los residuos del vomito de los labios; lejos estaba de darle asco a pesar de su paranoia hacia los gérmenes y la suciedad de la sangre. Una preocupación idéntica a la que sentía únicamente por su pequeño hermano menor se alojó en su estómago, aunque Sherlock siempre se buscaba los problemas y Lestrade parecía que simplemente los problemas lo buscaban a él. –  y… ¿Piensa ignorarme? Tengo mucho poder señor Mycroft y no me veo intimidado por sus ridículas amenazas todo lo contrario si en este momento usted sigue vivo podría atribuirlo que es porque yo así lo quiero guárdese sus amenazas para los pequeños peces con los que trata.-

- ¿Amenazas? Valla… y yo que creí que solo lo estaba aconsejando. Graciosa ignorancia la suya. Si no quiere seguir mis consejos no me interesa haga lo que le venga en gana.-

- Pues eso es lo que hare, métase sus consejos por donde le quepan. Usted ni siquiera es político tal cual, solo es un consejero y nada más, no tiene ninguna clase de poder ¿Qué puede hacer un simple hombre contra un rey?-

Mycroft vio con pesar como Lestrade quedaba poco a poco inconsciente y se arrodillo para que el rostro del inspector no chocara de lleno contra el suelo, cargo aquel cuerpo que parecía ser mas pesado pero simplemente no. Pesaban mas sus maletas de negocios que este hombre, cualquier otra cosa pesaba mas que Lestrade incluso el diminuto amigonovio de Sherlock pesaba mas que Gregory.  

- Muchas veces los hombres valientes suelen ser los más idiotas y  yo no aplaudo el valor de aquellos que quieren mostrar su hombría arriesgando su vida, eso ya paso de moda, a veces creo que sigues siendo el mismo idiota.- Mycroft hablaba más con el cuerpo callado del inspector que con los presentes. Dos de los guardaespaldas del hombre Vondame habían salido del baño en algún punto determinado de la conversación y solo quedaba uno de ellos contemplando con miedo una lucha entre grandes pero eso ya no importaba o por lo menos no para Mycroft. Con lentitud saco su celular, ya iba siendo momento de volver a la realidad  y comenzó a teclear algo con rapidez, no le tomo más de cinco segundos volverlo a guardar.

El secretario trago saliva nervioso y Mycroft parecía tan tranquilo como si estuvieran hablando del clima – Por cierto… Me sorprende que concordemos en algo, es verdad cuando usted dice que: un simple hombre no puede hacer nada contra un rey. Es cierto, un hombre es muy poca cosa comparada con un rey pero prácticamente ambos son hombres, insignificantes personas que hacen lo mismo que otras millones, idénticos a ellos, la única diferencia es el poder y el dinero; además permítame completar su frase y que le quede claro la comparativa y la diferencia de que ese mismo rey no puede compararse con el poder de un dios.-

- ¿Qué quiere decir?-

- que en su patético cuadro comparativo el inspector sería un hombre, usted un rey y, por su puesto… yo soy dios.-

- No sea…

 Apenas y Mycroft había terminado de hablar cuando el celular del señor Vondame sonó en el silencio del baño haciendo un eco que incluso me atrevo a decir en este momento que se escuchó “tenebroso” para el momento.

– conteste señor. No querrá hacer enojar al primer ministro y tampoco se demore mucho hablando puesto que también le hablaran del congreso para una reunión sobre su conducta y sus vicios, quien sabe… quizá con ellos si sirvan sus amenazas.-

El secretario se quedó muy sorprendido, trago saliva, sus pulsaciones aumentaron y miraba furioso a Mycroft. Contesto el teléfono ya que este no cesaba de sonar. Su cara se retorció en cuanto comenzó a hablar. Tartamudeo un par de veces y no pudo ni articular media palabra porque al final se quedó con el celular en el oído. No terminaba de digerir que era verdad que lo acababan de despedir, el terror se reflejó en su rostro mirando con ingenuidad y pavor al pelirrojo cuando volvió a sonar su celular.

-¿No va a contestar? – pregunto con inocencia Holmes acariciando el cabello de Greg para transmitirle ánimos y sonreír con malicia.

 El secretario del primer ministro furioso aventó contra el azulejo del baño su costoso celular y lo rompió en mil pedazos. Agitado vio la poca importancia que le daba Mycroft como si estuviera hablando con un insecto, estaba plenamente concentrado en administrar presión en el corte de la cabeza del Inspector.

 – No haga una tontería.- murmuro Holmes prediciendo lo que posiblemente quería hacer en su desesperación el secretario tomando del suelo la pistola del inspector le apunto a su cabeza.

- veamos si es verdad que los dioses no sangran.- gruño de mala manera el secretario y sonrió con ufanía.

- es suficiente, pueden entrar.-

De pronto entraron al lugar cinco hombres completamente armados, entre ellos estaba parada una mujer con un celular en las manos y dos paramédicos a los costados. Todo fue tan rápido, la seguridad privada sometió al hombre en cuestión de segundos, lo tumbaron en el suelo, sus guaruras no pusieron resistencia y se arrodillaron para ser esposados con su respectivo jefe. Los paramédicos auxiliaron a Greg, y Anthea se acercó a Holmes quien se ponía de pie con cara de preocupación al ver a Lestrade siendo estabilizado por los hombres. La mujer le tomo de la mano con confianza a su jefe y mejor amigo quien no rechazo ese contacto humano pero tampoco lo regreso.

Era verdad que se sentía culpable… tremendamente culpable por no haber podido ayudar a Lestrade pero aun así se atrevió a sentir un gran alivio al darse cuenta que no pasaría a mayores las heridas del inspector y que estaría mejor con solo un par de días de descanso y, secretamente jamás lo diría en voz alta pero se sentía orgulloso de que Greg no cediera a las peticiones sexuales del señor Vondame cuando era claro que cualquier otro hombre o persona hubiera cedido si estuviera en la misma posición.

Mycroft seguía teniendo ese palpitar incomodo dentro de su pecho cada que miraba a Greg.- (¿sería la nostalgia de volver a ver a alguien del pasado?)

- ¿así que dios he?-

- uno muy misericordioso querida.-

- Un dios muy misericordioso señor; pero que al final caerá siempre de su trono de oro y orgullo ante un solo hombre -

- ante el mismo hombre Anthea…

- valla dios es usted.-

Notas finales:

Cap. Extra:- Dios.

-¡Achuu!-

- Salud. Sherlock, ¿estás bien? Si quieres podemos volver al apartamento en lugar de estar en esta cena, parece que te vas a enfermar.- Watson miro a su mejor amigo estornudar por quinta o sexta vez en la noche.

- No seas absurdo, no tengo ningún síntoma fuera de los estornudos quizá solo es alergia-

- si claro, ¿desde cuándo el grandioso Sherlock Holmes es alérgico a algo? Solo al amor, se llena de ronchas y le sale espuma por la boca después de colapsar en el suelo.-

- Muy gracioso Watson, el amor no produce alergia pero si es contagioso.-

- Entonces supongo que alguien se ha estado acordando mucho de ti últimamente.-

- No seas ridículo. Solo tú puedes suponer cosas tan maravillosas sobre cosas inexistentes o en su defecto burdas.-

- Bueno… tengo un Blog que habla sobre ti, así que supongo que tienes razón.-

- ¡Achuuu!-

- Me pregunto si se estará acordando de ti un amigo, un viejo enemigo, algún delincuente que este en la cárcel, Moriarty o  quizá tu archienemigo.-

- Ojala sea cuando fui al palacio de Buckingham sin ropa. Sería el recuerdo más perturbador que tiene de mí.-

Watson comenzó a reír seguido por Sherlock quienes aún ahora recordaban con placer la cara de Mycroft al verlos a ambos en el mismo sofá. A los ojos del Doctor Sherlock era un dios, el dios de las travesuras pero dios al fin y al cabo.

 

*

*

*

Bueno ese es el fin del capitulo extra espero que les haya gustado  y si quieren mas capitulos extra sobre Sherlock y Watson haganmelo saber, gracias a todos por llegar hasta acá y gracias por los valientes que se atrevieron a dejarme review, no muerdo ¿saben? Bueno si, solo aveces XD en fin me encantan sus review de todos.!!!! besos! ah y les dejo adelanto del siguiente capi.

DÉJÀ VU

- ¿Lestrade?-

Greg se congelo y volteo al escuchar su nombre para ver que Mycroft se había levantado, se tallaba con cansancio el rostro pero trataba de despabilarse por completo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).