RETIRADA.
- Yo… este….- Lestrade se llevó las manos tras su espalda y bajo la cabeza pensando en una mentira que lo sacara de esta – pues….
- Continua.- animo Mycroft viendo entre sombras los movimientos nerviosos del inspector, no tenía que tener una visión nocturna para saber que le ocultaba algo ¿Qué hacía en ese cuarto si era uno de los últimos de la mansión? Y ¡por su majestad! ¿Cuánto tiempo llevaba ahí observándolo? Había llegado tan cansado del trabajo tras tres noches sin dormir, resolviendo esto, resolviendo aquello, y todo porque quería tener un poco de tiempo en las mañanas para pasar a ver a Gregory Lestrade e intentar entablar una plática decente con el hombre ya que al parecer le temía enormemente y siempre optaba por la retirada o el silencio. -“maldito Watson”- solo dios sabía que cosa fantástica le había contado ese doctor al detective y bueno ahí estaba Greg, con los ojos bien abiertos y tratando de inventarse una mentira. Bueno…. Si con esa mentirita podría tener una conversación con el detective ¿Quién era Mycroft Holmes para cuestionarlo?
- Bueno…- Greg tomo aire y relajo los hombros, se rasco la nuca como muestra de indecisión y soltó el aire dándose por vencido – me perdí…- admitió apenado. Mycroft trono los dedos y las luces del lugar se encendieron. Greg tardo un poco en que su vista se acostumbrara a la luz y ahí en una esquina se encontraba Anthea cerca del apagador y por un momento se quedó consternado. ¿Cuánto tiempo llevaba la mujer ahí? Oh, dios quisiera que no hubiera visto cuando le todo el rostro al pelirrojo ¡A quien engañaba! Estaba seguro que lo había visto ¡Qué vergüenza!
- ¿sucede algo inspector?- pregunto divertido Mycroft al ver la expresión del inspector quien se había quedado prácticamente petrificado viendo con la boca abierta a su ayudante. Se puso de un color carmín hasta las orejas y se llevó las manos a los ojos. Definitivamente… se veía tan tierno apenado y sorprendido que pagaría por volverlo a ver.
- No sabía que ella estaba aquí.- respondió automáticamente viendo a Anthea como recriminándole algo.
- ¿Algún problema con eso Detective Inspector?- Greg dirigió la mirada al techo y Mycroft casi juraba que estaba orando al cielo por no encontrarse en esta incómoda situación -¿Mi asistente le ha causado problemas? Porque entonces podría considerar despedirla…- Greg se sobresaltó y respondió rápidamente, claro… Lestrade no dejaría que alguien más pagara por sus errores.
- ¡NO!- se aclaró la garganta al darse cuenta que había gritado – no… no la despidas, ella ha sido muy amable conmigo y todos los de esta mansión son muy gentiles. De este lugar no he recibido más que mimos y buenos tratos así que por favor, no la despidas.-
A Mycroft no le pareció muy gracioso ver como Lestrade defendía a capa y espada a su ayudante cuando era claro que no la iba a despedir ¿podría ser que estaba celoso? Las posibilidades en este momento parecían ser nulas así que simplemente trato de concentrarse en el momento y no pensar ni en el pasado o el futuro, simplemente en el ahora. – Anthea… ten la amabilidad de ir a la cocina y pedirnos una cena ligera al detective y a mi ¿quieres?- la mujer rápidamente capto la indirecta y salió del lugar dejando a un muy incómodo detective y a su muy perverso jefe solos.
– No es necesario señor Holmes, ya me iba, disculpe la intromisión.- Greg estaba a punto de retirarse nuevamente cuando Mycroft chasqueo la lengua y lo detuvo con su gruesa y sensual voz.
- Seria una falta de educación que me niegue el placer de conversar con usted Inspector, además…. Ya va siendo hora de que tenga una entrevista con usted sobre mi hermanito ¿no le parece? O ¿piensa posponerlo para después? Supongo que el doctor Watson le ha hablado bien sobre mi ¿me equivoco?
Greg empalideció rápidamente – “si… maldito Watson, esta se las pagaría” pensó Mycroft y sonrió plácidamente sin la necesidad de fingir. Se sentía bien hablar con alguien sincero ya que Lestrade era un libro abierto que no representaba un misterio, era predecible, sincero, honesto. Gregory Lestrade era la única persona que no tenía que analizar para saber si estaba mintiendo porque las mentiras le iban fatales. No tenía que analizarle para saber a dónde iba, con quien o que pensaba porque solo con preguntarle este le contestaría con la verdad como si fuera de lo más normal. Con Greg no tenías que fingir ser alguien más, si le caías mal te lo decía, si le caías bien te lo demostraba y bueno, si le dabas miedo enseguida huía de ti como si tuvieras la peste negra. A su lado no podías estar deprimido porque enseguida te contagiaba de esa energía positiva que siempre se cargaba hasta en los días malos.
Greg se había sentado en el gran sillón rojo que estaba frente al sofá café de Mycroft y torció la boca asustado al ver sonreír a Mycroft. Su corazón latía rápidamente como si hubiera corrido kilómetros para alcanzar a un prófugo. Sus manos le sudaban tremendamente y desde que conoció al mayor de los Holmes no dejaba de pensar que era malditamente sexy. Un hombre no debe pensar que otro hombre es sexy o ¿sí? Y más cuando se trata del hombre de hielo, es decir tus oportunidades de conquista eran como muy altas y exageradas un menos cero.
Greg se aclaró la garganta, sabía que Mycroft era un ser imposible no trataría siquiera de coquetear con él y desecho la idea de la conquista para enfocarse en lo que realmente importaba. El pasado. No entendía como ese pequeño niño rechoncho se había convertido en…. En el maldito gobierno británico ¡Valla que hasta la vida tiene a sus preferidos! ¿Cómo le hizo para convertirse en…. Bueno en lo que sea que fuere, ¿cómo obtuvo tanta riqueza?, ¿Cómo es que nunca lo volvió a ver?, ¿lo recordaba?, ¿recordaba su penoso intento de beso?,
– está bien… - rompió el silencio el detective inspector cansado del molesto silencio que los rodeaba – Watson me hablo sobre usted pero supongo que sabrá que no puedo darle detalles sobre eso.-
Mycroft asintió levemente con la cabeza – por supuesto que lo considere.-
- Y sobre Sherlock… es un gran miembro del equipo del trabajo aunque no funja como Detective inspector le gusta decirle a todos que es…
- un Detective Consultor, me lo viene repitiendo Sherly desde que tenía catorce años… Con el caso de Carl Powers. Nunca supondrá el dolor de cabeza que era, es y será para la familia Holmes -
Fue el turno de sonreír de Lestrade, no se esperaba que Mycroft le hablara sobre el pasado con tanta naturaleza.
- Sé que me aprovecho de la inteligencia de su hermano señor Holmes pero créame cuando le digo que no lo busco o lo consulto si no es en extremo necesario.
Holmes levanto una ceja y sonrió – También sé que lo ha puesto en peligro muchas veces, que los casos que le da son en extremos sangrientos y que suele inmiscuirse en su vida personal – Greg se mordió el labio inferior buscando una manera de disculparse pero la voz autoritaria de Mycroft lo interrumpió – También se que lo ayudo en la recuperación con las drogas dándole casos importantes, sé que Sherlock es un dolor de cabeza para todos, que lo avergüenza delante de su equipo, que es grosero, petulante, arrogante, egocéntrico, maniático, rayando en la rareza, se ufana de su capacidad siempre que puede.-(cosa que es muy cotidiana) y aun así lo ha ido a ver al hospital en sus recaídas cuando no tenía por qué hacerlo, que trata de defenderlo y apoyarlo delante de sus amigos arriesgando su placa. Si… se muchas cosas Inspector no es necesario que las enumeremos todas.-
- Su hermano ha sido un milagro en Scotland Yard.-
- Una maldición será Inspector Lestrade.-
- Llámeme Greg.- sonrió más animado Lestrade y Mycroft también sonrió. Anthea con la cena ligera cena y los dejo solos. Ambos empezaban a ponerse cómodos y a platicar animadamente por lo general todas las preguntas que tenía Lestrade tenían como respuesta “Secreto nacional” “ultra secretas” o “información clasificada” pero aun así estaba disfrutando enormemente de la compañía del hombre de hielo.
Mycroft solo esperaba que Lestrade esta vez no optara por la retirada cuando se enterara quien era realmente, ese niño gordo, pecoso y asqueroso que ayudo por lastima hace muchos años. Un dolor se alojó en su pecho, ningún otro dolor parecido le había acontecido nunca de esta magnitud ¿Por qué alguien tan grandioso y especial como Greg debía fijarse en un hombre tan falso y pedante como él? Mycroft no se merecía siquiera respirar el mismo aire que Greg… De repente se sintió incómodo, cansado, enojado, triste, eufórico con ganas de huir cuanto antes.
De la nada Mycroft se levantó del sofá y se arregló la corbata. Parecía bastante molesto, inconforme, fastidiado y por sobre todas las cosas insatisfecho., Mycroft Holmes era una de esas personas a las que no te gustaría molestar. “nota mental para Gregory Lestrade: Nunca hacer enojar al mayor de los Holmes”
- Valla, pero si ya son las cinco de la madrugada, supongo que hemos abusado del tiempo, deberá disculparme, tengo que retirarme.-
- No, no te disculpes Mycroft ha sido completamente mi culpa por haberte entretenido. Me divertí mucho conversando contigo deberíamos hacerlo más seguido.- animo Greg tratando de destensar el ambiente. Holmes sonrió tristemente y suspiro. Lestrade se acercó al pelirrojo preocupado topándose con una mirada temerosa y la reconoció porque la había visto muchas veces frente al espejo. Le brindo su mano como un despido formal y vio con pesar como el otro dudaba sobre tomarla y simplemente, como si no fuera la gran cosa la ignoro dándole la espalda.
- Si… sobre eso, creo que no tendremos que vernos las caras por más tiempo inspector ya que los conflictos políticos por fin han menguado, puede regresar a su departamento cuando quiera solo le pediré que guarde esto como estrictamente secreto si sabe lo que le conviene.-
Greg se quedó prácticamente petrificado ante la noticia y solo atino por asentir con la cabeza mientras tragaba saliva nervioso y al mismo tiempo encrespado no por las palabras del pelirrojo solo por ese maldito tono quizá solo eran imaginaciones suyas.
- Bueno… No te preocupes Mycroft; aunque – se quedó pensando, si decírselo o no “¡que rayos!” no resolvería nada solo pensando lo que quería preguntar - me gustaría saber si dije algo que te molesto, porque de la na-
- No.- contesto abruptamente interrumpiéndole – deje de buscar lo que a usted le guste y preocúpese únicamente de su trabajo ya que es un inepto en él, ahora, puede retirarse Inspector.- la mirada azulada y fría desafío el fuego mismo del iris obscuro de la ira de Lestrade desarrollándose una pequeña pelea de territorio y autoridad. El hielo no se derretía con aquel calor abrazador y el fuego simplemente no se apagaba solo se expandía. - ¿Quiere que lo escolten detective? – Pregunto en tono burlesco Mycroft pero sin sonreír – Pero que tonto de mi parte, se me olvidaba que usted tiende a perderse hasta en una simple casa ¿Cómo es que alguien tan idiota como usted llego hacer Inspector de policía?-
- Es una paradoja que lo preguntes cuando ya lo sabes.-
- Ninguna paradoja cuando realmente plantea bien la pregunta y cuestiona ¿Cómo es que la sociedad permite que alguien tan idiota como usted llegue hacer inspector de policía?-
- La sociedad no es la que permite nada, es la que no hace nada cuando el gobierno reparte una parte del pastel mientras los de abajo tenemos que conformarnos con las sobras que dejan y ponen a títeres idiotas e insignificantes como yo para tener en quien escudarse, por eso es que se me permite trabajar y no hace falta que me escolten, “señor Holmes” puedo caminar, gracias.- si… había enfatizado cual niño pequeño el nombre del señor Holmes para molestarlo pero ahorita no tenía tiempo de avergonzarse por sus niñerías estaba muy enojado por el cambio brusco de Mycroft como para importarle demasiado las tonterías que decía y demasiado excitado por lograr que el otro torciera la boca y levantara una ceja amenazadoramente.
- Claro, lo que dice es lo que cualquier persona mediocre diría, no me sorprende viniendo de usted su vaguedad e impulso de arrojarse al peligro, por eso se la pasa pidiéndome ayuda cuando está en problemas.
- Desde el principio no vine a usted para pedirle ayuda y le aseguro que no volveré por ella, no hace falta y mucho menos al ver el verdadero monstruo que es…
- ¿Monstruo? No se burle de mi persona, más que un monstruo soy su salvador. Ahora entiendo porque su esposa prefirió a otros hombres antes que a usted, porque desesperadamente buscaba compensación en cuerpos ajenos en lugar de buscarlos en su hogar, era claro que nunca encontraría la felicidad en un hombre tan serrado como lo es usted inspector.- Mycroft hablo herido simplemente tratando de hacerle daño al contrario todo lo que pudiese con su afilada lengua con el pretexto de defenderse con el tono más duro que tenía.
Greg apretó los puños, quería golpearlo de lleno en la cara pero recordó que Mycroft Holmes le había salvado la vida prácticamente le debía más que a nadie y se contuvo, trato de relajarse y enfocarse solamente en algo “en no confiar en nadie más y sonreír”
- sería un signo de ingratitud – comenzó por decir Greg soltando un último suspiro de cansancio - no hacerle saber que de todo corazón le agradezco que me haya ayudado; aunque – Greg sonrió descaradamente en forma burlesca - no espero que me entienda cuando alguien agradece algo con el corazón porque bueno, es obvio que usted no tiene ¿Qué puede saber un hombre de hielo sobre sentimientos si nunca ha sentido nada por nadie? Si necesita ayuda en cualquier caso, con su hermano o lo que sea no dude en llamar a Scotland Yard hare todo lo posible para saldar mi deuda con usted – Con lentitud se acercó a la puerta - Adiós señor Holmes y en serio… muchas gracias por todo, con su permiso.-
Greg salió rojo por la ira, apretando los puños de sus manos, murmurando palabras inentendibles, tan enojado que iba que no se dio cuenta cuando paso por un lado de la ayudante del pelirrojo maldiciendo al mayor de los Holmes. “¡Hijo de perra mal agradecido! ¡Bien sé que le pasara merecía esto!”- pensaba Lestrade respirando agitadamente “Bien merecido me lo tengo por confiar de buenas a primeras en las personas y darles las armas que necesitan para destruirme”- seguía pensando con tanta ira casi haciéndosele un nudo en el estómago y recorrió gran parte de la mansión sin rumbo fijo hasta que más calmado se encontró con un criado quien lo llevo a su habitación, una vez ahí tomo las pocas cosas que tenía, agradeció a cuanta persona lo trato bien, pidió un taxi y se fue del aquel lugar donde se sentía prisionero. Optando por retirarse de esa jaula de oro y diamantes a la que nunca terminaría de acostumbrarse.
Mientras tanto Mycroft se volvió a sentar en su sillón su celular sonó nuevamente y vio que quien marcaba era Sherlock, no contesto puesto que no tenía ganas de hablar con su hermano, suspiro cansado, suspiro triste, suspiro desanimado…
Anthea entro justo en el quinto suspiro y se destenso al ver a su jefe completamente bien y sin ninguna marca de agresión sobre su cuerpo o rostro. Cuando había visto pasar al Inspector por un lado de ella furioso creyó que habían peleado y que por supuesto su jefe había perdido porque la lucha corporal no se le daba del todo bien.
- Gregory Lestrade se va a ir y será un milagro que vuelva a hablarme- Hablo Mycroft rompiendo el silencio de la habitación. Bueno quizá tampoco se le daban muy bien las peleas donde tenían que inmiscuirse los sentimientos, tuvo que admitir al detectar tristeza en el tono de voz de su jefe - le dije muchas cosas, muchas de ellas no las pensaba ni las sentía, pero las dije.- Definitivamente Mycroft Holmes era un hombre prudente que siempre escogía sabiamente la retirada cuando sabía que era una pelea perdida y más si en esta estaban inmiscuidos sus sentimientos.
La retirada… era la última opción para un Holmes y solo se ocupaba en casos extremos. Anthea lo sabía y respetaba la decisión de su jefe y mejor amigo por sobre todas las cosas, aunque creía que esta vez había cometido un error enorme al escoger la retirada.