HERMANOS.
Lestrade necesitaba desahogarse con alguien pero ahora sentía que todas las cámaras de la ciudad lo observaban y que personas lo seguían como si de verdad fuese muy importante. -(maldita paranoia) casi no salía de su recién adquirido departamento nada más para lo más indispensable y no había hablado con nadie de la Yard ni siquiera con Watson porque de alguna u otra manera siempre era interrumpido, los teléfonos públicos se descomponían o estaban en reparación o se le arruinaba el día misteriosamente con algún suceso anormal “una manifestación”, “una marcha”, “un desfile” “un accidente”, “una persona en peligro”, “quedarse dormido sin tener sueño en una cafetaria” solo por mencionar los más extraños sucesos que llego a vivir.
Comenzaba a sentirse paranoico, solo y fracasado. Aun no terminaban sus vacaciones y solo dios sabría donde había dejado el celular puesto que no lo había visto desde el día en la cena de caridad.
Salió a trotar como era su costumbre en la mañana, ya que su cuerpo se levantaba a cierta hora en las mañanas sin necesidad de despertador y por desgracia ya no podía conciliar el sueño. – (además ya estaba viejo y no quería perder la condición), era como si ya estuviera programado en vida cuando salía al parque. Se planteó nuevamente ante la puerta, siempre que salía, lo hacía por enfrente, por ahí donde había una cámara de seguridad de la calle cerca del semáforo, quizá no era nada. Mycroft Holmes había dejado muy en claro cuanto lo odiaba. “maldito pelirrojo, pero ya vera… vera que tan ¿Cómo me llamo? Idiota, distraído, predecible, tan…” entonces la misma voz, fría como un tímpano de hielo atravesó sus recuerdos dándole una apuñalada donde debería estar el corazón -“Ahora entiendo porque su esposa prefirió a otros hombres antes que a usted, porque desesperadamente buscaba compensación en cuerpos ajenos en lugar de buscarlos en su hogar, era claro que nunca encontraría la felicidad en un hombre tan serrado como lo es usted inspector. ¡Maldito seas Mycroft Holmes, pedazo de idiota, bipolar excéntrico, maniático controlador”-
Suspiro deprimido, realmente esas palabras le habían dolido bastante y más ahora con su divorcio; aunque tenía un buen licenciado que le cobraba barato, consejos no le faltaban y de la nada mucha suerte de su parte, encontrarse con su esposa para discutir lo de la pensión, siempre se le hacía difícil.
Después de unos minutos de recapacitación y sobre lo que haría por su propio bien, salió por la parte trasera del lugar usando unos lentes negros y una sudadera con capucha que tomo prestada de la lavandería. Comenzó a andar tranquilamente esquivando las cámaras hasta que se encontró en ese pequeño parque, el único espacio libre de… ¿pero qué mierda era eso? ¿Una cámara en el parque? No… esto era el colmo apenas ayer había estado corriendo por aquí y no había nada. Paso por un lado de ella tratando de que no lo captara, se encontró con un vagabundo y se le acerco curioso para preguntarle por lo de las cámaras, el sujeto solo pudo contestar que habían sido puestas apenas ayer en la noche como medida de seguridad.
Greg le dio un poco de cambio y se fue de ahí rápidamente por no decir que corriendo como si no hubiera un mañana.
- tranquilo Greg, nadie te está espiando, solo es tu maldita y jodida paranoia, y tu súper ego diciendo “soy el ombliguito del mundo” solo es una maldita coincidencia- se fue de ahí y se metió a una cafetería a la que le gustaba acudir de niño, sin cámaras “gracias a dios” se quitó los lentes y la capucha. Tomo asiento y suspiro fatigado. Se froto las manos y se las llevó al rostro ¿y si se marchaba del país? A un lugar muy, muy lejos, uno donde cierto “terrible acosador pelirrojo Holmes” no tuviera jurisdicción, un lugar donde jamás lo volviera a ver. ¿México talvez? ¿Argentina? Siempre había querido conocer Brasil.
- Disculpa ¿tienes lech…- La voz de la mujer se quedó en el aire y Lestrade la volteo a ver, era la chica que le parecía tierna, esa que estaba enamorada de Sherlock. Ambos se miraron y sonrieron cual tontos uno delante del otro – ¡que sorpresa verte aquí! no esperaba….
- ¿Que estuviera vivo?- Greg bromeo animado
- Bueno literalmente así es - Molly seguía sonriendo – Sherlock ha estado como loco en el Barts porque los miembros de tu equipo no le quieren dar casos importantes, el pobre de Watson está pagando las consecuencias de tus vacaciones.-
Seguían sonriendo, ambos se llevaban bien, desde antes que viniera Watson. Molly quizá era la única descabellada con la que podía hablar de Sherlock quizá no para quejarse y ser comprendido pero al fin y acabo podía conversar con ella sobre alguien en común. Desde hace mucho tiempo que no hablaba con la chica – Pobre Watson si le sirve de consuelo yo también estoy pagando las consecuencias de mis vacaciones ¿Quieres sentarte?-
- lo lamento, sigo trabajando solo vine por un té verde y miel, este es el único local donde lo puedo conseguir barato y no me miran como una loca cuando les pido leche.-
- oh, bueno, no te entretengo más Molly ve por tu té y dile a Watson que aún me quedan siete días más de vacaciones que empiece la cuenta regresiva.- Molly se rio de su chiste y se llevó las manos a la boca, se le miraba muy feliz.
– Yo también empezare a contar. Deberías volver cuanto antes se te extraña, por cierto Greg…- la chica dudo un poco y pareció que le costó mucho seguir hablando - ¿estas libre esta noche?- Greg asintió con la cabeza – si quieres podríamos ir a tomar un café cuando termine mi turno, digo… s-si quieres o si no estás muy ocupado.-
- si quiero y más si es con una conocida, me hace falta salir con los amigos tengo que festejar que la novia me dejo.-
Molly abrió enormemente los ojos cuando vio el dedo anular de Lestrade sin anillo y negó con la cabeza verdaderamente feliz. – no termino de entender cómo es que estas tan feliz, pero si eso te alegra pues a mí también. Mi turno termina a las nueve.-
- paso por ti y nos vamos a cenar primero para ir a ver una película me dijeron que hay una de terror muy buena.-
Molly sonrió, se despidió y salió por la puerta. Greg se sintió más tranquilo y pidió un café con una rosquilla como de costumbre, llevaba ya media hora esperando cuando sintió como alguien le pegaba en la cabeza con la mano.
– ¡pelmazo infeliz! – los orbes verdes de John aparecieron frente a él, llevaba un ridículo suéter bordado de color crema ¿Cómo conseguía este soldado su ropa? ¿De la casa de la abuela? Se sentó frente al cano y lo miro amenazadoramente – Existen teléfonos Greg y son muy útiles a la hora de contactar con los “amigos”, digo por si los tienes, también hay textos por si no quieres escuchar mi voz, un “estoy bien” me serviría de mucho para no morderme las uñas por las noches pensando en que tal vez estés muerto.-
-lo lamento John perdí mi teléfono y no podía contactar contigo por más que trate.-
-no seas ridículo, ahora resulta que no puedes caminar a Baker Street para saludar. Tantas veces que has ido sin razón aparente, no… eso no te lo creo Lestrade, seré muy tonto pero algo de Sherlock se me ha pegado y se cuando alguien me miente.-
-John, sabes que te quiero como el hermano que nunca tuve, pero en serio la primera semana de vacaciones fue imposible contactarte estuve prácticamente en cautiverio y la segúnd- John lo interrumpió ¿Qué sentían las personas al interrumpirlo?
– ¿quieres que te crea eso? No conozco a una persona lo suficientemente fuerte como para tenerte en cautiverio, es decir eres el Detective Inspector en jefe, nadie puede secuestrarte sin que se prendan todas las alarmas de Londres, ni que te hubiera secuestrado el Gobierno Británico, o algo así – La mirada de derrota que hizo Lestrade con esa mueca de odio con los labios apretados y tristes prendieron todas las alarmas de Watson. Una camarera trajo el pedido de Greg y le tomo la orden al rubio, cuando se marchó, Lestrade seguía sin levantar la mirada – No…. Es decir ¿en serio? Me estas cuenteando Greg eso es…. ¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes? ¿Qué hiciste?-
Greg se encogió de hombros y le empezó a contar a John sobre lo que había pasado desde que lo dejo, no omitió nada e incluso comenzó a bromear sobre el cabello de madame Virgil. Watson se estaba muriendo de la risa cuando le conto que le había prendido fuego a esa cabellera roja, no podía creer la suerte que se había cargado después. Todo sonaba tan lejano y distante que incluso a Lestrade le pareció cosa de años llego a la parte donde le confeso a Watson que Mycroft era endemoniadamente sexy y lo que sucedió esa noche con exactitud.-
-que mal te fue amigo mío, la infidelidad, el divorcio, el casi despido de tu trabajo, el accidente con la señora esa, la casi violación en los baños, verte en problemas diplomáticos muy graves y tener que tratar con Mycroft Holmes, todo en un mismo día, eres sorprendente. Desde ahora tienes mis respetos, ni que Sherlock Holmes, ni que estudio en rosa, tú serás mi nuevo protagonista. Tu primera aventura se titulara “la cena escarlata” aunque… ¿enserio Mycroft se te hizo sexy?-
Lestrade casi escupe el café con la dona y empezó a toser sin control apenado y sonrojado hasta las orejas.
- ¡¡¡shhhhht!!!- le indico con el dedo para que guardara silencio – cállate Watson, te conté un mil de tragedias y ¿es la única pregunta que me vas hacer?, si nos llegara a escuchar alguno de los demonios Holmes me matarían ¿quieres que me maten John? Además tú la otra noche borracho me dijiste que te gustaba el trasero de Sherlock y que fantaseabas con su…- Fue el turno de cambiar de color de Watson y le tapó la boca a su amigo con rapidez.
– está bien, está bien… ya entendimos los dos, que quede que el hombre de hielo es candente y el virgen un sueño ¿feliz?- Greg asintió con la cabeza
- John debo preguntarte algo indiscreto.- el rubio tomo de su taza y asintió con la cabeza despreocupadamente, se encontraba feliz de volver a ver a Lestrade con bien, pero puso cara de comprensión y seriedad al ver a su amigo poniendo su típica cara de “voy a preguntar algo que no te gustara contestar”.- enserio… ¿de dónde sacas esos suéteres?-
- eres un idiota Greg.-
- soy tu amigo idita John.-
Ambos hombres comenzaron a reír. Después de un rato más John se quejó enormemente de lo insoportable que estaba Sherlock y que incluso le había hablado a su hermano para que Lestrade fuera a trabajar. Le conto la cena romántica que habían tenido la noche en que Lestrade casi es violado, lo mágico que había sido todo, las velas, la comida el ambiente, John le conto absolutamente todo a Lestrade sin guardarse nada y Greg apreciaba que existieran personas como Watson que estuvieran ahí con él y que le dieran ánimos por que John y Lestrade concordaban en algo aunque ninguno de los dos lo dijese en voz alta. Los amigos son los hermanos que nosotros mismos elegimos.
OoOoOo
Sherlock entro furioso a su departamento, dos semanas y media buscando a su hermano y este apenas se dignaba a aparecer para desarreglar sus cosas. No. Mycroft no podía acercarse a sus cosas, ese obsesionado por el orden, tirano y manipulador, NO podía tocar las cosas de Sherlock.
- ¿Qué es lo que quieres?- pregunto enojado el pelinegro mirando con furia a su hermano mayor sentado cómodamente en el sofá de Watson. Parecía muy tranquilo esperando a que volviera, es como si en verdad no tuviera una gran influencia en el gobierno mayor que la de la reina de Inglaterra, como si en sus manos no estuviera la vida de miles de personas.
- No hay necesidad que preguntes cuando ya lo sabes.-
Sherlock rio con desprecio tomando asiento a lado de su hermano.
- claro… vienes del palacio de Buckingham después de hablar con la princesa Danesa. Lo sé por el olor a perfume caro e hipocresía que expides ¡por supuesto que yo sé de dónde vienes! Pero, no lo que quieres así que escúpelo de una vez o lárgate estoy ocupado.-
- El lenguaje hermanito. Vine a ver que no te sigas drogando con eso de que no te han dados casos, solo me cercioro de que estés limpio.-
- ¡estoy limpio! Ya me viste, ya me analizaste, ya pusiste el doble de cámaras en la ciudad, ¡ya lárgate!-
Mycroft siguió inmutable en aquel sillón con las piernas cruzadas, con la cabeza apoyada en el sillón y los brazos extendidos tratando de relajarse como si no hubiera escuchado a Sherlock y sonrió poniéndole todos los bellitos de la nuca en punta al menor de los Holmes.
- La señora Hudson llega a tiempo para el té, sabes que sería una descortesía irme sin beber una taza, querido hermano.-
En ese momento la vieja señora Hudson entraba por la puerta con una gran sonrisa, paso delante de los hermanos, regaño un poco a Sherlock por el tiradero y dejo la bandeja en la mesita para que pudieran servirse, se despidió y así como entro se fue.
- ¿Por qué estas vigilando a Gavin?- soltó al fin Sherlock tomando asiento en su sofá favorito, situando frente a él sus largas piernas mientras el pelirrojo se ponía de pie para servir la bebida caliente.
- Detective Inspector Gregory Lestrade, Sherlock no Gavin.-
- ¿Eso desde cuándo importa?
- desde que casi hace que la cena de caridad de hace dos semanas provoque una guerra y unos conflictos políticos de gran magnitud.-
-¿Y? eso no me importa. Grece por lo regular es lo que hace cuando está nervioso.-
- Gregory -
- lo que sea de igual, es el más capaz de todos los ineptos de Scotlad Yard ¿Por eso aumentaste la seguridad? El inspector no es peligroso, solo muy entusiasta.-
- ¿Le tienes un gran apego a ese hombre verdad?-
- no seas ridículo, ningún apego. Eso déjaselo a John que ha estado muy desanimado desde que desapareció Greg -
- y eso te desanima a ti, supongo.-
- no te importa cómo me siento. En todos los casos, no me necesitas a mí para investigar al inspector, solo hazlo y déjame en paz maldito demagogo.-
- Lo haría pero quiero oírlo de tu propia boca. Eh aumentado la seguridad en torno a su persona, eh interferido con sus llamadas y las que quería hacer para hablar a este lugar o con el doctor Watson para pedir ayuda, incluso llegue a inducirle el sueño cuando tomaba café para que no se contactara con nadie peligroso y aun así ¿Cómo es realmente Gregory Lestrade?, ¿Crees que sea realmente un buen hombre?, ¿En serio crees que se merece lidiar con personas como los Holmes? -
Sherlock se extrañó dejando su palacio mental con una fuga de agua de curiosidad evidente y miro desconcertado a su hermano por la extraña conducta que adoptaba, su obsesión por saberlo todo y controlarlo de la misma manera lo había atormentado a él por mucho tiempo pero ¿a alguien más? Eso nunca había pasado por muy importante que fuese la persona y se sorprendió más por la última pregunta. Parpadeo un par de veces al verlo sentado frente de él, tomando el té con las cejas levantadas esperando una respuesta como si no hubiera preguntado lo que había preguntado.
- ¿Quién eres tú y que le hiciste a mi hermano?
Mycroft rodo los ojos, ahora entendía por qué Sherlock aún no avanzaba en su relación con su amigo el doctor, realmente siempre caía en la negación cuando se trataba de perder. Estúpidos hermanos pequeños.
-No seas ridículo Sherlock, sabes perfectamente quien soy por pura anatomía, no empieces con tus tonterías. Te estas volviendo igual de exagerado que tu cronista personal.
-¡LARGO! –
-¿Qué harás si no me voy? ¿Vas a golpearme hermanito? ¡Ja! eso quiero verlo.-
- Oh, no me tientes Mycroft porque si Moriarty puede quemarte yo puedo congelarte.-
- Claro…. Como si fuera posible Sherlock.-