─ Eres una maldita infiel.
─ No... Yami, espera no es lo que... ─ pero su voz grave y alta me hizo callar.
─ ¡Cállate! todo el tiempo me viste la cara de idiota, ahora entiendo por que Akiza te dice zorra, eres una arrastrada.─ gruño mientras se acercaba más a mi, retrocedí por el miedo que causaba al ver sus ojos llenos de furia.
─ Por favor, no me digas esas cosas ¡te juro que yo no...!
Pero nuevamente me interrumpió.
─ ¡¡Cállate!! ─ cubrí mis oídos por el miedo que me causó ─ ¿cómo.. pude ser tan tonto en enamorarme de ti?
─ ¡¿Podrías escucharme por favor?! ─ mi boca temblaba ligeramente, me sentía atrapada como si dos paredes intentaran asfixiarme.
─ Ahora verás quien es Yami Halakti, pagarás peor que con todas mis victimas juntas, el infierno te espera Mutou Yugi.
A lo lejos se oía una risa familiar, pero no era de una chica... era la de un hombre quien rodeaba con sus brazos a Yami llevándoselo en la oscuridad.
─ Te lo dije...
Abrí mis ojos despertando de golpe, mi cuerpo temblaba exageradamente y una capa de sudor cubría mi rostro.
─ Dios... sólo fue una pesadilla más. ─ me senté mejor en la silla de mi escritorio tomando un pañuelo y limpiando el sudor. ─ pero ya empieza a preocuparme aquel sueño...
─ Yugi, vámonos se nos hará tarde para ir a clases.
Me avisó Yami al otro lado, le grité diciéndole que ahí iba. En cuanto tomé un baño rapidísimo de 5 minutos y me vestía como pude salí junto a Yami directo a clases, aunque primero me tocaba junto a Yusei en Filosofía, después con él.
Ha pasado una semana desde lo sucedido con Yusei en aquella colina y desde ese día nos volvimos un poco más unidos, aunque Yami no lo sabe. Ha estado tratando de controlar su temperamento desde que estuvo a punto de revelar mi secreto, el cuál me pidió disculpas.
Flash back.
Había pasado dos horas y media que estuve con Yusei en la colina haciendo nuestro dichoso trabajo de Filosofía, quedándonos un poco a la mitad del proyecto. Ambos nos fuimos ya que estaba por oscurecer. Llegué a la habitación con una sonrisa en mi rostro, pero mi confusión surgió cuando sentí los cálidos brazos de Yami abrazarme con fuerza envolviéndome en su calor.
─ Perdóname, perdóname, perdóname.
─ Yami... ─ murmuré.
─ Perdóname por favor Yugi, no quería... tratarte de esa forma cruel. ─ sollozó mojando un poco mi ropa, en menos de un minuto acariciaba su cabello.
─ ¿Has estado bebiendo? ─ inquirí viendo la recamara.
─ No... ¿qué te hace pensar eso?
Por la forma en que me lo dijo inquirí que traba de controlar su sarcasmo, resoplé pesadamente. Levanté su rostro tomándolo suavemente del mentón, examinando cada una de sus facciones.
─ Tienes la nariz roja y los ojos inyectados de sangre. ─ un suspiro salió de mi boca pesadamente. ─ deja de beber cuando te sientas culpable.
─ Si no lo hago... jamás te pediría disculpas. ─ dijo sincero, lo cual hasta a mi me sorprendió.
─ Quieres decir... ¿ni aunque estuvieras sobrio no me pedirías disculpas por cada tontería que haces?
Lo aparté en seguida de mi sintiéndome muy molesta, Yami apenas podía mantenerse de pie ya que se tambaleo hasta chocar con la cama y sentarse. Me sentía como una estúpida, Yami siquiera tendría el valor de pedirme un sincero perdón de su boca, así que utiliza el alcohol para hacerlo, suena... incluso patético viniendo de él. Aunque en el fondo no puedo culparlo, es un chico que seguro heredo las costumbres de su padre cuando niño.
Pero me aseguró que quería cambiar, por mi.
─ Perdona... ─ llevo sus manos hasta su rostro cubriéndose avergonzado─ sé que suena patético... pero después de que te grité, me sentí la peor persona de todas, un bastardo que casi revela a todos el secreto de su pareja que no tuve opción más que refugiarme en el alcohol ¡No puedo evitarlo!
─ Tienes que. ─ caminé por la habitación, recogí todas las botellas en el suelo mientras las colocaba en el bote de basura.─ si sigues así no me imagino lo que podría pasarte, cometerías una locura.
De pronto sus manos rodearon mi cintura atrayéndome más a él, su rostro se oculto en mi cuello.
─ Tú eres mi mayor locura.
─ Y-yami...
─ ¿Me perdonas? ─ dijo mientras daba pequeños besos en mi cuello causándome suspiros, tenía la ventaja que mi cabello estaba peinado como el de él.
Asentí aún maravillada por los besos. ─ te perdono, pero... trata de no beber más ¿sí?
─ Pero...
─ No te pido que dejes de beber de la noche a la mañana, sé que no es fácil pero inténtalo por mi.
─ Lo haré.
Me voltee de manera que lo abracé completamente, sentí como sonreía de felicidad. No podía amar más a este hombre de lo que ya lo hacía. A pesar... de todos los errores que pudiera el cometer, yo estaré ahí para él como él estaría para mi.
Fin flash back.
─ Te veo dentro de media hora ─ sonrío dulcemente sacándome de mis pensamientos, ¿en que momento fui y regresé de la Luna?─ te quiero Yato.
No pude evitar reír ligeramente, tenía que decir mi nombre falso y no levantar sospechas.
─ También te quiero Ya...─ sus labios se estamparon contra los míos fugazmente mi cara empezaba a arder de la pena. ─ mi...
─ No te preocupes, nadie nos vio.
Sonrió de lado mientras se daba media vuelta caminando con ese aire de chico rebelde de toda Preparatoria, mientras muchos se hacían a un lado dejándolo pasar, lo perdí de vista a los cuantos segundos.
─ Yato.
─ ¡Ah! ─ grité sobresaltándome al sentir el aliento de Yusei contra mi oreja. ─ ¡me asustaste!
Dije al momento de darle un golpe ni tan fuerte en el brazo.
─ Perdóname, Jajajaja no pude evitarlo, incluso te has puesto colorado Jajajajaja.
─ ¿Ah, q-qué?
Me giré tallando mi rostro para quitar el rubor de mis mejillas, por suerte los demás ignoraban lo que pasaba.
─ ¿Entramos?
─ Sí. ─ sonreí mientras entrabamos, todos ya estaban sentados en sus aulas por suerte la profesora aún no llegaba.
El módulo pasó tan rápido que ni siquiera me di cuenta, supongo que es debido a la atención que presté en clases. Además que la profesora nos felicitó a Yusei y a mi por nuestro gran trabajo que hicimos, dijo que había sido uno de los mejores que leyó en toda su carrera como Licenciada en Filosofía Japonesa.
─ ¿Y a donde irás de vacaciones mañana Yato? ─ preguntó mi ex con los libros en su mano mirando al frente.
Estaba por decirle que iría con Yami, pero absolutamente nadie debe sospechar nuestra relación ¿debería confiarle que iría con él a Londres? ¡obvio no, no seas tonta Yugi!
─ Amm, no lo sé... supongo que iré con mi prima a verla. ─ respondí con lo primero que se me ocurrió. ─ además extraño a mi tía y al abuelo.
─ ¿Ah, si?
Sonaba entusiasmado por el pequeño brillo en sus ojos, asentí con una ligera sonrisa.
─ Le dije que la visitaría en vacaciones para platicar y pasar un buen rato juntos, ya que nos extrañamos.
─ Eso suena genial, quizás pueda acompañar..
─ ¡¡Noo!! ─ respondí alzando la voz, alterando el orden en el que caminaban todos los chicos de aquí. ─ perdón, sigan con sus vidas... ¡no nos hagan caso!
─ ¿Por qué no? ─ se detuvo en seco cruzándose de brazos.
Lo tomé del brazo con la poca fuerza de macho que tenía sacándolo de los pasillos hasta dar con el gran jardín del colegio donde había más alumnos pero todos estaban apurados.
─ ¿Estás loco? ─ lo solté mirándolo ─ ella no te quiere ver.
Ajá, pero lo estoy viendo ahora mismo. Repitió mi subconsciente.
─ Pero quiero reparar el daño que le hice, estoy seguro... que contigo como testigo ella me perdonará. Por favor Yato...
─ Es que no puedo traicionarla de esa forma... esto es algo de ustedes dos, a mi no me conviene meterme en esto, aunque me dijeras la verdad.
La triste, y cruel verdad.
Yusei suspiró pesadamente, miró por unos segundos al suelo hasta que su vista volvió a mis ojos penetrándolos con esa profundidad y seriedad que hace años me mataba y hacía temblar mis piernas... ahora, siento como si estuviera acorralada y el fuera el león mientras que yo la oveja blanca a punto de ser devorada por su cazador.
─ Entiendo, esta bien.
─ ¿En serio?
─ Si, entiendo que no quieras ayudar a un amigo.
Resoplé negando con la cabeza.
─ Yusei no es...─ me interrumpió.
─ Eso, sí si lo sé. No importa Yato, sólo esperaba el apoyo de al menos de un amigo, pero así esta bien arreglaré esto solo.
Se dio media vuelta caminando a paso lento luciendo elegancia.
─ No puedes, ella ya esta enamorada ¿qué ganas con esto? ¿qué ganas insistiendo en que ella te perdone? Sólo la harás sufrir más si Yugi te ve, suficiente tiene con lo que sufrió por tu culpa y Akiza.
Sé que no toda la culpa la tiene él, pero... ¡no puedo soportar no echársela en cara! Sigo dolida muy en el fondo por toda la mierda que pasó en secundaria justamente en mi último año y justo... en mi mejor momento de toda mi vida.
Giro sobre sus talones nuevamente con esa seriedad que mataba a cualquier chica, incluyéndome.
─ Si no logro hacer que me perdone, jamás podré quitarme su rostro empañado de lágrimas. No podré quitarme todas esas palabras e insultos que me dijo cuándo sé que me lo merecía. No busco que vuelva conmigo solo... quiero estar bien conmigo mismo, quitar ese remordimiento de mi corazón y consciencia que cada día y segundo de mi vida me atormenta, y... ─ miró hacia un punto fijo del jardín ─ quiero estar bien con ella, estoy seguro que Yugi espera que me disculpe con ella por el daño que le hice. Lo cuál jamás hice con aquella intención de dañarla, por eso... quiero pedirle perdón por ser un completo patán, por no ser el hombre que ella necesitaba y quería ─ sus manos se volvieron puño mientras apretaba los dientes y sus ojos se ocultaban a través de su fleco─ por ser un cobarde que huyo de sus problemas y decidió irse por lo fácil en vez de ser un hombre y enfrentar las adversidades con Yugi. ─respiro hondo─ Solamente decirle que... lo siento, aunque ella me abofetee y me diga que me largue de su casa mientras su abuelo me amenaza con su escoba ─no pude evitar reírme por su comentario─ al menos sé que hice el intento por disculparme con ella. Aunque me da tanto coraje y celos de verla con otro hombre que no sea yo, sigo sin confiar mucho en su novio Halakti, que para colmo es tu compañero de habitación. Él no me da buena espina pero si ella es feliz... solo espero que en verdad Halakti haga un buen trabajo porque está tratando con una bella ángel pura y llena de sentimientos y sueños por alcanzar.
─ Yusei... ─ murmuré atónita por sus palabras. En verdad... me dejo sin aliento incluso para respirar, mi corazón y mi garganta se hacían un nudo.
─ ¿Es tan malo querer arreglar un error? Dime... ¡¿está mal arreglar lo inevitable?!
─ No...
─ Eso pensé.
A los pocos segundos lo perdí de vista, sintiéndome como la mismísima mierda y maldad en persona por decirle que no quería verlo... pero tenía que evitar que fuera a mi casa a toda costa, ya que no estaría ahí, iría con Yami a Londres.
Pasaron los dos días hasta llegar al viernes, Yami le fue pedir permiso a mi madre y mi abuelo personalmente para que me dieran permiso de ir con él a pasar las vacaciones de Navidad. Al principio a mi madre y mi abuelo le dolieron un poco, ya que sería la primera vez que su "princesa" no estaría con ellos. Pero Yami les aseguró que estará en buenas manos, ya que quiere que conozca a su madre... creo que con eso aceptó rápidamente, fue algo gracioso.
Ya ahí mi madre mi dio consejos de como dar la primera impresión con mi suegra, yo acepté los consejos amablemente... ¡pero yo sé lo que hago! Sólo espero hacerlo bien y no arruinarlo todo, como es de mi costumbre.
─ ¿Estás lista? ─ me preguntó Yami guardando unas últimas cosas en su pequeña maleta, mientras que yo estaba lista sentada en la cama esperándolo.
─ Sí...
─ ¿Pasa algo? ─ cerro la maleta sentándose conmigo, negué con la cabeza aún cabizbaja.
─ Yugi... ─ susurró poniendo su mano sobre la mía, tan solo con su ligero roce... hizo estremecer a mi cuerpo. ─ no te angusties por Yusei, el...
─ ¿Nos escuchaste?
─ Sí... digamos que pasé por ahí y de casualidad los escuché ¿no recuerdas que hasta te asusté y siquiera me notaste?
─ Perdona.
Admití avergonzada.
─ Ya no importa, él no se volverá a acercarte a ti.
─ ¿Por qué dices? ─cuestioné confundida alzando la vista y viéndolo fijamente.
─ No quiero que mínimo se le pase por la cabeza volver a conquistarte. ─ me reveló con voz ronca, sus labios rozaron con los míos suavemente plantando un beso en estos.
─ Igual ignoraría sus intentos, yo estoy enamorada de ti y eso jamás nadie podrá cambiarlo.
─ Lo sé nena. Por ti... incluso recorrería hasta el otro lado del mundo.
─ Creo que te volví un poco cursi. ─ reí ligeramente besándolo otra vez a lo cual el me abrazo de modo que sentí un calor en mi rostro al sentir sus manos recorrer mi cintura.
─ Aún no conoces ese lado mío... y ... uno que seguro te fascinará.
Gemí ante sus besos en mi cuello.
─ ¡Yami por tu culpa llegaremos tarde al vuelo!
Mi respiración era agitada y mi corazón latía con fuerza al igual que mis pies corrían a gran velocidad para alcanzar el vuelo del medio día.
─ ¡Tu tuviste la culpa! ─ Gritó a un lado mío corriendo pero con más agilidad, el tiene suerte ya que es atleta.
─ ¡¿Yo?!
─ ¡Sí, si tu suave y delicioso cuerpo no me hubieran provocado no llegaríamos tarde!
─ ¡Eres un imbécil!
Le grité sonrojada al ver que las personas con traje y otras comunes nos miraban raro, otras solo se reían y unas chicas solo se comían con la mirada a mi novio... ¡putas, es mío!
Además... ni siquiera llegamos a más, solo fue como un ligero faje, todavía sigo siendo virgen para mi buena suerte. Sólo me beso el cuello y se la pasaba acariciándome por encima de la ropa. No supe como me acordé de nuestro vuelo, pero salimos hechos en fuga.
─ Llegamos. ─ suspiré aliviada mientras entrabamos al avión entregando nuestros boletos.
─ ¿Vez? Hubiéramos tenido tiempo incluso para más nena.
─ Cállate.
Tomamos asiento, yo a lado de la ventana para ver el paisaje. Saqué mi celular mientras Yami dejaba el equipaje arriba de nosotros. Busque en mi lista y entre estos estaba una de mis favoritas; Island the sun. La reproduje mientras me relajaba en el asiento, al momento siento como Yami se sienta a lado mío y me quita el audífono derecho para oír junto a mi la música.
─ Nada mal, tiene buen ritmo para volar en avión.
Sonrió mostrando esa sonrisa perfecta. Se relajó en mi hombro oyendo la música mientras se cruzaba de brazos.
─ Lo sé, es mi favorita... además de otra.
─ ¿Cuál?
─ Mira. ─ busqué entre mi celular, la seleccioné.
─ Mmm, déjame adivinar...
─ ¿La conoces?
Pregunté un tanto sorprendida.
─ Soy de Londres, además esa boy-band es conocida; Night Chances de One Direction, es una buena canción... aunque no es mi tipo de música pero me agrada.
Me sentía feliz, por algún motivo el hacía que nuestros momentos juntos por muy extraños que llegasen a ser o complicados, el siempre esta ahí para hacerme sonreír incondicionalmente. En menos de un minuto me dormí en su cabeza con la música en modo aleatorio.
Ya después de un vuelo de no sé cuantas horas. Por fin llegamos a nuestro destino y las manos al igual que mis pies temblaban de los nervios, incluso llegué a pensar que sudaban y mis pies no tardarían en tener pie de atleta. Yisus, ayuda a esta pobre niña.
─ Vaya... esta es tu casa. ─ dije con una amplia sonrisa, desde lejos podía ver lo cálida que era por colores café y blanco, una ventana estaba abierta mientras las cortinas soplaban. Me abrigué ya que el frío comenzaba a sentirse.
─ Así es, ven, estoy ansioso por que conozcas a mi madre.
Tomó mi mano apretándola levemente, parecía nervioso por alguna razón. Le seguí el paso hasta que la puerta se abrió repentinamente de golpe, de ella una chica salía gritando corriendo a los brazos de mi novio:
─ ¡Yami!
─ ¿Princesa..? ─ dijo con asombro y boquiabierto.