...Desaparece cuando lloras.
Era la primera vez que estaba en el apartamento de Wooyoung; todo tenía un orden y una decoración perfecta. Digna del diseñador; su mente trataba de concentrarse en cada rincón, en los cuadros alineados en una de las paredes de la hermosa sala de paredes blancas, en las luces de la ciudad que se veía desde las grandes ventanas del penthouse o la gran cocina abierta que los había recibido.
Desde su entrada Nichkhun no había dado un paso más, comprendía las ganas de Wooyoung de ir a ducharse o de la falta de conversación ¿Qué más había que decir ante la amarga despedida que habían tenido?
-Khun, ven.
Un cansado Wooyoung sostenía una toalla y sus ojos rojos no intentaban ocultar las lágrimas que había derramado en el agua.
-Por favor no me dejes solo.
Ambos se abrazaron sin necesidad de pedir explicaciones o susurrar palabras reconfortantes, al final nada de eso les traería de nuevo sus sueños del futuro. Las cosas habían cambiado bastante en comparación a ocho meses; al otro día no tendrían que madrugar para que alcanzar el bus escolar, el desayuno no estaría acompañado de cereal y la vida de todos continuaría. Tenían que empezar a preparar una habitación para cuando Sarang y Sora llegaran, realizar los papeles de registro y esperar por el piano de Nichkhun. Todo retomaría un curso monótono, seguirían con esa vida que nadie había planeado pero que iba a hacerlos felices. Aunque se preguntaba si eso sería posible sin uno de los actores presente.
-No creo que nos odie- susurró el joven tailandés apretando sus brazos y reteniendo a Wooyoung como si este también decidiera desaparecer de su vida.
Nichkhun acarició su cabello y lo besó, recordó las duras palabras del pequeño. El dolor que sintió al ver a su familia romperse, pero era mejor haberle explicado con delicadeza. Seguir uno de los concejos de Minjun y no mostrar fortaleza ante su decisión.
-Al final fuimos unos buenos padres ¿no? Camille merece un poco de Alex también- su voz se quebró y la manos de Wooyoung se cerraron en su camisa. Antes hubiera dado todo por ver esa parte débil del coreano, saber que él lo podía sostener. Solo que ahora era lo que menos deseaba; él también quería llorar y maldecir su suerte, tantos sueños que había tenido al lado de Alex, Wooyoung y Sarang. Tal vez estaba destinado a vivir de las peores pesadillas.
–Nada en este mundo es tan perfecto como parece.
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(5 horas antes)
Alex miraba con atención la galaxia que rodeaba su habitación. No sabía cuántas veces la viera, siempre encontraba algo diferente; era como si el día en el que Nichkhun y Wooyoung se la mostraron, su mundo hubiera cambiado por completo. Ya no tenía miedo de dormir, las pequeñas luces lo acompañaban, tal vez el estar con ellos dos para siempre no era tan mala idea. Ellos no lo dejarían solo, ni siquiera cuando Sarang llegará; se lo habían prometido. La llegada de su mamá no acabaría con eso ¿verdad? Alex deseaba seguir con su familia, jugar con su nueva hermana, hablar con Wooyoung sobre arte, escuchar a Nichkhun en el piano. Volver a jugar con Camille, recibir los besos que siempre lo acompañaban a dormir. Podía estar con todos ¿verdad?
Los ojos azules del niño se detuvieron en los rostros sonrientes de sus tutores, sus miradas de ternura ya no eran algo nuevo para el pequeño. Sin embargo, si eran mucho más reconfortantes que su silencio. A Alex no le gustaba cuando alguien se quedaba callado ante sus preguntas, eso había hecho su mamá después de que le preguntará sobre las maletas de viaje hace ocho meses, también cuando quiso saber su paradero o cuando el día anterior Minjun no pudo responderle acerca de si Nichkhun y Wooyoung serían sus padres.
-Tienes que estar con Camille- Wooyoung fue quien tomó la palabra, pero no le respondió. Era obvio que él quería estar con su mamá, aún si no la había saludado –Tienen que hablar ustedes, tienes que mostrarle lo mucho que has crecido estos ocho meses. Pedirle todo lo que nosotros no te pudimos dar.
El niño tomó uno de sus muñecos –Yo no necesito besos de buenas noches todos los días.
Un suspiró del joven coreano lo hizo apretar más el peluche, Wooyoung había girado para observar las paredes llenas de dibujos. Asustado este dirigió su mirada hacia Nichkhun quien le dedicó una de esas sonrisas que Alex llamaba “las sonrisas que hacen sonreír”.
-Lo que Woo trata de decir es que por un tiempo no podremos estar aquí contigo. Tu mamá quiere estar sola contigo y es algo que no podemos reclamar.
-¡Pero yo sí! ¡Yo quiero estar con ustedes! ¡Me prometieron que serían mis papás!
-Pero tú ya tienes- Nichkhun se secó una lagrima y Alex no comprendió por qué seguía sonriendo –Más adelante podemos seguir viéndonos, pero por ahora no va a ser posible.
-¡¿Y por qué Sarang si puede tener dos papás?! ¡No es justo! ¿La quieren más a ella? ¿Ya no me quieren a mí?- Alex no pudo contener más su llanto. No entendía por qué con la llegada de su mamá no podía verlos más ¿Si estaba uno no podía estar el otro?
Wooyoung se acercó para calmarlo pero Alex lo esquivó – ¡Eres un mentiroso! ¡Los dos! ¡Ya no los quiero!
-Te queremos mucho Alex.
Cuando los dos jóvenes salieron de su habitación, el techo lleno de estrellas se había apagado entre sus lágrimas
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Una semana sin poder dormir, ni disfrutar de sus noches a solar con Nichkhun. Wooyoung no sabía que detestaba más, si tener presente las palabras de dolor del pequeño o el sentir que la vida le quitaba una de las personas más importantes en su vida. Era ilógico pensar que un mocoso hubiera podido ocupar tal lugar, incluso antes de Nichkhun. Tal vez no era tan cliché eso de “nunca digas nunca”. Le pareció molesto sonreír por tal pensamiento al ver la cara de tristeza del tailandés.
Afortunadamente tenía una rutina que seguir, un trabajo en la oficina que arreglar para la llegada de Sora, un piano que recibir (no iba a dejar a Nichkhun solo en eso) y tal vez tener una cita con él. Sin embargo el malgenio de su amigo parecía no querer cumplir con su objetivo de no pensar en ese maldito sentimiento de pérdida. Taecyeon estaba más altanero que de costumbre, sus comentarios ácidos y miradas de furia mostraban tal vez no solo su sentimiento personal pero también el de Minjun, quien les había pedido pelear con Camille para lograr un tipo de conciliación. Algo que en realidad intentaron pero que la modelo junto a Woods rechazaron inmediatamente, al parecer ambos querían intentar eso de ser una familia.
-Como si fuera tan fácil- murmuró Wooyoung dejando una carpeta a un lado y tomando aire para completar una larga jornada laboral mientras se sentía como una completa basura.
Ante el bajo resultado de sus planes en la oficina, el joven coreano decidió salir más temprano e ir a donde Nichkhun quien aunque no le subiría mucho el ánimo, al menos le daría algo de compañía. Jamás espero verlo delante de un camión totalmente anonadado.
Con curiosidad trató de buscar una respuesta de su compañero, pero este solo se encogió de hombros. Al ver que era lo que tanto le llamaba la atención al otro, se fijo en el conductor del camión, parecía estar peleando con algo o alguien en el container.
-¡No! ¡Este es de Khun! ¡No se lo pueden llevar! ¡Es su tesoro!
La voz de Alex resonó en eco y los dos jóvenes se miraron en shock; incapaces de quedarse quietos fueron a corroborar que no estuvieran alucinando. El conductor del camión golpeó las latas con ira -¿¡Quién dejó entrar a este mocoso!?
-¡No le diga así!- Wooyoung lo empujó para quedar a una mejor vista del niño. Este estaba sobre el piano, agarrándolo con todas sus fuerzas y gritando para que nadie se acercara. Una visión algo extraña viniendo del niño más tranquilo que había conocido -¿Se puede saber qué haces aquí? ¿Cómo carajos entraste al camión?
Pesé a su preocupación momentánea, la admiración por la loable rebeldía del pequeño y su gran alegría de verlo. Lo que más lo sacó de si fue el golpe de Nichkhun -¿Vocabulario?
-¿Woo? ¿Khun?- Alex bajó del piano pero se detuvo al notar que si iba hacia ellos, lo iba a dejar solo -¡Ellos se lo quieren llevar! ¡Sin el piano, Khun no tocará más y no vendrá más a verme! ¡Khun diles que lo devuelvan!
La risa del tailandés calló a todo el mundo, a su vez contagiando también a Wooyoung –Bájate del camión- El niño negó agitadamente con la cabeza.
-Woo, llama a Camille. Creo que debemos hacerla entrar en razón, este chico está loco.
Observando a Alex pelear de nuevo con el dueño del camión, hizo lo que tanto había querido hacer –Definitivamente, somos una gran influencia en su vida.