Teppei entro a su habitación y sonrió perversamente al sentir la fragancia compulsiva que le llamaba.
Hyuga estaba en celo… y era una criatura tan maravillosa y tan perfecta cuando lo estaba que su pene comenzó a latir en su pantalón de pura anticipación.
Tenía sus buenos 3 años apareados y cada día lo amaba más, pero se llevaba un plus cuando estaba en celo.
Apenas tuvo el tiempo suficiente para dejar la mochila y el saco en el sofá cuando brincaron sobre el restregándose contra su cintura de manera obscena.
Hyuga estaba maravillosa y húmedamente desnudo, estaba escurriendo tanto que su pantalón se ensucio un poco, para lo que le importaba, en estos momento tenía que atender todas las necesidades de su pareja, y si estaba tan descontrolado como para asaltarle apenas llegaba pues ¿Quién era el para negarle el placer a su pareja?
-quítatelos… ¿Por qué traes mucha ropa?-
El rostro rojísimo y erótico de Hyuga era bellísimo, Teppei sonrió divertido, y comenzó a desabotonarse lenta y seductoramente, su lobo arañaba con desesperación su interior…
“tómalo… tómalo… ¡ya!” le susurraba excitado y hambriento… bueno, al parecer todos complotaban contra el para que hiciera las cosas rápidas.
Hyuga desesperado tomo la camisa y la desgarro, su pequeño zorro estaba casi en la superficie, sus normalmente ojos verdes tenían un tono dorado.
-miooo…- gruño mientras desgarraba también los pantalones y se restregaba contra él.
Teppei apestaba a otros humanos, era normal, había estado en el transporte público, en la escuela y el trabajo, pero la psique del zorro no lograba comprenderlo del todo en ese momento, su pareja olía a otros y tenía que marcarlo con su aroma y asegurar que esta copula llegara a preña.
Un cachorro… si de este celo obtenía un pequeño cachorro, un hermoso lobo igual de castaño que su Teppei eso garantizaría que su pareja nunca le dejaría.
Teppei le guio hasta el sillón y Hyuga, sentado a horcajadas sobre él se permitió ser acariciado y besado, aquel simple gesto hizo que su zorro se calmara un poco.
-todo está bien Hyuga… sabes que no hay nadie en el mundo para mi más importante que tu…-
El beso que prosiguió aquello hizo que el cuerpo de Hyuga casi saliera volando, Teppei lo besaba tan bien, tan rico, le acariciaba con la lengua en todos lados y provocaba tantas sensaciones hasta en su intimidad que lo único que pudo hacer fue jadear fuertemente por falta de aire.
-te voy a preñar… así que voy a entrar y te voy a llenar tanto que seguro y escurrirás por semanas…
Hyuga casi ronroneo de felicidad, Teppei decía con tanta facilidad sus pensamientos, y lo más hermoso de todo es que eran los mismos que los de el…
Levanto la cadera poniendo la puntita de la verga de Teppei en su anito mojado y dilatado… la gran belleza del celo.
Bajo su pelvis hasta que Teppei estuvo enterrado hasta la empuñadura, estirándolo casi al grado del dolor, pero estaba bien, era un omega fuerte, podía recibir en sus entrañas eso y complacer a su pareja tanto…
Movió experimentalmente su cuerpo hasta que se acostumbró a la invasión y comenzó a subir lenta y rítmicamente.
Teppei deleito su pupila con la bella imagen, Hyuga estaba tan húmedo y cálido en su interior que era como si un puño le estuviera apretando y liberando. La erección de Hyuga era claro indicativo de cuan excitado estaba… tan hermoso, se inclinó hacia enfrente y mordió y lamio uno de los pezones, lo mamo con tanta fuerza que se inflamo un poco así que se inclinó hacia el otro para emparejarlo, Hyuga estaba tan sensible que comenzó a moverse con mayor fuerza, los sonidos húmedos resonaban en la habitación.
Le cabalgo con tanta fuerza que los gruñidos y los gemidos eran incontrolables, seguramente les escucharían en todo el vecindario.
-yo… yo…- Hyuga jadeo tratando de articular algo, Teppei sabía que, así que se levantó con su pareja firmemente clavada en su pelvis y le recostó en la alfombra embistiéndole con brutalidad, abriéndole obscenamente, martillándole con desespero hasta que su semilla baño la suave y caliente vaina que le envolvía.
Las contracciones musculares del estrecho lugar provocaron en Hyuga no uno, sino dos orgasmos seguidos y largos que le hicieron ver estrellas, el nirvana, el cosmos, todo.
Teppei gruño cuando su pene todavía duro fue prisionero en el cuerpo de Hyuga, garantizando que su semen preñara a su pareja. Para alguien normal solía ser muy placentero, pero para él, que era muy grande y que la carne que normalmente le apretaba con cariño ahora casi le estrangulaba su sensible pene hinchado por el coito solía doler un poco.
-lo siento… tratare de relajarme un poco…- susurro Hyuga mientras trataba de no moverse mucho y de regular su respiración, la primera vez que habían tenido sexo los dos se habían lastimado, Teppei casi se arranca la verga y a Hyuga le provoco un desgarre interno puesto que el dolor había sido muy intenso para Teppei y se había prácticamente arrancado de las entrañas de su pareja.
Había sido vergonzoso, doloroso y traumante para ambos, pero Midorima, el médico de Hyuga, tras revisarle, medicarle y darle toda una perorata de anticonceptivos, inhibidores y posiciones que no les lastimarían para esos casos les había facilitado bastante la vida.
-hoy no tome el inhibidor… -
-lo se… normalmente aunque estés en celo no pierdes tanto el control.-
-¿y si si me embarazo?- como aún seguían pegaditos Teppei no pudo ver el rostro de su pareja, así que simplemente beso la coronilla morena y rodeo su cuerpo en un abrazo protector.
-hay que ir pensando en nombres de niños e ir comprando la cuna…-
El suspiro de alivio del moreno fue todo lo que Teppei necesito para liberarse del cuerpo de su amante, solo para incorporarse y poner al zorro en 4.
-desde un inicio tenías la intención que te preñara y hasta despues que abusas de mi te empieza a dar miedo… ahora vamos a meter el acelerador al fondo porque te embarazo si o si…-
Hyuga comenzó a reír divertido… un cachorro… eran jóvenes pero sabrían apañárselas bien…
Taiga se había escapado otra vez, Tatsuya le había acompañado hasta la entrada de la escuela pero el pequeño tigre había brincado la barda trasera y caminaba campantemente hacia la casa de Tetsuya.
Compro una buena cantidad de dulces, jugos y una malteada de vainilla que garantizaba un soborno adecuado para su cómplice de fuga y entro al departamento usando la llave oculta que estaba debajo del tapete de entrada.
Apenas entro supo que Tetsuya estaba en su habitación, su rico aroma le atrajo cual carne a su tigre.
Tetsu estaba aún dormido, dormía boca arriba, con las manos en el pecho como si fuera vampiro de película de terror antigua… Taiga estuvo por reír a mandíbula ligera pero algo le detuvo.
“Taiga…”
Tetsuya le había llamado en sueños, con voz suave, suplicante… no sabía por qué pero algo en su pechito se apretó.
Camino hasta la cama, se subió despacito y se acostó a un lado de su nuevo amigo.
Tetsu era muy lindo… y lo único que pensaba cuando estaba con él era que quería crecer ya para cuidarlo, para estar todo el tiempo con él.
Tetsuya se puso de lado, quedando frente a él y llamándolo nuevamente en sueños.
Su cuerpo se movió por si solo… acerco su boca al pecho del bello durmiente y planto un suave beso en el rosado pezón que se descubrió al girarse.
La sensación fue mágica, sintió como un disparo de electricidad en todo su cuerpo y Tetsuya hizo un ruidito que le gustó mucho.
Armándose de valor… probablemente de estupidez repitió la acción mordisqueando ligeramente la piel salada. Necesitaba hacer más, quería tocar más pero no sabía cómo. Una vez, a escondidas había espiado en el cuarto de Tatsuya donde un hombre lamia y besaba todo el cuerpo de otro… los dos debían sentir muy rico por que los diálogos decían “mas”.
Esperaba que estuviera funcionando.
Tetsuya suspiro pesadamente y volvió a girarse, su sueño comenzaba a inquietarse y respiraba un poco más rápido…
“taiga…” le volvió a llamar y de pronto el pequeño tigre noto que los labios de Tetsuya eran muy bonitos como para no ser besados.
Maniobro un poco para ponerse a su altura y se inclinó posando sus propios labios en los pálidos y delgados de Tetsu.
No sintió nada… pero Tetsuya volvió a suspirar pesadamente y movió los suyos en un claro beso de adulto.
De pronto Tetsuya se congelo y se incorporó tan rápido y tan torpemente que se enredó en las sabanas y callo como costal de papas al suelo.
-¡TAIGA! ¿Qué haces aquí?-
El niño de pronto se sintió avergonzado. No quería hacer enojar a Tetsuya, pero… pero no lo había podido evitar… era tan bonito que…
-¡VETE! ¡VETE!-
Avergonzado, humillado y espantado Taiga salió de la habitación sin mirar atrás, corriendo y reteniendo las lágrimas… Tetsuya lo había rechazado.