Tetsuya sintió el ligero ronroneo que le arrullaba cual nana a un niño. Estaba en el suelo, resguardado en un bonito lecho de sus propias cobijas, desnudo y extrañamente calientito.
Abrió los ojos para encontrarse con las manchas anaranjadas y negras que decoraban el majestuoso cuerpo de su pareja. Se acurruco contra él y casi de manera inmediata una lengua acaricio su mejilla, hombro y espalda. Sintió cosquillas.
-Taiga… tienes que regresar…- el felino le miro confundido, gruño y le lamio nuevamente.
-regresa…-
Tetsu se sentía muy cansado, tanto que quería volver a dormir, pero algo dentro del hizo clic… estaba apareado… felizmente apareado. Las cosas no habían sido del todo placenteras pero cuando el hilo de su vida se había unido al de Taiga formándose un fuerte nudo, Tetsuya por primera vez en su vida se sentía… bien… completo, incluso devoto al ser que le había sometido.
Era raro… el instinto de los cambia formas era lo más raro y bizarro que podría existir desde el punto de vista de alguien sin pareja o un beta. Pero ahora que estaba acoplado lograba entender muchas cosas.
No es que te hicieras estúpido o bobo por emociones románticas que “aparecían” de la nada cuando encontrabas a tu pareja. Esto no tenía nada que ver con lo romántico, lo tierno o el sexo.
Cuando uno se unía a su pareja lo hacía en todos los aspectos, su espíritu, su conciencia, su vida, todo se fusionaba para explotar en amor… solo amor.
El destino nunca se equivocaba. No podía hacerlo.
El estómago de Taiga gruño se puso de pie, salió de su habitación y Tetsuya, que no quería levantarse por el cansancio y la extraña comodidad del momento se quedó ahí, expectante por saber que haría su pareja…
-mi pareja…- susurro Tetsu sonrojado, hubiera rodado por todo el suelo como trompo o hubiera sacado a su husky para que se retorciera emocionado sobre su espalda, pero Taiga había vuelto con algo en su hocico y Tetsu sonrió enternecido y divertido.
En el hocico del tigre yacía una pierna de pollo que Tetsu tenía la certeza había estado en su refri no muchos minutos atrás.
Lo estaba mimando, le estaba alimentando, lo cuidaba… pese a que tenía hambre su prioridad era cuidarle.
Tetsu sonrió a más no poder emocionado y abrazo el cuerpo enorme de su pareja.
-eres tan lindo… pero es enserio… tienes que regresar… Taiga… regresa…-
La pata del tigre se apoyó en su cadera y clavo muy gentilmente sus garras.
A Tetsuya no le molestaría estar con su pareja así el tiempo que fuera necesario. Pero Taiga era un niño, lo de anoche era una muestra clara de que el animal estaba gobernando su psique y el niño podría perderse en el salvajismo animal de manera muy fácil.
Se puso de pie con las piernas temblorosas, tomo la pierna fría de pollo y camino hacia su closet para tomar una bata de baño y envolver su cuerpo.
No tenía marcas, apestaba a baba de tigre y su culo se sentía pegajoso, pero tenía que encontrar una manera de regresar al niño.
Apenas había salido de su habitación con el tigre celosamente pegado a sus piernas cuando noto la presencia de 3 alfas en la sala de su hogar…
Atsushi, Alexa y Midorima estaban ahí… el silencio sepulcral del momento solo fue interrumpido cuando Taiga gruño advirtiendo que si se acercaban más lucharía defendiendo a su pareja.
-Tetsu… ¿estás bien? ¿Te hirió?- el hermoso rostro de Alexa estaba lleno de alivio y preocupación.
Las mejillas del ojiazul se tiñeron de un rosa delator. La rubia y el medico se dieron una muy significativa mirada.
-estoy bien… - Taiga le estaba protegiendo con su cuerpo… si no actuaba con precaución la sangre llegaría al rio y era algo que no se podía permitir… conocía a estas personas, eran amigos, familia…
-Taiga no puede regresar a su forma humana…-
Alexa permitió que su tigre se acercara a la orilla, sus ojos se volvieron dorados y su esencia de alfa fluctuó en la habitación como una enorme energía que inmovilizo a Tetsuya, mandándolo al suelo.
-Taiga… regresa…- ordeno la tigresa con tono severo. El tigre gruño, protegiendo a su pareja con mayor empeño, lanzo un zarpazo en el aire.
-¡TE ORDENO QUE REGRESES!- dentro de una manada el alfa con mayor dominancia podía hacer uso de “la voz de alfa”, una habilidad que se le otorgaba para lograr someter a cualquier otro miembro de su familia que también fuera alfa.
Taiga se inclinó en el suelo, luchando contra la compulsión de la voz, estaba sufriendo y Tetsuya sintió que se le desgarraba el corazón.
-¡no lo lastimes! ¡Es un niño! Por favor Alex… ¡no lo lastimes!-
Con su cuerpo apenas vestido y mucho más pequeño que el del tigre Tetsuya abrazo a su pareja. La voz del alfa afectaba a ambos, obligándoles a someterse, pero Taiga al no obedecer empezaría a sentir calambres musculares hasta que obedeciera o bien fuera lo suficientemente fuerte para desafiar la voz y se liberara.
-¡TAIGA!-
La rubia sentía que se le rompía el corazón por usar este estúpido “don” que se le había otorgado por ser la mayor… amaba a sus hermanos más que su propia vida, pero esta era la única forma de llamar al verdadero yo de Taiga y guiarlo hacia afuera.
Para sorpresa de todos el tigre gruño, como liberándose de cadenas que le ataran y se interpuso nuevamente entre los intrusos y su pareja.
-imposible… - susurraron los 3, llenos de incertidumbre por esto. ¿Acaso el tigre era el verdadero alfa de la manada? Se había liberado de la voz tan solo por proteger al ojiazul, Alexa se llevó una mano a la cabeza tratando de sofocar el dolor que repentinamente le había asaltado, la compulsión le había rebotado y dolía como los mil demonios.
-no tengo otra opción…- el medico rápido, ágil y sin dar tiempo a dudas saco una pequeña pistola y disparo hacia Tetsuya.
La situación lo ameritaba, Atsushi estaba por dejar salir un oso pardo de más de 500kg de peso que protegería a su familia… así era la ley de la manada, al haberse apareado con Himuro, Alexa se hacía “su hermana”. No podían dejar que tremendo animal anduviera haciendo desastres. La sutileza no existía en el diccionario de Murasakibara, Midorima llevaba sus buenos 3 años conociéndole y no se quería arriesgar.
Como había previsto Tetsuya, quien también era paciente suyo desde hacía pocos meses trato de cubrirse, como si con eso pudiera evitar el dardo, no era ningún cobarde pero los omegas eran dóciles y tímidos, se congelaban cuando su vida estaba en peligro. Taiga, rápido, sin miedo, con todo el instinto protector que tenía un macho al defender a su hembra se interpuso en el trayecto del proyectil recibiéndolo directamente en su brazo.
El tigre cayó al suelo, gruño aletargado y fue solo cuestión de segundos que durmiera profundamente. Tetsuya grito y chillo como nunca en la vida… le habían disparado… le habían disparado y su pareja le había protegido… el instinto canino salió de él, Tetsuya, quien normalmente era muy dócil por su naturaleza omega y su can más bien noble perdió el control y se interpuso entre los tres individuos y su pareja, sus colmillos crecieron y un gruñido desesperado salió de lo más profundo de su alma.
-no lo toquen… ¡no toquen a mi alfa! ¡MI ALFA!-
La declaración dejo a todos congelados en su lugar, el tigre lentamente dio lugar al pequeño cuerpo desnudo e infantil de Taiga y Tetsu aventó el horrible dardo que un estaba clavado en su bracito con toda la furia que poseía. Le cogió en brazos resguardándolo en su seno, meciéndolo con ternura, besando su frente, susurrándole palabras dulces y consoladoras que eran más para el mismo que para Taiga.
Midorima sabía que el shock de aquella declaración era demasiado para Alexa que se había quedado de piedra en su lugar, una fuerte exclamación de sorpresa le indico a Atsushi que su pareja acababa de llegar al departamento y había escuchado también, lo abrazo tratando de quitarle peso al asunto.
Bien… a los diez años Taiga había encontrado a su pareja… lo tendrían que solucionar.
El medico camino directamente a la pareja que yacía en el suelo, tomo el pequeño dardo y se lo mostro a Tetsu, hablándole con suavidad a la pequeña criatura que defendía a su hombre.
-es un sedante suave… solo eso Kuroko…- el agarre al cuerpo del niño no cedió pero el llanto disminuyo considerablemente. Tetsuya recupero su bonita forma humana y suspiro lleno de alivio.
-Alexa se comunicó con nosotros pensando que Taiga te había hecho daño… ¿estás bien? ¿estas herido?-
Tetsuya hipo como un niño pequeño y negó con la cabeza. El instinto protector de los alfas se vio afectado, esa bonita criatura se veía rota, desesperada, desconsolada, Midorima quiso abrazarle y confortarla. Suprimió el instinto lo más que pudo.
-está bien… los llevaremos a la clínica y los checaremos… estarán bien, lo prometo.- la suavidad con la que Midorima le estaba hablando hizo que Tetsuya creyera en él, aflojo un poco, solo un poco su férreo agarre y miro las pupilas verdes del médico.
-buen chico…- las pupilas del médico se alargaron y sus pupilas verdes cambiaron a un frio amarillo, los ojos reptilianos le indujeron a un sueño del que no pudo resistirse… cayó al suelo y el medico evito que se golpeara la cabeza, sin lugar a dudas este era un día bastante agitado para su baja tolerancia al estrés.