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Drabbles por lady_shizu

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Notas del capitulo:

•Día Siete: «Escribir sobre algo que comí durante esa semana».

•Día Ocho: «Escribir sobre mi futuro hogar ideal tal y como lo imagino».

 

VII: Gustos

Ni siquiera la mueca asqueada de Takanori podría arruinar ese momento.

Luego de salir de la universidad, ambos habían caminado hacia un restaurante cercano para almorzar antes de impartir sus siguientes clases. Todo iba muy bien, hasta que Kouyou comenzó a hacer su pedido, y es que a pesar del tiempo que llevaban conociéndose, Takanori no podía acostumbrarse al pequeño detalle alimenticio de su amigo.

El jugoso filete que colocaron frente a Takanori lo hizo babear casi de inmediato, pero éste gesto de vio interrumpido cuando vio lo que Kouyou tenía frente a él. Allí en su plato había mucho verde, blanco, naranja, amarillo, hasta marrón, y nada, pero nada de rojo. Elevó una ceja, al tiempo que lo miraba fijamente.

—¿De verdad te comerás esa mierda?

Kouyou le devolvió la mirada y le sonrió de lado, alzándose de hombros. Pronto levantó un poco de su ensalada de lechuga, tomate, papa, cebolla, zanahoria y arroz, y se la llevó a la boca, degustando con una sonrisa totalmente boba la combinación de sabores de las verduras con las especias. Takanori se asqueó aún más cuando reconoció, entre las verduras de la ensalada, algo muy parecido a las lentejas y otros dos tipos más de semillas que definitivamente no conocía. Ni quería conocer.

Haciendo caso omiso a su acompañante, Kouyou se mordió el labio inferior antes de cortar la porción de tortilla de papa. Saboreó con gusto, sintiendo la crocante textura de las papas fritas deshaciéndose en su boca, acompañadas con el peculiar gusto amargo de la masa de harina que las unificaba.

—¿Cómo dices que unen eso si se supone que no lleva huevo? —preguntó nuevamente Takanori apuntando la tortilla. Como respuesta, Kouyou levantó un poco de esta, dirigiéndola hacia él.

—¿Quieres probar? —preguntó con un deje de burla. Takanori arrugó en entrecejo al instante.

—No, gracias —afirmó con seguridad, volviendo a su delicioso y jugoso filete con puré de papa.

Minutos después, una moza regresó, trayendo consigo sus postres. Kouyou arrugó el ceño y sonrió cuando el frío y agrio hielo sabor limón ingresó en su boca. Abrió los párpados para contemplar a Takanori, quien, con la pequeña cuchara aún en la boca y con ojos cerrados, saboreaba su postre de chocolate, y parecía por fin haber encontrado algo más entretenido que comparar ambos alimentos.

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VIII: Calma

A través de la ventana, Uruha observó el repiqueteo de la lluvia sobre el vidrio; las cortinas abiertas de par en par. El cielo gris iluminándose constantemente, la estrepitosa voz de la tormenta.

Sin dejar de observar el exterior, guió una mano, la que tenía desocupada, hacia la pequeña mesa redonda que se encontraba junto al sofá donde se hallaba sentado. De ella, levantó su taza de humeante café negro. Con ojos cerrados, aspiró hondamente el vaho que desprendía la infusión caliente, antes de guiar el filo de la taza marmolada hacia sus labios, rozándolos suavemente, para finalmente degustar el oscuro líquido que albergaba.

Sus ojos se volvieron hacia el paisaje grisáceo que la ventana le permitía observar.

—Sabía que estarías aquí.

Uruha escuchó aquella voz, pero no miró en la dirección de la que provenía, sólo sonrió y volvió a beber otro sorbo de café. Escuchó los pasos acercarse a donde él se encontraba.

—¿Qué lees esta vez?

—La Insoportable Levedad del Ser —respondió, dejando la taza en su lugar.

—De Milan Kundera —finalizó aquel, parándose a su lado. Uruha rió suavemente—. Es el que regalé para tu cumpleaños.

—Sí, ayer terminé de leer el anterior que también me regalaste.

Ambos sonrieron. Uruha giró la cabeza y levantó la mirada para ver a su acompañante, y éste le colocó una mano en el hombro. Llevó la mano que con anterioridad sostenía el asa de la taza, y la posó en la contraria, entrelazando los dedos de ambos sobre su hombro.

Observó su alrededor, los estantes repletos de libros, empotrados a las paredes, casi desde donde iniciaba el piso hasta el filo del cielo raso. Volúmenes de diferentes tamaños, disímiles colores; cada uno guardaba un recuerdo invaluable para él. Entre ellos se encontraba el primer libro que tuvo, un regalo de sus padres cuando cumplió nueve primaveras; los años de antigüedad se notaban en los colores sepia que habían adquirido los bordes de las páginas de El Principito. Y también, cada uno de los libros que su pareja le había regalado durante los años de convivencia.

Bajó sus irises de un matiz marrón tan claro que en ocasiones su pareja le juraba que se volvían casi dorados, hacia el volumen que sostenía en la mano derecha. La mujer desnuda y decapitada lo recibió.

—Preparé esa extraña receta que me mostraste el otro día —comentó su pareja con tono burlón—. Tarta de cebolla con queso de… ¿soja? —Uruha rió—. No sé cómo, pero el queso me quedó delicioso.

—Por supuesto que sí, Kai —respondió él poniéndose de pie. Dejó el libro sobre el mullido asiento del sofá—. Si tú lo hiciste, es seguro que está delicioso. —Se acercó a Tanabe y depositó un beso casto en sus labios.

—No fue tan difícil —afirmó sonriendo. Esa hermosa mueca que había conseguido enamorar a Uruha por completo.

Kai fue el primero en abandonar la habitación; Uruha, parado bajo el marco de la puerta, observó el libro reposando sobre el sofá, antes de cerrarla.

 

Notas finales:

•Drabble Siete: Esto es algo que de verdad me ocurrió así tal cual, aunque con otra comida. De hecho, esto me pasa casi todos los días, coma en mi casa o no xD

Mi memoria es un asco, por eso escribí sobre lo que comí el día que escribí esto (xD), muy improvisado porque no estaba en casa por la mañana, y si yo no me cocino, nadie lo hace :'c

Supongo que no se acostumbran a mi vegetarianismo(?).

Espero que no se notara que estaba cero inspiración y no tengo idea de cómo describir el sabor, olor y demás de mi comida :’v

 

•Drabble Ocho: Francamente, todas las demás habitaciones de mi «hogar ideal» son totalmente irrelevantes(?). Lo único que me interesa es tener una enorme biblioteca atestada de libros por doquier, un ventanal por el cual pueda ver llover torrencialmente(?), un sillón a su lado en el cual asentar el trasero, una taza de café y un libro en mis manos. Oh, y a alguien que me cocine así, bien rico xD

Eso es todo lo que aspiro a tener (?).

1— El «queso de “soja”» del que habla Kai, es la comúnmente llamada «Mozzarella vegana», que se hace con ingredientes a base de soja como reemplazo de la leche, por ejemplo. De ahí que Kai dijera «queso de “soja”». Bueno, eso xD

 

¡Gracias por leer y comentar!

This is the end(?)

See you someday!

LadyShizu


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