Tetsuya primero pensó que estaba soñando y conforme salía de la modorra se dio cuenta que realmente un adolescente bastante guapo le estaba besando, su cuerpo (maldito traicionero) correspondió al contacto del otro, abriendo la boca para que la lengua joven le asaltara y arqueo su cuerpo cuando una mano rasposa se posó en su pecho plano, buscando más contacto, percatándose que el calor ajeno era bastante agradable para el.
El pulgar jugueteo un poco con su pezón y con mucha vergüenza Tetsuya gimió en el beso al notar que se estaba excitando como nunca en su vida.
Se percató entonces que estaba desnudo y ese fue suficiente estímulo para que reaccionara, se alejó del muchacho, le sonrió bonito, para que bajara la guardia y justo cuando fue correspondido con la sonrisa más radiante que había visto en su vida y estaba por ser besado por segunda vez impulso su rodilla con fuerza a la entrepierna del bobo dándole un certero golpe en las joyas.
Como cucaracha espantada Tetsuya logro salirse de la presa del joven mientras este, hecho bolita trataba de mitigar el dolor, se puso correctamente el yukata y salió de la habitación en búsqueda de la propia.
¡Le habían besado!
Su mente era una guerra de opiniones... una parte de él quería regresar, ver el estado en el que estaba el chico y dejarse caer a sus más bajos instintos, la otra, a la que le estaba haciendo caso, le susurraba una y otra vez que huyera, que si regresaba estaría en un camino sin retorno y que estaría entrando en la guarida del lobo sin escapatoria alguna.
Como pudo encontró su habitación, corrió la puerta y entro solo para toparse ni más ni menos a Ryota Kise montándosela en grande con un chico.
El moreno que yacía hincado detrás de su amigo y el mismo rubio que estaba de a perrito le miraron shockeados… Tetsuya estaba igual… nunca había visto una porno y menos aún un live action… y para colmo de males… Ryota avergonzado se había incorporado para tratar de cubrirse y Tetsuya vio TODO… el chico podría ser joven pero esa cosa estaba enorme… y Ryota tenía el culo rojo y se veía tan duro que debía doler…
Tetsuya se tapó los ojos, grito, choco contra la pared, se tropezó, tartamudeo, abrió los ojos de nuevo solo para ver que el moreno seguía ahí, hincado, riéndose sínicamente y con los huevos al aire, mientras su amigo estaba hecho bolita debajo de las sabanas, gritando cual nena.
-lo siento… se supone que…- Tetsuya ni sabía que decir, opto por dejarles terminar lo suyo y salió del lugar solo para toparse con su asaltante.
Corrió por el pasillo para buscar la recepción y llamar un taxi, ya estaba oscuro, pero prefería regresar a su casa y estar a salvo que ver a su amigo coger o ser acosado por un adolescente.
El pelirrojo cojeaba un poco pero continuaba siguiéndole, cuando llegaron a un pasillo sin salida Tetsuya supo que la había cagado.
-¡espera! ¡Lo siento! ¡No era mi intención asustarte!-
Tetsuya estaba más asustado de sí mismo e impactado por lo que había pasado en los últimos 5 minutos que por el beso.
-está bien… supongo que te pareció divertido bromear… no te preocupes… no diré nada al dueño y tampoco levantare quejas contra ti…- aunque tenía años que no veía a Murasakibara sabía que él era el actual dueño y habían tenido una conversación corta y agradable en el transcurso de la tarde… ¿acaso sabía qué clase de personal tenia contratado?
El pelirrojo entonces pareció meditar un poco la situación. Al parecer no había medido las consecuencias de sus actos… típico adolescente.
-perdón… te juro que no lo pude evitar… ¿me aceptarías un café como disculpa? ¿Una malteada? ¿Una hamburguesa? ¿Un helado? –
Tetsuya se enterneció por la ansiedad que reflejaba el menor en su rostro, como si estuviera hablando con un animal pequeño al que tratara de calmar. Suspiro, relajándose un poco y evitando a toda costa recordar el garrote negro del nuevo amante de su amigo y le miro con su típica carita de palo.
-está bien… no es necesario nada… yo te golpee, estamos a mano…-
Tetsuya se fijó entonces por primera vez en el rostro del joven, el rictus de dolor y una ligera capa de sudor eran claro indicativo que su golpe había sido probablemente más dañino de lo que quería ser. Tenía un par de bonitos ojos borgoña y unas cejas chistosísimas que le daban la apariencia de un tigre salvaje. Tetsuya tuvo el impulso de dar confort al joven.
Como un masaje ahí era DEFINITIVAMENTE mala idea opto por dejar que se apoyara en el y caminaron de regreso al lobby donde pidió a una de las hermanas de su ex compañero Atsushi una bolsa con hielo.
Los dos caminaron al jardín, en una zona que les daba la suficiente privacidad y Tetsuya le brindo la bolsa con hielo sabiendo que no podía hacer más.
-lo siento… fue reflejo…-
El joven le miro y sonrió con alivio en su rostro. –que buenos reflejos tienes… creo que me dejaste estéril…-
Tetsuya sintió culpa como nunca antes.
-soy yo el que debería disculparme… en serio no sé qué me paso… por cierto… soy Taiga… Kagami Taiga…-
-mucho gusto… soy Kuroko Tetsuya…-
Los ojotes del adolescente brillaron con emoción.
-mi mamá… bueno… Riko, la esposa de mi hermana suele creer en cosas del destino y eso… yo soy Taiga… tu Tetsuya… nuestros nombres tiene las mismas iniciales…-
Tetsuya entendió que el joven le estaba coqueteando, así que opto salir por la tangente…
-¿Riko? ¿Aida Riko? ¿Es tu… cañada?-
Avergonzado el pelirrojo asintió con un sonido como de vaca.
-es excompañera de la escuela… tiene años que no la veo… supe que se había casado por unos amigos que tenemos en común… -
-también Atsushi es mí cuñado…-
Si hablaban de la familia Tetsuya parecía relajarse lo suficiente y se veía cómodo, los dos en ese espacio de una hora que hablaron se dieron cuenta que tenían muchos amigos en común y que raramente nunca se habían topado. El ratón de Taiga corría en su rueda a velocidad de la luz ideando planes para conquistar al ojiazul, conocían a bastantes personas, y aunque no era muy su estilo usaría esos contactos para conocer a esta persona y salirse con la suya… tenía que hacerlo… era como una compulsión que sotnia, deseaba estar cerca de él y nunca alejarse de el, pero todo sería lentamente…
Continuaron platicando hasta que finalmente Tetsuya se puso de pie, tendió su mano y le sonrió.
-fue un placer Kagami-kun… pero es momento que me valla-
Al ver que Taiga se iba a poner de pie para acompañarle y con la firme intención de cortejarle Tetsuya puso su mano a manera de bloque, deteniéndole en el momento.
-no soy bueno en las relaciones pasajeras… y tampoco me gustaría el típico amor de verano… así que ADIOS…-
El pelirrojo supo que insistir en ese momento solo perjudicaría la relación que no había ni empezado. Le sonrió coqueto y tomo la mano que le detenía para besarla como caballero presentándose ante su dama.
-mucho gusto Kuroko… san… - el bonito sonrojo en las mejillas del peliazul ante el “san” cargado de significado fue suficiente para que Taiga supiera que no estaba tan desinteresado como decía estarlo. Con mayor razón se esforzaría…
Ryota despertó a mitad del futon, totalmente descubierto, debidamente follado, pegajoso y dolorido en los sitios correctos. Sonrió, se estiro perezosamente, permitiendo que su cola se liberara y sus orejas salieran y ronroneo satisfecho.
La noche anterior había sido… woow… había sido… enserio ¡¡wooow!!
Quería girar como rollito lleno de emoción pero en serio, estaba tan adolorido que prefirió no hacerlo.
El rico aroma de su pareja aún estaba en el futon y Ryota le busco con la mirada. Aomine
Daiki había sido una caja llena de sorpresas, era un joven lo suficientemente fuerte para cargarlo, follandolo contra la pared y transportarlo en vilo de un lado del cuarto al otro, realmente habían hecho el amor toda la noche, en muchas superficies, en muchas posiciones y a varios ritmos… despues de la primera vez que había sido salvaje, casi animal, Daiki le había acostado en el futon y le había adorado con su cuerpo, recorriéndolo con besos y caricias suaves, susurrándole cosas tan bonitas que mojaría las bragas de cualquiera, había cerrado su vínculo mordiéndole en el cuello, tras verlo profundamente a los ojos y sonreírle con promesa. La mordida ahora estaba cicatrizada pero aún era visible, el puma de Ryota quería salir desnudo y mostrarla llena de orgullo a todos.
Estaba apareado… por fin estaba reclamado por su destinado.
El Shoji se corrió un poco y dio entrada a su príncipe azul, que venía con una charola en una mano. Se movía como todo un host… y tenía un culo de ensueño que se marcaba en la ropa y que Ryota quería morder.
-¿estás bien?... anoche me excedí…- un mínimo de culpa asomaba en el rostro moreno, Ryota supo que no era culpa por follarle o reclamarlo… si no por haberlo sometido a un ritmo tan fuerte que alguien que no tuviera su condición física probablemente se hubiera desmayado. Se incorporó y observo que en la charola había mucha comida, en su mayoría carne, bebidas rehidratantes, un par de tabletas y para maravilla suya una rosa.
-por lo general no soy detallista… pero creo que esta ocasión lo amerita…-
Ryota sonrió y trago el nudo en su garganta y sin poderlo evitar derramo un par de gruesas lágrimas cargadas de emoción.
-¿te sientes mal? ¿Te lastime? ¿Quieres que llamemos al médico? –
-¡no! ¡No es eso!- una risa nerviosa y más lagrimas fueron lo único que pudo dar. Daiki se hinco frente a él, le miró fijamente y tomo la mano con la que fallidamente se cubría el rostro, tratando de limpiar sus lágrimas y le beso.
Este beso no había sido como los anteriores, este era dulce, lleno de confort, tierno, tan cargado de emoción que Ryota dejo de llorar y apretó la mano morena que le sujetaba.
-¿estas arrepentido de que te reclamara anoche? ¿Es porque soy más joven?... si es eso no tienes por qué preocuparte… tengo una beca, una herencia, de hecho vivo solo en mi departamento… seré responsable, me hare cargo de ti… te cuidare… te atesorare porque eres mío… ¿anoche lo sentiste verdad? Mi pantera… tu puma… los dos se estaban llamando… los dos están unidos… ¿también lo sientes verdad?-
Ryota pensó que se había imaginado todo… que ante la emoción de encontrar a su pareja había magnificado todo y estaba pensando cosas que no… pero al ver que sus emociones eran las mismas que las de Daiki sonrió lleno de alivio.
El moreno se inclinó, beso el rastro de lágrimas y le dio un gran lametazo en los labios.
-te estuve esperando desde que tenía 13 años…- susurro Ryota, recordando cuando había entrado en celo la primera vez y su puma había arañado su interior desesperado por su pareja.
-yo también…si nos hubiéramos encontrado antes… así tuviera diez años te hubiera reclamado…-
Ryota tenía la extraña sensación de que aquello era cierto.
-me hubieran encarcelado por pedofilia… - pucheo sonriendo con humor negro.
-me hubiera escabullido en la cárcel para estar contigo…- los ojos cobalto le aseguraron que realmente lo hubiera hecho.
Ryota no supo bien como habían terminado así, pero Daiki estaba sentado en flor de loto y Ryota sentado en el, rodeando con sus largas y blancas piernas la cintura estrecha del moreno.
-estoy frito… me arde el pito y tengo hambre… ¿Qué te parece un baño, comer y vamos a tu casa? Supongo que me mudo contigo hoy mismo ¿verdad?-
El rubio no pudo ser más feliz ante esas palabras, la verdad él tampoco estaba como para otra ronda, él también estaba con mucho ardor, también tenía hambre y quería limpiarse a fondo.
Que fuera su alfa quien se amoldara a él y le dijera que se mudarían a su casa hizo realmente feliz a Ryota… no quería mudarse, vivía cerca de su trabajo, su casa tenía un bonito jardín, era grande, Kurokochii era prácticamente su vecino y…
-¡¡¡KUROKOCCHI!!! – grito horrorizado de pronto acordándose de su amigo, de la vergonzisima escena que había presenciado y que muy probablemente se había tenido que ir.
¿y ahora que iba a hacer?