Tatsuya tuvo miedo por una fracción de segundos cuando entro a la habitación de Taiga y se encontró con el enorme tigre que hacía años le había atacado y lesionado, enorme, incluso más grande que hace años, profundamente dormido y con el cuerpo relajado.
Cerro la puerta, respiro profundamente, tratando de calmar su corazón y suprimió el fuerte escalofrió que quería correr por su cuerpo.
-está bien… es Taiga… tu hermano…- se dijo a sí mismo y una vez un poco más calmado volvió a entrar al cuarto.
Taiga era nuevamente una persona… y estaba desnudo y empalmado… Tatsuya tuvo el pudor de lanzarle una sábana, cubriendo su desnudez, lo que hizo que Taiga despertara un poco sobresaltado.
-¿Qué sucede?- pucheo adormilado y se giró cubriéndose perezosamente el rostro con la almohada.
-se supone que hoy es mi día libreeee…- bostezo y tomo posición con la firme intención de volverse a dormir.
-te buscan… - Tatsuya se había sorprendido cuando Tetsuya Kuroko había llegado a la recepción y había pedido hablar con Taiga. Atsushi se había quedado con él, atendiendo la visita mientras Himuro le avisaba a Taiga.
-¿¡quien!?- Taiga se sentó en su cama como si fuera impulsado por un resorte y Tatsuya sonrió imperceptiblemente por la emoción de su hermano.
-Kuroko-san…- dijo suavecito y con carita de palo pero súper emocionado de ver como su hermano menor volaba prácticamente por la habitación, cogía los primeros calzones que encontraba, la ropa menos arrugada y se metía al baño para darse el regaderaso más rápido de la historia.
Taiga se miró en el espejo, quedando conforme con su aspecto, aplicándose fijador en el cabello y un poco de colonia para bajar saltarín y emocionado como si fuera un cachorro.
-tan lindooo- canturreo Tatsuya y en el pasillo se encontró con Alexa, que al parecer tampoco se había perdido de todo el momento y sonrieron cómplices y contentos.
Taiga encontró a Tetsuya sentado en el jardín, en donde habían estado la primera noche que se conocieron, se veía tan precioso, con su ropa casual, fresca, bebiendo un poco de zumo de naranja con una pajita y apreciando el jardín con esa carita de palo… y…
Se detuvo en seco antes de salir al encuentro del mayor cuando noto que estaba empalmado y estaba por tomar al ojiazul y besarlo con desespero… en los últimos días el tren de sus pensamientos era tan extraño que no lograba entenderse. Cierto, solía ser impulsivo y terco… pero no tanto. Era como si Tetsuya fuera la chispa de la mecha de una enorme carga de TNT y le explotara todas sus inhibiciones.
Respiro profundamente, una vez calmado salió al jardín y se sentó junto a él, ¿lo besaba? Ayer en la noche le había dado un beso de despedida, ¿lo tenía que saludar de la misma manera? Tetsuya le miro con esos enormes y preciosos ojos y despues le brindo una bonita sonrisa llena de vergüenza.
-buenos días Kagami-kun… quería ver como estabas… ayer te di muy fuerte y por todo lo que paso olvide llevarte al médico…-
“todo lo que paso ayer” Taiga estaba súper orgulloso de que uno de sus besos distrajeran tanto al mayor como para olvidarse de todo a su alrededor, se congratuló in mente, teniendo en cuenta que para futuras ocasiones un par de besucos húmedos podrían dispersar la mente del mayor.
Taiga se sentó a un lado de él, siendo honestos lo último que había pasado por su mente era el chichón, ni dolor tenía ya.
-estoy bien…-
Un suspiro de alivio y Taiga sintió que su corazón latía emocionado.
-me alegro mucho… entonces… me retiro-
Los dos se pusieron de pie, Tetsuya hizo una educadísima reverencia de despedida.
Taiga, pese a que tenía 5 años viviendo en Japón había sido educado de manera menos formal y más americana así que torpemente se inclinó, tratando de imitar al ojiazul.
Los resultados fueron estrepitosos… mientras Tetsuya se incorporaba él se inclinaba y la nuca de Tetsuya golpeo su nariz lo suficientemente fuerte para hacerle sangrar…
-¡oh mi cielo! ¡Taiga-kun! ¿Estás bien? ¡Déjame verte!-
La nariz de Taiga sangraba como si hubieran degollado una gallina, dolía como una perra y punzaba tanto que tenía la certeza de que estaría morada por unos días.
Sentado en el suelo Taiga se dejó hacer por Tetsuya, quien rápidamente tomo un pañuelo del bolso trasero de su pantalón e hizo presión en su tabique nasal.
-¿te duele? Lo siento tanto… en serio perdóname, fue sin querer-
Taiga se sintió como de 3 años, le avergonzaba que lo cuidara así, pero viéndolo bien, Tetsuya estaba casi encima suyo y lo estaba tocando, lo que en su diccionario significaba que ya no le temía.
-estoy bien… ya dejo de sangrar…- el sabor metálico baño su boca lo que bajo su ánimo de besarle. Un beso sanguinolento era lo menos romántico que hay en la historia.
-¿te llevo al médico?... tal vez este fracturada…- Taiga permitió que Tetsuya retirara el pañuelo que hacia hemostasia y movió la nariz como un lindo conejito, asegurándose que ningún hueso se moviera raro o tuviera una lesión seria.
Dolía, pero no mucho.
-nada… estoy bien… no pasó nada…-
Los ojitos llenos de alivio de Tetsuya eran infartantes, en serio.
-¿te puedo invitar a desayunar?- cuestiono inseguro Taiga mientras tomaba la mano de Tetsuya y la apretaba gentilmente.
El ojiazul se veía un poco nervioso, pareció meditarlo por mucho tiempo y despues asintió, sonriéndole bonito nuevamente.
-pero yo invito, como muestra de disculpa por golpearte hoy… y ayer… y antier…-
Los dos rieron divertidos, ¡era cierto! Desde que se conocieran los golpes de Tetsu hacia Taiga eran casi obligatorios, al parecer estaban desarrollando una relación sádico masoquista sin darse cuenta.
Tetsuya se incorporó y le tendió su mano para ayudarle a ponerse de pie, Taiga se sintió travieso, como un pequeño minino y jalo el cuerpo pequeño del ojiazul hasta que ambos estuvieron acostados justo como la noche anterior.
Taiga acaricio la mejilla del adulto y le miro detalladamente, la blanca piel, los labios delgados, pálidos, los enormes ojos azules que sin lugar a dudas te reflejarías en ellos…
-me gustas mucho…-
Tetsuya suspiro tratando de controlar sus emociones, sonrió dándose cuenta que en los 3 últimos días lo había hecho muy seguido y se inclinó lo suficiente para besar la mejilla del joven, cerquita de la comisura de los labios. Taiga se dejó hacer, permitiendo que fuera Tetsuya quien se le acercara, dejando que fuera el quien pusiera el límite y rompiera otros… que le besara era mágico y casi milagroso y definitivamente genial pues estaba lentamente perdiendo sus inhibiciones.
La piel donde había sido besado cosquilleaba divinamente.
-no me eres indiferente… pero quiero llevar las cosas con calma, hablo en serio cuando te dije que no soy una persona libertina…-
El nudo en el estómago de Tetsuya se apretó tanto que sintió que le faltaba el aire, prácticamente le estaba diciendo que si era una relación seria, formal, lo consideraría posible… pedirle aquello a un adolescente era estúpido, lo sabía, la mayoría de los chicos a esa edad se jactaban de cuantas parejas tenías en tu vida y cuantos a costones por semana tenías… Tetsuya tenía miedo de entrar en una categoría así, pero ahora que veía tan cerquita a Taiga, y se fijaba detenidamente en sus ojos tenía el presentimiento de que no sería así con el… la mirada de fuego del menor era honesta, inocente, verdadera, llena de pasión y emociones que desbordaban como lava de un volcán.
Probablemente si se permitía abrir un poco su corazón y disfrutaba del momento ambos podrían crear bonitos recuerdos y cuando fuera tiempo los dos continuarían con sus vidas.
-puedo llevarlo con calma… y como te dije anoche… enserio… quiero que te enamores de mi… quiero gustarte, quiero ser un hombre que este a tu altura, sé que soy joven, prácticamente un niño, pero lo se… yo soy para ti… y quiero que seas para mi…-
Las mejillas de ambos tenían un lindo rojo semáforo, en su vida Tetsuya se había encontrado a alguien que tuviera una cara tan gruñona pero dijera cosas tan bonitas…
-sshh… no me empujes Atsushi…-
-Alex… quítame las tetas de la cabeza…-
Las voces suaves, tratando de ser discretas de sus hermanos y cuñados interrumpieron lo que era sin lugar a dudas su momento romántico, Taiga camino hasta la entrada del recibidor y miro a sus hermanos, su mama y Atsushi encogidos y espiando detrás de la puerta. Todos le miraron con mofa, como incentivándolo a que continuara con su escena.
A Taiga le salió humo de las orejas más rojo que una amapola, quería enterrar la cabeza debajo de la tierra y huir como gallina.
-¿así que… anoche…? – canturreo Alexa con esa cara de satisfacción que decía que ni en un millón de años le iba a dejar de molestar.
-Atsushi… tu nunca me has dicho algo tan bonito…- pucheo Tatsuya con fingido dolor y una lagrimita falta, el peli morado se sacó una paleta de la boca y se la compartió como si con eso solucionara todo.
-mi cachorro está dejando el nido…- dramatizo Riko, despues de una noche de mimos por parte de su pareja su estado de ánimo estaba lo bastante bien como para tomarle el pelo al tigre menor.
Taiga estaba seguro que en un par de minutos iba a despegar por tanta vergüenza.
Todos se reían de el cual hienas pero lo que había dicho era cierto, no se retractaría por nada del mundo.
Tetsuya salió por la tangente y volvió a sentarse, admirando el bonito jardín y el tanquecito que decoraba el lugar, su vaso de jugo casi vacío era un buen entretenimiento para el momento.
-¡dejen de molestar!... ¡ya me voy!-
Todos se enternecieron cuando se acercó al peliazul, le tomo de la mano y tozudo caminaba con el hacia la calle.
El filoso aguijón del amor había alcanzado el corazón del menor. Y todos estaban felices por eso.