Pego su erección a las nalgas de su pareja y comenzó a mimarle besando toda la piel, acariciándolo, ronroneando en su oído, cortejándole, Tetsuya ofreció su abdomen en muestra de sumisión, mostrándose tan sensible en cada caricia, arqueándose contra él, buscando su calor, amando su aliento.
El rubor en las mejillas de Tetsuya era precioso, los dos continuaron conociendo sus cuerpos, recorrieron pedacito a pedacito la piel del otro, deleitándose con el sabor de la piel salada.
De pronto el aroma de Tetsu no eran solo delicioso… era atrayente, adictivo, embriagador, estimulando directamente su pene y llenándolo casi por obra de magia.
El aroma de una hembra en celo ofreciéndose a su macho…
Tetsuya se movió escandalosamente rápido, la mirada vidriosa y los labios abiertos respirando jadeantemente…
-quiero… quiero…- el pequeño can comenzó a tocar sus pezones hinchaditos y sus orejitas peludas inclinadas hacia atrás eran de lo más erótico.
Taiga se acostó en su espalda, sujeto su erección y vio como Tetsuya se sentaba a horcajadas sobre él y era tragada lenta y maravillosamente hasta la empuñadura en el interior de su pareja, estaba tan húmedo y tan caliente que Taiga estaba considerando que debió haber hecho algo muy bueno en su vida pasada para merecer esto.
El can se movió lentamente de arriba abajo, giro su cadera, apretó su ano, su interior chupaba y se contraía apretando la carne que lo penetraba… la lujuria que tenía un omega durante sus días de celo era maravillosa, insaciable, incontrolable… lo bueno que Taiga era joven y era estimulado por el deseo de su pareja, hicieron el amor con locura toda la noche, en la mañana, durante cada comida, despues de cada siesta…
Alexa, Atsushi, Teppei, Aomine, Akashi y Midorima estaban en sus respectivos hogares, con sus familias cuando sintieron el momento exacto en que el alfa era liberado, su presencia era tan poderosa, tan abrumadora que sabían que EL ALFA de la zona había despertado… tenían un líder, joven, y poderoso y era deber de ellos guiarle y obedecerle para formar una manada, hacía años que no nacía un verdadero alfa, habría muchos cambios en la zona y todos esperaban que fuera para bien.
El domingo por la mañana Riko y Tatsuya fueron a casa de Kuroko para dejarles un poco de comida, apenas había amanecido cuando un mensaje le había llegado a la castaña pidiendo alimentos para ambos.
Todos lograban entender esto, cuando un omega entraba en celo el alfa jamás se separaba de él, así como Taiga comía debieron acabarse la despensa del can y hasta ahora había pedido auxilio.
Ambos caminaron por el pasillo y Tatsuya sintió un fuerte escalofrió ante la presencia abrumadora del alfa, Riko estaba en lo que serían “sus días” de celo por lo que su otro yo se había marchado haciéndola prácticamente un beta…
Cuando llegaron a la entrada del departamento fueron recibidos por Taiga vestido solamente con el pantalón de mezclilla.
Aunque su otro yo no estaba Riko conocía muy bien a su hijo como para entender el cambio que había tenido en tan solo un par de días.
El aire juvenil de Taiga había cambiado, su mirada inocente había perdido totalmente la niñez, su hijo, el niño que había terminado de criar con su esposa era todo un hombre…
Como estaba ante la presencia de dos omegas Taiga se veía bastante relajado, Tatsuya mostro su cuello, rindiéndose, sometiéndose a su propio hermano menor, por respeto a la sumisión de su hermano Taiga se inclinó hacia él, le abrazo fraternalmente y planto un suave beso en su cuello, aceptándolo como parte de su manada, Riko hizo lo propio pero el abrazo duro más, el cuerpo de Taiga transmitía tantas emociones de gratitud que un par de lágrimas se escurrieron por sus mejillas.
-gracias mamá…-
Riko acaricio la mejilla del pelirrojo y sonrió orgullosa de su cría.
-Tetsuya está durmiendo… - los 3 caminaron hacia la cocina, tomaron asiento y se dispusieron a comer… más bien a ver comer a Taiga quien parecía pelón de hospicio, comiendo desesperado.
-ustedes perdonaran los modales… pero si no recargo batería Tetsuya me dejara seco…-
Riko le dio un buen coscorrón por esa manera vulgar de expresarse en la mesa, Tatsuya rio por lo bajo entendiendo por primera vez a su pobre Atsushi.
Cuando Taiga termino de comer y se relamió los labios como gato suspiro satisfecho y los miro detenidamente.
-gracias… a los dos… perdón por haberlos mortificado todos estos años…-
Un cómodo silencio lleno el lugar, eran una familia, probablemente habían tomado elecciones equivocadas, probablemente no, pero no había lugar para arrepentimientos, habían hecho lo humanamente posible para que Taiga fuera feliz, para que terminara de ser un niño, para que no viviera angustiado de haber tomado a su pareja.
-miooo…- un suave gruñido irrumpió su momento y todos giraron para ver a Tetsuya, cubierto por una sabana viéndolos con desafío.
Sus pupilas dulces e inexpresivas normalmente mostraban furia y celos.
Aunque les daba gracia que Tetsuya se mostrara abiertamente celoso hacia su pareja tanto Riko como Tatsuya sabían que un omega celoso no era nada bonito, optaron por salir del lugar y dejar a la pareja.
Con gesto triunfante Tetsuya se disponía a caminar saltarin hacia su pareja y entregarse otra vez a los placeres de la carne cuando un horrible olor inundo sus narinas… Riko apestaba…
-hueles a enfermedad…- comento cuando ella se disponía a salir de la cocina con su cuñado y Tetsuya se detuvo a medio camino a su encuentro.
El can continúo olisqueando el aire, si, en definitiva Riko desprendía un horrible olor que le provocaría dolor de cabeza a cualquiera.
El cuerpo de Tetsuya se movió por sí solo, tomo a Riko de la cintura azotándola contra la pared y mientras una mano se posaba en el vientre de la zorrita otra sujetaba su rostro y le daba un beso.
Taiga y Tatsuya vieron todo con los ojos más abiertos que en toda su vida, la sabana se deslizo por el cuerpo del can y para espanto de todos estaba brillando…
Riko sintió una gran cantidad de calor entrando a su cuerpo, el beso había sido solo el contacto de sus labios, solo eso, pero la sensación de calidez estaba bien impregnada.
El cuerpo de Tetsuya permaneció ahí un par de segundos, brillando como campanita, despues volvió a la normalidad y para sorpresa de todos se desvaneció como una ficha de domino.
Tatsuya y Taiga alcanzaron a cogerle en pleno vuelo, respiraba bien, su piel se había vuelto normal, estaba solo profundamente dormido.
Riko, demasiado anonadada por el ataque, el beso, la luz y el desmayo permaneció ahí de pie, viendo a los otros 2 en el piso sujetando a Tetsu, no sabía que había pasado y no tuvo el tiempo para entenderlo pues una horrible arcada la impulso a correr al fregadero.
Apenas y tuvo tiempo de llegar, una horrible y asquerosa sustancia negra salió de su boca, el amargo sabor hizo que vomitara y vomitara hasta que su estómago finalmente se sintió mejor, Tatsuya se había puesto de pie, había abierto la llave del grifo y le estaba extendiendo unas toallas de papel.
-¿Qué paso? ¿Te sientes bien?...-
Riko miro a todos con temor, confundida, jadeante por el esfuerzo de vaciar su estómago.
-estoy bien… yo… me siento cansada es todo…-
Taiga levanto en vilo a Tetsuya y le llevo a su habitación, Tatsuya tomo las llaves del auto y creyó conveniente llevar a su cuñada a descansar, avisarle a Alexa y a Midorima lo que había ocurrido y permitir que Taiga terminara su apareamiento.
-te hablaremos si pasa algo… que Tetsuya descanse y avísanos si pasa algo…-
Taiga no podía ni quería dejar a su pareja pero honestamente estaba muy preocupado por Riko ¡era su madre! Fue la misma castaña la que le miro con gesto autoritario y le dio un buen golpe en el brazo.
-¡estas apareándote! ¡Cumple con tu pareja! Y deja de quejarte… estoy bien, en serio solo tengo sueño… iré a casa a descansar…-
A Taiga no le quedo de otra más que obedecer, se despidió de su hermano y su madre y regreso a su habitación para acostarse a lado de su compañero.