Yuri Katsuki había estado estresado en todo lo que iba del día, desde el momento de levantarse hasta el de llevar a la pista
Tener que estar esta vez sin Víctor en otro país y para colmo con otro entrenador de un equipo rival era realmente desesperante. Además de que se sentía realmente preocupado por Makkachin, que hasta ahora no había recibido llamada alguna para saber de su estado.
Suspiró pesadamente mientras trataba de hacer su calentamiento, tenías sus audífonos pero aún así seguía escuchando el bullicio de la gente de las gradas y la voz del patrocinador, no podía concentrarse y no podía pensar en nada coherente.
Le indicó a su ahora entrenador que iba a buscar un lugar más callado para concentrarse, a lo que este simplemente asintió pensando que esa era la forma en la que él se sentía más a gusto, realmente no conocía nada de su ahora nuevo subordinado. Yuri se alejó de la multitud de patinadores y gritos eufóricos de la gente, pues después de todo era el último en salir a la pista, pero iba tan metido en sus preocupados pensamientos que no notó la mirada penetrante de Yuri Plisetsky sobre él, quien al escuchar la petición del azabache sólo se quedó indiferente, aunque por dentro quería ayudarlo en algo, no sería divertido ganarle si él no se encontraba al cien por cien.
Sin que el mayor lo notara, Yurio lo siguió cautelosamente hacia el supuesto lugar donde ahora haría sus calentamientos, ya casi era una costumbre para Yuri ir a concentrarse en el estacionamiento, a esa hora la gente estaba ansiosa por ver la competencia y nadie iba a ese lugar.
Al llegar, Yuri dejó la colchoneta en el suelo y se sentó en una banca cerca, extraño, pues en un estacionamiento no debería haber tal cosa, pero le funcionaba. Acariciándose los ojos con sus dedos él solo trataba de concentrarse, si entraba tan tenso a la pista fallaría todos los saltos y tal vez hasta olvide su coreografía. Aún tenía los auriculares con la música al topé, por lo que no notó cuando Yurio entró sin mucho esmero en permanecer oculto al lugar. Caminó dando pasos firmes y fuertes contra el suelo mientras se acercaba al japonés con sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta. Verlo tan distraído lo irritaba, el tenía que ser el mismo tazón de cerdo que lo molestaba con su aura de "niño bonito y sin romper un plato" y el que le robó a su entrenador.
Al estar frente a él, colocó una pierna en la orilla de la banca a un lado de Yuri con fuerza, asustándolo y haciendo que alzara la vista encontrándose con un malhumorado ruso. Se asustó como de costumbre por su ruda expresión y se quitó los auriculares con lentitud ante la mirada fija del rubio.
-¡¿Qué crees que haces, cerdo?!- gruñó Yurio acercando aún más a la cara del japonés quien quiso retroceder un poco, pero la banca no era muy ancha, por lo que casi calló en el intente.
-¿A-A- A qué te refieres, Yurio?- después de decir eso rió nerviosamente para ocultar su miedo, pero esto sólo molestó más al ruso, quien volvió a golpear la banca con su pie aún más fuerte haciendo que Yuri tiritara.
-¿Por qué estás tan tenso? Me molesta- volvió a gruñir- No permitiré que patines así- espetó el rubio.
-Ah...Eso jeje- se rascó ligeramente la nuca mirando a otro lado- B-Bueno, estoy en otro país en una competencia mundial sin mi entrenador, así que...Estoy nervioso, además de que el estoy preocupado por Víctor, sé lo que se siente perder a un amigo tan leal como los es un perro, no quiero que Makkachin muera- miró a Yurio con ojos vidriosos, estaba seguro de que si el caniche moría Víctor no sería el mismo, o al menos, no por un tiempo. Al ver la mirada inexpresiva del ruso simplemente volvió a bajar la vista con una sonrisa incomoda- No sé por qué te cuento esto, seguro y ni te importa lo suficiente. De este modo era mejor para ti ¿o no? Podrás ganar más fácil y estar más cerca de poder llevarte a Víctor...- al terminar de decir eso sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo hizo chillar cual perro regañado, alzó su cabeza con lágrimas en los ojos por el golpe, encontrándose a un Plisetsky más enojado que nunca.
-Víctor, Víctor, Víctor- dijo con voz casi de ultratumba- ¡¿Es lo único que sabes decir?!- volvió a golpearlo haciendo que Yuri vuelta a quejarse y lo mire extrañado- ¡¿Qué puede hacer él para calmarte que no pueda hacerlo yo también?! ¡Yo estoy aquí, no él!- se señaló a el mismo con ambas manos- ¡Además! ¡¿Qué clase de idiota crees que soy?! ¿¡Crees que me parece divertido ganarte cuando no estás a lo mejor de ti, cerdo engreído!?- pateó el suelo como si estuviera haciendo una rabieta y apretó los puños muy enojado.
-Pero Yuri...- el rubio abrió los ojos al escucharlo, posiblemente esa sea la primera vez que escuchaba al japonés decir su nombre en vez de ese horrible apodo- ¿Por qué estas tan molesto?- ante esa pregunta tan inocente, no pudo evitar soltar un grito frustrado mientras volvía a patear el suelo. Se volteó bruscamente hacia Yuri y lo tomó el cuello de su chaqueta con brusquedad.
-¡Tú me molestas, Katsuki Yuri!- lo atrajo bruscamente hacia él acortando de una vez por todas la distancia que había entre sus caras. Yuri no podía creer lo que estaba pasando, ¡el mismísimo Yuri Plisetsky estaba besándolo! ¿Qué clase de broma era esa?
El beso avanzó demasiado rápido, o demasiado rápido para la pobre mente del japonés quien ya tenía dentro de su boca la escurridiza lengua del rubio, cuya acción le erizó cada vello del cuerpo. Sin poder evitarlo, colocó las manos en la diminuta cintura del ruso, quien por su propia cuenta se sentó sobre el regazo del moreno sintiéndose aliviado de no ser rechazado.
Se podía escuchar el chasquido de sus bocas al separarse por aire, e inmediatamente unirse para continuar con la danza de lenguas que se llevaba a cada dentro de sus cavidades. Yurio se aferró a los hombros de Yuri, como un soporte que lo ayudara en su siguiente movimiento. Comenzó a frotarse contra la entrepierna de japonés, quien se aferró aún más a la cintura el rubio al sentir tal agradable sensación, sin embargo, al recordar el lugar donde se encontraban trató de alejarse.
-Y-Yurio...- entre abrió los ojos para trata de ver al ruso quien estaba muy concentrado en lo que hacía- E-Esta clase de juegos...Es...Realmente peligroso- rió con nerviosismo mientras con sus manos trataba de alejar cuidadosamente al rubio al sentir como ambos miembros comenzaban a despertar.
-No me importa realmente...- le sonrió divertido el rubio- Me gusta lo peligroso...- se removió aún fuerte contra el azabache y éste tuvo que retener un pequeño gemido sacándole una pequeña risa a ruso antes de volver a devorarlo.
Casi de inmediato Yuri se unió también a ese extraño juego. Comenzaba a explorar el cuerpo del rubio con lentitud, mayormente se concentraba en la parte de la espalda baja y su bien formado trasero.
-Cerdo...- llamó el ruso aún sobre el japonés y sin detener del todo los besos- ¿Por qué no...Liberamos tensiones?- sonrió antes de morder ligeramente el labio inferior de moreno y de un rápido movimiento, Yurio sorprendió al japonés cuando se bajó ágilmente de su regazo y se arrodilló frente a él. Sin perder el tiempo, el rubio comenzó a tratar de buscar la forma de quitarla la estorbosa tela para poder dejar al descubierto el apretado miembro del mayor.
-¡E-Espera!- trató de quitar a Yurio, quien ahora comenzaba a besar el bulto que se asomaba entre las piernas del azabache, en embargo, ya era demasiado tarde, pues Yurio había logrado sacarlo de su escondite su miembro- N-No tiene edad para hacer algo c-como esto- trató de auto convencerse el moreno tomando el rubio cabello del menor- A-Además, alguien podrías...- fue interrumpido.
-Yuri...- el tono tan seductor que había usado el ruso hizo que nuevamente cada vello del cuerpo de Yuri se erizara, a la par que sintió como el aliento cálido del rubio chocaba contra su hombría- ¿Quieres callarte...?- después de decir eso no esperó una respuesta, simplemente comenzó a engullir el miembro de japonés sin apartar la vista de la suya. Yuri soltó un suspiró pesado al sentir la cálida boca del rubio envolver su miembro y comenzar un suave vaivén con su cabeza.
Una ligera sinfonía de gemidos no se hizo esperar en aquél solitario estacionamiento por parte de ambos. Yurio trataba de concentrarse lo más posible para llenar de placer al japonés, mientras que Yuri no podía dejar de ver la sensual forma en la que el rubio movía su cabeza y de vez en cuando lo miraba directamente con esos orbes verdes estremeciéndolo. Eventualmente, a Yuri le parecía excitante la idea de que los descubrieran en un acto relativamente íntimo, y su miembro comenzó a reaccionar antes sus fantasías, por lo que no dudo un segundo en auto complacerse también sin detener el movimiento constante de su cabeza.
-Yurio...- jadeó divertido el moreno al ver como la mano libre del menor comenzaba a moverse de una forma extraña- ¿Estás excitado por hacerle esta clase de cosas otro hombre?- acarició la cabeza del ruso jalándole sin querer un poco el cabello cuando sintió que succionaba demasiado fuerte.
-Tú no eres quien para hablar...- sacó el miembro de Yuri de su boca y le pasó la lengua con descaro haciendo que el mayor se muerda el labio inferior- Poniéndote tan duro porque otro hombre esté haciendo esto...- comenzó a lamerlo como si de un dulce se tratara sin despegar su mirada de la cara sonrojada del japonés- Duro como acero...- rió al ver como Yuri sin saber que hacer simplemente pasó su mano por tu cabello volviendo a peinarlo hacia atrás.
-¡Demonios...!- tomó con fuerza la cabeza del ruso y lo obligó a tragarse su miembro de nuevo, haciendo que Yurio termine ahogado un gemido de la impresión. Sin quitar las manos de su cabeza, comenzó a guiarlo en un vaivén tosco y brusco, y con ayuda de sus caderas lograba quitarle el aire al rubio, quien extrañamente estaba más excitado que antes y no dejaba de masturbarse también, a la par que tenías ligeras lágrimas que hacían resaltar sus hermosos ojos verdes, las cuales no pudo evitar soltar cuando sentía que su boca era llenada por la esencia del mayor y ahogando de nuevo un gemido terminó en su propia mano.
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-...Y así es como termina nuestro querido Yuri Plisetsky con su esplendido Ai ni Tsuite, Agape, quien sale de la pista para dar pase a nuestro siguiente participante- el rubio patinó hasta la entrada de la pista con una ligera sonrisa al encontrarse al japonés al dejarla, ambos intercambiaron miradas cómplices antes de que el azabache entrara por completo a la pista, y Yurio se quedó cerca para poder ver al increíble Eros en acción- Démosle la bienvenida a nuestro último participante... ¡Katsuki Yuri!- gritó con emoción el patrocinador.
Al escuchar su nombre, todo el público comenzó a aplaudir eufórico con la entrada del azabache a la pista, quien ya estaba al centro de la pista. Al comenzar la ya conocida canción de Ai ni Tsuite, Eros, Víctor no estaba ahí para recibir su típica sonrisa seductora, en cambio, el rubio ruso Yuri Plisetsky la recibió con gusto mientras soltaba un pequeño bufido divertido mientras se iba a su entrevista, Víctor lo mataría si sabía que ahora era él quien recibiría esas sonrisas en su estancia.
Mientras tanto, al sureste del continente en Japón, Víctor no pudo evitar ver el torneo por televisión por la preocupación que le tenía a Yuri, y su gran angustia, aparte de su cachorro enfermo, era a quién fue dirigía esa esplendida sonrisa por sólo le pertenecía a él.
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