“Yuri Plisetsky es una cosita súper adorable”
Eso era lo que cruzaba por la cabeza de Jean. J. Leroy, mejor conocido como “J.J” cada vez que veía al rubio enojarse por sus constantes burlas y elogios demasiado insinuantes hacia el rubio.
El era un narcisista, ególatra y que se amaba solo a él. El tiempo niño rico que se le iba la fama a la cabeza. Pero a pesar de esto, había algo que lograba hacerle dejar todo sólo por tenerlo al lado un rato.
El Yuri ruso, o cómo su rival y actual subordinado llaman, “Yurio”, era la razón por la cual J.J no podía dormir por las noches, ese rubio lo tenía totalmente loco. Quería comérselo, no literalmente, pero si de una forma en especifica.
Casi sentía que lo provocaba cuando pasaba por frente de él moviendo sus caderas como sólo él sabe hacerlo, cuando patinaba y ocasionalmente sus miradas se cruzaban, o simplemente cuando lo está insultando o mirándolo como si quisiera matarlo. Casi era masoquista al pensar que ese lindo rubio lo estaba seduciendo.
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En la actualidad, Víctor y Yuri habían invitado a la mayoría de los participantes de la última vez, estaban todos en Ice Castle Hasetsu, la pista en donde Yurio tuvo la oportunidad de patinar contra Yuri, y ganó el puesto de “Ágape”. Yurio estaba practicando sus saltos en la pista, ya la competencia había terminado, estaba tranquilo y quedó en segundo lugar después de Yuri, ahora tenía tiempo de descansar hasta su próxima competencia.
La mayoría estaba hablando sentado en las gradas, mientras que él decidió aprovecha que la pista estaba libre para practicar un poco. Sus movimientos era ligeros y elegantes, tanto que J.J no puedo evitar quedarse cerca de la pista y ver patinar al rubio, quien al darse cuenta de la aparición del moreno, simplemente trató de ignorarlo, pues su simple presencia lo molestaba demasiado, y más porque le gustaba tenerlo cerca, ya se había acostumbrado a las incontables burlas de su parte, al igual que las declaraciones de guerra y sexo, pero de igual forma, para nada iba a demostrárselo.
Al terminar de practicar, simplemente se fue a donde estaban todos los demás y se unió a la plantica mientras permanecía al lado de Yuri, a su vez, Víctor estaba al lado del japonés. Todos estaban entretenidos hablando y riendo de vez en cuando, J.J no podía apartar la mirada de Yurio, este trababa de ignorarlo, pero era casi imposible cuando algunos de los chiste o palabras que salían de su boca tenía una clase de doble sentido que al parecer sólo el notaba, pues iban dirigidos a él.
-¡Yuri!- grito el menor de todos haciendo que todos los voltearan a ver, al igual que hacía saltar ligeramente al nombrado pues estaba a su lado- ¡J.J está molestándome!- acusó señalando al azabache quien tenía una expresión sorprendida en el rostro mientras abrazaba al japonés y se escondía en su pecho como buscando resguardo. Yuri le acarició la espalda un par de veces como una madre mientras mirada a Víctor que estaba algo molesto, pues sabía las intenciones que Jean tenía con su Yurio.
-Pero si ni siquiera estoy a tu lado- se excusó el canadiense, pues si, era cierto, lo estaba molestando con sus constante mirada directas y sus sonrisas altaneras para verlo sonrojado.
-Yurio- llamó ligeramente Yuri- Jean no ha hecho nada hasta ahora- miró al japonés alzando un poco la mirada, vio que Víctor estaba detrás de él mirándolo algo preocupado, y los ojos de rubio brillaron un poco antes de voltear a esconderse en el pecho de Yuri nuevamente. Parecían madre e hijo, lo único que faltaba era que Yurio le dijera madre y el azabache le dijera hijo, mientras que Víctor era el padre enojón que no aceptaba al novio de su “hija”.
-¡Lo está haciendo ahora mismo!- reclamó el menor abrazando más fuerte al de su mismo nombre. Jean estaba mirándolo la escena divertido, todos la verdad, pues era bastante cómica por la forma tan caprichosa y mimada en la que el rubio menor se comportaba con esos dos, a la par de que ellos de alguna forma le seguían el juego.
-Oh, vaya que voy a molestarte- gruñó ligeramente Jean mirado a Yurio con insinuación logrando que le corra un escalofría por la columna al rubio al imaginárselo, pero sin pensarlo, tal como un niño, le sacó la lengua mientras aun se encontraba en brazos de su “madre”, haciendo que el canadiense se molestaba un poco.
-Idiota- susurró el rubio lo suficientemente alto para que todos lo oyeran y aguantaran una ligera risa.
-¡Te voy a…!- movió sus manos como su estuviera estrangulando a alguien mientras miraba al menor.
-¡Jean, deja en paz a Yurio!- chilló Víctor poniéndose frente a japonés y al rubio mirándolo con sumo enojo.
-No le voy a hacer nada, sólo lo quiero en mi casa esta noche- rió con malicia notando como ambos, tanto Yuri como Yurio, se sonrojaban hasta las orejas de la vergüenza, mientras que Víctor, lo hizo pero de ira.
El albino comenzó a jalonear la oreja de J.J mientras lo sermoneaba, este se quejaba por el dolor y Yurio seguía entre los brazos del japonés aun haciendo el papel de víctima, mientras todos los demás patinadores no pudieron aguantar más contener la risa.
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Ya cuando todo se había calmado, cuando ya todos se habían divertido lo suficiente y a uno que otro ligeramente golpeado (Jean Leroy), decidieron ir a tomar algo pues ya casi era de noche.
Cómo casi todos eran adultos ya, fueron a un bar-restaurante, comieron algo y los adultos decidieron no tomar demasiado, mas por los más jóvenes que por ellos mismo, pero aun así, los menores insistieron en tomar algunos tragos ligeros, a excepción de Yurio, quien bebió como si fuera un adulto a pesar de que todos le dijeron que no lo hiciera. Llegaron de la pequeña reunión relativamente tarde, unos más mareados que otros, pero cada quien se fue a su respectiva habitación en la posada de los padres del Yuri japonés. Algunos incluso tuvieron que compartir habitación pues era una época donde había muchos turistas y las habitaciones no eran suficientes, y este era el caso de Plisetsky y Leroy, quieres tuvieron que compartir habitación porque nadie más quería estar con él siempre malhumorado Yurio, nadie excepto el canadiense.
A pesar de que Víctor pataleo hasta cansarse, fue casi obligado a ir a la habitación que compartiría con Katsuki, el no quería que Jean quedara sólo con el rubio, así que por lo menos estuvieron en una habitación cercana a la de esos dos.
Tanto Yuri como J.J estaban mareados, no demasiado, pero si lo suficiente como para que sus pasamientos no sean lo suficientemente coherentes. Yurio bostezó sonoramente al entrar a la habitación, fue a cambiarse a una ropa más cómoda para dormir sin importarle mucho que tenía la mirada fija de J.J sobre su espalda, mientras que Leroy fue a sentarse en la cama. El mayor de los dos, se rascó la nuca algo incómodo, pues los pensamientos que ahora cruzaban por su cabeza al ver a Yurio desvestirse era demasiado hasta para él, pues, aunque molestaba mucho a Yurio, realmente nunca pensó en él sexualmente, hasta ahora. Lo suyo sólo eran juegos, pues en cierta forma él aún era un crio, mentalmente hablando claro.
Su delgada espalda y cintura era demasiado similar a la de una mujer, y el largo de su cabello no ayudaba en lo absoluto al igual que sus piernas largas y torneadas, tenía que ser un pecado que un hombre tuviera esa clase de cuerpo.
Se acercó lentamente hacia el rubio, quien seguía rebuscando en el closet algo para vestirse, y ahora que lo notaba, extrañamente J.J nunca lo había viste sin camiseta, ni siquiera ahora mismo que lo tenía en frente. Por lo que su cabeza comenzó a maquinar de más, tratando de hacerse entender la posibilidad de que Yurio no fuera lo que había pretendido todo ese tiempo.
Sin pensarlo dos veces, aproximó sus manos a la pequeña cintura del rubio, haciendo que saltara ligeramente pues no sabía que estaba detrás de él.
-Idiota, ¿Qué demonios estas…? ¡Hey!- se sobresaltó cuando las manos grandes del moreno se metían dentro de su camiseta y comenzaban a explorar su cuerpo, Yuri removió de todas las formas posibles, pero no lograba quitar sus manos, además de que el alcohol había hecho algunos estragos en su cabeza, y extrañamente sus manos cálidas comenzaron a sentirse bien, y por eso mismo quería apartarlas.
J.J estaba concentrado tocando el cuerpo de Yurio, extrañamente no era en forma pervertida, sólo quería confirmar que Yuri era una chica como si mente emborrachada le dicaba. Escuchó pequeños gemidos ahogados que venían de Yurio, y su mente volvió a deducir “Si fuese un hombre, no estuviera gimiendo como una chica porque otro hombre lo toque” pensó, sintiéndose el hombre más inteligente del mundo por tal absurda deducción.
Al alcanzar por fin los pectorales del menor, tocó su pecho como si se lo estuviera haciendo a una chica, dándose cuenta de que era completamente plano, extrañado comenzó a jugar con sus pezones mientras pensaba en porqué no era abultado mientras que el rubio estaba tan sonrojado que no sentía la cara, además de que ligeros gemidos seguían escapándose de sus labios mientras sostenías la grandes manos del ruso con fuerza nula para alejarlas, y enrollaba sus piernas inconscientemente.
-Qué extraño…- susurró el azabache, ya había tocado la cintura de Yurio, igual a la de una mujer, y lo había escuchado gemir, igual al gemir de una mujer ¿Entonces porqué era tan plano ahí adelante? Sólo había una forma de averiguarlo.
Sin pensarlo (aunque la verdad no estaba pensando n nada coherente) lo tiró contra la cama y se posicionó sobre él mirando su cara, o más bien lo que podía. Yurio temblaba mientras tapaba su rostro con ambos brazos, estaba realmente rojo y cerraba sus ojos con fuerza a la par que su respiración estaba agitada. J.J quedó cautivado ante la aparente inocencia de Yurio, así que sin pensarlo, bajó de un tirón los pantalones del rubio, escuchando un chillido avergonzado de su parte.
Jean quedó completamente petrificado cuando vio lo que había debajo del la ropa de Yurio, y peor aún, que ahora que lo notaba, estaba ligeramente levantado. Observó como los brazos de Yurio hacían lo imposible por aferrarse a su rostro y taparlo completamente.
-Con que…Si es un chico- afirmó confundido Jean sin dejar de ver el miembro alzado de Yuri.
-¡¿T-Todo esto fue porque pensabas que era mujer?! ¡¿De dónde demonios sacaste eso?!- reclamó Yuri dando algunas patadas al aire pues seguía con la cara tapada- ¡Eres un desgraciado infeliz! Aléjate de una vez, idiota, bastando, inbe- ¡Jean!- ambas piernas fueron tomadas por el mayor a mitad de la rabieta, y las abrió como si fuera lo más normal del mundo al igual que clavaba su vista en la entrepierna del rubio.
-¿Quieres callarte? Van a escucharte- gruñó mientras sostenías bien firme sus piernas y se acercaba al cuello del rubio.
-¿E-Escucharme? ¡¿Qué demonios piensas hacer?!- al sentir la lengua áspera del azabache sobre su cuello un escalofrío cruzó su espalda, Jean se posicionó en medio de las piernas de Yuri siguió explorando su cuerpo con sus manos- J-Jean, para…Hey, ¿Tu novia, qué pasa con ella? ¿M-Me estás escuchando?- continuó retorciéndose debajo del cuerpo del mayor.
-¿Mi novia?- preguntó algo ido -Era una actriz, niño ingenuo. ¿Realmente pensaste que era mi novia?- J.J se alzó un poco y puso su peso sobre tus propios brazos para no aplastar al más joven.
-¿Por qué demonios contratarías a una actriz? – preguntó exaltado.
-Porque simplemente quería evitarme que la gente comenzara a preguntarme cosas relacionadas con mi vida amorosa, es todo- se encogió de hombros y tomó al menor de la muñecas posicionándola a cada lado de su cabeza- Ahora que lo pienso…No estarás celoso de ella ¿verdad?- interrogó con su mirada fija en la de los ojos azules.
-P-Por supuesto que no- negó rotundamente el rubio agitándose un poco, al sentir como el mayor pegaba sus caderas contra las suyas tembló ligeramente y escondió un ligero gemido cuando comenzó a frotarse contra él- E-Espera, Jean, No soy una chica, recuérdalo- trató de hacerlo volver a sí.
-¿Y a quién le importa?- preguntó con obviedad- Ahora, ¿Vas a quedarte callado o vas a hacerme taparte la boca?- preguntó con voz fría y una mirada similar logrando hacer que el menor traje duro.
-¿No tengo otra opción?- interrogó Yuri.
-No- respondió con simpleza.
-Bueno- tomó aire dejando al azabache algo confundido- ¡Yuri!- gritó tan fuerte como pudo
-¿Qué demonios haces?- preguntó exaltado viendo hacia la puerta.
-Salvo mi trasero- respondió obvio- ¡Yu…!- antes de volver a gritar, Jean tapó su boca con una de sus manos.
-Tú te lo buscaste- gruñó dejándolo de un solo movimiento contra el colchón y sin dejar de taparle la boca comenzó a masturbarlo logrando que todas las fuerzas del mejor de fueran al caño haciendo que J.J sonriera con superioridad.
No pasó mucho antes de que Yuri comenzara a gemir mientras la mano del mayor seguía acallando sus gemidos. Mientras iba jugando con su miembro, y le causaba gracia el hecho de que el menor alzaba la cola y la arqueara de vez en cuando, tal como un gato cuando le acariciaban el cuerpo.
-Lindo gatito~ - se burló Jean quitando la mano de la boca del rubio y paseándola por toda su espalda con lentitud, mientras este sólo pudo alcanzar una almohada y colocarse en la cara para evitar gemir.
Sip, esa noche iba a ser algo larga.
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Al llegar la mañana, el olor a semen, sudor y sexo se hallaba por toda la habitación.
J.J dormía tranquilamente con un semi despierto Yurio sobre su pecho. El menor había abierto los ojos hace unos segundos, pero inmediatamente los volvió a cerrar cuando la molesta luz le pegó en la cara. Se acomodó mejor en el pecho del mayor, logrando que aun dormido, éste lo abrazara y lo pegara más contra su cuerpo y suspiró cansado.
Yurio estaba consciente de lo que ayer había pasado, y sinceramente realmente no se arrepentía, pero estaba molesto de lo demandante que se había puesto el azabache a mitad de todo, pero al mismo tiempo le gustaba.
Ahora que lo notaba, todo, absolutamente todo su cuerpo dolía, más que todos su espalda, tal vez relacionado a la forma tan inconsciente en la que alzaba el trasero cuando J.J lo estaba tocando “allá atrás”, sin contar sus fuertes embestidas que ya en su momento dolían un poco al sentir el chocar de sus caderas.
Yurio suspiró con pesadez.
-Jean- llamó Yurio aun poco más despierto.
-Mgh- emitió aun dormido el canadiense.
-J.J- volvió a llamar el rubio y sintió que era apretado nuevamente contra el cuerpo del mayor.
-¿Qué?- susurró entre adormilado y despierto.
-Hay que levantarnos- respondió Yuri.
-No quiero…- gruñó sin moverse- ¡Auch!- se quejó cuando sintió que el menor le pellizcaba un costado.
-Ahora- ordenó malhumorado el rubio. J.J lo miró algo molesto antes de alejarse y sentarse en la orilla de la cama y se frotaba la cara con las manos, Yurio se quedó un segundo más tirado en la cama antes de sentarse en la orilla contraria a la que estaba el mayor, giró inconscientemente hacia el mayor, notando esa gran cantidad de rasguños que él mismo le hizo y una que otra marca de beso cerca del cuello, luego se vio su propio cuerpo, igualmente totalmente lleno de marcas. Se quejó ligeramente por el dolor de su cuerpo pero simplemente se levantó.
-¿Estás bien?- rió un poco J.J al verlo arrugar la cara un poco a cada paso que daba para buscar su ropa.
-¿Tu qué crees?- preguntó irónico- Eres demasiado brusco…- sus mejillas adquirieron un ligero tono rojizo al recordarlo.
-Así te gusta ¿o no?- estaba buscando su camiseta cuando una de las almohadas se estrelló contra su cabeza.
Ambos casi saltan al escuchar la voz de Víctor mientras hablaba, o más bien discutía, con Yuri mientras se dirigían a esa misma habitación, ambos se miraron asustados y tomando toda su ropa Yurio se encerró en el baño y Jean siguió buscando su ropa hasta que la puerta se abrió casi de golpe.
-¿Dónde está?- fue lo primero que preguntó Víctor sin ni quiera haber entrado a la habitación.
-Buenos días para ti también- se quejó Leroy sin poder encontrar su camiseta- Y está en el baño- se agachó para buscar la camisa debajo de la cama.
-No tienes camisa- indicó el albino mirando desconfiado.
-Oh ¿enserio? No lo había notado- habló con ironía arrugando un poco el entrecejo. Al levantarse del suelo, Víctor se dio cuenta de la gran cantidad de rasguños de su espalda, aunque sólo las vio por medio segundo, sabía lo que era, y cuando estaba a punto de preguntar, salió Yurio del baño.
-Oye, imbécil, aquí está tu camisa- al decir eso el ruso lanzó dicha prenda hacia el canadiense y este se la colocó enseguida- Al parecer, la tomé sin darme cuenta- explicó sentándose en la cama tratando de no hacer una mueca.
En ese momento, Víctor y Yuri estaban de espaldas a ellos un poco encogidos mientras discutían el que el Yurio también tenía algunas marcas en el cuello.
-¡Voy a matarlo!- gritó en susurros el alvino.
-Cálmate Víctor, no parece haber sido a la fuerza, Yurio ni siquiera le hablaría- trató de calmarlo el japonés.
-Pero es un salvaje, mira cómo lo dejó-
Ambos voltearon viendo como Yurio trataba de colocarse los zapatos con una expresión adolorida en su rostro, su cabello estaba echado hacia un lado, por lo que tenían una vista esplendida de las marcas de su cuello y hombros. Los dos mayores volvieron a lo suyo.
-¿Entonces qué quieres que haga? ¿Qué lo ignore?- volvió a sugerir el ruso con ironía.
-No lo sé, pero mírale el lado bueno, por lo menor lo disfrutó ¿No viste las marcas de su espalda? Se ve doloroso. Además, Jean también tiene algunas de beso en el cuello, el no las haría si no quisiera- Yuri seguía tratando de convencer a su prometido de que no era nada del otro mundo que Yurio y el canadiense se hayan acostado, malo hubiera sido si de verdad el ruso fuera una chica, o haya sido violación.
Víctor gruñó antes de que ambos volvieran a voltearse, tanto el azabache como el rubio los miraban extrañado, pues lo único que habían escuchado de su “conversación secreta” eran puros murmullos inentendibles.
-Así que…J.J- habló Yuri captando la atención del nombrado.
-¡Disfrutaste de mi pequeño hijo anoche, sucio vándalo!- gritó de repente Víctor haciendo que los otros dos se pusieran nerviosos, se miraron discretamente e inconscientemente tomaron sus prendas y las jalaban para tratar de escodar sus marcas ya demasiado evidentes.
-V-Víctor- trató de calmarlo Yuri algo avergonzado.
-Papá… ¡Es decir! Víctor, yo…- Yurio trataba de buscar la forma de excusarse, pero no le salían las palabras.
-Responde- ordenó Víctor esta vez frente al canadiense.
-Sí, señor, disfruté de su hijo- respondió con simpleza sacándole una pequeña vena al alvino.
-¿Y tu novia?- preguntó
-Es una actriz- respondió de inmediato.
-¿Qué quieres ahora?-
-Hacer feliz a Yuri-
-No me caes bien-
-Haré lo posible para que me aceptes-
Ese extraño interrogatorio dejó a ambos “pasivos” algo extrañados, pero a fin de cuentas, todo se arregló y vivieron felices para siempre. Fin :v