Algo estaba cambiando.
Muy lentamente Phichit se había dado cuenta de algo, y si, lentamente pues era un poco distraído, o mejor dicho, mucho.
Durante el último Prix Mundial, cuando puedo volver a ver a su amigo Yuri, el sintió algo extraño a verlo. Extraño porque no era la primera vez que lo veían, ni tampoco sería la última pero, el se sentía ansioso, eufórico y impaciente cuando lo tenía cerca.
Al principio pensó que sólo quería sacarse muchos fotos con él y subirlas a las redes sociales como estaba tan acostumbrado, alardeando de que su mejor amigo era el “novato” Yuri Katsuki, pero después de sacarse demasiadas, aún seguía igual.
Un cálido pero irreconocible sentimiento comenzaba a crecer en su pecho cada vez que estaba cerca del japonés, era reconfortante pero incómodo, dulce pero agrió, y realmente no sabía cómo interpretarlo. Cada vez que estaba cerca del japonés quería más, estar más cerca, no alejarse jamás. Todo el tiempo que estuvo alejado del japonés hasta el Prix de recién, Phichit se sintió alejado y hasta abandonado; pero cuando volvió a verlo no pudo evitar lanzársele encima y abrazarlo con todas sus fuerzas, tal vez se sobrepasó un poco y terminó besándolo demasiado cerca de sus labios “sin querer”, pero a él no pareció incomodarlo o molestarle, sólo correspondió el abrazo.
Cuando Yuri le había dicho que se sentía afortunado por tener a la leyenda viva del Patinaje sobre hielo Víctor Nikiforov como entrenador, el tailandés se sintió realmente feliz por él, y hasta llegó a envidiarlo por un momento, no a Yuri, sino al albino ruso por pasar todo ese tiempo con el azabache.
En una de sus tanta confesiones como mejores amigos, algo de lo que ambos ya estaban más que acostumbrados, Yuri le confesó al confundido Phichit, que estaba comenzando a sentir algo por Víctor, más que verlo como sólo un simple entrenador o su único ídolo de hace muchos años, estaba comenzando a enamorarte de él. Y en ese momento, el de piel morena entró en un pánico interno, pues no iba a demostrarle a Yuri que algo dentro de él comenzó a doler, que sentía que debía alejar cuando antes a su preciado japonés del ruso albino.
Simplemente le preguntó que si estás seguro, a lo que Katsuki respondió que no, y eso relajó un poco al tailandés.
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En una de sus tantas “sesiones de fotos” (pues la verdad sólo iba por la calle tomándose foto con las cosas que le parecieran interesantes) Phichit era acompañado por Yuri, quien estaba entusiasmado también mientras se sacaba fotos con el moreno. Sólo ellos dos y eso alivió al menor, quería pasar algo de tiempo a solas con “mejor amigo” y tal vez, sólo tal vez, si la valentía le ganaba, lograría declarársele, o al menos, lograr robarle un beso de verdad.
-Yuri~- llamó el moreno con su usual voz dulce, algo que no podía evitar al estar cerca del japonés- ¿Quieres un helado?- preguntó colgándosele del brazo.
-¿Por qué no?- respondió con una sonrisa que derritió un poco al ya enamorado tailandés, pues el japonés decidió salir con sus lentes como de costumbre, sólo que su cabello era el mismo que utilizaba para patinar, todo peinado hacia atrás y lo hacía ver realmente atractivo. Ambos fueron a un pequeño puesto de helado cerca de donde estaban, había algo de gente, la mayoría eran parejas también, y Phichit seguía colgado del brazo del japonés quien no le veía problema alguno, pues era muy despistado, y aparte, el moreno siempre fue así de cariñosos y no tenía ninguna razón para incomodarse o que siquiera le pasara por la cabeza que el menor trataba de conquistarlo con su torpe inocencia.
Después de poder conseguir el helado, ambos se sentaron un una banca cerca de un plaza llena de césped, árboles y flores. Uno al lado del otro saboreando el cremoso sabor de su helado. Como era de costumbre, Phichit no pudo evitar tomarse una foto con su helado junto con el japonés, quedó bastante linda, además de que lo era aún más pues para el tailandés, cada foto con Katsuki era un tesoro.
-Ne~ Yuri- llamó tranquilamente el moreno mientras comía su helado y chequeaba algunas cosas antes de subir la foto a las redes sociables, Katsuki sólo lo miró, últimamente estaba algo callado- ¿Recuerdas de lo que hablamos?- interrogó conteniendo su nerviosismo.
-¿Sobre qué?- preguntó confundido.
-Sobre...lo de tu primer beso- sus mejillas habían adquirido un tenue color rojizo.
-Ah...e-eso- está vez fue el turno de Katsuki de ponerle colorado, y el tailandés no pudo evitar soltar un pequeño suspiro al verlo sonrojado, era muy lindo- Aún es la misma respuesta - respondió casi metiendo la cara en su propio helado.
-¡Ósea que aún no lo ha dado!- el moreno apenas y pudo contener su emoción.
-¡Phichit-kun!- regaño Yuri aún más avergonzado mirando a todos lados por si alguien había escuchado, a lo que el moreno solo sacó ligeramente la lengua en una expresión juguetona como diciendo “Ups, lo olvide”.
-Bueno, Yuri…- su sonrojo intenso de nuevo volvió - ¿Te molestaría...? y-ya sabes...Amm… ¿p-practicar conmigo?- pidió mirando a otro lado, incapaz de fijar la mirada sobre esos ojos color avellana.
-¿Quieres ir a la pista ahora?- preguntó extrañado por su petición, pero si quería ir, no había ningún problema.
-No esa clase de... práctica - aclaró el menor.
-¿Y entonces cua…? Oh- cortó sus propias palabras al entender a lo que se refería su amigo- P-Pero… ¿Estás cómodo con esto? Es decir, Ya sabes, sólo es un beso pero… Tú y yo... nosotros- no sabía cómo interpretarlo o decirlo, al mismo tiempo ambos parecían un par de semáforo por lo rojos que estaban.
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Uno frente a otro, aun se encontraban tan rojos como un tomate y evitaban verse directamente a los ojos. Estaban en la habitación de hotel de Yuri, no iba a hacerlo a mitad de un parque a plena luz del día con personas observando como Phichit termina con la virginidad de los labios de Yuri…Y los suyos propios de una vez por todas. Yuri tragó saliva antes de acercase unos centímetros más al cuerpo de su amigo sin soltar sus manos entrelazadas. Estaba nervioso, era de esperarse, pues como nunca lo había hecho realmente, y no sabía cómo iba a tomar el tailandés su inexperiencia.
Phichit soltó un suspiro para tratar de calmarse, temblaba cual gelatina y apretaba inconscientemente las manos de Yuri para ver si esos ayudaban a calmarlo. Esta vez fue su torno de acortar un poco más la distancia entre sus cuerpo arrastrándose un poco en la orilla de la cama.
-¿Estás bien?- preguntó en un susurró el japonés colocando su mano derecha en la mejilla izquierda del moreno, este al sentir el tacto suspiró ligeramente.
-Claro…- sonrió ligeramente. Yuri correspondió la sonrisa y entrecerró los ojos para comenzar a acercarse al rostro del menor, Phichit cerró sus ojos ansioso, y Yuri lo imitó para evitar pensar en algo que no fuese el tailandés.
Y pasó.
Tal dulce y tímido, correspondiente de un primer beso. Sus labios se movían en un compás lento y temeroso por parte de ambos, Phichit apretaba sus puchos con fuerza sintiendo se corazón a mil por hora, Yuri estaba igual con respecto a su condición cardíaca, pero trataba de mantenerse al margen de la situación, pues como él la veía, el que debía llevar las riendas seria él, y no le molestaba, pues extrañamente el contacto con la piel del moreno le hacía sentir bien, tranquilo y feliz. Se separó sólo unos cuantos centímetros sin quererlo realmente, dejó sus ojos cerrados un momento y ahora fue su turno de estar confundido ¿Por qué se sentía tan cálido y vivo besar a su mejor amigo si estaba enamorado de Víctor?
En cambio, la mente del moreno estaba desconectada, permeancia con los ojos cerrados y la frente pegada a la de Yuri, tratando e controlar sus propias emociones, estaba a punto de explotar de la felicidad por ser el primero en besas esos labios que tanto anheló, y que esos mismo labios fueran los que le arrebataran su primer beso. Se sentía tan vivo que simplemente sus acciones no pudieron ser detenidas y su boca de movió casi inconscientemente…
-Me gustas, Yuri- dijo en un susurró. Casi se quiso morder la lengua después de decir eso, pero ya no había vuelta atrás, sólo soltó un suspiro aliviado por despejar su consciencia, pero sin atreverse a abrir los ojos aún. Al no escuchar anda de parte del japonés se asustó, pero su miedo era tan grande que no le permitía abrir sus ojos y enfrentar la cruda realidad.
Pasaron sólo segundos que para el moreno fueron casi horas, aun estaban uno frente a el otro casi completamente juntos y con respiraciones ligeras. Ahora, Phichit quería llorar. Llorar por ser tan tonto y arruinar la linda amistad que llevó con Yuri por tantos años. Llorar porque la persona a la que se le declaro ya le pertenecía a otra. Llorar simplemente porque se sentía lastimado. Llorar porque simplemente quería haberlo. Pero, pasó algo que nunca se había imaginado. Yuri volvió a besarlo, estaba vez con más fuerza que la vez anterior, el beso aun siendo algo torpe al no estar acostumbrado, pero eso era lo de menos.
La fuerza con la que Yuri se lazó hacia los labios de Phichit logró hacer que ambos cayeran a la cama sin romper el beso. Poco a poco ambos se fueron acostumbrando al tacto del otro y perdieran algo de pena, logrando que el beso comenzara a ser más que sólo un simple roce de labios.
Al separarse, de nuevo no demasiado, Yuri abrió sus ojos y los clavó sobre los de su “amigo”, los cuales estaban algo dilatados, aún sobre él y respirando sobre su cara, su aliento chocaba contra los labios del moreno, al mismo tiempo que el aliento cálido del menor chocaba con los suyos. Ambos con respiraciones agitadas y los labios algo húmedos, rieron ligeramente al mismo tiempo por el nerviosismo.
-Hey…- llamó Yuri acostándose a un lado del Phichit y ambos miraron al techo- No puedo…decirte ahora mismo lo que siento, pues, sinceramente no lo sé…- volvió a reír nerviosamente y sin encontrar las palabras para continuar, a lo que el moreno tomó su mano y la entrelazó con la suya para darle algo de fuerzas- Pero…Esto seguro de que no puedo dejar las cosas así, además de que no quiero …Así que, sólo si quieres…Podríamos intentarlo- ladeó un poco la cabeza viendo el perfil del tailandés, luego este volteó a verlo también con una ligera sonrisa y sus ojos iluminados, completamente emocionado y feliz.
-Está bien- respondió apretando un poco más la mano del japonés.
Y quien lo diría, el tailandés tenía pensado robarle un ligero beso a su amigo en los labios arriendase a perderlo, y sólo tal vez confesarse sin tener ciencia cierta de que le agradaría saberlo o si tendría el valor de volver a verlo a la cara, pero el destino quería más para él, le dio a oportunidad de que sus besos fueran completamente correspondidos, al igual de que su más grande sueño fue cumplido, tener al novato del patinaje Yuri Katsuki para él solo, y aprovecharía cada momento junto a él, para atesorarlo por el resto de su vida.