Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Profesor Favorito [Ryuga x Kyoya] por Midori-Hikari1312

[Reviews - 47]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 


.

.

.

.

.

Una calma abrumadora se sentía en el aire, sin problemas, sin preocupación, sin disturbios o inquietudes; sólo tú, la tranquilidad y el ligero viendo chocando contra tu rostro.

Sentiste unas leves caricias en tu rostro a la par de una melodiosa voz que las acompañaba. Ahora que te dabas cuenta, el lugar donde estas recostado es bastante cómodo y hasta se te hacia familiar esa sensación. Suspiraste con pesadez acurrucándote mejor en lo que parecían ser las piernas de una persona.

Con lentitud y pesadez abriste tus ojos, una luz enceguecedora te hizo parpadear un par de veces. Notaste una clase de sombra borrosa sobre ti, de donde provenía ese hermoso cantar.

-¿Ya has despertado?- esa dulce voz retumbó en su cabeza, sus dedos acariciaban tu cabello acurrucándote, alzaste un poco tu vista aun confundido. Cuando tus ojos lograron adaptarse a la intensa luz, la sombra se volvió más clara, y de inmediato lágrimas comenzaron a descender por tu rostro pasmado rápidamente. Tus ojos abiertos a más no poder, tu labio inferior temblaba por el nerviosismo al igual que tus manos.

Esos hermosos ojos dorados se encontraban mirándote con cariño, mientras que con delicadeza sus manos comenzaban a limpiar tus lágrimas. Te levantaste tan rápido como pudiste de su regazo y tomaste la mano que antes había limpiada tu rostro, y volviste a pegarla a tu cara mientras la seguías mirando asombrado, tenías un nudo en la garganta que no dejaba que saliera nada de tus labios, sólo la movías lentamente tratando de articular alguna palabra. Ella rió entiernecida por tu reacción de nuevo acariciando tu rostro con ambas manos.

-M...Mamá...-

.

.

.

.

No pasó mucho antes de que terminaras descubriendo que Ryuga se fue él sólo a la casa donde Doji tenía cautivo a Kyoya, casi te da un infarto el darte cuenta que no estaba cuando llegaste a su casa, y al ver que no contestó el teléfono te dio un ataque de ansiedad. Ryuga estaba loco, pero no era un suicida, o al menos no lo pensaste hasta ese día. Y bueno, como era de esperarse de su mejor amigo, tenías que ir a salvarle como tantas veces que lo habías hecho, ya lo veías más una costumbre que una obligación.

Después de haber llamado a medio mundo por la preocupación de lo que le haya podido pasar a tu amigo (pues después de lo que hizo su padre con Kyoya no te sorprendería que le hiciera algo a él también) Fuiste junto con las autoridades a prácticamente asaltar su casa, Gingka te había acompañado igualmente preocupado. Después de interrogar a algunos sirvientes que al parecer tenían prohibido abrir la boca, una chica llego corriendo, se asustó un poco cuando los policías la apuntaron con sus armas pero con sólo decir cuatro palabras, se volvió totalmente diferente.

"Sé dónde está Kyoya"

Dijo con voz agitada y todos de inmediato se pusieron algo tensos, más después de explicar que Ryuga estaba herido de muerte, inmediatamente todos comenzaron seguir a la chica por interminables pasillos, y a pesar de que ella había dicho que Doji iba detrás de ella igualmente herido, no lo encontraron en el camino, por lo que algunos de los policías se separaron para buscarlo. Tenías un nudo en la garganta que no te dejaba tragan saliva, estaban angustiado por tu amigo. Unos cuantos pasillos más y llegaron a un lugar donde había una única puerta al final de un pasillo, al escuchar el llanto de Kyoya los pelos se te pusieron de punta y corriste hasta donde él estaba; abrazado con fuerza al pecho de Ryuga, ambos manchados de sangre, Kyoya estaba aferrado a él mientras lloraba desconsoladamente mientras Ryuga estaba pálido y no se movía. El alma se te vino abajo al ver esa escena.

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Por qué no pudo llegar antes? ¿Qué pasará con Ryuga? ¿Estará bien? ¿Por qué sucedía todo eso?

Fue un completo dolor de cabeza tratar de despegar a Kyoya del cuerpo de Ryuga, el simplemente no quería dejarlo ir, pero lograron tranquilizarlo y llevarse a Ryuga al hospital de emergencia, su pulso era casi nulo y su respiración igual. El simplemente estaba muriendo. Kyoya se removió un montón cuando se lo llevaron, trató de ir tras ellos pero Gingka logró sostenerlo con fuerza para que no se fuera, y al ver que no podía hacer nada, abrazó a Gingka con todas las fuerza del mundo, a lo que este igualmente lo abrazó para tratar de consolarlo al igual que realmente aliviado que hasta donde podía ver, Kyoya estaba perfectamente.

Los policías trataron de interrogar a Kyoya que seguía aferrado a Gingka, pero la verdad él había terminado inconsciente en los brazos de tu pelirrojo. Cuando intentaron despertarlo, pudieron darse cuenta estaba demasiado pálido tambien, su piel estaba ardiendo e igualmente en un estado crítico, por lo que esta vez fue a él quien tuvieron llevarlo al hospital.

Todo fue una locura, tantas emociones, tanto dolor y tanto estrés casi te hacen explotar la cabeza. Tu y Gingka tuvieron que quedarse en la sala de espera, llevaban al menos unas dos horas esperando, en todo ese tiempo estuviste lleno de un lado a otro en la sala, ya Gingka te había advertido que dejarías en agujero en el suelo si seguías así, sólo para tratar de aligerar las cosas, pero ni siquiera la carisma de su amado lograba hacerte sacar de la cabeza la preocupación de que Ryuga pueda morir. Al ver salir a un doctor tu corazón se aceleró del nerviosismo, necesitabas respuestas. Gingka se levantó y se paró a tu lado sosteniendo tu brazo igual de impaciente.

-¿Están aquí por Kyoya?- preguntó y ambos asintieron- Bien. Vengo a decirles que está estable. Por lo que puedo ver en sus exámenes, tal vez sólo tuvo un ataque de ansiedad y por eso se desmayó, igualmente tenía el exceso de droga que hemos encontrado en su cuerpo, posiblemente ese hombre había estado drogándolo constantemente sin él darse cuenta- habló el doctor con cierta tranquilidad y seguridad, haciendo que algo de esa tranquilidad se te pegara a ti- Además de que no tenía nada en el estomago, también eso debió influenciar a que callera desmayado y su temperatura se elevara tan repentinamente, al menor tenías unos dos o tres días sin comer y bueno, su cuerpo estaba muy débil. Pero como ya les dije, está a salvo, en este momento se encuentra aún sedado y estamos induciéndole algunas proteínas y carbohidratos para que recupere su fuerza por intravenosa- terminó de decir.

-¿Y...Ryuga?- dijiste un poco quedado por tener un nudo en la garganta, Gingka acarició tu mano y tú la tomaste con fuerza, suspiraste para pasar un poco tu ansiedad- ¿Él como se encuentra? ¿Está bien?- trataste de donar lo más tranquilo posible, sin embargo, nuevamente la voz se te quebró un poco. El Doctor bajo ligeramente la vista y se aclaró un poco la garganta.

-Eso es... Un caso aparte- habló casi en un susurro- Pues, verán, Ryuga perdió una cantidad considerable de sangre en el tiempo que estuvo inconsciente, tardamos un poco en detener la hemorragia y...Tuvo un paro- al escuchar esa palabras todo tu cuerpo comenzó a temblar y casi te tragas tu propia lengua, Gingka también pareció afectado por la noticia pues terminó sentándose en la silla que estaba a su lado aún mirando asombrado al Doctor- Nosotros...lo perdimos durante un par de minutos, como les dije su cuerpo tastaba demasiado débil por la falta de sangre y su corazón simplemente colapso, pero les aseguro que hicimos lo imposible por regresarlo. Ahora mismo está en estado crítico y en cirugía, al salir permanecerá en un coma inducido, lo que quiere decir que nosotros mismo ocasionaremos el coma mediante un proceso de sedación a base de drogas y será así hasta que su cuerpo logre cargar con su propio peso- el Doctor estaba seguro de cada una de sus palabras y el estado tan serio en el que estaba te causo algo de terror. Realmente estaba muy mal. Pasaste ambas de tus manos por tu cara, tratando de calmar tus nerviosos.

-Podría decirme usted con total certeza...que Ryuga logrará sobrevivir- Gingka esta vez fue el que habló, tú estabas en estado de shock, y debías calmarte o tu serías el próximo en estar en una camilla inconsciente.

-Lamentablemente no puedo decirle con total certeza que sobrevivirá, es un diagnostico demasiado apresurado, pero por eso permanece en el coma, para tener un lugar de donde afincarnos y tener la posibilidad de que el permanezca con vida. Ahora, por favor descansen, el deber me llama y debo atender a más asientes. Les aseguro que permaneceré al lado de su amigo para que sobreviva- sonrió ligeramente el hombre y estuvo a punto de marchase pero Gingka se levanto llamándolo de vuelta.

-¿Podríamos ir a ver a Kyoya?- preguntó preocupado.

-No le veo ningún problema, pero el aún sigue sedado, tal vez despierte en un par de horas- explicó el Doctor.

-No hay problema por eso. Iremos ahí enseguida, por favor, si sucede algo con Ryuga, avísenos-.

.

.

.

.

-M...Mamá...- tu voz se quebró al igual que una ligera sonrisa se dibujaba en tu rostro.

-Hijo mío- dijo con calma mientras te acariciaba el rostro. Seguía siendo tan hermosa como la recordabas.

-¿Q-Qué haces aquí? Digo, ¿Qué hago aquí? ¿Qué es lo que está pasando?...M-Mamá yo- fuiste interrumpido.

-Shh, Shh- arrulló calmadamente mientras seguía acariciando tu cara- Clama, todo está bien, ya todo estará bien ahora- te quedaste algo confundido después de que ella dijo eso.

-¿Dónde estamos?- preguntaste mirando a tu alrededor, el lugar estaba lleno de un sinfín de flores de tantos tipos que la mayoría no las habías visto en tu vida.

-Estuve esperándote por algún tiempo, hijo- tu madre tomó una flor del suelo y la alzó hasta su cara mirándola con cariño- Has crecido demasiado, ya eres todo un hombre- te sonrió dulcemente. Dios, cuanto habías extrañado esa sonrisa- Estamos en un lugar donde podremos estar juntos para siempre, amor. De verdad lamento dejarte tan pronto- Alzó sus brazos y tú la abrazaste para esconderte en su pecho sin pensarlo, aún recordabas su olor y lo bien que se sentían sus abrazos. Aunque era algo diferente, pues ahora tú eras mayor, eras más grande y sus brazos se te hacían tan pequeños ahora.

-Mamá...eso quiere decir que estoy...- te separaste de ella un poco y la viste directo a los ojos, ella asintió ligeramente con la cabeza.

-Ahora podremos estar juntos todo el tiempo, como siempre lo deseamos, sin tu padre, sin nadie más, sólo tú y yo y podremos...- la interrumpiste.

-No...- te apartaste un poco más de ella y tomaste tu cabeza jalando un poco tu cabello- Mamá yo... Debo volver- la miraste preocupado, una brisa fresca llegó de imprevisto, llevándose consigo unas cuantas flores y hojas suelta y alzara elegantemente el cabello largo de tu madre.

-Temía que dijeras eso...-

.

.

.

.

Estabas cansada, no querías abrir tus ojos nunca más, querías seguir durmiendo, y la verdad es que tú no eras así, por lo que te auto-obligaste a despertar.

Al hacerlo, lo primero que viste fue un blanco techo sobre tu cabeza, y escuchabas un ligero pitidos constante a tu derecha. Parpadeaste un par de veces para acostumbrarte a la luz tan pálida que alumbraba la habitación, todo era tan blanco que casi te freía los ojos. Confundido te miraste a ti mismo envuelto en una delgada sabana azul cielo, uno de tus brazos sobresalía de entre las sabanas para dejar ver una intravenosa conectaba a tu brazo y un par de aparados más, los que obviamente, estaban conectados para realizar sus respectivas funcionalidades.

Los movimientos que hacía con la cabeza mientras te examinabas a ti mismo eran suaves y nada apresurados, pues aún te encontrabas medio adormilado. En tu rostro, o mejor dicho en tu nariz, estaba un pequeño tuvo que te ayudaba a respirar mejor.

Pero... ¿Qué había pasado?

-Yo estaba...Ah... ¿Ryuga?- balbuceabas confundido mientas te tocabas la cabeza.

-¿Kyoya?- una dulce voz te sacó de tus confusos y borrosos pensamientos, alzaste tu mirada y te encontraste a Gingka asomado desde la puerta mirándote algo aliviado y con una gran sonrisa.

-Hola...- susurraste y Gingka entró casi corriendo para abrazarte con fuerza, asfixiándote en el proceso.

-¡Me alegra tanto que estés bien!- lloriqueó el pelirrojo colgado de tu cuello y zarandeándote un poco.

-Gingka, por favor déjalo, vas a matarlo- regañó Tsubasa tratando de arrancarte al pelirrojo de encima, lográndolo momentos después dejándote respirar por fin.

-Casi me matas ¿Estás loco?- preguntaste tratando de regular mejor tu respiración.

-Lo siento- se disculpó tomando asiento a un lado de la cama donde te encontrabas, ambos, tanto Gingka como Tsubasa tenía una cara de completa plenitud y tranquilidad, lo que le pareció bastante extraño.

-¿Qué sucede?- preguntaste mirándolos como si tuvieran monos en la cara.

-Bueno, estuviste dos días inconsciente- habló Tsubasa cruzado de brazos a un lado de Gingka- Estábamos bastante preocupados, queríamos saber cómo estabas- dijo.

-Bueno, estoy bien aparentemente pero...- te quedaste unos segundos mirando hacia la sabana mientras te tocabas la sien y la acariciabas un poco, luego abriste tus ojos tanto como pudiste y los miraste a ambos completamente asustado- ¡Ryuga! ¡Ryuga! ¿Dónde está? ¿Co-Cómo está?- la voz te temblaba un poco mientras comenzaste a preguntar casi histérico y trataste de levantarte, pero Gingka de inmediato te detuvo y volvió a sentarte en la cama mientras tu seguías con los nervios a flor de piel- ¿Por qué no dicen nada? ¿Él está bien? Por favor digan algo...- casi suplicaste, ellos se miraron preocupados y casi mordiéndose los labios por la preocupación, mientras tú estabas a punto de arrancarte la intravenosa y ponerte a gritar como loco el nombre de Ryuga hasta que dieras con él.

-Primero, cálmate Kyoya- trató Gingka de tranquilizarte un poco mientras sobaba un poco tu espalda, Tsubasa le extendió un vaso de agua, y a su vez, el pelirrojo te lo entregó a ti tragándotelo casi por completo de un solo trago, dejando tu respiración un poco entrecortada- Veras, c-como ya te habíamos dicho, llevas dos días inconsciente, lo que quiere decir que llevas dos días en el hospital debido a un supuesto lavado de sangre muy mínimo que tuvieron que hacerte pues al parecer Doji estuvo dragándote...- habló un poco dudoso el pelirrojo.

-Eso no responde a mi pregunta- trataste de decirlo lo más calmado posible.

-B-Bueno...- carraspeó un poco antes de relamerse los labios evidentemente nervioso y volver a abrir su boca lentamente- Ryuga...él...-desvió un poco la mirada.

-¡Dilo de una vez!- gritaste ya arto.

-Ryuga aún está vivo- Tsubasa volvió a responder tu pregunta con una cara algo incomoda y con su mirada fija en la tuya, casi pudiste sentir como el pulso volvía a tu cuerpo y la sangre corría con normalidad, pero antes de que pudieras relajarte por completo, él volvió a hablar- Pero...Esta muriendo y los doctores aún no saben que hacer...- finalizó desviando la mirada. Literalmente, todo el aire de los pulmones se fue cuando escuchaste esas palabras salir de su boca, y retumbaban una y otra vez en tu mente.

-¿Qué?- apenas susurraste apretando entre tus manos el vaso casi vacío- Es...Es una broma ¿verdad?- una sonrisa casi forzada se dibujó en tus labios, el pequeño aparato al lado de cama comenzó a emitir en "Bip" más constante y rápido a medida que pasaban los segundos.

Al ver que ninguno de los dos sabia que responderte, supiste que nada de eso era una broma, logrando que tu pulso aumentara aún más- P-Pero... Él estará bien ¿Verdad? Sobrevivirá- trataste de auto convencerte apretaban aún más fuerte el vaso entre tus manos, que ahora comenzaron a temblar.

-En realidad...- comenzó a hablar Gingka, poniéndote los pelos de punta por el tono tan desganado con el que hablaba.

-Por favor no me oculten nada, quiero toda la verdad...Por muy dolorosa que sea- pediste sin quitar la mirada de completa decisión de tu rostro, ambos individuos se miraron de nuevo algo indignados, pero Gingka suspiró pesadamente y te miró entre serio, triste y preocupado.

-...No lo sabemos todavía lo que sucederá con él. Ha estado en un coma inducido prácticamente desde que llego aquí y bueno...- tomó un poco de aire antes de seguir- Ha tenido más de una trasfusión de sangre al igual que le ha dado muchas complicaciones a los doctores. La bala fue...un poco difícil de sacar por lo que nos han contado, el ángulo y todos los órganos importantes alrededor de ella estaban demasiado perjudicados, causa de esto, la herida no está sanando tan rápido como debería y es lo que tiene muy preocupados a todos. Si esa herida no logra sanar rápido, Ryuga...Podría morir- al terminar de decir eso, al mismo Gingka se le escapó una lágrima que limpió casi de inmediato, posiblemente para no angustiarte. Tú, por otra parte, literalmente estaban entrado en pánico, la maquina a tu lado pareciera que estuviera a punto de explorar de lo rápido que iban tus pulsaciones.

Eso era lo más crudo y doloroso que hasta ahora habías escuchado, ni siquiera estabas seguro de que la propia muerte de tu padre te había chocado tanto como saber que le hombre con el que por fin lograste olvidarte de todo tu pasado e imaginarte un futuro juntos, estuviera a punto de morir. Que tantas cosas por las que habían pasado y todo el tiempo que les tomó poder ser felices, en unas pocas horas se haya ido a la basura.

Importante muy poco la aguja en tu brazo, te abrazaste tu mismo con todo las fuerza que tenías, las lágrimas simplemente comenzaron a brotar como mares en tus ojos y los constantes y dolorosos gemidos de dolor no se hicieron esperar mientras todo tu cuerpo temblaba como loco. Gingka junto con Tsubasa trataron de consolarte, en el fondo sabías que ellos estaban esperando esa reacción de tu parte, por lo que estaban haciendo lo que podían para remediarlo, pero ya era tarde.

Enfermeras, alertadas por tu pulso tan elevado, entraron corriendo a la habitación a estabilizarte sacando a los dos chicos de la habitación. Tu llanto era prácticamente indetenible, y la mezcla de sentimientos que tenías era demasiado para soportarlo, las enfermeras tuvieron nuevamente que sedarte para que no hicieras una locura o volvieras a lastimarte, pues ya la aguja estaba enterrada en tu brazo sin conexión alguna por el forcejeo y el pulso que estabas teniendo podía causarte un paro en tu estado tan delicado.

Hasta ahora, las cosas solo iban de mal en peor para todos.

a32;


.

.

.

.

Ya eran como las tres de la tarde, estabas despierto de nuevo, habías comido algo aparte de esos extraños sueros de vitaminas por vía intravenosa, ya estabas más tranquilo, aunque ni tanto, pues aún tenías esa desgraciada intriga de ir a ver a Ryuga, así sea de sólo asomarte por la pequeña ventanilla de las puertas de los hospitales, tu único deseo era verlo.

Los doctores te tuvieron al menos tres horas en vigilancia para verificar que estabas perfectamente y te pudieran dar te alta le mismo días. Cada segundo que pasaba era totalmente una tortura para ti, mirabas el reloj ansioso sacándole algunas risas ligeras a Gingka mientras tratada de hablar contigo sobre un tema que ya olvidaste.

Al marcar la hora exacta, un doctor entro para hacerte un chequeo final, dejando por fin que salieras de la jodida habitación. Casi con desespero te vestiste con la ropa que Gingka te había escogido y recogiste todas tus cosas del lugar, que la verdad no fue mucho pues no duraste mucho tiempo ahí.

Al salir, de inmediato pediste ser lleva a la habitación de Ryuga, que al ser un paciente delicado, estaba en un área especial para él, algo lejos de tu habitación a decir verdad, pues el hospital era bastante grande.

De nuevo, no podías aguantar las ganas de poder verlo adelantándote de vez en cuando en el camino, de poder tocarlo y decirle al oído que tú estabas con él, aunque no esté consciente, que supiera que lo esperarías y lo protegerías, hasta que diera su ultimo respiro.

Pero al verlo ahí, frente a ti, completamente conectado por maquinas de todo tipo, ya no sabías que sentir.

Angustia, miedo, soledad, temor, tristeza, ansiedad, debilidad, desesperación.

Simplemente pudiste caminar hacia él, cada paso se te hacia eterno y pareciera que tu respiración disminuía a cada centímetro y lo miraste desde un costado de la cama, sin poder apartar la vista. A su lado había un banco donde te sentaste y seguiste observándolo con esa extraña mezcla de sensaciones, sollozaste un poco, mas las lagrimas no salieron. Con cuidado, como si estuvieras llevando la cosa más frágil del mundo, tomaste su mano y la sostuviste entre las tuyas acercándolas a tu rostro y besándola con ligereza. Alzaste tu vista hacia su cara, acariciaste su mejilla derecha con delicadeza, estaba fría, tan diferente a su antiguo tanto, cuando con un simple roce de sus pieles sabías que quemaba. Su piel estaba algo pálido, era extraña recordando lo acostumbrado que estabas a esa piel algo bronceada que el poseía y que en secreto de volvía loco. Una leve risa de la manera más dolorosa posible escapó de tus labios, volviste a tomar su mano y la apretaste un poco más fuerte que la vez anterior sin quitar la pista de tu dormido rostro.

-Tranquilo...- la voz se te quebró por completo con una simple palabra, y las lágrimas no pidieron volver a ser retenidas- Ya estoy aquí....-

.

.

.

.

-Temía que dijeras eso...- susurró débilmente al igual que su sonrisa- Así que... Lograste enamorarte ¿no cariño?- alzó la vista y miró el cielo, completamente despejado- Ese chico debe ser muy importante para ti- bajó un poco la mirada de nuevo, se veía triste, tal vez pensó que tu deseo era quedarte con ella sin importar qué cuando la vieras, y tal vez antes de acordarte de todo lo que estabas dejando atrás fue verdad, la extrañaste cada día de tu vida y quisieras volver a tenerla, pero...

-Mamá...- tomaste con cuidado sus manos y le sonreíste tan dulce como tu cara te lo permitía- Él me necesita, lo amo...Nos amamos. No puedo dejarlo sólo- hablaste con seguridad y quitaste con cuidado con tu pulga una ligera lágrima que descendió por su rostro- Debo está con él, yo también lo necesito- susurraste.

-Lo sé, cariño- colocó sus manos sobre las tuyas- Y sólo quiero que seas feliz por el resto de tu vida- acarició tus manos- Por favor nunca me olvides ¿ok?- pidió casi en una súplica.

-No pude hacerlo durante todos estos años, estoy seguro de que no lo lograré hacer ahora- reíste algo apenado pero feliz al mismo tiempo- Lamento mucho que ahora yo sea el que te deje mamá- bajaste un poco la mirada-

-Ryuga, me hiciste aun más feliz con sólo darme la oportunidad de volver a verte, cariño- soltó una pequeña risa- Te amo más que a nada mi niño- volvió a abrazarte con un poco de fuerza.

-También yo má, y quisiera quedarme pero...- te interrumpió.

-Lo sé. Sólo... No olvides que siempre estaré ahí, pase lo que pase y estés donde estés, te cuidaré siempre. Sé bueno ¿sí?- te beso la frente ligeramente.

-Claro...-

.

.

.

.

Abrir tus ojos nunca te pareció tal doloroso y cansado

Cada centímetro de tu cuerpo dolía como nunca antes, cada vello, cada partícula y cada célula.

A pesar de que estabas despierto, no querías abrir tus ojos, sentías que esa simple acción te costaba tanto como levantar 100 veces tu propio peso. Era desesperante. Estabas cansado y simplemente querías volver a dormir, pero algo te decía que simplemente debías despertar, porque era tu deber, o más bien obligación.

Te tomaste tu tiempo, respirando hondo, parpadeando aún con tus ojos cerrados para despertarte mejor hasta que por fin pudiste abrir tus ojos. Una luz cegadora te hizo quejarte chasqueando la lengua, pero al fin y al cabo debías hacerlo. El inconfundible olor a hospital lleno tus fosas nasales, olía a desinfectante, alcohol a la par que se mezclaba con ese extraño similar a cuando abres algo nuevo.

Te enderezaste sólo un poco en la cama, arrancándote tu mismo el tubo que iba hasta tu nariz para ayudarte a respirar, sólo porque lo considerabas molesto y ciertamente no lo necesitabas más. La habitación era blanca completamente, como cualquier hospital. Estaba aparentemente vacía, o eso pensaste hasta que bajaste la vista un poco viendo a esa inconfundible cabellera verde a tu lado. Estaba dormido recostado en el colchón, mitad de su cuerpo aún estaba en una silla, parecía realmente cansado y sostenía tu mano con una de las tuyas.

No pudiste evitar soltar un suspiro de alivio al igual que sonreíste ligeramente. Su rostro estaba en dirección al tuyo, dándote una esplendida vista de su rostro dormido, y aunque no haya sido la primero vez que lo habías visto dormir, y obvio no sería la última, te llenaba de una serenidad increíble. Trataste de acomodarte mejor, pero al hacerlo, un agudo dolor en tu abdomen te hizo permanecer completamente quieto y sostenerte la zona con tu mano libre.

Respiraste profundamente para calmarte y el dolor disminuyó notoriamente. Con la mayor delicadeza del mundo quitaste tu mano de debajo de la mano de Kyoya, y con esa misma acariciaste su cabello para tratar de despertarlo de la forma más sutil. Casi inmediatamente sus ojos comenzaron a abrirse lentamente, y al darse cuenta de que era tu mano se enderezó de un salto mirándote sorprendido.

-R-Ryuga...- una gran sonrisa se dibujo en su rostro, realmente nunca lo habías visto tan feliz en todo el tiempo que llevas conociéndolo, el único día que se acercaba fue el día de su cumpleaños.

-Hola- saludaste sin dejar de acariciar su rostro. El tomó tu mano y la apegó aún más a su propio rostro sin dejar de sonreíste y moviendo su cuerpo de forma algo inquieta, sabias que estaba controlándose, no quería lastimarte por algo como saltarte encima de ti para casi asfixiarte con sus brazos, pero realmente querías abrazarlo sin importar nada- Ven aquí...- susurraste jalándolo un poco y él de inmediato y sin dudar se apegó a ti abrazándote tal vez con demasiado fuerza, pero podías soportarlo, sólo porque era él.

Besaste su cabeza acariciando su cabello con una de tus manos, podías escuchar los débiles sollozos de su parte y no pudiste esconder una pequeña sonrisa en tu rostro.

-Tranquilo, Kyoya- susurraste sólo para que él lo escuchara sin dejar de acariciarlo calmadamente aún con una sonrisa.

-¡No vuelvas a hacerme algo como esto! ¿Entiendes?- su voz se cortaba por causa de su llanto y en cierta forma era adorable- ¡Si no yo mismo iré y te mataré por mi cuenta! - alzó su cabeza dando a conocer su cara completamente llena de lagrimas y sus ojos tenías una mezcla de felicidad, angustia y enojo. Acunaste su rostro en tus manos y con tus dedos quitaste con delicadeza las lágrimas que aún corrían por sus mejillas, hipaba un poco a causa del llanto, y te parecía tan nuevo el ver a Kyoya en esa faceta, tan débil y vulnerable, cuando en este tipo de situaciones era el que siempre se controlaba y manejaba las cosas con calma. Parecía todo un niño desconfiado y dependiente.

-Lo siento ¿sí?- lo miraste con dulzura, una mirada que sólo podías dársela a él y a tu madre- Estoy bien ¿lo ves? Ya estoy bien- volviste a acunarlo en tu pecho para que pudiera calmarse un poco- Si tu estas aquí, nada puede pasarme- terminaste de decir y se quedaron en esa posición un rato.

Ya más calmado, Kyoya volvió a tomar asiento a un lado de la cama y comenzó a contarte todo, aunque justo antes de comenzar entraron Gingka y Tsubasa igual de felices porque hubieras despertado retrasando un poco la "clase de historia". Te contaron, desde el momento en el que entraste al hospital y todo lo que tuvieron que hacer para salvarte la vida, hasta el momento en el que despertaste.

-¿¡Una semana inconsciente!?- preguntaste asombrado levantándote un poco logrando lastimarte y quejarte, pero nuevamente te quedaste quito por unos segundo y el dolor cesó un poco.

-Bueno, prácticamente no fue inconsciente, fue en coma- corrigió Gingka sentado a un lado de Kyoya- Hace un par de horas los doctores te dieron algo para despertarte del coma, supongo que fue algo como adrenalina o alguna cosa que activara tu cerebro, pero al ver que no despertabas, pues debía ser casi de forma inmediato, se preocuparon un poco y querían que estuviera bajo vigilancia absoluta, y Kyoya decidió no alejarse de ti en todo ese tiempo- agregó señalando al de ojos azules con un pulgar, y Kyoya le dio un pequeño golpe en forma de reproche.

-¿Eso hizo?- preguntaste mirando a Kyoya, sabiendo que estaba incomodo y hasta avergonzado por el tema.

-¡Claro que sí!- afirmó sin notar todavía la incomodidad de su amigo- Cuando despertó, lo primero que hizo fue preguntar por ti en vez de preocuparse por sí mismo, y desde que lo dieron de alta no ha hecho más que vivir aquí metido, algunas noches incluso dormía aquí en la habitación contigo aunque le dijéramos que debía ir a su propia casa a descansar. Simplemente el Kyoya testarudo de siempre- se encogió de hombros como si estuviera hablando de la cosa más normal del mundo, aunque para él lo era, Kyoya simplemente quería desaparecer, pues su reputación de "No me importa nada, estoy calmado y todos deberían de estarlo" fue destruida por la inocencia del pelirrojo.

Realmente no sabías que decir ante eso, estabas feliz, pero no dirías nada con ellos dos ahí dentro, si no, realmente Kyoya explotaría de la vergüenza.

-Tengo hambre- dijiste como si nada- Tráiganme algo- ordenaste tal como un niño, casi pareciera que estuvieras haciendo un puchero.

-Amm...- Gingka se quedó pensando un poco- Creo que está bien, deberíamos preguntarle al Doctor si está bien que comas algo todavía, o cuáles son las cosas que puedes comer- el pelirrojo miró al de cabello largo detrás de él, que no se había sentado en todo el rato que estaban ahí, este simplemente se encogió de hombros y al final ambos decidieron salir a preguntar, dejándolos a ti ya Kyoya solos de nuevo.

El silencio reinó por unos minutos, Kyoya evitaba tu mirada y tú no sabías si soltar o no una carcajada por la forma tan infantil en la que Kyoya estaba actuando sólo porque sabes todo lo preocupado que estuvo por ti.

-Entonces...- cortaste el silencio con tu voz- ¿Estabas preocupado por mi?- preguntaste haciéndote el tonto, pues sabías perfectamente la respuesta.

-Por supuesto que sí, Imbécil- se quejó aún sin mirarte, pero su rostro era algo gracioso.

-Bien...- trataste de buscar en tu mente otra forma de molestarlo, encontrando al cabo de unos segundos la forma perfecta- ¿Me amas?- preguntaste y Kyoya de inmediato te volteó a ver entre confundido y avergonzado.

-¿Qué?- preguntó de vuelta.

-Pues, la primera y última vez que lo dijiste fue porque pensaste que moriría, en ese momento me hizo muy feliz escucharlo, pero no estoy seguro de si lo dijiste por que moría frente a ti o porque de verdad estabas desesperado por decirlo- jugueteaste un poco con tus dedos como si de verdad no estuvieras interesado. Kyoya pareció enojado ante tu ignorancia.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué estás dudando de mi?- preguntó entre dientes.

-No estoy dudando de ti, dudó de lo que realmente sientes por mí. Sólo quiero volver a escucharlo, sabiendo que ya estoy bien y todo eso- esta vez fue tu turno de encogerte de hombros. Kyoya suspiró fuertemente a la par que se ponía aún más rojo- ¿Y bien?- insististe divertido.

-Ya te oí ¿Quieres callarte un segundo?- reprochó aún sonrojado. Te quedaste callado esperando pacientemente que lo dijera.

El hizo una clase de puchero inflando sus cachetes y soltando el aire por la boca imitando el relinchar de un caballo, fue demasiado cómico pero aguantaste la risa. Él te miró aún enojado, pero con sus mejillas totalmente rojas hasta las orejas.

-S-Sólo lo diré una vez ¿entendido? Nunca más volverás a escucharlo en tu vida de mi parte- al decir eso tu simplemente asentiste con la cabeza tranquilamente, pues sabías que mentía, sólo estaba avergonzado hasta el alma-Y-Yo...Yo te...- frunció los labios frustrado, volvió a suspirar moviéndose aún inquieto, tu alzaste ambas cejas esperando la respuesta, casi burlándote de cómo le costaba tanto- Te...Te amo...- susurró tan inaudible que apenas pudiste escucharlo, es más, ni entendiste.

-Perdón ¿qué?- preguntaste confundido.

-¡No volveré a decirlo!- se negó rotundamente.

-¡Pero si no escuché!- contrarrestaste haciendo que el vuelva a desesperarse.

-¡Que te amo, joder!- gritó cerrando los ojos con fuerza y aún tan rojo como una cereza- N-No quiero perderte, si te vas yo...yo no sabría qué hacer. Eres engreído, molesto, un patán y un hasta egoísta...Pero te amo- terminó de decir mirándote como si todas esas palabras le hubieran dolido, su labio inferior temblaba un poco y sus manos igual. Lo miraste un segundo más atónito, te sentías realmente extraño, y feliz; confundido, pero eufórico.

Importándote muy poco tu herida punzante, tomaste el brazo de Kyoya, jalándolo de tal forma que terminó sobre ti siendo obligado a recibir un fuerte abrazo de tu parte. Sin decir nada simplemente ambos se quedaron quietos, Kyoya correspondió el abrazo segundos después.

-Hey...- llamó Kyoya aun sobre tu regazo, con sus rodillas sostenía todo el peso de tu cuerpo para no lastimarte, aunque la verdad te valía un rábano y lo querías sobre ti como si no pasara nada- ¿Vas a soltarme o qué?- preguntó despegando tu rostro de su pecho sosteniéndolo con ambas manos.

-No quiero- dijiste sin más volviendo a esconder el rostro en su pecho.

-Vamos, estas aún lastimado, además alguien puede entrar y vernos así ¿Qué crees que dirán?- trató de convencerte.

-Que me amas mucho- dijiste mirándolo a los ojos él apartó la mirada de inmediato.

-Y-Ya...- se quejó empujándote un poco de los hombros.

-Ven aquí y dame un beso- pediste poniendo tus manos en tus hombros tratando de empujarlo más cerca de ti. El forcejeó un poco, pero al ver que no podía hacer ningún brusco movimiento sin lastimarte, simplemente se dejó hacer y se acercó a tus labios para depositar un ligero beso en ellos, dulce y tierno, mientras que todavía acunando tu rostro acariciaba tus mejillas con ambos pulgares sacándote una pequeña sonrisa- Dios, realmente te amo...- susurraste al separarte de sus labios y pegaste sus frentes sin abrir tus ojos. Kyoya soltó una pequeña risa por lo que dijiste, pero simplemente continuó abrazándote.

a32;

.

.

.

.

Casi un mes pasó antes de que te dejaran irte de ese maldito hospital, era horrible estar ahí, aburrido, y no te dejaban hacer nada, apenas y moverte dentro de tu propia cama. Pero al fin, ya se acabo.

Kyoya estuvo ahí contigo, no se separó de ti en ningún momento, salvo cuando tenía que irse a casa a dormir, pero a primera hora, incluso antes de que tu despertaras ya se encontraba ahí metido para hacerte compañía. Lo único nuevo era que tenías una nueva cicatriz para tu colección, a Kyoya le molesto que dijeras eso, pues una cicatriz no debía ser algo digno de adoración como tú lo haces, pero tampoco es como que le molestara que las tuvieras, bien lo habías encontrado varias veces acariciándolas como si fuera algo preciado, como si de esa forma tratara de descifrar como te las hiciste, y a decir verdad, más de una vez te han dicho que van con tu personalidad. Volviendo al tema, otra cosa nueva era que debías tomar ahora el puesto de tu padre, pues te habían dicho los oficiales, que cuando lo encontraron mal herido, este prefirió defenderse y atacarlos en vez de simplemente dejarse llevar a la cárcel, por lo que los oficiales tuvieron que dispararle de nuevo para tener tiempo de esposarlo y cosas así, pero el disparo no fue como ellos esperaron y terminaron matándolo sin quererlo realmente.

No te dolió demasiado, a pesar de que su relación fue de mal en peor con los años, y que terminó secuestrando a tu pareja seguía siendo tu padre y la persona que te crió y ayudó todos esos años.

Al no tener mucho conocimiento en el campo de la administración, tendrías tener una clase de orientador en el tiempo que comiences a trabajar en la empresa, que era lo que más odiabas, estar en una oficina encerrado firmando papeles. Aburrido. Lo único bueno que salió de todo eso era que ya estabas libre de hacer lo que se te viniera en gana, y tener todo lo que quisieras con el amor de tu vida, que ahora que lo mencionas, Kyoya renunció a su puesto de profesor para dedicarse a tiempo completo a ti, siendo tu nuevo y único secretario cuando entres a la empresa, aunque no le gusta que lo llames así, será entretenido tenerlo todos los días a tu disposición.

-Apresúrate- pidió/ordenó Kyoya desde la puerta de la habitación blanca. Volteaste a verlo con la maleta aún sobre la cama, y cuando trataste de tomarla él te lo impidió entrando y tomándola de inmediato- No debes hacer fuerza- regaño arrastrando la maleta en dirección a la puerta.

-¿Si recuerdas que soy más fuerte que tú?- preguntaste yendo a su lado y ambos salieron de la habitación hacia un desierto pasillo, el te volteó a mirarte enojado.

-¿Si recuerdas que aún estas recuperándote?- contraatacó el peli verde sacándote una ligera sonrisa, no pudiste evitar tomarlo de la cabeza con delicadeza llevándola hacia tus labios para depositar un beso en ella y abrazarlo.

-Realmente te amo ¿lo sabes?- recordaste sin despegarte de él, Kyoya simplemente desvió un poco la mirada.

-Claro que lo sé, me lo recuerdas siempre- dijo fingiendo estar incomodo, pero estaba realmente feliz.

-Y te lo recordare cada día de ahora en adelante...-


-...*~FIN~*...

Notas finales:

Holaaa!!! :DDDD

Feliz Navidad con un día de adelanto!! :'3

Me salió un pergamino que mira, creo que tardaron un poco en leerlo xD

Además de que me disculpo (otra vez) por la espera que les hice pasar :'D
Dios, no puedo creer que ya se haya terminado D':

Extrañaré está historia TnT~

Se los juro, con todo lo que se estuvo alargando está historia, jamás pensé en tocar al fin la opción de "Finalizada" al fin xD

Bueno, realmente le agradezco a cada una de las personas que siguieron leyendo, aún cuando la cosa se empezó a poner rarita y sin sentido xD Y a los que estuvieron comentando todo el tiempo también les agradezco muchísimo :'3 (ya se está poniendo sentimental) 

De verdad aprecio mucho todo lo que hicieron por mi n.n
Los amo :'D

Y nos vemos a la próxima TuT~

[Pero Midori, Todavía falta el epílogo :v]

Oh, cierto ¡Es verdad! *-*

[También falta la supuesta sorpresa para los lectores~ 7u7]

Cierto,cierto. ¿Vieron eso? Mi mente siempre va un paso adelante de mi 7u7~

Ajá bueno, el epílogo y la sorpresa van para el año que viene, ya les di mi regalo de Navidad, desde les daré el de año nuevo, y será doble 7u7~

Pero ya enserio, los amo y espero leerlos en los futuros trabajos sobre esta pareja que tanto amamos :'D o cualquier otra trabajo mío quq~

Nos vemos >wo

Besos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).