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aunque tenga que encerrarte por valeeop

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-¿de qué quieres hablar conmigo padre?- preguntó Eiji sentándose en el sofá de cuero negro, Sasuke empezó a organizar los papeles en pequeños montículos según su contenido

- seguro ya te harás una idea – dijo Sasuke, Eiji le dedicó una mirada de fastidio a su padre que el mayor no pasó por alto

- ya sé que no debo mencionar a papá y debo decir que jamás le conocí… - dijo Eiji suspirando, Sasuke puso el último papel en su sitio para después hacerlos a un lado y concentrarse en su hijo – soy consciente de eso y usted lo sabe padre, en todo caso no creo que me haya llamado para recordarme algo que ya se…

- por supuesto que no – dijo Sasuke – no perdería mi tiempo de tal forma – sacó un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta y un encendedor de plata – Naruto quiere que conozcas a los Namikaze – encendió el cigarrillo y se lo llevó a la boca dando una profunda calada

- a los abuelos Namikaze… - Eiji frunció el ceño – de por si es un fastidio conocer a los abuelos

- sabes que es imposible decirle no a Naruto – Sasuke soltó el humo que se dispersó al poco tiempo volviéndose invisible a la vista – la idea fue de ellos, hablaron con mis padres, quieren conocer al primogénito del mejor amigo de su hijo en su memoria – Sasuke lo dijo con un tono sarcástico para después reír de forma sínica – Naruto se enteró y estuvo de acuerdo con que les conocieras – Eiji chasqueo la lengua

- hablando de los abuelos me enteré que ellos se desligaron de la empresa hace al menos un año – Sasuke miró a Eiji un poco sorprendido

- se jubilaron… - dijo Sasuke más para sí mismo, que para Eiji

-así es – respondió el niño – le dejaron todo al cobarde de mi tío, al parecer ellos ya no se enteran de ninguno de los movimientos de la empresa familiar

- quebrarán – dijo Sasuke sonriendo

- de hecho si – Eiji sacó el celular de su bolsillo y busco los documentos – hicieron un préstamo demasiado grande a los bancos para entrar en un nuevo negocio, a pesar de ser arriesgado las ganancias valdrían la pena – Eiji guardó de nuevo su celular y volvió a mirar a su padre – no escogieron el momento adecuado por lo que todo salió mal, no sé cómo el cobarde no se ha dado cuenta cuando los números ya dan a conocer como las cosas van de mal en peor, como no ha hecho nada al respecto todo se ha convertido en una cuenta regresiva para que la empresa quede al borde de la bancarrota

- ¿Cuánto falta para eso? – preguntó Sasuke dándole una última calada al cigarro para después aplastarlo en el cenicero

- en al menos una semana – respondió Eiji

- no creo que Itachi sea tan idiota para no darse cuenta – dijo Sasuke en tono de burla

- pues lo es – afirmó Eiji con un tono resignado – esta mañana hablé con él, me dijo que tenía una sorpresa y que los abuelos estaban emocionados por conocerme en persona… si supiera que la empresa familiar está en bancarrota llamaría para pedir ayuda a mi empresa, creo que se cuál es la sorpresa, después de todo tengo dos tíos casados, sanos y a punto de cumplir los cuarenta pero no tengo ningún primo

- necesitan un heredero – Sasuke sonrió - ¿Qué piensas hacer?

- no voy a heredar una empresa en ruinas… - susurró Eiji con fastidio

Después de decir eso la sala se sumió en el silencio, cada uno se concentró en sus cosas, Sasuke estaba feliz, no pudo evitar que en su rostro se dibujara una sonrisa sádica, sería un deleite ver la cara de desesperación de Itachi, no podía esperar a ver a su padre arrodillado rogando por ayuda, sería divertido negarse mientras ellos ruegan de forma desesperada por su auxilio, pero si de algo estaba seguro Sasuke es que jamás les ayudaría, no olvidaría lo que le habían hecho, ahora les demostraría que se habían equivocado, les demostraría que su adorado Itachi no era más que un inútil incapaz de llevar una empresa por su cuenta y que aquella Barbie rubia no era más que un puto manipulador, sonrío sacando el segundo cigarrillo, era increíble lo que una cara bonita y un trasero firme podían hacerle a un hombre, Itachi estaba hechizado por Deidara, y hasta el mismo estaba hechizado por un bello doncel único en su especie

- Eiji – llamó Sasuke a su hijo, este le miró – dile Naruto que mañana mismo viajaremos a konoha…

- ¿quieres ver la caída del tío Itachi? – preguntó Eiji levantándose del sofá mientras Sasuke daba otra calada a su segundo cigarrillo – no te culpo, yo también quiero verlo… - dijo Eiji para salir de la sala cerrando la puerta detrás de él, se aflojó la corbata y se desabotono el primer botón de la camisa, aún llevaba puesto él uniforme de la escuela, sacó el celular de su bolsillo y marcó un número, alcanzó a sonar dos veces antes de que contestaran

- joven señor ¿Qué desea? – preguntó un hombre al otro lado de la línea, se trataba de uno de los guardias de la sala de vigilancia

- ¿Dónde se encuentra en este momento mi papá? – preguntó Eiji de forma contundente con una voz sólida, aquello se asemejaba más a una orden que una pregunta, hubo unos instantes de silencio, al otro lado de la línea, de fondo se escuchaban murmullos, seguro los guardias estaban revisando las cámaras en busca de su rubio papá

– el señor Naruto Sora Uchiha está en la cocina familiar con el chef David y con una sirvienta de tercer nivel llamada Francia – Eiji simplemente colgó, las sirvientas se dividían en seis niveles, las sirvientas de primer, segundo y tercer nivel podían tener contacto con la familia Uchiha y la trinidad, las sirvientas de cuarto, quinto y sexto nivel no tenían permitido acercarse a la zona de la mansión donde vivían ellos, las de más bajo nivel ni siquiera podían acercarse a la mansión principal, lo mismo pasaba con los mayordomos y guardaespaldas, la hacienda era más bien una monarquía con una organización social muy bien definida.

Caminó por los laberínticos pasillos con habilidad, conocía cada rincón de la mansión principal a la perfección gracias a su rubio papá quien solía jugar con él a la exploración, a Eiji tales juegos no le gustaban para nada, pero adoraba ver a su papá con aquella sonrisa en su cara, por ello valía la pena seguirle el juego, debido a esto conoció cada rincón de la mansión y quizá aquel era el objetivo de su papá

Llegó a la cocina después de pasar por el comedor, al cruzar la puerta se topó frente a frente con su papá, quién llevaba un literalmente enorme tazón de palomitas de maíz con mantequilla, miró las ropas de su papá, era otro de sus raros atuendos, notó como la sirvienta de nivel tres y el chef hacían una reverencia en su presencia, de dio cuenta de que estos también llevaban la misma rara camisa con estampado de alguna serie

- Eiji-chan – le saludó su papá, Eiji seguía viendo con el ceño fruncido al chef y a la sirvienta, ellos debían portar sus uniformes, no llevar semejante camiseta ridícula que arruina la elegancia del lugar, Naruto miró a donde se dirigía la vista de Eiji – son seguidores de la misma novela que yo, íbamos a verla ttebayo – Eiji miró a su papá dejando a un lado la ropa inadecuada de los sirvientes

- padre ha dicho que nos vamos mañana mismo – Naruto se tensó

- David – el mencionado se acercó al rubio quién le entregó el bote de palomitas – adelántate con Francia yo ya voy – los dos asintieron algo extrañados y se retiraron de la cocina, una vez solo Naruto tomó la mano de su hijo y lo guió para que se sentara, Naruto tomó asiento a su lado – el había dicho que iríamos la próxima semana dattebayo

- pues ha dicho que viajaríamos mañana – repitió Eiji mirando como su papá funcia ligeramente el ceño

- ¿Qué le hizo cambiar de parecer? – preguntó Naruto

- ¿Por qué se te hace tan extraño papá? – Naruto observó a su hijo en silencio, abrió la boca dispuesto a hablar pero al instante la volvió a cerrar, Eiji estaba callado en espera a que su papá dijera algo al respecto pero Naruto se mostraba renuente – ¿alguna cosa que no quieres que sepa? – Naruto le regaló una sonrisa algo triste

- me gusta que sigas siendo un niño – susurró Naruto abrazando a su retoño con ternura – no me gusta que madures tan pronto dattebayo – Eiji acarició un poco la espalda de su papá antes de ser el mismo quién acabara con el abrazo

- ya lo sé y te lo agradezco…pero yo ya tengo la madurez de un adulto – dijo Eiji a su papá, Naruto suspiró

- lo se dattebayo – la voz del rubio sonó resignada – pasado mañana tu padre recibirá un cargamento de plutonio – Naruto lo dijo rápido tratando de que su hijo no entendiera bien lo que había dicho pero falló en su intento, Eiji le escuchó y le entendió a la perfección, aún así no se sorprendió ni mucho menos le resultó extraño

- hará nuevas armas nucleares… - susurró Eiji

- ¡pero no las usará ttebayo! – dijo Naruto decidido, Eiji miro a su papá con una sonrisa – el teme de tu padre ha estado muy alegre por el gran envió, lo recibirá bastante lejos de aquí, después lo enviarán a Australia

- ya veo – dijo el niño

- por eso me extraña – dijo Naruto más serio aún – ¿Por qué Sasuke decidió viajar mañana ttebayo?- Eiji sonrió ligeramente

- quiere ver como Itachi Uchiha cae…




Bien entrada la madrugada Naruto abrió los ojos, sintió las tibias sabanas contra su piel desnuda, se removió en la cama inquieto buscando aquellos fuertes brazos que le sostenían durante su letargo todas las noches, pero no los encontró por ninguna parte, algo enfurruñado se sentó en la cama y se enrolló en la sabana, faltaban al menos tres horas para el amanecer, con la escaza luz de la luna como única ayuda inspeccionó el cuarto, se encontraba solo, antes de hacer cualquier otra cosa se dirigió al baño a limpiarse de aquello que corría por sus piernas, después iría a buscar a Sasuke porque era inusual que Sasuke no estuviera dormido a su lado, el azabache era bastante serio con eso de dormir juntos, en todo el tiempo que llevaban Naruto jamás dormía solo a menos que Sasuke estuviera fuera de Moscú, y por supuesto estas noches de sueño juntos eran precedidas por varias rondas de sexo que los dejaban a ambos agotados.

Naruto se vistió con el pijama y salió de la habitación matrimonial con rumbo al despacho principal, era el único lugar donde Sasuke podría estar, la otra opción era que Sasuke hubiera tenido que irse por un asunto importante que ameritaba la presencia del jefe akatsuki, Naruto caminó descalzo por la fría baldosa, era una noche ligeramente más calurosa que el resto, aún así hacia frio, los pasillos de la mansión estaban iluminados, siempre estaban iluminados pues las luces nunca se apagaban, le pareció un camino largo cuando llegó a la puerta del despacho, con cuidado y sin tocar entró en silencio, vio a la trinidad, Karin estaba dormida en un sofá pequeño con varios papeles encima, Suigetsu estaba en el otro sofá también dormido, frente a él habían dos computadores, por último estaba Sasuke que estaba dormido en la silla de su escritorio, frente a él había una montaña de papeles y un computador portátil, Naruto suspiró, para tener el tiempo libre y poder viajar Sasuke y la trinidad debían adelantar trabajo, seguro eso era lo que estaban haciendo a esas horas de la madrugada, justo en ese momento uno de los guardias nocturnos se asomó por la puerta que había dejado abierta el rubio

- ¿podrías traer algunas sabanas por favor? – pidió Naruto al hombre controlando el volumen de su voz para evitar despertar a la trinidad, este asintió, mientras esperaba las sabanas el doncel recogió los papeles desperdigados y los acomodó en el escritorio, acomodó a Karin y a Suigetsu en posiciones más cómodas con cuidado de no despertarles, entonces el guardia volvió con las sabanas y se las entregó al rubio en silencio – gracias – dijo Naruto regalándole al hombre una sonrisa, este hizo una reverencia antes de retirarse cerrando la puerta, Naruto cubrió a Karin y a Suigetsu con las mantas, la última la dejó en la mesa de centro para después dirigirse a Sasuke, le tomó por el hombro y lo movió un poco para despertarlo, el azabache abrió los ojos sobresaltado, iba a decir algo pero el rubio se llevó el dedo índice a los labios haciendo el gesto de silencio – deberías dormir, yo me encargare de todo, confía en mi Sasuke… - el azabache se dejó llevar por el rubio al sofá libre, se acostó en él y Naruto le arropó con la sabana que había dejado antes en la mesa, en cuanto pudo Sasuke cayó dormido, Naruto no pudo evitar sonreír, después se giró y miró el escritorio de su marido lleno de papeles, una mirada decidida apareció en sus ojos azules - ¡a trabajar! - susurró para después sentarse en el escritorio de Sasuke, aquella sería una ardua madrugada


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