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50 Sombras de Park. (ChanBaek, BaekYeol) por firelights

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Notas del capitulo:

Adaptación de 50 Sombras de Grey por E.L.James.

Kyung se pone loco de contento.
—Pero ¿qué hacía en Clayton’s?
Su curiosidad rezuma por el teléfono. Estoy al fondo del almacén e intento que mi voz suene despreocupada.
—Pasaba por aquí.
—Me parece demasiada casualidad, Baek. ¿No crees que ha ido a verte?
El corazón me da un brinco al planteármelo, pero la alegría dura poco. La triste y decepcionante realidad es que había venido por trabajo.
—Ha venido a visitar el departamento de agricultura de la universidad. Financia una investigación —murmuro.
—Sí, sí. Ha concedido al departamento una subvención de dos millones y medio de dólares.
Wow.
—¿Cómo lo sabes?
—Baek, soy periodista y he escrito un artículo sobre este tipo. Mi obligación es saberlo.
—Vale, genio, no te sulfures. Bueno, ¿quieres esas fotos?
—Pues claro. El problema es quién va a hacerlas y dónde.
—Podríamos preguntarle a él dónde. Ha dicho que se quedaría por la zona.
—¿Puedes contactar con él?
—Tengo su móvil.
Kyung pega un grito.
—¿El soltero más rico, más escurridizo y más enigmático de todo el estado de Washington te ha dado su número de móvil?
—Bueno… sí.

—¡Baek! Le gustas. No tengo la menor duda —afirma categóricamente.
—Kyung, solo pretende ser amable.
Pero incluso mientras lo digo sé que no es verdad. Park ChanYeol no es amable. Es educado, quizá. Y una vocecita me susurra: Tal vez Kyung tiene razón. Se me eriza el vello solo de pensar que quizá, solo quizá, podría gustarle. Después de todo, es cierto que me ha dicho que se alegraba de que Kyung no le hubiera hecho la entrevista. Me abrazo a mí mismo con silenciosa alegría y giro a derecha e izquierda considerando la posibilidad de que por un instante pueda gustarle. Kyung me devuelve al presente.
—No sé cómo podremos hacer la sesión. Levi, nuestro fotógrafo habitual, no puede. Ha ido a Idaho Falls a pasar el fin de semana con su familia. Se mosqueará cuando sepa que ha perdido la ocasión de fotografiar a uno de los empresarios más importantes del país.
—Mmm… ¿Y SeHun?
—¡Buena idea! Pídeselo tú. Haría cualquier cosa por ti. Luego llamas a Park y le preguntas dónde quiere que vayamos.
Kyung es insufriblemente desdeñoso con SeHun.
—Creo que deberías llamarlo tú.
—¿A quién? ¿A SeHun? —me pregunta en tono de burla.
—No, a Park.
—Baek, eres tú el que tiene trato con él.
—¿Trato? —exclamo subiendo el tono varias octavas—. Apenas conozco a ese tipo.
—Al menos has hablado con él —dice implacable—. Y parece que quiere conocerte mejor. Baek, llámalo y punto.
Y me cuelga. A veces es muy autoritario. Frunzo el ceño y le saco la lengua al teléfono.
Estoy dejándole un mensaje a SeHun cuando JackSon entra en el almacén a buscar papel de lija.
—Baek, tenemos trabajo ahí fuera —me dice sin acritud.
—Sí, perdona —murmuro, y me doy la vuelta para salir.
—¿De qué conoces a Park ChanYeol?
Jack intenta mostrarse indiferente, pero no lo consigue.

—Tuve que entrevistarlo para la revista de la facultad. Kyung no se encontraba bien.
Me encojo de hombros intentando no darle importancia, pero no lo hago mucho mejor que él.
—Park ChanYeol en Clayton’s. Imagínate —resopla Jackson sorprendido. Mueve la cabeza, como si quisiera aclararse las ideas—. Bueno, ¿te apetece que salgamos a
tomar algo esta noche?
Cada vez que vuelve a casa me propone salir, y siempre le digo que no. Es un ritual. Nunca me ha parecido buena idea salir con el hermano del jefe, y además
JackSon es mono como podría serlo el vecino de al lado, pero, por más imaginación que le eches no puede ser un héroe literario. ¿Lo es Park?, me pregunta mi
subconsciente alzando su imaginaria ceja. La hago callar.
—¿No tenéis cena familiar por el cumpleaños de tu hermano?
—Mañana.
—Quizá otro día, Jack. Esta noche tengo que estudiar. Tengo exámenes finales la semana que viene.
—Baek, un día de estos me dirás que sí —me dice sonriendo.
Y vuelvo a la tienda.


—Pero yo hago paisajes, Baek, no retratos —refunfuña SeHun.
—SeHun, por favor —le suplico.
Con el móvil en la mano, recorro el salón de casa contemplando la luz del atardecer al otro lado de la ventana.
—Dame el teléfono.
KyungSoo me lo quita retirándose bruscamente el pelo rojizo de la frente.
—Escúchame, Oh SeHun, si quieres que nuestra revista cubra la inauguración de tu exposición, nos harás la sesión mañana, ¿entendido?
Kyung puede ser increíblemente duro.
—Bien. Baek volverá a llamarte para decirte dónde y a qué hora. Nos vemos mañana.
Y cuelga el móvil.
—Solucionado. Ahora lo único que nos queda es decidir dónde y cuándo. Llámalo.

Me tiende el teléfono. Siento un nudo en el estómago.
—¡Llama a Park ahora mismo!
Lo miro ceñudo y saco la tarjeta de Park del bolsillo trasero de mis pantalones.
Respiro larga y profundamente, y marco el número con dedos temblorosos.
Contesta al segundo tono con voz tranquila y fría.
—Park.
—¿Se… Señor Park? Soy Byun BaekHyun.
No reconozco mi propia voz. Estoy muy nervioso. Park se queda un segundo en silencio. Estoy temblando.
—Señor Byun. Un placer tener noticias suyas.
Le ha cambiado la voz. Creo que se ha sorprendido, y suena muy… cálido. Incluso seductor. Se me corta la respiración y me ruborizo. De pronto me doy
cuenta de que Do KyungSoo está observándome boquiabierto, así que salgo disparado hacia la cocina para evitar su inoportuna mirada escrutadora.
—Bueno… Nos gustaría hacer la sesión fotográfica para el artículo.
Respira, Baek, respira. Mis pulmones absorben una rápida bocanada de aire.
—Mañana, si no tiene problema. ¿Dónde le iría bien?
Casi puedo oír su sonrisa de esfinge al otro lado del teléfono.
—Me alojo en el hotel Heathman de Portland. ¿Le parece bien a las nueve y media de la mañana?
—Muy bien, nos vemos allí.
Estoy pletórico y sin aliento. Parezco un crío, no un hombre adulto que puede votar y beber alcohol en el estado de Washington.
—Lo estoy deseando, Señor Byun.
Veo el destello malévolo en sus ojos grises. ¿Cómo consigue que tan solo cinco palabras encierren una promesa tan tentadora? Cuelgo. Kyung está en la cocina, observándome con una mirada de total y absoluta consternación.
—Byun BaekHyun. ¡Te gusta! Nunca te había visto ni te había oído tan… tan… alterado por nadie. Te has puesto rojo.
—KyungSoo, ya sabes que me pongo rojo por nada. Lo hago por deporte. No seas ridículo —le contesto enfadado.
Kyung parpadea sorprendido. Es muy raro que yo me enrabie, y si lo hago, se me
pasa enseguida.
—Me intimida… Eso es todo.
—En el Heathman, nada menos —murmura Kyung—. Voy a llamar al gerente para negociar con él un lugar para la sesión.
—Yo voy a hacer la cena. Luego tengo que estudiar.
Abro un armario para empezar a preparar la cena, sin poder disimular que estoy mosqueado con él.
Esa noche estoy intranquilo, no paro de moverme y de dar vueltas en la cama. Sueño con ojos grises, monos de trabajo, piernas largas, dedos largos y lugares
muy oscuros e inexplorados. Me despierto dos veces con el corazón latiéndome a toda velocidad. Si no pego ojo, mañana voy a tener una pinta estupenda, me
regaño a mí mismo. Doy un golpe sobre la almohada e intento calmarme.


El Heathman está en el centro de Portland. Terminaron el impresionante edificio de piedra marrón justo a tiempo para el crack de finales de los años veinte. SeHun,
Tao y yo vamos en mi Escarabajo, y Kyung en su CLK, porque en mi coche no cabemos todos. Tao es amigo y ayudante de SeHun, y ha venido a echarle una mano con la iluminación. Kyung ha conseguido que nos dejen utilizar una habitación del Heathman a cambio de mencionar el hotel en el artículo. Cuando explica en la
recepción que hemos venido a fotografiar al empresario Park ChanYeol, nos suben de inmediato a una suite. Pero a una normal, porque al parecer el señor Park está alojado en la suite más grande del edificio. Un responsable de marketing demasiado entusiasta nos muestra la suite. Es jovencísimo y por alguna razón está muy nervioso. Sospecho que la belleza de KyungSoo y su aire autoritario lo desarman, porque hace con él lo que quiere. Las habitaciones son elegantes, sobrias y con muebles de calidad.
Son las nueve. Tenemos media hora para prepararlo todo. Kyung va de un lado a otro.
—SeHun, creo que lo colocaremos delante de esta pared. ¿Estás de acuerdo? —No espera a que le responda—. Tao, retira las sillas. Baek, ¿puedes pedir que nos
traigan unos refrescos? Y dile a Park que estamos aquí.
Sí, amo. Es tan dominante… Pongo los ojos en blanco, pero hago lo que me pide.
Media hora después Park ChanYeol entra en nuestra suite.
¡Madre mía! Lleva una camisa blanca con el cuello abierto y unos pantalones grises de franela que le caen de forma muy seductora sobre las caderas. Todavía
lleva el pelo mojado. Al mirarlo se me seca la boca… Está alucinantemente bueno.
Entra en la suite acompañado de un hombre de treinta y pico años, con el pelo blanco, un elegante traje negro y corbata, que se queda en silencio en una esquina.
Sus ojos castaños nos miran impasibles.
—Señor Byun, volvemos a vernos.
Park me tiende la mano, que estrecho mientras parpadeo rápidamente. ¡Dios mío!… Está realmente… Cuando le toco la mano, siento esa agradable corriente que me recorre el cuerpo entero, me enciende y hace que me ruborice. Estoy convencido de que todo el mundo puede oír mi respiración irregular.
—Señor Park, le presento a Do KyungSoo —susurro señalando a Kyung, que se acerca y lo mira directamente a los ojos.
—El tenaz Señor Do. ¿Qué tal está? —Sonríe ligeramente y parece realmente divertido—. Espero que se encuentre mejor. BaekHyun me dijo que la semana pasada estuvo enfermo.
—Estoy bien, gracias, señor Park.
Le estrecha la mano con fuerza sin pestañear. Me recuerdo a mí mismo que Kyung ha ido a las mejores escuelas privadas de Washington. Su familia tiene dinero, así que ha crecido seguro de sí mismo y de su lugar en el mundo. No se anda con tonterías. A mí me impresiona.
—Gracias por haber encontrado un momento para la sesión —le dice con una sonrisa educada y profesional.
—Es un placer —le contesta Park lanzándome una mirada.
Vuelvo a ruborizarme. Maldita sea.
—Este es Oh SeHun, nuestro fotógrafo —le digo.
Y sonrío a SeHun, que me devuelve una sonrisa cariñosa y luego mira a Park con frialdad.
—Señor Park —lo saluda con un movimiento de cabeza.
—Señor Oh.
La expresión de Park también cambia mientras observa a SeHun.
—¿Dónde quiere que me coloque? —le pregunta Park en tono ligeramente amenazador.
Pero KyungSoo no está dispuesto a dejar que SeHun lleve la voz cantante.
—Señor Park, ¿puede sentarse aquí, por favor? Tenga cuidado con los cables. Y
luego haremos también unas cuantas de pie.
Le indica una silla colocada contra una pared.
Tao enciende las luces, que por un momento ciegan a Park, y susurra una disculpa. Luego él y yo nos quedamos atrás y observamos a SeHun mientras toma las fotografías. Hace varias con la cámara en la mano, pidiéndole a Park que se gire a un lado, al otro, que mueva un brazo y que vuelva a bajarlo. Luego coloca la cámara en el trípode y sigue haciendo fotos de Park sentado, posando pacientemente y con naturalidad, durante unos veinte minutos. Mi deseo se ha hecho realidad: admiro a Park desde una distancia no tan larga. En dos ocasiones nuestros ojos se encuentran y tengo que apartar la mirada de la suya, tan inextricable.
—Ya tenemos bastantes sentado —interrumpe KyungSoo—. ¿Puede ponerse de pie, señor Park?
Se levanta y Tao corre a retirar la silla. El obturador de la Nikon de SeHun empieza a chasquear de nuevo.
—Creo que ya tenemos suficientes —anuncia SeHun cinco minutos después.
—Muy bien —dice Kyung—. Gracias de nuevo, señor Park.
Le estrecha la mano, y también SeHun.
—Me encantará leer su artículo, señor Do —murmura Park, y se vuelve hacia mí, que estoy junto a la puerta—. ¿Viene conmigo, señor Byun? —me pregunta.
—Claro —le contesto totalmente desconcertado.
Miro nervioso a Kyung, que se encoge de hombros. Veo que SeHun, que está detrás de él, pone mala cara.
—Que tengan un buen día —dice Park abriendo la puerta y apartándose a un lado para que yo salga primero.
Pero… ¿De qué va todo esto? ¿Qué quiere? Me detengo en el pasillo y me muevo nervioso mientras Park sale de la habitación seguido por el tipo trajeado.
—Enseguida le aviso, Kris —murmura al hombre.
Kris se aleja por el pasillo y Park dirige su ardiente mirada gris hacia mí.
Mierda… ¿He hecho algo mal?
—Me preguntaba si le apetecería tomar un café conmigo.
El corazón se me sube de golpe a la boca. ¿Una cita? Park ChanYeol está
pidiéndome una cita. Está preguntándote si quieres un café. Quizá piensa que todavía no te has despertado, me suelta mi subconsciente en tono burlón.
Carraspeo e intento controlar los nervios.
—Tengo que llevar a todos a casa —murmuro en tono de disculpa retorciendo las manos y los dedos.
—¡Kris! —grita.
Pego un bote. Kris, que se había quedado esperando al fondo del pasillo, se vuelve y regresa con nosotros.
—¿Van a la universidad? —me pregunta Park en voz baja.
Asiento, porque estoy demasiado aturdido para contestar.
—Kris puede llevarlos. Es mi chófer. Tenemos un 4 x 4 grande, así que puede llevar también el equipo.
—¿Señor Park? —pregunta Kris cuando llega hasta nosotros con rostro inexpresivo.
—¿Puede llevar a su casa al fotógrafo, su ayudante y al señor Do, por favor?
—Por supuesto, señor —le contesta Kris.
—Arreglado. ¿Puede ahora venir conmigo a tomar un café?
Park sonríe dándolo por hecho.
Frunzo el ceño.
—Verá… señor Park… esto… la verdad… Mire, no es necesario que Kris los lleve. —Lanzo una rápida mirada a Kris, que sigue estoicamente impasivo—.
Puedo intercambiar el coche con KyungSoo, si me espera un momento.
Park me dedica una sonrisa de oreja a oreja deslumbrante y natural. Madre mía… Abre la puerta de la suite y la sostiene para que pase. Entro deprisa y encuentro a KyungSoo en plena discusión con SeHun.
—Baek, creo que no hay duda de que le gustas —me dice sin el menor preámbulo.
SeHun me mira ceñudo.
—Pero no me fío de él —añade Kyung.
Levanto la mano con la esperanza de que se calle, y milagrosamente lo hace.
—Kyung, ¿puedes llevarte a Wanda y dejarme tu coche?

—¿Por qué?
—Park ChanYeol me ha pedido que vaya a tomar un café con él.
Se queda boquiabierto, sin saber qué decir. Disfruto del momento. Me coge del brazo y me arrastra hasta el dormitorio, al fondo de la sala de estar de la suite.
—Baek, es un tipo raro —me advierte—. Es muy guapo, de acuerdo, pero creo que es peligroso. Especialmente para alguien como tú.
—¿Qué quieres decir con eso de alguien como yo? —le pregunto ofendido.
—Un inocente como tú, Baek. Ya sabes lo que quiero decir —me contesta un poco enfadado.
Me ruborizo.
—KyungSoo, solo es un café. Empiezo los exámenes esta semana y tengo que estudiar, así que no me alargaré mucho.
Arruga los labios, como si estuviera considerando mi petición. Al final se saca las llaves del bolsillo y me las da. Le doy las mías.
—Nos vemos luego. No tardes, o pediré que vayan a rescatarte.
—Gracias.
Lo abrazo.
Salgo de la suite y encuentro a Park ChanYeol esperándome apoyado en la pared. Parece un modelo posando para una sofisticada revista de moda.
—Ya está. Vamos a tomar un café —murmuro enrojeciendo de nuevo.
Sonríe.
—Usted primero, señor Byun.

Notas finales:

Espero que sea de su agrado, nuevamente.

Si consigo llegar a los cinco reviews, subiré el capítulo seis pronto. ♥


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