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MÁS ALLÁ DE LA LUNA por Gaia

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Notas del capitulo:

Quisiera comparitr una reflexión:

En la vida puedes tener hijos adorables que sigan todas tus indicaciones o hijos que hagan lo que quieren sin consultarte y por más que intentas cambiarlos, no puedes.

Hitomi hizo lo que se le dio la gana en este capítulo, trate de detenerlo pero fue imposible.

Por cierto, este capítulo no tiene canción, no se lo merece.

 

 

Capítulo 18. Una historia de hace mucho tiempo.

 

 

Siempre había sido un hombre meticuloso; de aquellos que miden cada uno de sus movimientos; de aquellos raros hombres que utilizan la razón. Por ello, trabajar en  el medio del espectáculo no era algo que había llegado por suerte a su destino.  Claro que nunca sería actor, ni cantante, tampoco un conductor. Él sería alguien que estuviera aún más allá. A todas aquellas personas que las masas admiraban y veían como dioses. Él, con un dedo y con la magia de una sola palabra, se encargaría de manejarlos.

Él era feliz justo donde estaba, aunque seguramente llegaría mucho, mucho más lejos.

Hacía diez años que su carrera comenzó y hacía diez años que había visto por primera vez a Heath, ex bajista de X-Japan.

Hace diez años él trabajaba como asistente del manager de Tetsuya Komuro, el artista más importante de la firma Avex. Aquel hombre acostumbraba hacer fiestas muy lujosas para sus amigos del medio y fue en una de estas que conoció a X-Japan. Yoshiki Hayashi era muy amigo del gigante de Avex y en aquella ocasión la velada era para celebrar la incorporación del nuevo integrante a la banda.

Toda la noche, el líder de aquel grupo, acompañad de Komuro-san, se dedicó a presentar al medio musical que se encontraba ahí a su nuevo bajista, Hiroshi Morie, o Heath; como todos lo llamaban.

El entonces asistente se impresionó bastante. Morie era alguien discreto, pero eso no significa que se dejara intimidar por todos aquellos monstruos que se creían leyendas y que se creían cambiadores del mundo, hablaba con ellos de forma educada y hasta cierto punto tímida, pero siempre con alguna frase amena y divertida que los hacía reír a todos. Tenía la atracción que caracteriza a los bajistas y también un aire de elegancia. Su vestimenta negra llana de calaveras resaltaba pero no daba la impresión de ser exagerada.

En algún determinado momento, en que el músico novato se había  acercado a una de las mesas para servirse una copa, el asistente se aproximó a él. Un impulso inevitable le obligaba a cruzar algunas palabras con aquella persona.

—Es una velada agradable —llamó la atención del bajista.

—Sí. Me estoy divirtiendo mucho.

—Es bueno saber eso, pues Komuro-san hizo esta fiesta para usted.  

—Le estoy muy agradecido por las molestias que se tomó por mí. ¿Usted es músico también?

—No. Yo estoy del otro lado, soy asistente del representante de Komuro-san.

—Ya veo. Entonces a usted también le agradezco las molestias.

Esas fueron las primeras palabras que cruzaron…

 

Nunca fue fanático de X-Japan, ni siguió su carrera de alguna manera; pero desde entonces, de vez en cuando, si tenía algo de tiempo; le gustaba asistir a algún concierto y mientras las miradas de todos se dirigían hacia aquel dramático baterista o hacia el excéntrico guitarrista. Yuzuki se dedicaba a mirar al bajista que en su opinión, casi todos subestimaban.

—Necesitan un representante… sólo que no es en Avex. Aún así te he recomendado. —su jefe era un hombre alto que solía fumar puros y usar traje a rayas. Parecía una especie de Al Capone, sobre todo cuando estaba tras su escritorio, justo como en aquel momento. Y de cierta manera lo era. Pues él y su principal cliente tenían el mundo de la música en sus manos.

—Jefe. Le agradezco que pensara en mí.

—No es un sello tan importante como el nuestro… bueno, ninguno lo es. Pero te ayudará en tu carrera. Cuando haya una buena oportunidad aquí, podrás regresar sin ningún problema.

—Le prometo que no dejaré en mal su nombre.

—Lo sé. Esto lo hago para que te ganes un lugar en el medio y nuestros ejecutivos te acepten sin protestar cuando te coloque en algún puesto alto de este lugar.

Ganarse un lugar… el mejor lugar de todos. Ésa siempre había sido su meta.

 

El nuevo empleo era bastante cómodo. Pusieron a su cargo a un grupo idol que recién abandonaba su vida indie[1]. No había duda de que se trataba de alguna prueba tanto para él como para la agrupación. Pero todo aquello fue rápidamente superado.

Las chicas tenían lo necesario para triunfar en el mundo de las idols: eran bonitas, jóvenes y principalmente, tontas.  En cuestión de meses, el grupo se convirtió en uno de los más populares de la escena. Mientras el manejara los hilos de aquellas dulces muñequitas no podría ser de otra forma.

Su eficacia pronto se hizo notoria entre los ejecutivos de alto rango que lideraban su nueva empresa, y pronto se colocó frente a él la oportunidad de representar a alguien que de inmediato consideró apto para lograr al menos una buena parte de sus objetivos.

Heath, el ex bajista de X-Japan, aquel bajista que había conocido hace poco más de cinco años en aquella fiesta donde los dos eran unos novatos.  

La situación en esos momentos era completamente diferente, pues la banda se había disuelto y Heath buscaba impulsar aún más la carrera en solitario que ya había comenzado.

En su interior pudo sentir los bosquejos de cierta emoción ante las posibilidades que Morie le podría acarrear. Yuzuki estaba convencido de que hasta ese momento el músico había sido subestimado. Ni siquiera los genios Yoshiki Hayashi y Hideto Matsumoto supieron aprovecharlo correctamente, pues sus ojos estaban concentrados completamente en sí mismos.

Para su primer encuentro eligió un lugar fuera de la oficina, un lugar donde el bajista pudiera sentirse cómodo y desenvuelto. Quería encontrar la manera de hacerle saber que con él iba a lograr colocarse en la cima del mundo.

Llegó varios minutos antes al bar donde concertaron la reunión, mientras esperaba tomó una copa de whisky. Hiroshi Morie arribó en el momento que daba el último sorbo a su copa.

Ahora llevaba el cabello corto y ropa mucho más casual que en aquella fiesta donde lo conoció: Un simple pantalón de mezclilla y una playera deslavada con un estampado medio psicodélico al que no se le hallaba forma. No le pareció la ropa adecuada para la primera presentación con su manager  pero al menos había llegado temprano.

El hombre que esperaba se puso de pie al ver al que llegaba y así se mantuvo hasta que se encontró frente a él. El rostro del bajista no expresaba nada cuando realizó la habitual reverencia. Ambos se sentaron y fue el representante quien comenzó la charla.

-¿Morie-san verdad? de ahora en adelante nos tocará trabajar juntos.

-Hitomi-san, le agradezco que me haya tomado bajo su guía.  -Hablaba de forma muy cortés, pero sus palabras sonaban como un eco proveniente de una cueva vacía.

Yuzuki pensó que era debido a que aquel hombre había perdido lo que durante largo tiempo lo había definido. Ser el “algo” de “algo” resultaba devastador cuando aquel “algo” desaparecía. Y entonces recordó ver a Yoshiki Hayashi con exactamente la misma expresión la última vez que había visitado a su antiguo jefe en la oficina de Komuro-san.

Así fue como habían comenzado a trabajar juntos.

Hiroshi Morie era una persona dócil que nunca discutía sobre las decisiones que su representante tomaba, y eso hizo que su relación manager-artista funcionara de maravilla.

A Yuzuki no le costó trabajo averiguar cómo era Morie. Una persona bastante fácil de leer. Los compromisos con los medios no le agradaban demasiado, aún así los cumplía sin objetar. Convivir con muchas personas era también algo que parecía no agradarle demasiado; aún así cuando debía hacerlo lo hacía.

Pudo observar que el lugar más cómodo para Heath era el estudio de grabación. Como músico nunca le pedía opinión sobre qué hacer. Pero contrario a las idols, el representante no dudaba de sus capacidades. Él le daba la libertad necesaria y así ninguno de los dos se incomodada y el trabajo fluía de forma armoniosa.

Él no se había dado cuenta (o tal vez lo sospechaba) pero el bajista se convirtió en una idea fija en su mente, por las noches no dormía pensando en los nuevos proyectos que realizaría a su lado, con su brillante genio.

Realmente, poco le importaba la música que produjer, siempre y cuando fuera buena, o que al menos las personas lo pensaran así; pero él podía ver en los ojos del músico la dedicación y la atención meticulosa que prestaba a su trabajo; porque aquellos ojos brillaban cuando estaban en el estudio de grabación y sus manos vibraban cuando tomaba un instrumento.  El que no fuera tan ostentoso como otros del medio no significa que no podía rebasarlos en habilidad. Sus ojos lo decían todo

Y sus ojos se encargaron de detonar ciertas sensaciones que Yuzuki no había experimentado antes:

1. Curiosidad: Nunca le importó lo que sus representados hicieran fuera del estudio, mientras no se involucraran en escándalos; pero había algo en Heath que le intrigaba y le hacía desear conocer un poco más.

2. Confianza: Nunca había confiando en nadie, pero aquel bajista le hacía tener la seguridad de que con él podría llegar a lo más alto.

3. Respeto: En todo el medio, quizá era la única persona con cerebro que conocía. No era manipulable como una idol y al mismo tiempo se le podía dejar en libre albedrio con la tranquilidad de que no arruinaría todo.

4. Comodidad: Lejos de sus demás clientes a quienes sólo hablaba por compromiso (aunque de la manera más cortés posible). Con aquel músico le resultaba fácil intercambiar palabras, como una sensación parecida a la de estar descansando sentado en un confortable sillón.

5. Atracción: Esa fue la última cosa que pudo confirmar acerca de las sensaciones que Heath le hacía experimentar.

Para él no era ningún problema sentirse atraído por un hombre, durante la universidad se había acostado tanto con hombres como con mujeres. Por lo que respectaba a Heath, no tenía idea de sus preferencias, aunque poco le importaba.

Siendo el bajista una persona dócil y de fácil trato y siendo Yuzuki una persona que siempre ponía todo su interés en sus objetivos. Ambos no tardaron en establecer “una cierta amistad”, en palabras del propio representante.

De a poco, algo de su curiosidad iba siendo saciada, a medida que convivían su relación fue cada vez más cercana. Incluso llegó a frecuentar su departamento, y las reuniones que de vez en cuando se realizaban en éste, generalmente, organizadas por su ex compañero de banda Hideto Matsumoto, quien vivía en el mismo edificio. También puedo conocer al otro ex guitarrista de la banda, Pata, quien posteriormente también se convertiría en su representado.

Aquellas reuniones se volvieron más esporádicas cuando Matsumoto-san comenzó a trasladarse de manera continua a Los Ángeles con Yoshiki Hayashi (esto último un secreto a voces). Pero al parecer les agradaba aprovechar las oportunidades que tenían… embriagándose hasta perder la conciencia.

 

—Pronto estaremos todos juntos de nuevo. En poco tiempo Yoshiki volverá de Los Ángeles para decirles qué es lo que haremos a partir de ahora.

El manager, quien había bebido mucho menos en esa reunión que cualquier otra persona, escuchaba hablar al de cabello rosa, quien ya arrastraba la voz. No sabía si sus palabras eran realmente serias o si eran producto de la borrachera; pero el músico parecía muy seguro de sí mismo y tampoco es que estuviera pidiendo la opinión de sus dos ex compañeros. Más bien parecía que les daba un aviso que ya daba por hecho que se haría realidad. Tanta seguridad tenía en ellos y en Yoshiki Hayashi.

Sus ojos brillaban igual que los de Heath, así supo que aquella era la persona más cercana a él.

Pero aquellas palabras nunca pudieron ser realidad.... Y entonces, por primera vez en su vida, Yuzuki fue testigo de cómo una persona se derrumbaba frente a él.

Después de aquel día de Mayo, Heath no pisó el estudio de graduación en una semana y después, en dos semanas, hasta que transcurrió casi un mes.

Los jefes comenzaron a impacientarse, exigían al representante que localizara pronto al bajista; pero el bajista no contestaba su teléfono y los llamados a la puerta de su departamento corrían con la misma suerte.  Y como Yuzuki estaba más cerca de comprender la mentalidad de los hombres importantes de la disquera que la de un artista, comenzó a impacientarse también.

—Hitomi-san. Últimamente no se ha visto a Heath-san en su estudio y también fueron canceladas sus próximas presentaciones. ¿Realizará una pausa en su carrera? —Preguntó un buitre como los que se había hecho costumbre que esperaran fuera de la disquera buscando alguna información.

—No tengo nada que informarte. No habrá ninguna pausa. —dijo sin detenerse en su camino para entrar al edificio y no dar tiempo a que el reportero preguntara alguna otra cosa.

El camino más fácil era renunciar a ser el representante de Heath, pero ésa no era una idea que le agradara. Principalmente por la creciente atracción que sentía hacia él, aunque sabía que si quería mantenerlo cerca debía hacer algo o sería demasiado tarde para ambos.

 

—¡Heath-san! —llamó a la puerta de su departamento por enésima vez. Aunque en esta ocasión estaba dispuesto a quedarse hasta que su llamado obtuviera una respuesta.

Miró la puerta del departamento continuo que permanecía aún con una cinta amarilla de “prohibido el paso”.

—Heath-san… -llamó nuevamente- sé que es difícil pero tiene que reponerse y sobre todo continuar con su trabajo ¿O también quiere perder su música? Los ejecutivos están a punto de…

No pudo continuar pues como si hubiera expresado un conjuro mágico, la puerta de aquel departamento se abrió. Dio un par de pasos para atravesar el umbral de la entrada. Al principio no lograba ver nada pues todo permanecía en la penumbra, pero pronto, el mismo quien le permitió el paso; encendió las luces.

Todo estaba en completo desorden. En aquel departamento los muebles eran escasos, pero los pocos que había parecían fuera de su lugar original. Las prendas de ropa estaban desperdigadas, como pérdidas y confundidas, sin comprender cuál podría ser su sitio.

No había un lugar donde pudiera sentarse, salvo un sofá inflable que estaba frente a una televisión y una consola de video juegos las cuales permanecían encendidas  

—Heath-san… los ejecutivos están intrigados por los motivos que le mantienen ausente del estudio.

—Bueno… la verdad es que no tengo una buena excusa. —El bajista se sentó en el sofá inflable y tomó el control de su consola.

—Esas palabras quizá yo las pueda comprender, pero los ejecutivos de la disquera no.

—Pero es la verdad, aunque si no le parece adecuado puede inventar algo.

—¿De verdad piensa renunciar a todo, Heath-san?

El aludido no contestó y reinició el juego que seguramente había quedado suspendido cuando fue a abrir la puerta. Daba completamente la espalda a Yuzuki por lo que éste no tenía la manera de ver cuál era la expresión de su rostro.

—Heath-san ¿echará todo a perder? No creo que él estuviera contento de lo que usted hace ahora...

—¡Maldita sea, ya lo sé! —El control de la consola hizo un ruido estrepitoso al ser estrellado contra el piso— ¡Pero no sé! ¡En este momento no sé cómo moverme! No tengo idea de cómo puedo continuar… sin él…

Yuzuki miró atentamente la espalda del músico, cómo se curvaba y temblaba. Estaba llorando y su representante en muy contadas ocasiones había visto personas llorando y aún más extrañas eran las ocasiones en las que hubiera tenido que consolarlas.  Pero tenía que decir algo, algo de lo que siempre se decía en aquellas ocasiones. Algo que pudiera detener el hundimiento de aquella persona y el desperdicio de su talento.

-Quizá… lo mejor sea salir de aquí y estar en compañía de su música. Eso debe ser lo que mejor puede ayudarlo.

Hubo largos minutos de silencio hasta que el bajista al fin expresó:

—Mañana volveré al estudio. Diles eso a los ejecutivos. Ya no tienen que preocuparse.

—Estoy seguro de que la música es el camino adecuado para que él siga presente.

Tras aquellas palabras se retiró. En cualquier otra persona aquel arrebato del músico quizá lo habría visto como una muestra de debilidad. Pero de forma inusual, aquello le había parecido un rasgo positivo de esa personalidad que descubría cada vez más y más. Heath era la persona indicada porque era noble, una de aquellos extraños seres que no traicionaban y que siempre eran engañados y embaucados. Yuzuki pensaba mantenerlo a salvo, nunca sería traicionado, porque a aquel representante que precisamente era de las personas que traicionaban sin ningún miramiento; no se le daba la gana traicionar al extraño ser.

Desde entonces la relación entre el representante y el bajista se había tornado más familiar; su trato ya no era sólo de aquella cordialidad formal que tan cómodo les había hecho el trabajo en un principio, sino que ahora parecía haber algo más íntimo.

—Hitomi ¿De verdad tengo que ver a aquellos ejecutivos? —trata de acomodarse la corbata frente al espejo en la oficina de su manager.

—No queda de otra, Heath. Ellos quieren hablar contigo personalmente —terminó por anudarle la corbata al ver le parecía una tarea imposible.— Deberías aprender a hacer este tipo de cosas. No puedes presentarte ante los ejecutivos por siempre en pantalones de mezclilla y camisetas.

—No me molestes. Cedí a usar el traje en esta ocasión, sabes que no me gustan.

—Te ves mucho mejor con ellos. Al menos parecer una persona decente.

—¿¡Quieres decir que generalmente no me veo como una persona decente!?

—Tómalo como tú quieras —se encogió de hombros y caminó a la salida de su oficina.

Cuando al fin terminó la reunión que a Heath le había parecido insufrible, ambos hombres se dirigieron a un bar cercano, de esos que se conocían como de “alta categoría” de los que tanto gustaba Yuzuki, pues había ciertas cosas en las que él no estaba dispuesto a ceder ante la opinión del otro, y una de esas cosas era los lugares en donde bebía.

—El equipo de Hiroshi Matsumoto me contactó esta mañana —reveló el representante apenas se había sentado.

—¿El hermano de Hide? —el bajista se sentó frente al primero.

—Al parecer tiene el proyecto de un disco tributo. Me dijeron que tanto Yoshiki-san como Pata-san aceptaron participar.

Había pasado un año ya. Contrario a todos los pronósticos, Heath había continuado viviendo. Yuzuki se había encargado de aquello, con lo único eficaz que él conocía para olvidarse de todo: el trabajo. Lo había mantenido ocupado día tras día para hacerlo evitar pensar y si ahora le comentaba lo de aquel proyecto era porque creía que estaba listo (y porque era una excelente oportunidad, pues muchos músicos importantes participarían en el proyecto).

—¿Te gustaría participar?

El bajista se mantuvo unos momentos en silencio antes de emitir su decisión:

—Bueno. Si Yoshiki y Pata van a participar, entonces creo que yo también lo haré. Será una buena oportunidad para verlos nuevamente.

Al finalizar su velada, Yuzuki se encargó de llevarlo hasta su departamento, un departamento diferente en un edificio diferente al del año anterior…

Ambos bajaron del auto y se detuvieron frente a la puerta.

—Mañana llega temprano. Hay mucho trabajo.

—No sé si pueda levantarme… ¿Por qué no te quedas a corroborar que llegue a tiempo?

—Siento que esto es algún truco sucio.

—¿Y qué te hace pensar eso? —El músico tomó al otro por la corbata y lo jaló hacia sí para que sus labios se encontraran. Yuzuki se dejó arrastrar por los movimientos consciente de que envueltos por la oscuridad de la noche, nadie más que ellos eran sus propios testigos.

 

 

Sentado en su oficina meditaba sobre el recuento de acontecimientos que habían cruzado su destino con el de Hiroshi Morie. Incluso se había convertido en el representante del proyecto que surgió entre Heath, Pata e INA tras el disco tributo a Hide-san…

 Su relación apenas duró unos cuentos meses y ahora habían pasado casi dos años desde que se terminó.

“Perdóname por las molestias que te ocasionó el que yo me confundiera. No me atrevo a decirte que continúes siendo mi representante, pero eso es lo que más deseo justo ahora”

Esas eran palabras que aún lo mantenían a lado de Heath, a pesar de todo no lo había abandonado. ¡Y ahora ahí estaba! Completamente arrepentido de pensar que Hiroshi Morie no era capaz de traicionar, de haber puesto su confianza en él y de auto imponerse la meta de llevarlo a la cima del mundo, porque ahora él estaba cambiando todo aquello por un cantante fabricado para que las adolescentes pudieran fantasear con él.

Kawamura Ryuichi…

   


[1] Nombre que se le da a los grupos musicales independientes

 

 

 

 

Notas finales:

Un poco sobre la cronología en el capítulo que quizá resulte un poco confusa:

Heath y Hitomi se conocieron en el 92

En el 97 conemzaron a trabajar juntos.

En el 99 comenzaron su relación y ese mismo año terminó

Y para aclarar:

La relación de Heath y Ryuichi comenzó en el 2001 (aproximadamente) o sea, mucho después =3

Otra cosa, sobre Tetsuya Komuro, para quien no lo conozca, es real xD y todo lo que dice el fic respecto a que es el hombre más importante de Avex, es verdad, al menos en esa época lo era.

En la actualidad LUNA SEA, J e Inoran, firman bajo este sello que es el más importante de Japón.

Fin del comunicado.

 

 

 


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