Winry comió todo lo que pudo rápidamente, huevos, tocino, pan, manzanas.
-Necesito mucha energía, tengo mucho trabajo- dijo masticando mientras Al la miraba un poco confundido- deberías comer mucho también, estás pálido.
-Eh yo…
-Tienes los ojos algo hinchados… ponte esto- añadió cortando dos rodajas de manzana con un cuchillo y se las dio- Ed, dile algo a tu hermano!
Edward intercambió miradas con la rubia, ella arqueó las cejas, ambos entendían que quizá Al había llorado toda la noche luego de marcharse él.
-Ella tiene razón, debes comer bien, vamos a caminar mucho el día de hoy- y le puso otra ración de huevos en el plato- Al se sonrojo.
Winry se levantó de la mesa.
-Tengo mucho que hacer ¿te molestaría hacer que Trisha se termine toda la papilla?- tomó de la mesa una banana, tres manzanas y se metió a la boca una tostada- debo apresurarme, laven los platos- y subió corriendo las escaleras.
Edward se sentó al lado de su hija y le dio de comer mientras le conversaba y le negociaba por cada cucharada que ella no quería tomar, Al se rió.
-Ya se sabe, pero eres un padre increíble.
-Lo que menos quiero en esta vida es ser como Hohenheim – gruñó el rubio levantándose y estirando la espalda, recogió los platos y empezó a lavarlos dándole la espalda a su hermano, Van masticaba lentamente sus gachas de avena, parecía a punto de quedarse dormido.
-Parece que alguien se desveló- comentó Al.
-Siempre tiene problemas para despertarse del todo, es muy dormilón.
-Me recuerda a alguien.
Al se quedó mirando la espalda de Edward, el cabello moviéndose ligeramente.
-Lo de ayer…. Lo lamento, No quiero ser un intruso en tu familia.
-No eres un intruso, eres parte de ella, los chicos lo creen, Winry también lo cree, así que no digas tonterías- dijo Ed sin voltear.
Alistados los niños y con Trisha en brazos de Edward salieron todos al jardín.
-¿Listos?- Edward le estiro la mano a su hermano, Al se sobresaltó, no sabía que estaba ocurriendo, miro a su hermano confundido y luego miró hacia la ventana del taller de Winry.
Edward rodó los ojos.
-Van está en esa etapa de querer ser más independiente, si no vamos todos de la mano querrá ir por su cuenta.
-Y… p.. porqué no ponemos en medio?- tartamudeó Al
-Le gusta llevar un palo a todos lados.
Efectivamente, Van tenía una vara de árbol y estaba haciendo dibujos con ella en el suelo.
-Son círculos del tío Al!- dijo
-Vamonos- le dijo Al estirándole la mano, cuando Van se la tomó Edward le hizo lo mismo a Al.
Esta vez Al, con la cara toda roja obedeció y tomó la mano de su hermano con la cara toda roja.
La mañana era hermosa, el solo estaba intenso pero el viento soplaba frío, el cielo de Rezembool siempre era intensamente azul, casi nunca llovía, todos iban sonriendo, la estación de trenes quedaba un poco lejos, pero ir con los niños lo hacía todavía más lento, seguro tardarían unos cuarenta minutos.
-Mira allá papá- señalo Trisha algunas vacas.
-Que buenas vacas!!!- dijo Ed
-Ah…-
Edward miró a su hermano, su cara seguía roja y tenía la frente húmeda de sudor, miraba el suelo por donde pisaba.
-¿Estas cansado?
-Estoy nervioso, y porque no decirlo, un poco cansado.
La mano de Al estaba húmeda también y fría, Edward la apretó durante un segundo y luego lo soltó.
-Estamos cerca ¿quieres esperarnos aquí?- dijo preocupado.
-No, no, caminaré un poco más.
Llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
-Bienvenida.
Cuando Mei bajó del tren vio a su esposo tomado del brazo de su hermano y sujetando la mano de Van, pálido como siempre, pero sonriendo, ella a su vez Sonrió. Luego se movió entre la gente que también bajaba para llegar a ellos.
-Tia Meiii!!
-Tía Meii!!
-Hola pequeñajos!! Como están? Los he extrañado bastante!
-Estamos bien- dijo Van.
Trisha le tendió los brazos y Ed permitió que se fuera con ella.
-Dejármela un rato, debes estar cansado, cada vez crece más!!
-Al que gusto me da verte, te extrañé.
-Yo también.
Le dio un beso en la mejilla y su cara cambió.
-Estas helado.
-Quería venir a recibirte… me gustaría sentarme un momento.
Dejaron sentado a Van y Al, sentados en la misma banca donde Edward había permanecido sentado toda una noche, compraron bebidas con una vendedora ambulante.
-Y bien, lo has hecho? – Preguntó Mei mientras dándole una bebida a Trisha mientras Edward pagaba.
-El que?- respondió Edward distraído.
-Lo has hecho?? Decírselo!!!
Edwar se sonrojó todo.
-Que impaciente- luego hizo una larga pausa- claro que lo he hecho.
-Y
Edward se sonrojó todavía más si cabía. Tenía que admitir que Mei tenía razón, en todo, la alquimia, la sangre, el sello, ese apego irracional era parte de un todo: lo amaba desesperadamente pero no había querido aceptarlo, nunca, hasta que la alquimia en la sangre de ambos se lo había hecho ver, sin embargo solo dijo.
-Todo va bien.
-Pruébalo.
-Que?
-Pruébalo o me lo llevaré de regreso a Central- Eso Ed no podía permitirlo.
Cuando volvieron le entregó su bebida a Van.
-Gracias papá, es de piña!
La petición de Mei era completamente egoísta… pero razonable, no podías renunciar a la persona que amabas sin la seguridad de que la persona que ella amaba le hacía feliz, no sin la seguridad de que esa persona le correspondía y le protegería hasta la muerte.
El rubio suspiró, no le entregó su bebida a Alphonse, si no que la sostuvo cerca de sus labios.
-Listo- dijo sonrojado.
Al se sonrojo también.
-¿Qué estás haciendo? Yo puedo solo- sujeto el vaso con ambas manos pero Ed no retiró la suya, Alphonse tuvo que beber de ese modo, cuando terminó, él mismo bebió lo que quedaba en el vaso y luego lo puso en la banca, extendió la mano hacia Al y le retiró el flequillo de la frente con delicadeza.
-Estas mejor?- pregunto casi susurrando.
-Si.
Edward miró a Mei, lucía shokeada.
-Podrías ayudarme con los niños?- le dijo Ed a una pálida y tartamudeante Mei.
-S..seguro- tomó a Van de la mano.
-El tío Al está cansado chicos, así que voy a cargarlo hasta casa.
-Woo- dijo Trisha
-Que fuerte es mi papa!- dijo Van.
-jajaja pero si Al no pesa nada- pero tienes razón, soy muy fuerte.
-Eso es rídiculo- gruñó Al.
Mei suspiró.
-No seas tonto, estas muy cansado y Ed no va a dar doble vuelta para traerte la silla de ruedas, además tardaremos mucho empujándola por estos caminos, ya nos ha pasado.
-Pe…- iba a protestar Al nuevamente.
Edward le soltó el cabello a su hermano.
-Que haces?
, luego metió mano por atrás de su espalda y debajo de las rodillas, lo levantó como si nada.
-Déjate llevar sin retorcerte o patalear, o parecerás una doncella que están secuestrando y la policía me va a detener!- dijo Edward casi carcajeándose.
Al se sonrojo indignado, pero recargó su cabeza en el hombro de Edward, si estaba bastante cansado después de todo, incluso para luchar, además el perfume de Ed había llenado sus pulmones y solo lo hacía querer dormirse en sus brazos.
-Malvado- susurró –
-Nos vamos?- preguntó Ed sonriendo retador.
Ese gesto había sido los suficientemente íntimo para apartar cualquier duda, así estaba bien, Que Mei entendiera que Alphonse ya no le pertenecía más, que Alphonse era suyo y punto.