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Amor imposible por Huitzil

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Notas del capitulo:

Hola a todos los seguidores de esta historia, me encuentro actualizando de nuevo y para sorpresa de ustedes redoble de tambores por favor *parararapa* voy a subir un total de tres de un sopeton :D gracias a todos los que me comentan 7u7 me hacen de verdad muy feliz.

  XV

Lestrade se puso de pie tambaleándose un poco y choco con un par de mesas más, se encontraba completamente ebrio, insulto a un grupo de personas. Hablaba rápidamente y aunque la mayoría de lo que decía eran incoherencias, sus incoherencias estaban bien fundamentadas o por lo menos eso le pareció al hermano de Sherlock quien por más que quería no podía apartarle la mirada al inspector, se sentía hipnotizado no le importo cruzar un par de veces la mirada con el cano que comenzó a caminar hasta donde estaba. Finalmente llego donde Mycroft. Llevaban rato mirándose, el egoísmo y la soledad que demostraba el inspector cautivaron de alguna manera la total atención de todos sus dotes y capacidades del político quien le vio sentarse a su lado, el detective seguía sonriendo, tomo la copa aun viendo que Mycroft la sostenía y bebió su contenido.

- No has dejado de verme desde hace rato ¿me conoces? – pregunto arrastrando las palabras el detective.

- Al parecer la cena con su esposa no fue tan bien como esperaba ¿le pidió el divorcio?- Pregunto Mycroft con toda la caballerosidad posible por un momento le pareció que el detective le reconocía pero parecía que no sabía ni donde estaba, Lestrade asintió con la cabeza sin mirarlo y pidió con la mano dos cervezas y dos dobles de Bourbon al dueño del bar quien le atendió brevemente y este siguió bebiendo como alma que lleva el diablo, invito un trago al pelirrojo pero al negarlo Gregory solo levanto los hombros y se bebió la parte que le correspondía al otro, fue entonces que pidió la botella entera de Bourbon, parecía ignorarlo y cambio de conversación – No debería beber tanto ya no es un chico de dieciséis -  

Greg levanto una ceja y risueño contesto - ¿Quién eres, mi madre? – rio tapándose la boca con la mano dirigiéndole una mirada agraciada  - ¿Te cuento un secreto?- dijo el cano hablando con el pelirrojo, Mycroft contesto positivamente moviendo la cabeza y encendió un cigarrillo - Nunca le digas a los Holmes o a Watson, bueno… ni los conoces pero si los conoces no les digas porque se burlarían de mí, pero yo… bueno yo la quería de verdad y sabía que me era infiel pero eso no quitaba que la quisiera aunque sus besos me sabían a arena y ya no hacíamos el amor, quería que estuviera a mi lado por siempre –

Mycroft había escuchado claramente al detective hablar, sintió de nueva cuenta un pinchazo en su pecho al saber que el detective estaba ebrio por esa mujer que ni se lo merecía y como había previsto su madre se le rompió el corazón a Gregory; pero a pesar de eso no le pareció para nada educado que Lestrade les tuviera en tan mal concepto, nadie se burlaría de una desgracia así y mucho menos él quien le respetaba enormemente - ¿en verdad cree que se burlarían de usted?- pregunto, bueno quizá Sherlock un poco, aunque no sería burla en su totalidad solo sería un simple y orgulloso “te lo dije” así que no contaba como burla.

- No les conoces amigo, en absoluto, me advirtieron tantas veces que me era infiel y yo por estar jugando a la familia feliz no les hice caso ¿crees que no se reirían de mi al darse cuenta? y mírame… – se sirvió lleno la copa del wiski que le quemaba la garganta perdiendo poco a poco la noción de lo que pasaba – Me dirían: “te dije que te era infiel, eres un idiota” y ¿sabes? Tendrían razón y estoy cansado de ser el idiota en el grupo. Oh… mira ¿no es una preciosura?- pregunto dejando el tono de voz amargado que no pasó desapercibido por el Holmes mayor, viendo que sacaba algo de un estuche negro de terciopelo - Hermoso, puro, brillante y tan malditamente perfecto. Esto no lo debería tener una persona tan asquerosa como yo, pero… - Gregory tomo de la mano a Mycroft quien sorprendido estuvo a punto de retirarla pero la dejo ahí al sentir la calidad del contrario y se relajó al verlo. Las manos ajenas temblaban, se le veían desgastadas, cansadas, tenía callos por el uso del arma y cicatrices, aun asi sus uñas estaban limpias y nunca ningún agarre le había parecido tan placentero y le había transmitido una corriente eléctrica de alegría aunque no podía sentirse más desdichado por la tristeza de Lestrade y vio más de cerca sus facciones – no sé cómo, pero mira nada más. Se te ve fantástico… quédatelo, vale más de lo que ganare en estos meses pero quiero que te lo quedes. Te has quedado con alguien a quien nadie ama y al que todos detestan, es tu recompensa, vamos tómala y no me la regreses iba hacer un bonito detalle para ella pero no se lo merece, no quise ni dárselo… olvídalo, quédatelo o tíralo haz lo que quieras con eso.- Lestrade le soltó y Holmes extraño su calor, el cano bajo la mirada parecía que iba a llorar y Mycroft no soportaría verle derramar una lagrima por una adultera aunque no entendía el porqué.

- Me gusta… - dijo con un tono de voz suave, sincero, cariñoso, como si le hablara a alguien importante porque sentía que hablaba con alguien importante –Gracias – y le sonrió, casi nunca agradecía las cosas de corazón, no le gustaban los regalos de las personas le parecían hipócritas y como pago les devolvía la hipocresía de igual manera, con una sonrisa falsa y nada más. Se sorprendió al notar un leve sonrojo del detective quien le devolvió la sonrisa más hermosa que había visto y siguió bebiendo sin ser interrumpido por un consternado Mycroft Holmes que solo se dedicó a mirar como el inspector se hundía en una depresión por culpa de una mala y odiosa mujer.

XVI                                                                            

El pelirrojo en ningún momento dejo de mirar a Lestrade, su cabello, sus orejas, sus mejillas, sus ojos vidriosos, sus cejas pobladas, su perfil, algo de entre toda esa obra de arte llamo su atención, los labios. Parecían suaves, tersos y ese color rosado le recordó a alguna fruta exótica, tuvo unas incontables ganas de acariciarlos con las yemas de sus dedos para comprobar su textura y se recrimino mentalmente por querer probar de ellos porque ningún Holmes pensaba en otro ser vivo, mucho menos un ser humano para hacer algo tan primitivo como un acto carnal, era por mucho una acción estúpida.

Escucho otro suspiro, quería huir de los encantos del detective pero era demasiado tarde, su cuerpo no respondía a las órdenes directas que le daba la razón y se quedó sentado en el mismo lugar con música ligera de un bar cualquiera, fingiendo ser un hombre cualquiera.

XVII

No pudo contenerse al ver como Gregory soltaba otro largo suspiro terminándose el Bourbon sin saber exactamente porque le tomo de nuevo la mano con cariño cuando estaba por pedir otra botella. No era justo que por una arpía con vagina Lestrade se la estuviera pasando mal aunque era claro que Mycroft no sabía cómo debía consolar a una persona. Las etiquetas ordenaban que el contacto físico era algo muy favorable, su padre les daba un abrazo de niños y mágicamente el dolor desaparecía aunque con forme fueron creciendo el truco perdió su encanto y nunca más los hijos Holmes lo utilizaron,  sinceramente nunca espero tener que utilizar algo tan estúpido como un abrazo, ¡Dios no! tacto físico era lo que menos necesitaba de las personas ¡las repudiaba! pero al observar a alguien tan vulnerable como al niñero de su hermano la opción le pareció simplemente la más factible, tenía que reconocer en parte que estaba desechando las demás ideas solo por el simple hecho de “querer” saber cómo se sentía tocar al inspector.

XVIII

En un acto impropio, impulsado por algún mecanismo desconocido suyo y aprovechando la cobija de la obscuridad, Mycroft Holmes jalo del brazo a Lestrade tomándolo por sorpresa, le tuvo entre sus brazos sintiendo como el otro se crispaba. Olía delicioso, no solo por el aroma dulzón y jovial que soltaba el detective sino por esa esencia natural que jamás había percibido ni en las mejores perfumerías del mundo.

Greg no se movió, le miraba confundido.

Mycroft solo se separó unos milímetros.

Se acercó peligrosamente a los labios del detective sin planearlo, su respiración pareció acompasarse a la otra, solo le basto inclinarse un poco más para besarle tiernamente encogiéndose de hombros y cerrando los ojos, esperando contagiarse con algo de magia que tenía Lestrade.

Notas finales:

¿Quíen aparte de mí ama a Greg ebrio? levante la mano chicas 7w7/ bueno, ahi tienen mi atribucion con esta pareja, aun no termina y si les sirve de consuelo cuando salga de vaca subire el doble de capis OuO besos! 


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