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[Im]Perfecto. -Marshall x Gumball- por Midori-Hikari1312

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La alarma son bien temprano en la maana como era de costumbre, aun todo estaba oscuro pues el sol aun no haba salido del todo. Gumball se sent en la cama a estirar un poco su cuerpo, preparndose mentalmente para lo que vena.


Era lunes por la maana.


Tal vez el da ms tedioso y estresante de todos. No por ser el primer da de la semana y comenzar clases, pues realmente no te molestaba ir al instituto, sino, porque tena tantas cosas pendientes que era desesperante. Su suplicio comenzaba de la peor forma posible.


Se levant y acomod su cama como ya era su costumbre. Fu al bao y se vio al espejo, tena unas ojeras y una cara de muerto viviente que incluso le caus gracia amarga. Fue quitandote la ropa de a poco pues aun tenia un poco de flojera. Qued completamente desnudo frente al espejo de cuerpo completo de su bao y se observ por unos segundos, su piel blanca no tena marcas, ni mancha o lunar alguno, solo pequeas y ligeras pecas que se sumaban a sus hombros y clavcula. Entr a la regadera para darse un bao con agua caliente, no hay nada que ms odie que el agua fra por la maana o en cualquiera momentos.


Tan slo unos pocos minutos despus ya estaba afuera de la tina secando su cuerpo y de inmediato fue a cepillarse los dientes. El pelirrosa sali del bao y entr de nuevo a tu habitacin y comenz a vestirte para bajar. Una camisa color blanco abotonada hasta el cuello, un suter sin mangas color rosa con detalles de rombos un poco ms oscuros, un pantaln poco ajustado color negro y zapatos de vestir. A pesar de que al principio odiaba la ropa que sus padres le compraban, deba admitir que ya se haba acostumbrado a esa clase de atuendos, incluso llegado a gustarle.


Arrastraba lo pies al bajar las escaleras aprovechando que nadie lo vea hacerlo, si lo hiciera frente a sus padres, seguro que le regalaran muy fuerte pues el “ruido les molesta”, si, ellos eran as de estrictos. La casa era grande, una de las ms grandes de vecindario como era de esperarse. Cuando lleg al comedor, como an tena algo de tiempo, fue por un caf a la cocina, importandole muy poco el que eso pudiera arruinar su apetito ms tarde, pero como era tan temprano lo dud mucho.


Cmo era de costumbre ya estaba hecho y listo para servirse, simplemente el tena que ir y tomar una taza, lo cual hizo sin duda alguna. El inconfundible olor fuerte de la bebida caliente lo relaj, y al tener ese sabor amargo y a la vez dulce en la boca lo hizo suspirar de satisfaccin.


— Buenos das, Gumball— la voz de tu madre se hizo presente en la cocina, lo cual le sobresalt bastante. Volte lentamente hacia ella que vena acercndose a l.


—Buenos das, Madre— correspondi el saludo con una ligera reverencia ante ella. Una mujer hermosa de largo cabello castao, ojos azul elctrico y una piel blanquecina, llena de joyas y un vestido hermoso y extravagante a pesar de ser las 5 de la maana.


—Sabes que tus prcticas de canto sern en unos minutos, no deberas beber eso ahora— al estar al lado de su hijo retir la taza de sus mano y Gumball suspir desanimado, apenas y pudo probarlo. Minutos despus la taza de caf que antes estaba en sus manos fue reemplazada por una taza de t, y a juzgar por el olor supo que era t de jengibre— Esto es mejor para tus cuerdas vocales— el pelirrosa tom de la taza tal como ella pidi, y not que su madre tambin tena una en mano, ambos tomaron de ella, y el menor arrug un poco la cara, el jengibre no era su favorito para nada.


Al terminar, ambos fueron al gran saln de msica, donde un montn de instrumentos estaban perfectamente colocados sobre sus respectivas monturas, o guardado en sus estuches para no ser daados. La mujer tom asiento en el pequeo banco frente a un hermoso y reluciente piano color blanco y toc unas cuantas notas disfrutando de su dulce meloda.


—Bien, comenzamos entonces con la escala mayor te parece? Uno...Dos...Tres…Cuatro— justo cuando termin de contar, Gumball comenz a cantar, algo sencillo para comenzar, una escala mayor que constaba de cantar desde DO hasta el DO ms alto, se escuch perfectamente afinado como de costumbre, su madre ayudaba con las notas del piano guiandolo con el comps de sus dedos. A esto le siguieron unosr03; cuantos ejercicios ms para acostumbrar a sus cuerdas vocales antes de comenzar realmente con las clases de msica.


Una cancin tranquila, sin apuro, hermosa que combinaba a la perfeccin con la sutil y aterciopelada voz del pelirrosa. Su voz era hermosa y fuerte, retumbaba perfectamente en toda la habitacin y haca juego con el hermoso donar el piano. Era varonil pero algo aguda y muy bien afinada. Mantena sus ojos cerrados y hacia pequeas morisqueta de vez en cuando. Al terminar Gumball respir algo acelerado, esa cancin tena algunas notas altas y ahora su garganta dola un poco al forzar ms sus cuerdas vocales.


—Excelente Gumball, estuviste excelente, ahora...— toc un poco ms las teclas del piano y el pelirrosa reconoci la cancin, dos compases ms tarde acompa la meloda con su voz. …sta era ms rpida que la anterior cancin y con notas un poco ms difciles, haciendo que al terminar Gumball quedar ms fatigado de tanto forzar su voz y permanecer completamente firme y quieto al mismo tiempo, tal como le haban enseado.


—Impresionante...— la voz gruesa de su padre se escuch de fondo, un hombre elegante, con un rostro varonil y muy bien parecido, cuerpo bien conservado y que casi siempre sola llevar traje a todos lados.


—Buenos das, Padre— habl el menor, Gumball volvi a inclinarse esta vez hacia su padre. Sin responder al saludo, el hombre se acerc a su esposa y deposit un ligero beso en sus labios.


—La prxima vez hazlo ms fuerte Gumball, siento quer03; hoy estuviste un poco desanimado.


—S, seor...— respondi el nombrado aguantando sus ganas de arrugar su rostro y deformarlo a una cara enojada, ya mucho se habia esforzado para alcanzar sus notas y an as le peda an ms.


—Aun tenemos tiempo Qu tal otra cancin?— opin la mujer, Gumball casi se traga su propia lengua ante eso, ya debera estar acostumbrado a forzar su voz cada maana, pero an as no poda evitar quejarse por tal exigencia.


—Son las 5:34 AM, Qu tal el violn?—


—Me parece una excelente idea—


Al escuchar estas palabras Gumball suspir en silencio y bastante desanimado. Siempre era lo mismo; canto, alguno de los tantos instrumentos que poda tocar, y de nuevo las duras prcticas de canto y eso solamente era en la maana. Que tuviera a sus padres observandolo y supervisando cada uno de sus movimientos era bastante incmodo, ms cuando tena la posibilidad de equivocarse o hacer una clase de morisqueta que a ellos les moleste, pues segn ellos, su hijo tena que ser perfecto en exactamente todos los sentidos, fuere el que fuere.


Ya eran las 6:18. La familia estaba en la mesa listos para desayunar, Gumball estaba bastante fatigado, adems del constante titubear de sus manos, una extraa mana que haba adquirido despus de haber tocado cierta clase de instrumentosr03;, en especial los de cuerda.


—Gumball, manos— rega sutilmente su madre colocandose una servilleta en el regazo.


—S...— murmur bajandolas de la mesa y respirando para calmar si extrao hbito, an no saba a qu se deba, si era por forzar sus muecas a tocar cosas exageradamente difciles o por el nerviosismo constante de ser observando en cada una de sus exhalaciones.


—Cunto tiempo ms pretendes usar esa clase de peinado?— pregunt esta vez su padre, quien haba dado tanta pelea por no dejarlo teirse y cortarse el cabello, y a pesar de ceder mucho tiempo despus, tan solo un par de das de verlo con el cabello de color ya pareca que lo estaba matando. Para el hombre el problema no se basaba nicamente en el extravagante color que su hijo haba elegido, para l, el aburrido cabello que Gumball antes tena le pareca lo adecuado, no el nuevo estilo un poco ms suelto que ahora llevaba, pero su hijo pareca conforme con ello, lo cual vea irrelevante.


—Tengo pensado dejarlo as un par de das ms— respondi sin mirarlo a los ojos y con las manos sobre su regazo, las que ya se haban calmado de los extraos temblores involuntarios.


Las sirvientas comenzaron a llegar con pequeos carros de comida perfectamente lustrados, cada una se par al lado de cada integrante de la familia y comenzaron a poner los platos sobre la mesa, cada uno se vea ms apetitoso que el anterior. Gumball los miraba desganado, siempre eran los mismos platillos increblemente decorados y elegantes, como si siempre estuvieran en restaurantes de lujo de 5 estrellas o algo as. Minutos despus de haber puesto todos los platos en la mesa y llenada cada copa con una bebida especfica, las sirvientas se fuera tan rpido como vinieron.


—Pasa algo, Gumball?— pregunt la mujer mientras coma un plato de filete, lo cortaba de corma uniforme y se lo meta a la boca con total elegancia.


—Cundo podremos comer comida normal?— pregunt directamente y ambos adultos lo miraran extraados, un poco molesto de parte del Prince mayor.


—Comida normal?— pregunt de forma sutil la mujer dejando los cubiertos de nuevo en la mesa y evitando arrugar su bello rostro en una cara de confusin.


—Si. Como comida rpida y bebidas menos elegantes y caras— alz la copa a su derecha olfateo un poco notando el dulce aroma del vino rojo, pero solo se qued contemplando el rojo lquido— No estara mal de vez en cuando...— volvi a dejar la copa sobre la mesa y se dedic a observar a sus padres, quienesr03; an buscaban una respuesta para su hijo.


—Simplemente porque es para gente diferente a nosotros— coment su padre— No digo que cada personas en este mundo sea diferente, todos somos iguales, nadie es mejor que otro, es algo que t conoces perfectamente. Pero, nosotros tenemos algo llamando clase y porte, y nos obliga a permanecer en estos lujos muy difciles de llevar. As que, te pido que simplemente agradezcas no solo pan en la mesa, sino todo un festn del que muchos no podrn tener en sus vidas— finaliz el hombre volviendo a su comida. Gumball se qued algo sorprendido por su respuesta, era algo extraa, la mitad de ella fue una clase de decir que todos somos iguales y que tenan la posibilidad de comer como “personas normales”, y la otra era una forma un poco narcisista de decir que deba comer esos extravagantes platos casi para darse el gusto que otro no tienen y hacerse de gente importante— Entendido?— pregunt de repente al ver a su hijo algo ido, cabe mencionar que hasta ahora no haba tocada nada de su comida.


— S, Seor...—


—Bien, qu bueno que ya lo entiendes. Ahora come tu comida, se te har tarde para el instituto, y no olvides que tiene que llegar temprano hoy, las clase de Francs se adelantaron para las 2:05, luego tienes esgrima y por ltimo natacin, no puedes llegar tarde.


—Si, seor...— repiti de manera casi mecnica comiendo de su plato. Cuando haba terminado se dispuso a levantarse disculpndose en el proceso, pero la voz de su madre volvi a detenerlo.


—Hijo— llam calmadamente mientras tomaba algo que una sirvienta le haba extendido, una pequea y delgada caja de color lila con un moo blanco— El seor Ice tiene otro regalo para ti— dijo de forma alegre y le indic que se acercara. El seor “Ice King” por desgracia para el pequeo pelirosa, era amigo muy cercano de sus padres, y a causa de esto, a pesar de que podra ser su padre o quizs su abuelo, sus padres haba tenido el atrevimiento de comprometerlo con ese hombre, para “compensar” tantos aos de amistad, segn ellos, y como el hombre estaba forrado en dinero, a sus padres no le molest prcticamente venderlo a un hombre desconocido par l, tras la escusa de que era el mejor para hacerlo feliz y darle todo lo que se mereca. Gumball se acerc a su madre, colocandose a la par de ella. …sta abri el paquete y dentro vieron que tena algo realmente hermoso: un collar de plata con un hermoso dije color rosa translcido, por la hermosura de la piedra pareca ser de cuarzo, un hermoso cuarzo rosa. Sinceramente era hermoso, pero el que viniera de su “prometido” no le daba para nada alguna ilusin.


—Es realmente hermoso...— opin la mujer sacando el objeto de su lugar y viendo de cerca— Se nota que es de buena calidad, ven hijo, yo te lo colocar— se par detrs de l y abrocho el collar detrs de su cuello, se volte y se lo acomodo para que quedada derecho.


— Te queda perfecto— dijo su padre satisfecho por haber hecho una “gran eleccin” al comprometer a su hijo con su mejor amigo.


—Gracias, Padre— tom el cuarzo entre sus manos y lo observ con una sonrisa apagada, en sus ojos se poda ver que realmente no estaba nada feliz con el regalo, por muy hermoso que fuera, una tristeza que sus padres no pudieron apreciar, al estar perdidos en su avaricia.


Tan solo unos 30 minutos despus ya estaba camin la institucin, su chfer escuchaba la radio a volumen moderado mientras l slo se dedicaba a leer un libro para entretenerse, era sobre ciencias biolgicas, sus dos cosas favoritas en el mundo, era simplemente perfecto el leer esa clase de majestuosidad.


Se distrajo al notar nuevamente la presencia de el collar en su cuello, lo tom entre sus manos y lo observ detenidamente, otra cosa que lo una a ese hombre, esta vez un collar y eso lo molestaba, era como si dijera “Mira, tiene dueo, no puede tocar” o algo as, y estaba casi seguro de que era as. Suspir ms fuerte cuando una fugaz imagin del chico de la noche anterior lleg a su mente, esos hermoso ojos rojos y su piel plida, su sonrisa juguetona y su voz sarcstica, era realmente atrayente, aunque muy extravagante para su gusto, su forma de actuar tan desinteresada y grosera lo arruinaba, sin embargo ese toque nico que l tena le llamaba la atencin al igual que lo molestaba. Ni siquiera l mismo lo entenda, adems de eque sus padres jams aceptaran que rompiera los acuerdos con Ice y lo dejarn tener algo con ese chico. Cuando sinti el auto detenerse, se di cuenta de que ya haba llegado al instituto, bajo de este y comenz a caminar.


—Nos vemos ms tarde, Joven Prince— despidi amablemente el chfer y el pelirrosar03; slo asinti con la cabeza adentrndose as en la gran instalacin, el terreno no era tan grande, despus de todo no era para cualquier, slo los mejores lograban entrar, casi podra decirse que era una universidad de New York o Wisconsin, sin la parte de estudiar una carrera fija, sino todas las bsicas para prepararse para lo “peor”.


Gumball era el presidente de la agencia educativa, literalmente estaba a cargo de todo fuera de las aulas de clase, aunque incluso haba veces en las cuales deba de ser suplente de algunos profesores que haba tenido un problema con llegar a clases, era lo normal y pasaba muy poco, adems tena que estar al pendiente de todos y cada uno de los alumnos y cerciorarse de que no incumplan las reglas, aunque con esto gane quejas, insultos y malos tratos… Otro peso ms para su cargada vida de esclavo. Lleg hasta su casillero abrindolo y sacando un par de libros de matemticas, tena examen, y a pesar de que no tena que esforzarse mucho para aprobar, no quera tentar a su suerte.


—Gumball!— al escuchar su llamado, Prince volte a ver a Flint quien iba corriendo hacia l.


—Buenos dias, Flame— salud cortsmente el pelirrosa— Qu sucede?


—Pens que no llegaras, ests un poco tarde hoy— inform el pelirrojo.


—Lo s, mam y pap se emocionaron con las prcticas de canto y msica y terminamos desayunando algo tarde, pero 10 minutos de retraso no me matara, siempre llego temprano.


—Si, pero hoy prometiste ayudarme con los ejercicios del examen de matemticas, sabes que soy muy malo en eso.


—Pudiste haber ido a la casa, sabes que prcticamenter03; somos vecinos— sigui caminando.


— Somos vecinos, pero todo lo que abarcan los jardines entre tu casa y la ma es demasiado, parece ms un campo de ftbol que una casa—


—Que llorn— se burl rindose de l.

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Bastante lejos de ah, tarareando una cancin sobre un Skate estaba nuestro querido azabache. Iba por las calles siendo el mismo, cantando en tonos bajos la misma cancin una y otra vez, una que haba querido componer desde hace mucho pero no tena la inspiracin, hasta que vio a su querida mancha rosa y de dio cuenta de que era la musa perfecta.


—Soy tu problema~ — tarareo de forma enamoradiza mientras cruzaba una calle sobre su skate, iba algo perdido, por lo cual no se di cuenta del realmente lujoso auto que estaba cruzando igual que l, escuch la bocina asustandose cuando lo tuvo cerca y cayndose de su patineta con el parachoques del autor ms cerca de lo que le gustara de su cara— Qu acaso ests loco, maldito imbcil!?— grit enojado al ver al hombre bajar de su auto, era de tez plida, su cabello era blancuzco con algunos mechones en negros dando a conocer que en su mayora era canas a causa de la edad, y a pesar de eso no los aparentaba, tena una barba perfectamente alisada dndole un aire ms maduro, con un porte serie y bien parecido viendo al chico en el suelo despectivamente, llevaba un traje costoso y en su mano tena un telfono, el cual guard en su saco al estar frente al azabache.


—Tu fuiste quien se atraves, niato insolente— gru el mayor viendo como Marshall se levantara del suelo y sacuda su ropa sin delicadeza.


—Claro, como es rico piensa que todos somos inferiores a l y no podemos ni respirar el mismo aire no?— dijo con rabia el azabache acomodndose la chaqueta, soltando un gemido de dolor mientras sosteniendo el codo derecho.


—Ests bien?— pregunt el mayor— Lo que menos quiero ahora es llegar tarde a donde mi prncipe por tener que llevarte a un hospital por tu imprudencia— dijo serio. No le interesaba en absoluto lo que le basar al chico, slo le interesaba el mismo. Qu fastidio.


—Estoy perfectamente, anciano— se agach para tomar su Stake y lo encar con el pecho inflado, cabe destacar que el hombre era mucho ms alto pero no se permitira sentirse intimidado— Si tanta prisa tienes de ver a tu “prncipe” al menos mira por dnde vas, imbcil— se dio media vuelta y se subi a la acera volviendo a andar sobre la patineta. El hombre se subi a su auto nuevamente y le pas por al lado a gran velocidad con su auto lujoso, Marshall escupi el suelo luego de eso con total desagrado— Que lata...— murmur siguiendo con su camino a cuatro ruedas, se sostuvo el codo por unos segundos, realmente arda, y su chaqueta ahora tena un agujero en el lugar a causa de su cada— Anciano presumido...— sigui hablando slo y bajo por el barandal de una escalera con total estilo y antes de volver a hablar— “Lo que menos quiero es llegar tarde con mi prncipe”— hizo muecas extraas mientras imitaba la voz del hombre, coloc su pie en el suelo y se impuls con enojo hacia adelante—Dios que rabia. Necesito relajarme ahora o hoy a terminar matando a alguien...Quizs, tambin pueda ir a ver a mi princesa...— una sonrisa se dibuj en sus labios al recordar al chico pelirrosa, sus grandes ojos azules y sus mejillas sonrojada llenas de pequeas pecas no tan visibles a simple vista, como respiraba hondo para calmarse cuando lo haca molestar y su dulce voz elegante y fluida. Fue suficiente para entusiasmarlo y patinar rpido en direccin a dnde saba que quedaba el instituto donde su princesa estudiaba, sera divertido molestarlo por un rato ms.
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Notas finales:

Les doy permiso de matarme, se que lo merezco QnQ

Estuve más de un me desaparecida, no tengo perdón de Glob u.u

Pero espero les haya gustado~

Nos vemos >wo

Besos


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