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Un Lago de Recuerdos por ScarlletParaise

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Notas del capitulo:

No encuentro palabras para hacer un saludo, practicamente aclaro que me costo hacer el final de un Lago de Recuerdos.


Las dejo leer. uwu

Todos se habían marchado para la escuela, ambos se quedaron a solas y más en un silencio casi sepulcral. Degel se pone de pie para comenzar a juntar los tazones y las tazas, la cura al silencio era hacer las tareas domésticas.

 

- Degel, te veo extraño hoy – El de cabellos verdes, deja de juntar la loza usada y enfocar su mirada en la de su pareja - ¿Sucede algo? – Degel asiente con una sonrisa triste, Kardia se pone de pie para abrazarlo, ya estaba sospechando el motivo de la extrañeza de su amado y eso tenía que ser.

 

- Tengo miedo que esos asquerosos le hagan algo malo a mi primito, presiento algo muy malo y no deseo perder a mi único familiar, lo quiero mucho y siempre fue el hermanito pequeño que nunca tuve – Kardia lo aferra más a su pecho, él también presentía lo mismo que Degel, pero con su hermano Milo, sus sospechas se aclararían con un recuerdo bastante turbio entre su pareja y él.

----- Hace 2 años atrás -----

Los sonidos de las sirenas al sonar, todo le daba vueltas, los llantos de algunas personas, sentir como era transportado hacia un lugar que poco frecuentaba, sentía dolor en sus músculos, y lo malo de todo eso, eran los insultos del padre de su amado.

Pasaron dos días desde que la pesadilla haya terminado, veía sangre en los pisos, aquello nunca se iría de su mente, sus fosas nasales eran inundadas por el aroma exquisito de un perfume que podía reconocer, alguien había ido a visitarlo.

 

Esboza una sonrisa cuando encuentra a su hermano menor sano y salvo, junto a él, cuando era un niño pequeño, dependiente de él, pero ahora sabía que las cosas cambiaron desde que volvió a irse a Francia - ¿Todavía sigues comportándote como un niño pequeño? – Esa fue su pregunta hacia un Milo que se estaba despertando, ambos sonríen y eso no era habitual en su relación como hermanos.

 

- Ya no soy un niño pequeño, soy más maduro que tú – Le responde en el mismo tono que uso Kardia, el mayor simplemente le extiende la mano y Milo sin pereza la toma - ¿Cómo has estado? – Fue su pregunta, Kardia retuerce un poco la cabeza dudoso si contestar, pero Milo pudo adivinar – No hace falta que me lo digas, porque ya sos padre – Kardia abre sus ojos enormemente, Milo sonríe con tristeza y más haciendo entender a su hermano que las cosas no serían sencillas para ellos dos - ¿Qué harás? – Kardia toma asiento en la camilla dispuesto a levantarse, pero las puertas de su habitación se abrieron dejando pasar a su doctor, García Steklov, padre de Seraphina y de Unity.

 

- No te precipites Kardia, Degel está en buenas condiciones – Kardia sonríe al escuchar las alentadoras palabras del médico, Milo observaba neutro al doctor y al mirar a su hermano mayor, muy en su interior le dolía – Sin embargo ¿Iras a visitar a tu bella hija? – Kardia gira la cabeza para mirar con tristeza al médico, no estaba con fuerzas para ir solo. García lo nota, pero simplemente deja salir un suspiro por la derrota al ver aquel par de hermanos.

 

- Iré si Manigoldo está conmigo, es mi mejor amigo y es la única persona en la que confió – Dice en un tono ausente pero seguro de sí mismo, acto seguido, se arrancó el suero que tenía colocado en su brazo y se para, Milo también lo hace pero preocupado por su hermano mayor. Sin embargo, el doctor Steklov, niega al ver lo testarudo que podía llegar a ser el hijo de uno de los condes más diplomáticos de la comunidad vampírica.

 

García usa su poder para traer una silla de ruedas y obligar a Kardia de que tomara asiento en ese pequeño medio de transporte – Quiero que te movilices con una silla de ruedas, porque no estás en condiciones como para afrontar el virus que se te fue inyectado – Ambos hermanos se asombras muchísimo, el mayor de los dos sudaba frio, todo a causa de la mención de un virus que tenía corriendo por sus venas – Hace de tu salud la peor que pueda tener un vampiro de sangre pura, a cualquier miembro de la realeza vampira puede ser inyectada, pero hay posibilidades que te cures de ella – Kardia alza su mirada para posarla en la del médico, quería estar informado, pero el detalle era que Milo estaba escuchando – Pequeño, necesito que salgas del cuarto – Milo asiente muy triste por dejar a su hermano solo, pero obedeció. Ambos quedaron a solas desde que la puerta se cerró.

 

- ¿Qué quieres decir con eso del virus? – Le pregunta en un tono bastante curioso pero manteniendo la seriedad del tema. García cierra sus ojos y deja salir un suspiro, los vuelve abrir, pero esta vez los enfoca en el suero que antes estaba conectado Kardia.

 

- Hade pocos días lo estuve investigando, tu estuviste inconsciente por tres días Kardia desde el incidente, Degel también estuvo inconsciente pero lo tuvimos que mandar a terapia intensiva por la criatura que llevaba en su vientre – Kardia esconde su mirada debajo de sus flequillos, le dolía escuchar esas cosas, pero debía estar al tanto de todo – Degel estaba por dar a luz, pero el trabajo de parto se atrasó muchísimo, a causa de que perdió muchísima sangre esa noche, digamos que un porcentaje del diez por ciento – Kardia alza su rostro y esta vez parecía estar bastante asombrado, García se acerca a él, se agacha a su altura y toma sus dos manos entre las suyas – Pero el día de ayer nació la pequeña, fue tarea difícil, porque Krest deseaba darla en adopción por el simple hecho de que nunca acepto tu noviazgo con su único hijo y más por lo que tuvieron que pasar – Kardia temblaba del miedo, ya volver a rememorar las imágenes de aquella noche, era imposible de olvidarse y más por acabar de escuchar la peor de las noticias – Le tuvimos que hacer ver la realidad de las cosas, pero se niega a creer tu estilo de vida, sé que es imposible hacerle ver que en este pueblo haya muchas personas que son vampiros y más de las familias nobles – El heleno asiente ante lo que contaba García, él era su único sustento desde que sus padres murieron, prácticamente lo consideraba como un padre más – Sin embargo, Degel dio a luz y tu hija es muy preciosa, pareciera que acababa de traerte a ti al mundo – Kardia se sonroja de la vergüenza al escuchar aquel alago, sin embargo, el médico no dudo en esbozar una sonrisa y reír al ver la cara de avergonzado que tenía Kardia – Te entiendo, mejor no entro en el tema – El mayor de los hermanos Diamantidis asiente ante la sugerencia bastante obvia, porque en su interior no deseaba rememorar su infancia “casi traumática” – Respondiendo a tu pregunta, el virus que tenías en tu sangre tiene cura, y solamente debes mantener una dieta equilibrada – Kardia frunce su seño al no entender lo que quería decir el doctor – Me refiero a que debes ingerir alimentos humanos y alimentos que nosotros los vampiros comemos, para así el virus desaparecer de tus genes, porque en un futuro podrías infectar a cualquier persona vampiro o no vampiro – El de cabellos rizados y azules, asiente ante la receta que le dio su médico, García satisfecho al mantener una conversación de adultos con aquel joven que consideraba un prodigio en todo.

------ Actualidad ------

Kardia consolaba a su amado Degel, hacía demasiado tiempo que no lo consolaba y más por la horrible noticia que le dio, prácticamente todo una mentira, él jamás le mentiría y menos decirle que su hija murió bajo sus propias manos, y no de las del enemigo, en este caso Radamanthys.

 

- No entiendo porque me quitan a mi felicidad, es imposible que lo supere de esta manera – Kardia parecía estar lastimado en su interior, se había encariñado con aquella pequeña de cabellos verdes cortitos, ojos amatistas oscuros, y más sabiendo que era su propia sangre – Porque Kardia, ¡Por qué me arrancaron a mi hija de mis brazos! ¡¿Por qué?!  Yo no quería esta vida, no la quiero, ¡Me quiero morir! – Degel se cae al suelo a causa del dolor que estaba sintiendo una vez más, Kardia no se aguantó más las ganas y comenzó a llorar con su pareja, los dos, dolidos por una mala decisión, ambos quedaron traumados por la repentina muerte de su hija, aquella pequeña cosita que ambos amaban con todas las letras, pero ¿Qué ganaron con eso?

----- Hace 2 años atrás -----

Iba de camino hacia la sala de maternidad, sus nervios los sentía en su piel, no sabía cómo reaccionar o que hacer. Ya había llegado al lugar, teniendo la compañía de su mejor amigo, Manigoldo, era el momento, debía asumir la responsabilidad, y madurar esta vez.

 

- Aquí está la cosita más linda de este bello mundo – Decía Manigoldo con una sonrisa alegre en sus labios, estaban al pie de la incubadora donde estaba removiéndose la bebita, aquella hermosa niña.

 

Estaba embelesado con haber conocido a su hija de sangre, la niña de sus ojos, el producto del amor que se creó, vivió en el vientre de su ¿Madre? O ¿Padre?, sacude su cabeza al desviarse de la realidad, pero deseaba cargarla - ¿Puedo cargarla? – Esa fue su pregunta, sonaba como un niño pequeño al decirla, pero la necesidad era obvia.

 

- Por supuesto joven – Dice una de las enfermeras, quien recogía la pequeña niña con una cobijita de color rosa pastel, se la entrega al solicitante para después dejarlos a solas.

 

Ahí la tenía, en sus brazos, mirar aquella bebe a los ojos era un delito, porque la pequeña comenzó a reír frenéticamente. Manigoldo se contagia de la ternura que despedía aquella niña, más Kardia que parecía estar entendiendo los gestos de la niña – Eres todo un ángel, iluminas con tu brillo esas noches que parecen ser sepulcrales, tu risa inunda este salón vacío y llena a la vez mi espíritu quebrado, todo a causa de la idea de salvar a tu otro papi – La pequeña bebita reír sin parar, Manigoldo parecía estar no entendiendo el sentido de las palabras de su mejor amigo – Eres pequeña, pero frágil a la vez, sin embargo, tu mirada no la olvidare nunca, porque es la misma que la de tu otro papi – Al cabo de unos instantes la pequeña se había calmado, haciendo que los dos chicos se asombrara, hasta que sintieron algo romperse en la sala.

 

Manigoldo se voltea para ver de dónde provenía el ruido, al cerciorarse que todo estuviera bien, regresa para observar a la pequeña bebe - ¿Qué nombre le colocaran? – Kardia alza su mirada hacia su mejor amigo, no sabía que nombre colocarle, nunca lo habían pensado, pero esta vez quería pedirle opinión a su adorado Degel.

 

- Me gustaría que Degel le colocase un nombre, yo soy malo con los nombres y más sabiendo que elegí el peor nombre para mi hermanito – Los dos ríen ante el comentario dicho por el mayor de los hermanos Diamantidis, Manigoldo toma las dos manijas de la silla de ruedas para así sacar a su amigo y a su hija de aquella sala.

 

Tuvieron que preguntar en recepción donde se hospedaba Degel Afrontes, la encargada muy embelesada por los chicos les dice dónde estaba, Kardia y Manigoldo se lo agradecen para así ir hasta la habitación.

Estaba nervioso una vez más, cuando sus amigos lo fueron a recibir, todos estaban allí reunidos, con peluches, regalos, algunos con flores y puede que otro no estaba del todo contento.

 

- Por fin llega el héroe de esta historia – Dice alegre Dhoko mientras se acercaba a su amigo, Kardia asiente con una sonrisa dibujada en sus labios, agacha su mirada y nota que la bebita dormía entre sus brazos – Qué pequeñita que es – Comenta con un tono tierno mientras tomaba las cobijitas de la bebita para acobijarla.

 

- Degel te espera Kardia, parece estar algo ansioso con verlos a los dos – El de cabellos alza su mirada para observar a Asmita, el mejor amigo de su novio y confidente de la relación, asiente con alegría para así ser movilizado por Manigoldo.

 

Al ingresar a la habitación, se podía apreciar varias máquinas al lado de una camilla y los cables que salían de estas parecían estar conectados a un cuerpo. Ahí estaba, su novio, descansando plácidamente, él simplemente sonríe y con ayuda de su mejor amigo toma asiento al lado de su amado.

 

- Será mejor que los deje a solas – Kardia asiente ante el obvio comentario, la puerta se cierra y el joven de cabellos verdes se removía entre las sabanas.

 

- Hola papi, vine a visitarte – Decía Kardia imitando a un bebe, Degel ríe al escucharlo y con sus más grande alegría se sienta en la camilla. La bebita comienza a llorar de manera estrepitosa, pero Degel la toma entre sus manos y la comienza a mecer – No pensé que se enojaría tan fácilmente – Comenta mientras toca los pequeños deditos de aquella hermosa niña, Degel asiente, pero sentía una gran alegría de ver a su amado y su hijita.

 

- Parece ser que viene de familia – Alza su mirada y la posa en su amado, ríe al ver la cara de asombro fingido que tenía Kardia – Te conozco tan bien y más a tu hermano Milo, los dos son demasiados temperamentales e impulsivos, digamos que la pequeña niña nació bajo el manto de las estrellas – El mayor de los Diamantidis hace un pucherito al escuchar aquellas palabras casi ofensivas, sin embargo, se recuesta al lado de su amado y ambos mirando a la bebita que parecía estar durmiéndose una vez más.

 

- Lo más lindo es que se parece a ti, si te pierdo, creo que eso nunca ocurriría, pero tendré una réplica tuya en nuestra hija – Degel se enternece al escuchar esas lindas palabras, toma la mano de su novio entre la suya y ambos mirándose con ganas de besarse, no lo dudaron ni más tiempo y lo hicieron, se amaban con todas las letras del mundo, ni las historias sobrarían para argumentar su romance. Se separaron para un poco de aire, era el momento más esencial, que era bautizar a la niña con un nombre - ¿Qué nombre le colocaremos? – Degel deja salir una carcajada, provocando que su hija comenzara a llorar, los dos negaron al ver lo inútiles que eran, pero lo mejor de todo eso, se tenían uno al otro.

------ Actualidad ------

Los sollozos se oían por toda la casa, Degel no podía calmar sus nervios, el horror de hace dos años había vuelto a su memoria. Kardia parecía estar algo dudoso si tranquilizar a su novio con un té, pero sacudió su cabeza al recordar el hermoso nombre de su hija, Sophia Diamantidis Afrontes, él tenía pensado inscribirla como la condesa legitima de su árbol genealógico.

 

- Kardia – Lo llamo con voz temblorosa, sus manos temblaban, su mirada parecía estar perdida en las llamas de la chimenea, como si estas dibujaran la imagen de su difunta hija. El heleno deja salir un suspiro y se sienta al lado de su pareja, para abrazarlo con mucho cariño, transmitiéndole confort y seguridad - ¿Pudo ser Unity quien haya matado a nuestra hija? – Al terminar de decir la pregunta, rompe una vez más a llorar, Kardia no quería seguir con la mentira, él había sido el asesino y más teniendo el peso de la ley en su espalda.

 ----- Hace 2 años atrás -----

Habían pasado dos meses desde que les dieron el alta a los tres, parecían una familia unida, Milo estaba llevando la carriola con su sobrina dentro, ya dos meses llevaba en ese mundo, era la alegría de todos. Kardia había hecho las paces con su suegro, con la brillante idea de vivir en un departamento los dos solos y con la niña, era la mejor idea para alzar bandera blanca, sin embargo, las cosas tomarían otros colores.

Ya habían finalizado el instituto, los dos tendrían que empezar la universidad, Degel estaba preparándose para ingresar en la universidad más prestigiosa de todo el país, quería convertirse en editor literario, traduciendo libros de otros idiomas al inglés, y más aún. Kardia parecía no estar convencido de ir a estudiar a una universidad, sino simplemente enfocarse en arreglar sus temas familiares.

 

- Llego una carta para ti, hermano – Sacude su cabeza al escuchar la voz de su hermano Milo, no estaba contento de que su hermanito viviera con ellos tres, pero que le iba hacer, el menor dependía muchísimo de él, desde que eran niños.

 

- ¿Quién me la envía? – Fue su pregunta a su hermano, pero el heleno menor se encoje de hombros quitándole importancia al tema y toma asiento en uno de los sofás de la sala. Kardia deja salir un suspiro de resignación, cuando toma la carta que estaba flotando en el aire y la abre. No se aguantó las ganas y los nervios parecían florecer en su piel.

Estimado Señor Diamantidis:

                               Usted ha sido seleccionado para participar como miembro de la Orden Vampírica, por recomendación por un allegado a nuestra organización jurídica, ha sido sugerido, los máximos directivos y demás miembros aceptaron la recomendación.

                                    Sin embargo, los rumores corrieron, usted parece estar disfrutando de su nueva vida como un joven padre, de una hermosa niña, llamada Sophia Diamantidis Afrontes. Por desgracia, el archivo con su expediente siendo un vampiro de clase noble, parece ser manchada por actos delictivos, en otras palabras, usted deberá tomar una decisión, matar a su hija o simplemente abandonar al otro progenitor arrancándole el derecho de paternidad o lo que fuese, porque no se aceptan a miembros vampiros que tengan familias con seres humanos. Queda avisado.

                                     Esperamos su decisión, desde ya, la Orden lo espera en el rancho abandona, al pie de las colinas.

                                                                                                      Presidente Julián Solo

Todo su cuerpo temblaba de la impotencia, lagrimas amargas corrían por sus mejillas, no podía sentirse entre la espada y la pared, aquello era inaudito, él era el hijo mayor de las primeras familias vampíricas que fundaron el pueblo, desde tiempos inmemoriales fue considerado como un ejemplo en la comunidad. Pero ahora, era humillado por palabras viles, escritas por seres de bajo nombre.

 

- ¿Qué harás? – Fue la pregunta hecha por su hermano menor, ambos sabían de qué pasaría si no se cumplía las exigencias de la orden, cualquier vampiro, podría ser quemado en carne viva, por haber incumplido una de las primeras leyes.

 

Cierra sus ojos por un segundo, lo más horrible era recordar su infancia, cuando él estaba siendo arrastrado por personas desconocidas, hacia una de las habitaciones de la mansión, protegía a su pequeño hermano, quien lloraba a los gritos, los dos llamando a sus amados padres.

Pero debía hacerlo, cometer la más grande idiotez, crear una mentira, amaba a Degel y amaba con locura a su hermosa hija, no obstante, aquello nunca duraría y menos si él mismo cometía la desgracia que marcaría toda su vida.

 

Degel salió del cuarto de su hijita con el biberón entre sus manos, ambos hermanos lo observaban, parecía estar en el aire las amargas palabras escritas en la carta. Kardia se levanta, se acerca a su pareja y lo toma de la cintura para depositar besos en su cuello.

 

- Kardia ¿Qué sucede? – No deseaba responderle, simplemente llenarlo de besos, marcando el fin de esa historia que jamás tendría un final feliz, sino uno drástico y horroroso.

 

- Te amo mucho y tu hija siempre te querrá – Degel se alarma al escuchar el tono melancólico usado por su pareja, Kardia le sonríe de manera casi forzada, pero el de cabellos verdes le corresponde la sonrisa.

 

- No importa, quiero que cuides a nuestra hija, porque tengo que salir con Asmita por el tema de su boda – Kardia asiente de manera automática, Degel lo besa en los labios y se marcha de la casa, dejando a los hermanos a solas.

 

Milo lo mira con preocupación, Kardia se gira para mirar a su hermanito, pero era el momento – Quiero que este secreto quede entre nosotros dos, la mentira será muy vil, sabiendo que esta encontra de nuestras políticas familiares, pero una oportunidad como esta no se me presentara jamás en la vida – El heleno menor asiente con una media sonrisa, no deseaba ver lo que iba hacer su hermano mayor solamente sería un testigo y manteniendo su boca cerrada.

 

Su corazón latía aceleradamente, su respiración también era acelerada, pareciera que su mente parecía estar dudando en hacerlo o no, fue una decisión difícil, pero debía hacerlo. Abre la puerta del cuarto de su hija, aquella habitación pintada con colores rosas y lilas en tonos pasteles, los afiches de princesas, de animalitos, de estrellitas, etc, todo ese esfuerzo y el cariño depositado en ese pequeño cuarto, ahora perdería su color.

La veía despierta, la niña estaba feliz con tan solo verlo, él no lo estaba, al contrario, se sentía muy mal consigo mismo. La toma entre sus manos, la mira con una sonrisa triste, la pequeña no entendía sus emociones, simplemente saca sus colmillos logrando que la pequeña bebe se asustara y comenzara a llorar, cerro sus ojos y cometió el más grande error, todo por su corazón egoísta.

Afuera del cuarto, Milo se tapaba los oídos ya escuchando como su hermano gritaba del dolor, lloraba también, él siendo el más pequeño de los dos, también rompió en llanto, prácticamente de manera automática.

------ Actualidad ------

Ya había logrado calmar a su novio, los dos tendidos en el sofá, abrazados y él simplemente mirando el vacío. Su mente se había bloqueado por completo, sus manos manchadas de sangre, su alegría se había desaparecido cuando tuvo que mentirle a su amado, con tan solo decirle que fue Radamanthys quien mando a matar a su pequeña hija, él tratando de salvarla, pero no pudo.

 

- “A veces el ser humano comete errores egoístas, macabros, sin valores, con la sangre fría, pero yo me convertí uno más de la sociedad” – Lagrimas amargas salían de sus ojos, se sentía culpable, no quería arruinar su noviazgo, deseaba reconstruir lo que a si mismo se arrebató – “E vivido muchísimo tiempo en este pueblo, todos los vampiros me conocen, me respetan, pero los humanos no, simplemente me ven como un ser especial y único, pero yo no soy especial, al contrario, mi sangre esta infestada desde que seguí ordenes por personas desconocidas” – Agacha su mirada para posarla en el cuerpo que estaba durmiendo sobre su pecho, esboza una sonrisa melancólica, acaricia sus largos cabellos verdes, todo para ser él quien pueda recobrar las fuerzas para poder seguir adelante – “Pasamos días felices juntos, mi amado Degel, pasamos tragos amargos y hasta aterradores, pero siempre tomados de las manos. Mi corazón siempre latirá por ti, es como si siempre te hubiera conocido, y no quiero que este amor muera” – Cierra sus ojos fuertemente, no quería dejar salir su llanto y frustración, debía mantener la compostura – “Muchísimas lagrimas soltamos en una sola mañana, en todo este año rememoramos aquellos días que fuimos felices, nuestra primera cita en el campo, el primer beso, nuestra primera vez en la oficina del director. Pero la última gota que acabo creando nuestro pequeño lago de recuerdos, fue la atrocidad que hice, matar a nuestra hija, no sé qué siento ahora, pero desearía regresar el tiempo atrás y detenerme, es imposible, todo lo que fue pasado, queda en el pasado” Lo único que nos queda, es seguir… adelante – Sus últimas palabras hicieron que Degel despertara, el de cabellos verdes toma su rostro entre sus manos para así él llorar todo lo reprimido hasta el momento.

 

FIN…

Notas finales:

Espero que puedan consiliar el sueño esta noche o la de mañana, porque es triste el final y lo entiendo. Agradezco el apoyo le que dieron a este mini recuento de los pocos recuerdos que tenian Kardia y Degel, desde aquí me despido.


 


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