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Sólo una palabra por lady_shizu

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Notas del capitulo:

¡Por fin me la dijeron! (xD)/

#Confesión.

Éste drabble está conectado con el primero, así que se puede considerar su prólogo(?).

XXII: Mejor de lo esperado

 

Antes de morir, Sasuke había visto el cielo presente frente a él. Inmaculado, brillante, destilando… miedo. Cabía destacar que tampoco era como si en realidad hubiera muerto.

 

Regresaba a clases, tranquilo y ensimismado, luego del receso. Saliendo de la cafetería, había tenido que rechazar otra confesión de una muchachita un año menor; y mientras estuvo en ella, evitar cruzar miradas con la inteligente Haruno Sakura, cuyo nombre lucía siempre entre el top five de la tabla de mejores estudiantes. Sus días nunca podían comenzar o finalizar sin que la rutina de saberse el dueño del corazón de alguna joven estudiante se repitiera.

 

Y ya aburría como el demonio.

 

Al menos hasta que, camino a su salón ubicado en el tercer piso, recibió un golpe lo suficientemente fuerte para que, en su frecuente aburrimiento y dispersión, perdiera el equilibrio. Dos escalones recién subía cuando se vio descendiéndolos estrepitosamente, con la promesa inherente de continuar bajando por la siguiente parte de la escalera que ya había recorrido. Fue cuando lo vio, y sólo entonces pensó que podría ser cierto eso de que antes de morir la vida cruzaba por la mente de las personas cual película, no obstante, en su lugar, Sasuke había contemplado el cielo.

 

Valiéndose del reflejo innato del que gozaba, consiguió mover las extremidades de forma tal que quedara en el descansillo, aunque al filo del próximo escalón. Incluso él mismo estaba sorprendido de salir ileso de su casi accidente fatal.

 

Levantó la mirada, furioso, encontrándose con aquella persona que lo había golpeado, hincada frente a él. Sasuke siempre esperaba a que los corredores estuvieran vacíos para encaminarse a su siguiente clase aunque eso significara llegar tarde, por eso solía no estar tan alerta como de costumbre, ni esperaba encontrarse con alguien más que con las muchachitas, siempre listas para abordarlo, que se le confesaban. Más que por el hecho de encontrarse con un muchacho demasiado ruidoso, fueron ese par de irises los que lo dejaron sin habla.

 

Ah, ahí estaba su «cielo».

 

—¡Y cuando me volteé no te vi! ¡Lo siento! ¿Pero cómo iba a saber que mi codo terminaría en tu cara? ¿O que siquiera alguien más que yo estaría subiendo estas malditas escaleras tan tarde después de la campana? No fue mi culpa quedarme dormido, ¿sabes?

 

Sasuke notó, entonces, que la mejilla izquierda le palpitaba dolorosamente. Y por el bien de su salud mental y auditiva, decidió olvidar el asunto, despachando al extraño con la sutileza que lo caracterizaba. No obstante, sus días luego de aquel suceso definitivamente no habían vuelto a ser tan monótonos como antes. Cierto era que lo único diferente era que se descubría buscando una dorada cabellera alborotada y un par de irises zarcos, mas la sensación de atraparlos buscándolo también, le era más que satisfactoria.

 

Ese día en particular, Sasuke se encontraba en el sanitario, orinando con toda tranquilidad, cuando escuchó murmullos provenir de uno de los cubículos a su espalda. Y reconoció aquella escandalosa vocecilla. Se apresuró y, una vez que tuvo las manos limpias, entró en el cubículo contiguo.

 

—¡Ah, pero qué imbécil! Debería simplemente llegar y decirle «me gustas». Sí, eso es. Lo haré cuando el receso termine, de regreso al salón.

 

Debía admitir que aquel monólogo no le había provocado precisamente sentimientos gratos. Consciente de aquellos rumores que sostenían que aquel estaba enamorado de Haruno, sólo pudo fruncir el ceño, imaginando que a ella se refería. Porque sí le molestaba y mucho. A la par que la situación le parecía de lo más irónica.

 

La puerta contigua se abrió, indicándole que aquel dejaría pronto el baño, aseverado también por la estruendosa campana indicando el fin del receso. Sasuke posó la mano en el seguro, dispuesto a salir, mas se detuvo y acercó a la puerta al escuchar nuevamente su voz sosteniendo otro soliloquio.

 

—¿Debería decírselo en el mismo lugar donde casi lo maté? —dijo, y Sasuke curvó una ceja—. Me pregunto si estará molesto por eso.

 

No se trataba de una declaración hacia Haruno Sakura, de eso estaba seguro. Y no pudiendo contenerse más, abrió la puerta, dejándose en total evidencia. A través del espejo, aquellos relucientes irises azules le devolvieron una mirada cargada de sorpresa, transmutando rápidamente al espanto. Allí estaba Uzumaki Naruto, del salón B, con las manos debajo del chorro de agua, totalmente paralizado y con la boca semiabierta. Sasuke, a su espalda, ensanchó aún más la sonrisa que le tironeaba los labios desde que expuso su hasta ahora desconocida faceta de «espía».

 

—No estoy molesto —habló apaciblemente, mientras comenzaba a caminar hacia Naruto. Era la respuesta a su última duda—. En cuanto a lo otro… —Una vez que estuvo a espaldas de Naruto, se encargó de susurrarle al oído, inclinándose hacia adelante lo suficiente para lograrlo, siempre sin dejar de observarlo por el espejo. El fleco que caía en su perfil derecho acarició la mejilla contraria, arrebolándola todavía más.

 

Sasuke bajó la mirada hacia el agua, que con cada segundo se desperdiciaba de manera desconsiderada. Entonces, se le ocurrió jugar un poco más con la poca calma que Naruto conservaba: estiró la zurda, pasándola por el espacio que el flexionado brazo izquierdo del otro creaba, para llegar al grifo y cerrarlo. En su retorno, dejó la mano contra el costado de éste, levantando la mirada hacia sus ojos garzos cuando lo sintió estremecer.

 

—Es una propuesta interesante —finalizó, acercándose más, hasta que tuvo el cuerpo pegado a su espalda. Con la otra mano lo sostuvo del costado libre, provocándole un sobresalto, seguido de lo que pareció ser su retorno a la realidad. Naruto se giró lo poco que pudo y habría dicho mucho de no ser porque Sasuke no había esperado para asaltarlo con un beso—. Puedes llamarme «Sasuke», Naruto.

 

Sin saber qué sentir con exactitud, Naruto suspiró entre extasiado y todavía muy confundido.

 

—Joder… ¿Qué pasa contigo, eh?

 

La risa de Sasuke reverberó en el lugar. Sus días en el colegio se tornaban repentinamente interesantes.

.

.

.

Notas finales:

¡996 palabras! (〜^∇^)〜

De éste drabble escribí dos versiones: desde la perspectiva de Naruto y otra desde la de Sasuke. Ambas me gustaban, así que no sabía con cuál quedarme xD

Ya saben cuál ganó al final. :v

Como siempre digo: sin revisar, no tengo tiempo, alv. :’v

¡Gracias por leer y comentar!

Bis bald!


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