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Tu silencio por valeeop

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— ¿una cita? — repitió el niño inclinando ligeramente la cabeza, con los ojos llenos de curiosidad infantil, Sasuke le sonrió y señaló hacia afuera y siguiendo la dirección señalada la mirada del niño se fijó en el exterior solo para que después, en sus pequeños y acorazonados labios se dibujara una sonrisa de la más pura emoción y se pegará a la ventana para observar mejor el panorama.

—pensé que estaría bien traerte — dijo Sasuke abriendo la guantera y sacando una gran bolsa blanca, de esto Naruto no se dio cuenta, pues estaba concentrado en el enorme salón de juegos que se elevaba a unos metros de distancia —ya sabes, para pasar el mal trago.

Abrió la puerta de su auto y esta se elevó con elegancia y suavidad, salió del auto en el momento en que su omega con emoción desbordante bajó de un salto del auto sin despegar sus azules ojos del edificio de juegos, la puerta se cerró de manera automática detrás de ellos y entonces Sasuke le pudo dar un vistazo al lugar, el parqueadero gris de asfalto techado era bastante grande, y en ese lugar su moderno auto con la apariencia de un transformer resaltaba entre el montón de autos del común, motocicletas y la aplastante mayoría de camionetas cuatro por cuatro, se tomaron la mano y empezaron a caminar, Naruto iba dando saltitos sin poder contener sus ansias y cuando ya iban a mitad del trayecto entre el auto y el edificio fue que el niño reparó en la gran bolsa que llevaba Sasuke.

—Sas… —Naruto le iba a hablar, para preguntarle a cerca de la bolsa de aspecto misterioso que su alfa cargaba con cuidado, pero entonces, al lado de ellos, pasó una familia, dos padres betas y un hijo alfa, antes de que estos le escucharan Naruto guardó silencio y Sasuke se dio cuenta de esto, observando el suceso en silencio, el rubio detuvo su andar y Sasuke también lo hizo.

— tranquilo — dijo Sasuke arrodillándose, para estar a la altura de Naruto pero aún estando arrodillado le llevaba al menos una cabeza de diferencia, notó a su pequeño omega encogido y nervioso, desviando la mirada con las manos en el pecho, no entendía el repentino cambio, dejó la bolsa en el suelo a un lado de él y le abrazó dejando que Naruto enterrara la cabeza en su pecho e inhalara su aroma para calmarse — si no quieres que nadie te oiga hablar está bien, mientras yo pueda escuchar tu bonita voz no es necesario que nadie más te escuche — aquellas palabras tranquilizaron al omega, Sasuke sintió como él pequeño cuerpo se relajaba y Naruto se alejó de él y le miró a los ojos con una sonrisa — ¿mejor? — preguntó y el omega asintió para después depositar un beso en la frente de Sasuke, para esto y aún estando el alfa arrodillado, Naruto se tuvo que poner de puntillas, Sasuke se tocó el lugar del beso mientras una sonrisa enternecida se dibujaba en su rostro.

Se tomaron de la mano otra vez y juntos ingresaron al lugar, los suelos eran de baldosa blanca brillante y lustrosa con detalles de colores que prestaban un aspecto infantil, la calefacción creaba una temperatura realmente acogedora y cómoda, cada cierta distancia habían guardias beta que protegían a los infantes que correteaban por el lugar a su libre albedrio, el lugar estaba repleto de atracciones de colores llamativos y personas vestidas con disfraces de animales que jugaban y corrían junto a los pequeños por el lugar, las potentes luces del techo elevado proyectaban una iluminación perfecta, como si estuvieran en el exterior, en una zona apartada había un área sin tanto brillo y magia, una cafetería tranquila donde los padres podían sentarse a leer y a conversar con tranquilidad mientras dejaban a sus hijos disfrutar del lugar, al lado de esta había una lavandería y tienda de ropa, al parecer los pequeños llegaban a veces a ensuciarse en los juegos y aquel lugar representaba una perfecta alternativa por si los niños volvían de su aventura por el edificio hechos un desastre. Ahí se dirigieron Sasuke y Naruto, al entrar fueron inmediatamente atendidos por un chico omega quién al parecer estaba emparejado, el azabache lo notó al instante, pues además de que no liberaba ningún tipo de feromonas para llamar su atención sobre el estaba el olor de la marca de otro alfa, dicho alfa estaba detrás de la caja registradora observando a Sasuke con detenimiento.


— ¿en qué les puedo ayudar? — preguntó el chico de cabello corto y anaranjado que vestía un jean y una camiseta rosa con el logo de la sala de juegos, Sasuke soltó la mano de Naruto bajo la atenta mirada del niño.

— Quiero que limpien este muñeco — dijo Sasuke sacando a Charasuke de la bolsa, el muñeco tenía la tela blanca de la piel llena de mugre por el zapato del omega que lo pisó, y uno de los ojos de botón se estaba descociendo, el chico lo tomó con cuidado, como si fuera un bebé al notar la cara de preocupación que mostraba el niño omega, el muchacho, cargando con delicadeza a Charasuke, se agachó a la altura de Naruto y lo miró a los ojos.

— Prometo dejarlo como nuevo — le dijo el omega con una sonrisa a Naruto y este asintió — tienes un hermanito muy lindo — mencionó el chico de cabello anaranjado al ponerse de pie, era bastante bajito, Sasuke negó.

— no es mi hermano.

— hum ¿tu hijo?... — Sasuke volvió a negar.

— Es mi omega —respondió Sasuke y el chico se sorprendió un poco, esa no se la esperaba, pero estaba feliz por el pelirrubio, si aquel notablemente peligroso y amargado alfa le estaba cuidando y trayendo a un centro de juegos era porque le quería, después de todo no era común ver alfas por ahí.

— Hinata, deja de hacerles preguntas estúpidas a los clientes — el alfa que hasta ese momento había estado detrás del mostrador se acercó — disculpen las molestias — se disculpó el alfa de cabello negro y corto, Sasuke lo reconoció, Kageyama Tobio, era un alfa de la alta sociedad con un poder respetable ¿Qué hacía trabajando de medio tiempo? No sabía y tampoco le interesaba. Pero quizá era por el omega de cabello naranja llamado Hinata…

— Vendré a recogerlo antes de irme — dijo Sasuke y tomó a Naruto para salir de ahí rápidamente mientras esa parejita empezaba a discutir — ¿A dónde te gustaría ir? — preguntó y Naruto al instante levantó el dedo señalando un enorme castillo blanco y dorado, por las ventanas de este se asomaban varios niños omegas quiénes jugueteaban por el lugar, Sasuke suspiró, menos mal Itachi no estaba por ahí…

Se acercaron al lugar que estaba siendo custodiado por betas con disfraces de criaturas del bosque que también jugaban con los omegas, al llegar a las puertas del enorme castillo y querer entrar con Naruto, Sasuke fue detenido por un brazo que se atravesó en su camino, miró al propietario de este con enojo, se trataba de un beta vestido con un enorme disfraz de oso.

— Disculpe señor — dijo el beta con voz amable —los alfa no pueden entrar a esta zona para seguridad de los niños omegas bajo nuestro cuidado.


—ya tengo pareja — dijo Sasuke mostrando su mano que estaba perfectamente agarrada a la de Naruto, ambas manos encajaban, como piezas de un rompecabezas pese a sus tamaños distintos, como si hubieran sido creadas para estar unidas y entrelazadas.

—Aún así son normas — volvió a decir el beta —como notará, algunos omegas que están ahí adentro ya tienen olor pues ya han pasado por su celo, teniendo usted a su propio omega ¿se sentiría seguro de dejarlo en un lugar cerrado como este con otros alfas cerca? ¿C-comprende? — el beta titubeó, nervioso, Sasuke bufó apretando los puños con fastidio, el beta tenía su punto, pero su poderoso instinto le impedía dejar solo a Naruto, al ser un “defectuoso” según la sociedad, no solo los alfas eran peligrosos para él, sino también los mismos omegas, eso era algo que había confirmado aquella misma tarde durante la hora del almuerzo.

— ¿Sasuke? — el mencionado giró y se topó frente a frente con Dan Katou, el omega vestía una camiseta sencilla de cuello en v color negro, unos jeans y tenis, en su mano derecha estaba Kei el hijo menor de Tsunade, mientras que sosteniendo su mano izquierda estaba Dakota — supongo que no hace falta preguntar qué sucede — rió al ver la cara de pocos amigos del alfa —los adultos no tenemos nada que hacer aquí. Si quieres Dakota puede cuidar de Naruto, no te preocupes, este lugar es seguro.

—...Está bien — asintió Sasuke, Dan le dijo un par de cosas a Dakota en el oído y la niña asintió efusivamente antes de correr a Naruto y tomar su mano.

— ¡vamos a jugar Naru-chan! — dijo la niña amablemente y Naruto asintió con una sonrisa antes de soltar la mano de Sasuke e ir junto a Dakota al interior del castillo desapareciendo por la puerta.

— Es seguro — repitió Dan con una sonrisa al ver como la mirada obsidiana se posaban en las puertas del castillo de fantasía por las cuales Naruto había desaparecido.

— Papi, mi helado — dijo el pequeño de dos años a Dan señalando el restaurante de adultos y mirando a su papá suplicante, tratando de convencerlo.

— ya vamos por tu helado — dijo Dan cargando al niño y mimándolo — ¿te quedaras ahí como perro guardián o harás compañía a este débil e indefenso omega y a su cachorro? — preguntó empezando a caminar y Sasuke le siguió, ambos se dirigían al restaurante de adultos.

— ¿tú débil e indefenso? — preguntó con burla y Dan le dirigió una mirada divertida — ¿Qué tipo de mala broma es esa?

— No es ninguna broma — rió Dan — ya no soy el espía asesino que era, ahora con la maternidad mis prioridades cambiaron, en mi lista de objetivos están la ropa sucia y preparar la colada del desayuno — se sentaron en una mesa del exterior pues esta ya tenía la silla alta para niños, tomaron asientos y Dan tomó el menú virtual de la mesa y pidió el helado de su hijo, luego se pidió un sándwich — ¿vas a querer algo? — preguntó y Sasuke volvió en sí, se había perdido en la gran cantidad de pantallas de tv que llenaban una pared al otro lado del cristal dentro del local, estas mostraban las imágenes captadas por cámaras que estaban repartidas por todo el edificio, y ofrecían la opción a los padres de observar a sus hijos desde el restaurante.

— Solo un café sin azúcar — dijo Sasuke —yo invito — y de nuevo su mirada se fijó en las pantallas, recorriéndolas una por una mientras Dan tecleaba en la pequeña pantalla mandando su orden a la cocina del restaurante, entonces el azabache lo encontró, en una de las cámaras se podía ver un túnel largo y estrecho, por este gateando, iban Dakota seguida de Naruto, ambos sonreían, se estaban divirtiendo.

— ¿es un buen lugar cierto? — preguntó Dan mirando como su hija y su ya no futuro hijo corrían de cámara en cámara — aquí se puede dejar a los niños ir a su ritmo mientras se descansa aquí en el restaurante, podemos vigilarlos y contamos con la tranquilidad de que hay betas cuidándolos —Sasuke entonces notó como en una de las cámaras estaba un alfa con sus dos cachorros, ambos estaban dentro del castillo donde a él no le habían dejado entrar.

— ¿Por qué a él le han dejado entrar? —preguntó frunciendo el ceño mientras un omega le dejaba sus pedidos en la mesa, un café humeante sin azúcar en una fina taza blanca de porcelana fue puesto frente a él pero no le prestó mayor atención, estaba algo molesto. ¿Por qué ese alfa podía entrar con sus hijos pero él no podía estar con su omega?, Dan tomó un sorbo de su cappuccino y empezó a rebanar su cheesecake al responder.

— Ponte en situación Sasuke — empezó a decir Dan y los ojos azabaches llenos de molestia de Sasuke se fijaron en el tranquilo omega — ese… — Dan señaló con su tenedor la pantalla donde el alfa estaba jugando con sus hijos dentro del castillo — es un alfa promedio, con un poder promedio, con una voz de mando promedio al que un solo beta o cualquier alfa del lugar puede contener en caso que se descontrole —explicó y entonces señaló a Sasuke con el tenedor —en cambio tu eres un alfa poderoso, demasiado diría yo, con una voz de mando inapelable que puede someter a cualquiera y con una fuerza descomunal, de descontrolarte serias una amenaza implacable y podrías tomar a todos los omegas del edificio sin que nadie pudiera si quiera ponerte un dedo encima, así están las cosas — muy a pesar para Sasuke aquello le resultó muy lógico.

— se suponía que era una cita y ahora ni me puedo acercar a mi omega — bufó tomando un poco de su café, el tibio y amargo liquidó se deslizó por su garganta aliviando ligeramente su malestar — además, a diferencia de otros alfas nunca me he descontrolado a pesar de que desperté a muy temprana edad.

— Pues parecieras a punto de descontrolarte… — mencionó Dan sacando de su bolso unos pañitos húmedos para limpiar al pequeño Kei quién tenía la boca llena de helado, Dan los deslizó por los labios y las mejillas del niño y este cerró los ojos disfrutando de la frescura.

— ¿lo parezco? — preguntó Sasuke ligeramente desconcertado colocando la taza de café en el pequeño plato, esta produjo un sonido tintineante con el contacto.

— Así es — afirmó Dan comiendo un bocado de su cheesecake, Sasuke escrutó con la mirada al omega en espera de que este terminara de masticar para que siguiera hablando — estás a la defensiva y parece como si fácilmente vinieras de matar a dos o tres personas. Esa escenita que montaste con el beta a la entrada del castillo fantasía es señal de ello, liberaste tu esencia y inconscientemente estabas haciendo caer a los omegas que estaban cerca de ti, el beta estaba que se orinaba en el disfraz…— Dan rió.

— No puede ser… — murmuró Sasuke sorprendido de su actuar inconsciente, se masajeó el puente de la nariz buscando una explicación, nunca antes le había sucedido, era alguien con un excelente autocontrol.

— No le tires tanta cabeza — sugirió Dan con una sonrisa después de tragar otro trozo de cheesecake— lo que hiciste fue perfectamente normal, todos los alfas lo hacen, el problema es ¿en qué nivel? En este caso la explicación es simple, estas a la defensiva, protegiendo a tu pareja pues está próxima a entrar en celo, pero en ti por obvios motivos los instintos son fuertes…hum…supongo que cuando olfatees el estro de Naruto lo terminaras por marcar quieras o no… — Dan se quedó pensativo, el frenesí de los alfas al oler el celo de su pareja era fuerte ¿cuán fuerte seria en alguien como Sasuke? Tomó otro sorbo de su cappuccino imaginándose a Sasuke con un bozal.

— eso no va a pasar — aseguró Sasuke con una expresión seria — antes de que Naruto entre en celo lo internaré en la casa de omegas del clan Uchiha y se quedará ahí los tres días que dure su celo para que le protejan de mi —Dan le escuchaba atentamente, los omegas tenían una poderosa aliada llamada pastilla inhibidora, esta suprimía el estado de debilidad y el olor del omega permitiéndole hacer vida normal, como si no tuviera celo, impidiendo a otros alfas descontrolarse por las feromonas, pero el alfa destinado del omega sentiría el olor del estro con y sin pastillas y el omega se sometería, ambos buscando aparearse, por ello, si Sasuke no deseaba marcar a Naruto aún, alejarlo era la mejor opción — aprovecharé el tiempo para informar al consejo que ya tengo una pareja formal para que dejen de mandarme esas estúpidas fotos de matrimonio…

— oh, eso no será necesario…

— ¿Por qué lo dices?

— porque el consejo ya sabe de Naruto…

—… ¿Qué? —Sasuke abrió los ojos sorprendido, pues ¿Cómo era eso posible?

—Se enteraron después de que lo fuiste a reclamar al orfanato — dijo Dan acomodando a su hijo en la silla alta, se había quedado dormido después de comerse el enorme helado y quedar satisfecho —la directora les avisó.

— si lo saben ¿Por qué no han hecho ningún movimiento? —Se preguntó Sasuke extrañado — esperaba que pegaran el grito en el cielo.

— No han podido moverse porque su posición está en desventaja a causa la reciente muerte del kazekage — explicó Dan — el consejo de cinco kages está incompleto, ahora son cuatro y están igualados, los clasistas contra nosotros los progresistas que estamos con la doctrina de la difunta familia real.

— los clasistas harán lo que sea por volver a ser mayoría y esa es su máxima prioridad.

— Así es — afirmó Dan — harán lo que sea, aunque tengan que ir en contra de sus propias palabras y tengan que poner al hijo omega de difunto kazekage en el consejo.



Sasuke observó a Naruto enrollado en las sabanas, durmiendo en el lecho, vestido con su pijama, abrazando a Charasuke. Todo en ese niño era hermoso, desde sus cerrados ojos, sus largas y tupidas pestañas pasando por cada parte de su ser hasta la última punta de los dedos de sus pies, todo Naruto era encantador, en especial su aroma, aquel aroma adorable de lavanda que se intensificaba poco a poco avisándole al sensible olfato de Sasuke que ese niño durmiente en una semana al menos estaría jadeando envuelto en el calor del celo…

Ah… ¿Por qué no podía ser al menos seis años mayor?

Teniendo Naruto catorce Sasuke no dudaría en marcarlo, en saborearlo, en detallarlo, en disfrutarlo envuelto en sabanas del más puro amor y deseo, siendo guiados ambos en el camino de la lujuria.

No, no, no, no…control Sasuke control.

Sasuke se puso de pie con cuidado de no mover mucho a Naruto para no despertarlo y se dirigió al baño con prisas, cerró la puerta con seguro y recorrió el elegante baño tipo spa rumbo al cuartillo del retrete, una vez ahí se volvió a encerrar poniendo seguro, se sentó sobre la taza y estirando el elástico de la pijama y el bóxer sacó su miembro de gran tamaño, el cual estaba levantado, expectante y desesperado por atención, con cierta resignación sin poder negar el deseo que sentía por querer marcar a su omega envolvió su pene con su mano derecha y empezó a masajearlo en suaves vaivenes rítmicos, cerró los ojos con fuerza, imaginándose al pequeño Naruto algo más mayor, debajo de él, jadeando, gimiendo, gritando, extasiado, mostrándose en todo su magnífico esplendor, al tener la imagen en su mente y otras más donde en su imaginación le hacia el amor a su rubio su mano cobró vida propia y empezó a moverse más rápido, suaves suspiros de alivio escaparon de los labios de Sasuke con cada movimiento.

— Naruto… — susurró una y otra vez con los ojos fuertemente cerrados mientras el orgasmo estaba a punto de atacarlo, se imaginó la dulce voz de Naruto gimiendo para él y solo para él, también se imaginó sus hermosas piernas acaneladas rodeándole la cintura, el orgasmo estaba cerca, muy cerca…

Y llegó…

Un gemido ronco de satisfacción escapó de él al momento de correrse y en su mente durante esos instantes de placer se dibujó un cuadro que remplazó las imágenes calientes y obscenas que había tenido hasta ahora, ahí estaba el, sentado en un enorme trono, se veia un poco mayor, quizá de unos veinte años vestido de pesadas ropas de seda y terciopelo con estampados y colores donde el rojo predominaba, sus ropas tenían varias piedras preciosas incrustadas como decoración al igual que pieles y lucía una larga capa color rojo, en su cabeza una corona de oro con piedras preciosas brillaba extravagantemente. En sus piernas, sentado, estaba Naruto, algo menor, tendría entre seis y siete años, estaba vestido de ropas tribales color beige con detalles en rojo, tenía su rubio cabello desordenado y de este se asomaban dos orejas doradas, también poseía una cola dorada y se aferraba a su yo mayor mientras este le sostenía de la cintura.

Abrió los ojos sorprendido una vez el orgasmo hubo mermado, se vio la mano derecha empapada de su propio semen mientras veía en su mente aquella curiosa imagen, era como si hubiera estado ahí, como si lo hubiera vivido, se regañó a si mismo reprendiéndose por su volátil mente que en medio del furor del orgasmo le había llevado a tener aquel extraño recuerdo imaginario.


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