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Tu silencio por valeeop

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A lo lejos Naruto vio algunos fuegos artificiales, el desfile continuaba y aunque antes él era el más emocionado al respecto en ese momento le faltaban ganas para ir a celebrar y unirse a los festejos y a la algarabía, estaba triste, deprimido por lo sucedido en el pasado y en contraparte también estaba contento de haberse podido reencontrar con su Sasuke, con su querido Sasuke, por quien tanto había llorado.

Sasuke yacía desmayado y tendido en el suelo sobre el pasto, hacía gestos de disgusto mientras otras veces escapaban lindas sonrisas de sus labios, estaba recordando, quizá incluso reviviendo todo lo sucedido en el pasado desde él principio como si estuviese repitiendo todo en él presente. Naruto se acostó a su lado y se acurrucó contra él sobre él cómodo césped, lo siguiente que sucedió es que Sasuke aún teniendo su mente perdida en el mundo de las memorias se acomodó para abrazar a Naruto, para estrecharlo en sus brazos y como si fuese un sonámbulo bastante tranquilo y cariñoso le dejó un beso en la frente, las mejillas del pequeño niño omega se colorearon y se sintió avergonzado y con ese sentimiento se apegó más a Sasuke para cerrar los ojos también y echar una siesta no programada, pues cuando cerró los ojos para sentir el tranquilizador aroma a bosque de Sasuke ya no los pudo volver a abrir.

Al caer dormido su subconsciente viajó a aquella primera noche en la que él y Sasuke durmieron juntos. Aquella noche se encontraba nervioso, su madre con toda la sensibilidad posible le había explicado que Sasuke seria para él lo que su papá era para ella, que debía esperar a crecer para poder reconocerlo y mientras tanto debía el por su propia cuenta hacer el esfuerzo de quererle pues los instintos entrarían en juego bastante más adelante. Aún manteniendo el engaño del supuesto viaje por el millonésimo aniversario de casados Kushina le había dicho mientras peinaba su dorado cabello con firmeza y ternura que a falta de ellos solo le quedaría Sasuke.

Todo eso le había dejado bastante curioso ¿Qué se sentía el amor? Su mamá y su papá le habían dicho que una vez viese a su persona especial su cuerpo reaccionaria y al instante sentiría aquella sensación llamada amor, al instante seria como si hubiese convivido con la otra persona toda la vida, al instante la sentiría parte de su mundo y su realidad, le aceptaría y no podría vivir sin esa persona, pero por desgracia para el pequeño y soñador Naruto de siete años como aún no había pasado por el celo no podía reconocer a Sasuke y mucho menos sentir la maraña de sentimientos de la cual su madre tanto le había hablado en aquellas dulces charlas de omegas que tenían al caer la noche y antes de caer dormidos.

Si, en ese entonces tenía siete, cumplió los ocho en el transcurso del año de espera en el pasado, cuando despertó después de diez milenios dormido cumplió los nueve y en ese momento preciso, dormido en el pasto verde del jardín del palacio de Konoha, en el país que el junto a Sasuke y sus conocidos habían fundado con sacrificio, ya tenía los diez años cumplidos. Después de todo la edad que figuraba en sus documentos era una edad aproximada dada por los omegas del orfanato los cuales quizá por su estatura le quitaron un par de años.

Por algo el hermano menor de Sasuke, Madara siempre le molestaba con que era un enano.

Soñó con aquella primera noche juntos, el en realidad no se hallaba nervioso por lo que fuese a pasar bajo las sábanas, debido a su reducida edad no conocía nada a cerca de la sexualidad, de la intimidad o de aquellas muchas cosas que hacían los destinados cuando se encontraban juntos y protegidos en la privacidad de una habitación cerrada, para Naruto ellos simplemente iban a dormir, y así seria, porque Sasuke era un alfa mayor con un excelente control de sus instintos carnales por lo que la temida situación de estupro o violación no se daría aquella noche ni ninguna otra, si existiera la mínima posibilidad de tal cosa Minato no hubiera permitido que Sasuke estuviese a menos de quinientos metros de Naruto.

Por su parte Sasuke sí que tenía la cabeza hecha un lio aquella noche, aunque pudiese controlarse a sí mismo no podía controlar su miembro viril, no podía simplemente decirle a su compañero que no despertara, que no iban a trabajar y él no iba a adentrarse en ningún sitio. Además de ese no tan pequeño problema todo fue muy tranquilo, dividieron la cama de Naruto, cada uno con su almohada y a dormir, no hubo contacto aunque Sasuke lo anhelara pues no quería arriesgarse a despertar al niño y que este se sintiera asustado por la cercanía.



Sasuke abrió los ojos sintiéndose ahora si completamente restaurado, el viaje hasta el castillo de Amaterasu Minato había sido largo y arduo, solo las aguas termales no podrían recuperar por completo su agotado estado pero tal parece que con la ayuda de un sueño nocturno reparador acompañado del agradable aroma a lavanda característico de Naruto había conseguido lo que ni con las milagrosas aguas termales había logrado.

Se estiró sintiendo el mullido colchón de plumas esponjosas como trozos de nube, sentía en su cuerpo una tibieza extrañamente acogedora y quiso volver adormirse hasta que cayó en cuenta de la humedad del lecho, se levantó de un salto y casi tropieza con las sabanas de seda dorada que se hallaban enrolladas a su cintura, trastrabilló un poco antes de que pudiera identificar aquel olor tan característico pero débil que llegaba a sus fosas nasales, miró a aquel niño omega que seguía en su forma humana hecho un ovillo durmiendo de forma pacífica.

Naruto se había orinado en la cama.

La verdad no le sorprendió en lo absoluto, su omega era un niño aún, que quizá todavía no controlaba debidamente sus impulsos fisiológicos, quizá en medio del mundo de los sueños pensó que estaba en el baño y se liberó sobre la cama, no se enojó, lo primero que pasó por su mente fue darse un baño y avisarle a la madre de Naruto a cerca de lo sucedido, con la completa intención de desvestirse y quitarse la ropa empapada llevó sus manos a la blanca y elegante camisa de lino interior que utilizó para dormir pero desistió, no se podía desvestir en la misma habitación en la que se encontraba Naruto durmiendo, si ese niño despertaba y le veía en paños menores podría malinterpretar la situación, no sabía de qué manera pues no tenía idea de qué tipo de educación había recibido Naruto con respecto a la interacción entre un alfa y un omega a la hora de la intimidad pero era mejor prevenirle un susto al pequeño rubio.

— parece que hemos tenido un pequeño inconveniente — Sasuke se dio la vuelta solo para ver a Kushina entrar por la puerta, tan pulcramente vestida y arreglada como el día anterior, parecía un ser eterno e infinito y en parte lo era, al menos hasta la intervención de Kaguya y el miasma.

— créame altísima que estoy más acostumbrado a estas situaciones de lo que parezco —dijo el azabache a la pelirroja con un deje de gracia viendo como esta, caminando con facilidad en aquellos zapatos tan altos, llegaba a la cama de su cachorro.

— ¿en serio su majestad? — Kushina se mostraba ligeramente sorprendida ante la declaración, sus ojos se fijaron en los de Sasuke con curiosidad.

— mi hermano menor Madara arruinó las sabanas hasta los nueve — explicó Sasuke y Kushina rió — por alguna razón insistía en dormir conmigo y resultaban no solo mis sabanas si no también mis ropas perjudicadas.

—veo que es un excelente hermano mayor — alagó Kushina con su habitual rostro amable mientras se daba la vuelta para ir al ropero a sacar ropa de cama limpia y seca y una pijama.

—y aspiro a ser el mejor alfa para Naruto altísima — completó Sasuke con respeto y decisión, afuera el sol empezó a mostrar todo su poder demostrando la llegada de las siete de la mañana, las cortinas de la hermosa habitación de Naruto se abrieron solas como por arte de magia dejando que el recinto se llenara de la cálida luz solar para reemplazar el frio nocturno que aún conservaba el cuarto.

—Le pido por favor su majestad que utilicemos un lenguaje más coloquial, ya somos familia, así como espero que usted me llame solo Kushina yo le llamare solo Sasuke y nos hablaremos de tú a tú — dijo Kushina manteniendo aún las formas mientras esperaba la aprobación del alfa, el azabache sonrió ante la petición de su suegra.

—está bien Kushina — aceptó Sasuke sintiendo su ego hincharse pues una regla no escrita de la humanidad cambia forma era siempre dirigirse a los dioses con el mayor respeto posible, aquellos quiénes quebrantaran tal norma eran severamente castigados, ahora él podía decirle a la diosa del fuego y esposa del dios sol Namikaze amaterasu Kushina solo Kushina, tenía permiso, pues había sido petición de la mismísima Kushina, aunque ahora que se detenía a pensarlo su omega, su destinado también era un dios, no lo había notado, pues desde que lo vio Naruto era Naruto, su Naruto, aquel a quién debía proteger y colmar de amor y cariño. Se sonrojó para sus adentros, porque en el exterior el gran rey cerbero Sasuke Uchiha mantenía siempre compostura, eso implicaba no ponerse rojo como una frutilla al pensar en aquel niño que le dio un baño gratuito y no deseado en el transcurso de la noche.

— Bien Sasuke, es hora de que asuma sus responsabilidades — la pelirroja se acercó al alfa azabache y le entregó la ropa de cama, este recibió las sabanas limpias extrañado — le encargo la dorada situación.

Para su sorpresa Sasuke de nuevo no se sintió en lo absoluto incomodo por el encargo, al contrario, que tal tarea la cual incluía cambiarle la pijama al dormido Naruto fuese entregada a él por Kushina lo hacía sentir la aceptación de la madre de su omega, la aprobación a sus intenciones y la confianza que depositaba en el al permitirle desvestir a Naruto siendo el un alfa en plena flor.

Cargó a Naruto y con la profesionalidad de un doctor sin mirar de más le cambió la pijama blanca por una limpia y seca y dejó al pequeño de sueño aparentemente pesado en el sillón a un lado de Kushina quién se había sentado en dicho lugar para ayudarle en caso de cualquier duda, pero como había mencionado anteriormente Sasuke ya era un experto, tantos años siendo atacado por la lluvia dorada de Madara sirvieron para algo, entregó el colchón húmedo a los espíritus de luz que servían en el castillo y estos trajeron uno nuevo y limpio, lo colocó el mismo en la cama y se encargó como la más experimentada sirvienta de tender las sabanas sobre el mullido colchón, no quedó ni una sola arruga, acomodó las almohadas y luego cargó a Naruto para devolverlo a la cama, aún el sol no había calentado por completo y permanecía el frio en la habitación por lo que arropó al niño omega hasta la cadera para que este no fuera a tener un resfriado.

— Debo decirle Sasuke que estoy muy sorprendida — dejó saber Kushina levantándose del sillón para ver lo pulcro que había quedado todo —le ha tomado menos tiempo que a mí.

— como le dije Kushina, gracias a mi hermano Madara soy un maestro — Kushina se acercó con su habitual porte a la cama donde su cachorro dormia apaciblemente y le acarició la cabeza con ternura propia de una madre, un suspiró escapó de los rosados labios de Naruto indicando que aún envuelto en el mundo de los sueños podía sentir la calidez de su progenitora.

—puede cambiarse con tranquilidad Sasuke — dijo Kushina poniéndose de pie y mirando al alfa — Naruto no va a despertar hasta las ocho de la mañana.

— ¿segura? — preguntó Sasuke indeciso, lo último que deseaba era darle un susto al niño cuando este recién levantado le viera en paños menores como primera cosa del día.

— la razón por la que mi hijo aún no puede evitar mojar la cama es debido a sus tíos — empezó a explicar Kushina analizando al alfa frente a ella, no veía en ese varón ningún tipo de intenciones lujuriosas para con su hijo, era lo mejor, Sasuke veía a Naruto como a un niño y jamás intentaría ni siquiera besarle en los labios pues el pequeño aun no había pasado por el celo, no estaba preparado para ese tipo de contacto, le faltaba por madurar y su cuerpo decidiría cuando estaría listo para entregarse y ser recibido.

— ¿culpa de los bijuus? —Sasuke no podía sencillamente establecer relación entre una cosa y la otra, Kushina empezó a jugar con uno de los rojos mechones de su largo cabello buscando la mejor manera de resumir los hechos.

— el cuerpo de Naruto se está adaptando a sus tíos, entra en desvanecimiento cuando duerme para concentrarse por completo en este proceso, no puede despertar hasta la mañana siguiente exactamente a las ocho — explicó la mujer mirando a Naruto quién seguía en la misma posición en la que Sasuke le había acostado — no puede levantarse cuando sienta el llamado de la naturaleza — dijo a lo último entre risas delicadas cubriéndose la boca con la manga de su hermoso y pulcro kimono.

— entiendo — dijo Sasuke dando por hecho que no escaparía de la lluvia dorada al menos por una larga temporada pues no tenía intenciones de dejar dormir a Naruto lejos de el después de haber compartido un lecho juntos, hacía mucho tiempo, demasiado, desde la muerte de sus padres, que no se sentía tan descansado, que no sentía las noches provechosas, era la primera vez en mucho tiempo que al levantarse no se sentía más agotado que cuando se acostó, quizá era uno de los atributos de por fin tener a su pareja destinada cerca.

—bueno, es suficiente charla — dijo Kushina acercándose a la puerta — le permitiré asearse y cambiarse, el desayuno estará servido a las ocho y media así que no tarde —Kushina llegó al umbral de la puerta arrastrando su largo kimono —ya se le están preparando sus respectivos equipajes, partirán después del desayuno, tienen mucho que hacer — y la pelirroja semi diosa salió de la habitación cerrando la puerta.

Sasuke se dio un baño en las aguas termales que tenía el castillo del dios sol, preparándose para lo que se avecinaba, sería algo complicado, los clanes nómadas eran en extremo tradicionalistas y sería difícil convencerlos de unificarse al reino cerberos, pero tenían algo a su favor, Naruto el hijo de Minato amaterasu sería la pieza clave, ellos adoraban al dios sol y Sasuke esperaba que con la influencia de su omega los caciques de la unión de clanes nómadas no se hicieran los oídos sordos. Era el deseo de su dios sol, al menos no deberían ignorarlo, pero Sasuke no tenía idea como eran las cosas ahí.

Efectivamente Naruto despertó cuando el reloj solar del jardín marcó con exactitud las ocho de la mañana, abrió los ojos con tranquilidad en ese preciso instante y desperezándose como un minino bajó a desayunar, en el desayuno nadie sacó a relucir temas importantes, Minato y Kushina de limitaron a contarle a Sasuke a cerca del pequeño Naruto, sus gustos, disgustos, costumbres y por su puesto su pasado, el alfa azabache escuchaba cada cosa con atención y ocasionalmente pedía detalles al respecto.

Una vez estuvieron listos salieron al exterior, siete caballos bien cargados de provisiones estaban uno detrás de otro, eran enormes, más grandes que un caballo normal, de color dorado, parecían de oro y en su cuello portaban el símbolo del sol.

— Son míos — empezó a decir Minato al lado de su esposa Kushina, sosteniéndole la mano — son poderosas bestias leales a mí y a mi sangre, les acompañaran en su travesía— explicó orgulloso el rubio mayor con la solemnidad propia de él, vestía aquel kimono con detalles azules y esta vez portaba la capa ceremonial y su corona, Kushina igual que él estaba muy bien vestida portando su corona, ambos eran imponentes y más cuando estaban juntos.

— Agradecemos la ayuda — dijo Sasuke mirando a Minato — cuando veníamos liberamos a nuestros sementales para escapar de un olz que nos perseguía…

—lo olz no serán problema — aseguró Kushina con una sonrisa entristecida, llevaba en sus manos una bonita canasta de mimbre cerrada de forma cilíndrica la cual tenía una pequeña y curiosa puerta a un lado, se trataba de una canasta para mascotas — ellos no se acercan a nuestro Naruto. Así que su viaje podrá ser tranquilo.

— mamá… papá… — Naruto se alejó de Sasuke para acercarse a sus padres, estos ocultando su dolor se acercaron también a su cachorro y los tres compartieron un bello abrazo, el corazón de Sasuke se achicó al ver la escena, su omega no conocía la verdadera razón por la cual debía separarse de sus progenitores y era lo mejor.

—Pequeño, nos veremos dentro de un año, disfruta de tu viaje — le dijo Kushina depositando un dulce beso en su frente antes de acomodarle los cabellos del flequillo, el niño cerró instintivamente los ojos para percibir con más claridad las caricias de su madre, su olor y el tacto de la piel que durante tanto le protegió, sin saber que posiblemente jamás la volvería a ver.

—Naruto — habló esta vez Minato, su rostro se veía amable y pacifico pero sus labios temblaban ligeramente, él no sabía si soportarían el miasma hasta la fecha definida o si acabaría con ellos antes, por lo que el rey sol sentía sin poderlo evitar que se estaba despidiendo para siempre de su único cachorro — mientras tu madre y yo nos vamos de viaje de aniversario debes ayudarnos con el trabajo, ayuda al rey de los cerberos, es tu deber como divinidad y tu deber como su pareja.

— s-si papá — respondió Naruto con decisión y las manos hechas puño, no quería alejarse de sus padres pero estaba feliz de que le dieran responsabilidades, en su inocencia imaginó que los ojos de su madre y su padre estaban llenos de lágrimas porque le extrañarían, no por aquella otra razón más oscura y trágica — me esforzaré y ayudaré a Sasuke y veras que lo haré mejor que tu — Minato sonrió ante el reto.

— que así sea mi cachorro no me defraudes — dijo Minato entre risas despeinando la melena rubia del niño.

— es hora de partir, se les hace tarde — les recordó la pelirroja Kushina dejándo la canasta de mimbre en el suelo y abriendo la pequeña puerta, el interior era acolchado y tenía pequeños juguetes , también estaba iluminado por unas pequeñas flores rosadas como las que rodeaban el castillo del dios sol, solo que las de la canasta eran mucho más pequeñas pero tenían el tamaño ideal para su cometido, Naruto abrazó a sus padres por última vez y después de alejó, de la nada un brillo tan blanco como las nubes de primavera lo rodeó y él se convirtió en un pequeño zorro dorado, del tamaño de un perro pequeño y entró en la canasta de mimbre cuya puerta fue cerrada por Kushina, Minato tomó la canasta con su hijo adentro y se acercó a Sasuke y a los demás.

— rey Sasuke le entrego mi más grande tesoro — dijo Minato entregándole la canasta a Sasuke — sobra decirle que lo cuide y lo ame — Sasuke tomó la canasta con cuidado y la observó con un ligero sonrojo en sus mejillas, casi imperceptible aún en su piel lechosa.

—él ya es más valioso que mi propia vida — respondió Sasuke a su suegro con decisión y Minato no pudo hacer más que cambiar su rostro severo por una sonrisa aliviada.

Cuando los caballos en los cuales montaban el rey Sasuke, el príncipe Madara, el granjero Neji y los soldados de la guardia real salieron del campo de fuerza en seguida lo verde del jardín secreto del dios sol se marchitó, la nieve empezó a caer aunque era primavera y el gigantesco árbol milenario perdió sus hojas en un santiamén, el suelo se volvió blanco y las flores luminosas se secaron, Minato y Kushina compartieron un dulce beso antes de congelarse como estatuas de hielo en un esfuerzo por reservar sus energías y sobrevivir hasta el año entrante, dentro de la barrera el jardín se sumió en una profunda noche que duraría un año hasta la fecha pactada cuando él dios de la luz despertara para luchar contra la reina Kaguya.


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