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Cuando los santos van marchando por algodon Sibyl

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Blake corría por el pasillo escuchando la voz de su infancia a lo lejos. Una voz femenina que lo guiaba por todo el pasillo y que reconocía perfectamente, él sabía que alguien lo miraba, y estaba casi seguro de saber quién era, pero siempre que miraba a su alrededor era el mismo resultado: nada. Volvió a escuchar su nombre proveniente de la biblioteca y corrió encontrándose con Lynn y Jessica, que leían tranquilamente en su asiento.

Blake se acercó con cierto recelo mirando a Lynn, se veía tan bella como siempre, una paz invadía el lugar, algo que hace mucho no sentía.

— Blake, ¿Qué haces aquí? —Preguntó Jessica al verlo haciendo que Lynn levantara la vista para mirarlo con sorpresa, el aludido las miró confundido.

—Yo, tú… —balbuceó debido a que no sabía exactamente qué responder. Las niñas rieron divertidas, haciendo que el chico se sonrojara de la vergüenza.

La risa paró, Lynn lo miró con ternura y tomó su mano apretándola un poco. —Blake… Aún no debes estar aquí —Sonrió, dedicándole esa dulce mirada llena de amor. —Aún te queda mucho por delante.

— ¿M-mucho por-?

—Shh… —Colocó un dedo sobre sus labios, callándolo y mirándolo a los ojos. —Nada, te lo juro por Dios, nada volverá a lastimarte porque estaremos contigo. —Miró a Jessica, quien le dedicó una tierna sonrisa. —Todos tus pecados han sido perdonados, no hay nada que temer.

—Lynn, sin ti… No sé qué puedo hacer, no puedo soportar este mundo sin ti a mi lado. —Unas lágrimas resbalaron de sus mejillas. —No me dejes.

—Blake, mi amor, estás en buenas manos. —Le acarició su mejilla. —Ellos cuidarán de ti y tú de ellos, nosotras te esperaremos todo el tiempo que haga falta. —Finalizó la chica dándole un cálido beso en los labios y separándose, haciendo que la visión se viera más borrosa poco a poco.

—Lynn, Jessica. —Exclamó mirando a las chicas con terror. — ¡Por favor! ¡No me dejen!

La imagen se distorsionó y él cayó hacia la nada, viendo únicamente una luz que lo cegaba y lo consumía rápidamente.

— ¡¡¡Lynn!!! —Se levantó de su posición inicial gritando y jadeando, colocó una de sus manos en su rostro mientras trataba de acostumbrarse a la luz que salía de las ventanas del lugar que ahora lo acobijaba. Miró a todos lados, buscando algún indicio de que seguía en aquél horrible lugar de muerte, no recordaba mucho luego de que aquella luz lo cegara. Tenía una horrible migraña, el cuerpo le dolía y estaba seguro de que en cualquier momento un loco lo atacaría.

—Dios mío… —Exclamó asustado mientras tomaba las gafas que se encontraban en un pequeño mueble y los colocó mientras abrazaba sus piernas y temblaba.

—Bien, ¿Ya está todo listo? —Escuchó una voz desde lo que parecía la primera planta del lugar, donde parecía que había mucha actividad.

—Sí, ya empaqué mis cosas, fui a la casa de Blake y sólo recolecté algunas cosas que consideré necesarias.

—Entonces, ¿Conseguiste información de sus familiares o conocidos?

—Traté pero al parecer ni su esposa Lynn ni él parecían tener familiares cercanos y no pude hallar a ningún conocido. —Eran dos hombres, al parecer hablaban de él, ¿Para qué querrían información de suya o de Lynn?

—Vaya, qué vida tan solitaria. —Dijo una de las voces con lástima. —Bueno entonces, ¿Qué pasa contigo? Dices que vivías con tu hermana y tu madre.

—No hay problema con ellas. —El chico al parecer suspiró. A este punto Blake escuchaba la conversación mientras bajaba lentamente las escaleras, tratando de no ser ruidoso. —No les comentaré nada para no involucrarlas en esto, así como tú hiciste con tus padres.

Blake llegó a la primera planta donde se llevaba a cabo la conversación, había dos hombres jóvenes como de su edad, uno de ellos tenía el cabello negro azabache, con ojos café claro y piel pálida*, el otro era como de su estatura, de cabello y ojos café oscuro, su piel estaba más bronceada, Blake pudo notar que ambos se miraban golpeados, con vendas y gasas en su rostro y brazos.

Langermann estaba detrás de una de las paredes, evitando ser descubierto. Los jóvenes parecían inofensivos, pero no había que confiarse, probablemente estaban planeando cómo quemarlo en leña verde sin dejar rastro. El joven de cabello negro miró la hora en su celular.

—Iré a ver a Blake, quizá ya haya despertado. —Anunció mientras caminaba con rumbo al segundo piso cuando el aludido se abalanzó sobre él y lo inmovilizó con una llave.

— ¡¡Nunca lograrán matarme!! ¡¿Escucharon hijos de puta?! —Gritó colocando uno de sus brazos sobre el cuello de Waylon.

— ¡¡Ah!! —Gritó Park al ser tomado por sorpresa por el más alto. — ¡No! ¡Suéltame por favor, no quiero hacerte daño!

— ¡¡El último que dijo eso terminó matando a mi amiga!! —Intensificó el agarre. Miles escuchó el escándalo desde la cocina y corrió para ver cómo Blake sometía a Waylon en una chusca escena.

— ¿Q-qué pasa aquí? ¡L-Langermann! ¿Si te apellidas así verdad? Bueno, no importa, ¡Deja a Waylon en este instante! —Upshur se espantó al notar la conducta agresiva del más joven, aunque no lo culpaba, había pasado por mucho, pero, a diferencia de él o Waylon, Blake parecía mucho más afectado por todo.

— ¡Jamás! —Blake se fijó en las manos de su interlocutor, notando que le faltaban dedos. — Seguramente... sacrificaste tus dedos para dárselos de comer al padre Knoth ¿Verdad? ¡Hijos de puta! ¡No lograrán tener nada de mí cabrones!

— ¡Yo sólo quería ir al baño! —El pobre de Waylon sentía su cuerpo adolorido siendo apresado por los fuertes brazos de Blake, maldecía internamente no haber ido al gimnasio cuando su hermana Lisa se lo recomendó.

—Escucha, los tres somos víctimas, ¿Sí? Tú también eres reportero, estabas cubriendo el caso de una chica embarazada.

—Chica embarazada. —En eso, dentro de la mente de Blake sonó un clic recordando lo último que estaba en su memoria: ¡Lynn había dado a luz antes de morir! Soltó a Park y se alejó lentamente, parecía en shock. —Lynn… ¡Mi bebé! ¡¡¡¿¿¿Dónde dejaron a mi bebé, malnacidos???!!! —Waylon se escondió tras Miles atemorizado.

— ¡Es peor de lo que creí! —Exclamó Waylon. — ¡Se le zafó un tornillo!

— ¡Les hice una pregunta! —Blake tomó de la mesa una cuchara con la que apuntó a ambos chicos.

— ¡¡Miles, está armado! —Park se abrazó fuerte del mayor con miedo.

— ¡Blake, baja esa cuchara ahora! —Miles no estaba seguro de cómo controlar la situación, Blake parecía demasiado perturbado, y estaba seguro de que no era buena idea dejarlo con una cuchara en sus manos. —Ya te lo dije, no te vamos a lastimar, todo lo contrario, queremos ayudarte.

—Efectivamente Blake Langermann. —Una tercera voz resonó en la sala haciendo que los presentes viraran hacia dónde provenía.

— ¿Q-quién es usted? —Preguntó el aludido con un tono amenazante dirigiendo la cuchara en su dirección.

— ¡Julian! —Waylon se relajó un poco. — ¡Qué alegría conocerlo al fin!, ¿Podría por favor decirle a Blake que deje su intento de homicidio a un lado?

—Miles Upshur, Waylon Park y Blake Langermann, es un gusto conocerlos. —Saludó el recién llegado. —Me presento, mi nombre es Simon Peacock, pueden llamarme sólo Julian. —Miles lo miró sorprendido. —Waylon me llamó porque ustedes tienen material de suma importancia. —Miró al de los lentes. —Señor Langermann, estos chicos tienen razón, aquí puede estar seguro, ninguno de nosotros le haremos daño. —Blake lo miró con cierta angustia y bajó su improvisada arma, de alguna manera aquél misterioso hombre le inspiraba cierta confianza.

— Simon Peacock, ¡Usted es el fundador de ViraLeaks**! —Exclamó Miles sorprendido, había admirado a ese hombre desde hacía mucho tiempo, se atrevía a decir que gracias a él decidió ser periodista. —Dios mío, soy un gran seguidor de su trabajo.

—Eso puedo suponerlo Miles, me hiciste una reseña defendiéndome cuando saqué a la luz la red de trata de personas que mantenía una corporación en Alemania, realmente te agradezco por ello. — Comentó mostrando un apoyo recíproco al periodista.

Miles sonrió y miró a Waylon, ¿Él era el contacto que le había mencionado y los podía ayudar? Si era así se sentía sumamente afortunado al haber conocido a Park, sólo esperaba que pudieran salir de esta. Blake por su parte miró al trío con recelo, aún sentía cierta desconfianza, pero a la vez sabía que nadie ahí le haría daño, por lo que decidió calmarse. Julian observó, se acercó a él mirándolo de arriba abajo.

—Blake Langermann, realmente me alegra conocerte, tuve la oportunidad de ver varios documentales de tu esposa. —Blake bajó la mirada. —Lamento lo que pasó.

— ¿C-cómo-?

—Mejor vamos a sentarnos, ahora que estamos todos vamos a discutir esto. —Invitó Miles a lo que los presentes hicieron caso. Tanto Upshur como Park le contaron al hombre todas las atrocidades que habían visto en mount Massive, incluso tuvieron la oportunidad de mostrarle la evidencia del asilo. Por su parte, Blake sólo escuchaba, preguntándose qué rayos tenía qué ver él en todo esto, hasta que Julian habló.

—Blake, tú no estás exento de haber tenido contacto con Murkoff. —El otro lo miró sorprendido. — Experimentaban con los feligreses de la iglesia del testamento del nuevo Ezequiel, mediante ondas emitidas por una torre de radio. La iglesia fue fundada por Sullivan Knoth, y sus simpatizantes estaban dementes gracias a estas.

— ¿Cómo es posible que incluso experimentaran con gente de un pueblo común y corriente? —Waylon tenía la mirada baja, estaba horrorizado.

—Las luces que viste en tu visita eran esas precisamente —Julian continuó. —Dices que tu esposa Lynn tuvo un bebé antes de morir, pero en realidad era un embarazo eidético, ¿Lo entiendes verdad? —El otro no dijo nada, sólo se mantenía con la mirada triste, mirando un punto fijo de la habitación, tanto Miles como Waylon lo notaron y no pudieron evitar sentir cierta compasión por él. —Jóvenes, es mi deber informales que ahora estarán bajo mi protección. —Blake lo miró sorprendido. —Sé que no estás al tanto Blake, pero escucha, es seguro que Murkoff esté tomando cartas en el asunto por la información filtrada, seguro que ya enviaron a agentes para callarnos, por lo tanto ningún lugar en Estados Unidos es seguro, ¿Saben lo que significa verdad?

— ¿Nos mudaremos a Narnia? —Preguntó Waylon atento a lo que el otro decía.

—No, pero también tiene una reina. —Respondió Simón. —Es un pueblo en Inglaterra, es muy tranquilo y podrán pasar el resto de sus patéticas vidas ahí.

— ¿Qué tan seguro está? —Miles parecía interesado, cuando Waylon le comentó que habría qué mudarse, no imaginó que fuera en el viejo continente.

—Créanme, si se mudan ni siquiera tendrán que cambiar de identidad. —Se cruzó de brazos. —Supongo que ya habrás hecho lo que te pedí, ¿Verdad? —Preguntó a Waylon, este asintió. —Espero que hayan empacado lo necesario.

—Aguarde. —Interrumpió Blake. — ¿Tendremos que vivir los tres juntos?

—Ciertamente, se harán pasar por medios hermanos, pero ojo; no pueden mencionar nada sobre Murkoff, ¿Estás de acuerdo? —Langermann sólo frunció un poco el cejo y miró a Park y Upshur, ya no había escape para ninguno de ellos, aquello era la opción más viable. Suspiró resignado y sintió una mano en su hombro izquierdo.

—Tranquilo Langermann, todo saldrá bien. —Le aseguró Miles con una sonrisa, a lo que Waylon lo imitó.

—Yo seré el hermano menor. —Comentó divertido.

— ¿Y qué te hace pensar eso? —Contraatacó Miles. — ¿Cuántos años tienes?

—Veinticinco.

— ¿¡Ah!? Blake, ¿Cuál es tu edad?

—Veintisiete. —Langermann parecía más animado por los comentarios divertidos por parte de los jóvenes. — ¿Qué hay de ti?

—Tengo treinta. —Miles parecía desconcertado. — ¡Carajo! Tendré que ser el mayor. —Simon soltó una pequeña risa. —Bueno, entonces tendrán que obedecerme, como hermano mayor responsable. —Rodeó con sus brazos el cuello de ambos.

—Bien, entonces, ¿Listos para iniciar de nuevo? —Los tres se miraron decididos y asintieron, hasta ese punto, el miedo, las inseguridades y todo lo demás se esfumó, sabiendo que desde ahora tendrían que ser una familia improvisada. —

Notas finales:

*En los cómics de Outlast: The murkoff account, se puede ver una imagen de Waylon, donde podemos apreciar que en realidad su cabello es negro y no rubio como la mayoría de fanarts lo describen.

**Simon Peacock es el personaje misterioso con el que habla Waylon al final de Outlast: Whistleblower, él se encargó de ocultar a él y su familia para que la corporación Murkoff no los encontrara, también aparece en The murkoff account. Precisamente su apodo es Julian, que es un homenaje a Julian Assange, creador del sitio Wikileaks, que en Outlast referencian como Viraleaks.

 

¡Nos vemos en el siguiente episodio!


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