- Creo que es tiempo de que confiese todo lo que siento por ti –Hablo el más alto primero, se quedo callado por unos minutos.
TaeMin no perdía detalle de nada, estando en ese pequeño patio lleno de todas aquellas flores que le daban un toque más que especial a esta gran velada que estaban teniendo ellos, de esta más que grata sorpresa que el alto le había preparado a él, a nadie más que a él, y eso para TaeMin ya era como si le hubiesen nombrado el emperador de toda Corea.
El castaño miro como MinHo sacaba algo de su chaqueta y se arrodillaba ante él.
- TaeMin, Lee TaeMin, mí querido Tae. No te imaginas cuanto es lo que tengo que decirte –MinHo había comenzado a hablar, en lo que parecía más un discurso que una confesión por lo nervioso que estaba, él continuo.
- Tengo que agradecerte por muchas cosas, no te imaginas cuantas, sé que siempre podré contar contigo y que tu amor por mi es infinito, así lo siento y así lo quiero tener.
MinHo jalo la mano derecha de TaeMin hasta él y con sumo cuidado coloco un pequeño anillo en el dedo índice de este.
- Quiero que tomes este anillo como símbolo de todo el amor que te profeso, y aunque este anillo sea pequeño, mi amor por ti es inmenso, gracias por todo. Te amo, TaeMin. Te amo de verdad, como jamás creí poder llegar a amar y aunque no recuerda nada de mi pasado, solo quiero tener recuerdos de mi presente y de mi futuro contigo y nadie más.
MinHo se quedo callado un momento, él en ningún momento en el que hubo dicho el discurso le había dirigido la mirada y cuando lo hizo vio como de los ojos de TaeMin, escurrían pequeñas lagrimas de felicidad, de asombro y de amor.
Con los nervios hechos un manojo y con los sentimientos a flor de piel, TaeMin como pudo por culpa de sus sollozos le contesto.
- Yo, también te amo MinHo, mucho, más de lo que pudieses imaginar y mucho más de lo que te puedo demostrar.
MinHo le sonrío, con esa sonrisa tan típica en él que provocaba que las mariposas del estomago de TaeMin revolotearan libres y felices dentro de él. TaeMin se acerco a él y con una sonrisa coqueta miro a los ojos a MinHo, mirando toda aquella felicidad que expresaban y le hacía ver cuán especial era para el alto.
MinHo con su mano derecha tomo la nuca de TaeMin y quedito, se acerco a él, acerco su boca para así, con un beso lleno de sentimientos y lleno de ese amor que sentían uno por el otro, cerrar aquella declaración que los dejo flotando en esa burbuja de la que no querían salir, ojala nunca.
Ambos se separaron cuando el oxigeno ya era necesario y cuando los deseos ya estaban cambiando de rumbo. TaeMin comenzó a besar pedacito a pedacito el rostro del alto y cuando ya no había más cara que besa se alejo de él, para ya sin el llanto de por medio dejar en claro sus sentimientos.
- De verdad te amo, MinHo.
****
Comenzó a besarlo, primero jalo con sus dientes el labio inferior y después continuo con el labio superior, sus manos viajaban por si solas por todo el tronco de TaeMin desde su cintura hasta su pecho, este era su momento y nadie podría arruinárselos.
TaeMin comenzó a jalar la chaqueta de MinHo hacia atrás para después poder retirarla, jalo la playera desde arriba de los brazos, para poder tener acceso libre a ese pecho que lo volvía loco, empezó a besar trozo a trozo ese pecho que si bien no estaba reafirmado era delgado y con un par de músculos tonificados (un par, que volvía loco a TaeMin), comenzó a descender por ese cuerpo que lo tentaba a hacer cosas malas.
MinHo alejo a TaeMin un poco de su cuerpo para poder levantarlo y así el poder comenzar a desvestir al menor, primero quito el cinturón, para después desabotonar el pantalón y así poder quitarlo de una vez por todas, lo lanzo lejos, donde sus ojos no pudieran verlo (nunca jamás ojalá). TaeMin aún mantenía su playera y su bóxer, pero esto no impidió que MinHo no pudiera besarlo trozo a trozo o más bien dicho lamerlo (lamerle completamente), MinHo paso su lengua por los pezones por sobre la playera, mojando mucho la playera y erizando a su vez la piel de TaeMin que comenzó a jadear de manera frenética.
TaeMin se sentía desesperado, desesperado por sus hormonas, desesperado por el hombre que ahora mismo lo lamía, lo besaba y que estaba próximo a proclamarlo como suyo, de nueva cuenta. TaeMin justo en ese momento comenzó a recordar cómo es que se habían dado las cosas entre ellos, lo tal vez rápido que se dio su romance, lo extraño que parecía todo y lo poco usual que fueron las cosas. Justo en ese momento donde MinHo estaba jugando no solo con su pene sino con sus hormonas y con todo él en pocas palabras, es cuando unos pensamientos cronológicos lo atacan, primero se ve a él mismo en las canchas de la escuela, husmeando los entrenamientos del equipo de futbol de la escuela, después era él, siendo perseguido por los abusadores de la escuela y así mismo siendo salvado por su canela pasión, se ve a él sonriéndole de más a quien se había ofrecido a apoyarle en aquellos días, luego se ve a él mandando mensajes un poco melosos pero que el propio MinHo no le había dicho nada y después, después se ve a él corriendo por los pasillos de aquel hospital que recuerda bien como estaban sus paredes, porque sabe que esos momentos fueron los más tortuosos para él, y después, ya no pudo seguir recordando por que la mamada que estaba recibiendo era para los dioses, sin duda alguna su canela pasión tenía el don de mamar, su lengua se movía de manera fascinante.
TaeMin coopero en todo momento, gimió cuando debía gemir y jadeo cuando debía jadear, se encontraba en su peak más grande de sexo y lo estaba colapsando. TaeMin vio como MinHo tomaba distancia para poder remover sus pantalones y junto a ellos sus bóxers, mientras él se quitaba la camiseta, se mordió la boca saboreando todo aquel cuerpo que era totalmente suyo, antes, ahora y después, ojalá por mucho tiempo más, tiempo que justo ahora no era de vital importancia contabilizar.
MinHo se acerco a TaeMin y lo beso con mucha rudeza, más de la que él mismo esperaba, de la cintura lo jalo y lo llevo hasta la cama que los esperaba pacientes, dispuesta a soportar todo aquel amor que se profesaban. Continuaron besándose de una forma tan intensa que hasta ellos mismos se sorprendían por ello, TaeMin llevo sus brazos al cuello de MinHo donde los dejo descansar, MinHo le dio un pequeño empujoncito a TaeMin y lo dejo descansando en la cama, MinHo miro como TaeMin le regalaba una de aquellas sonrisas que lo hacían morir y desear jamás alejarse de él, TaeMin para él era mucho más de lo que su madre pudiera imaginar y mucho más de lo que él pudiese expresar, TaeMin lo había ayudado cuando nadie más lo hizo, lo apoyo, lo cuido, lo soporto y justo ahora lo amaba y él mismo podía sentir aquel profundo y puro amor que el castaño tenia para con él y esperaba de todo corazón que TaeMin sintiera de la misma forma aquel amor que él deseaba transmitirle siempre.
MinHo gateo por la cama hasta colocarse encima de él, y le sonrío coqueto, coloco sus hombros a cada lado de la cabeza del castaño y se agacho para poder restregar su cuerpo con el de él y al mismo tiempo besar esos tentadores labios que lo enloquecían en la mañana, tarde y noche, en realidad todo el tiempo, hasta cuando esté dormía y MinHo se aprovechaba de esto.
MinHo comenzó a restregarse con cuerpo y jadeaba fuerte cuando ambos penes se conectaban, en una fricción enloquecedora. TaeMin comenzó a gemir más fuerte si es que eso era posible y aún sin ser penetrado, MinHo delineo con la punta de su lengua los labios de TaeMin solo para enloquecerlo más.
Metió dos dedos en la boca de Tae y con voz ruda habló…
- ¡Lame!
TaeMin ni tranquilo, ni perezoso comenzó a lamerlos, a saborearlos, a morderlos, a chuparlos, a jugar con ellos como si su vida dependiera de ello.
MinHo los saco de improvisto de su boca, asustando al castaño por lo rápido que había sido. MinHo sentía que se iba a eyacular y solo por como TaeMin jugaba con sus dedos, volvió a atacar la boca de TaeMin a base de besos, mientras se acomodaba y llevaba su mano a la parte inferior del cuerpo del castaño, primero jugó con el ano de TaeMin, pasando su dedo ensalivado por fuera de la entrada, dejo de besarlo para no perderse de esta grata exhibición que le estaba brindando la cara del menor, llena de placer y morbo que le fascinaba.
El castaño comenzó a sisear de puro placer a punto de de rogar por más atención cuando sintió como un dedo tímidamente pedía permiso para entrar por su anillos musculares del trasero, cuando sintió que todo el dedo ya había entrado comenzó a gemir más fuerte aún.
- MinHo, más por favor, otro, necesito otro. –chillo el castaño
- Uff, pero si recién llevamos diez minutos, cariño debes aguantar más.
- ¡No te pongas a jugar ahora, por dios!
- Tan insistente, de veras. Ya, calma, cariño. –MinHo lamio el pezón derecho de TaeMin –Tu hombre ya llego para complacerte.
MinHo comenzó a hacer pequeñas embestidas con su dedo índice, lo metía y lo sacaba, junto a este se unió otro dedo más y ya no era solo uno, sino dos, que ahora hacían tijeras para poder dilatar aún más al menor para que de esa forma le doliera menos. MinHo comenzó a penetrar con los dedos, acariciaba, salía y entraba, hacía tijeras y por fuera sobaba el anillo de músculos, cuando sintió que TaeMin estaba lo suficientemente dilatado, se acomodo colocándose de rodillas en la cama, TaeMin rápidamente las enrosco en la cintura del alto y MinHo con ayuda de su mano, perfilo su pene que ya soltaba pequeñas tiras de semen hacía la entrada de TaeMin, estaba que ya no podía aguantar más.
Poco a poco fue metiendo su pene en los anillos musculares de TaeMin y a pesar de todas las veces que ya habían tenido sexo anteriormente y por más dilatado que estuviera TaeMin siempre estaba lo sufrientemente apretado y le costaba la vida entrar en el castaño sin hacerle daño, cuando la punta de su pene estuvo adentro espero unos pequeños minutos a que el menor se acostumbrara, MinHo podía saber cuando TaeMin ya estaba cómodo o cuando no, gracias a su rostro, MinHo no perdía de vista la cara del menor y cuando este comenzó a gemir de placer y su cara era la clara seña del erotismo, MinHo sabía que tenía luz verde que podía moverse a su antojo y agradeció que fuera rápido porque ya le costaba bastante el aguatarse. MinHo comenzó a salir y a entrar, las primeras penetraciones fueron lentas, más calculadas y más pacientes, pero después de unos minutos así comenzó la parte favorita de TaeMin en el acto sexual.
MinHo comenzó a salir y a entrar de la cavidad del menor más rápido y más fuerte, ya no eran unas penetraciones calculadas, ya no, ya eran unas embestidas rápidas, sin controles, sin miramientos y por hechas por puro instinto; TaeMin aún tenía las piernas enroscadas en la cadera de MinHo y con sus manos se sostenía del cuerpo de MinHo como si su vida dependiera de ello, el menor se sentía cayendo en un abismo del que parecía no existía salida y el de verdad esperaba que no, porque deseaba que el abismo de nombre ‘MinHo’ lo condujera hasta instancias inesperadas, que lo hiciera disfrutar hasta la raíz de este gran amor que entre ambos se vociferaban a base de jadeos y gemidos, roncos y agudos. TaeMin soltó sus manos de los hombros del alto y llevo sus palmas hasta el trasero de MinHo, para poder empujar al alto y que este entrara aún más en él (si es que era posible).
Fueron más embestidas, muchos besos húmedos donde la saliva siempre salía ganando, fueron toqueteos, mordidas en todas las extensiones de piel, lametones donde no debían existir porque eran pecado, eran caricias por doquier, rasguños de placer y mucho amor, amor del puro, amor de esos que solo se veían en la televisión o se leían en libros, era de ese amor que ya pocas veces se podía observar y no solo TaeMin lo sabía sino el propio MinHo también lo sabía y lo sentía, en lo más profundo de sus fibras, por todo su cuerpo, podía sentir el amor que TaeMin le profesaba, tan puro y tan intenso como aquel beso que ellos en ese momento se estaban regalando.
MinHo continuo embistiendo, penetro una, dos, tres veces más hasta que aquel orgasmo lo ataco, como serpiente subió por su cuerpo desde las puntas de los dedos de sus pies hasta la cabeza y el ultimo cabello de esta, fue tan intenso que termino llenando todo del menor, cansado cayó encima de TaeMin, mientras que este tardo un poco más en eyacular, y cuando lo hizo no se imagino tener tanto semen cargando, mancho los abdómenes de ambos, incluso mancho la cama donde ambos cuerpos descansaban. Ambas respiraciones estaban sofocadas, ambos cuerpos jalaban aire de manera abrupta.
MinHo se quito de encima de él y se acostó a un lado de él, TaeMin no tardo en recostar su cabeza en el pecho de este.
- Nunca imagine estar así –hablo TaeMin una vez hubo recuperado la respiración.
- ¿Cómo? –MinHo lo miro –teniendo sexo, en una casa de quien sabe quién. Vaya yo tampoco –MinHo comenzó a reír a burla
TaeMin no lo siguió y serio lo miro.
- No, en realidad me refería a nosotros, a esto, a esta relación –suspiro TaeMin, dejo de mirar a MinHo y se concentro en ver el techo –jamás imagine tener el pene del capitán del equipo de futbol de la escuela hasta el fondo de mí, jamás imagine tenerte a mi lado y mucho menos imagine que pudiese llegar a existir “un nosotros”.
- Bueno, no deberías ponerte melancólico por cosas del pasado, henos aquí, juntos, disfrutando del pene del capitán del equipo de futbol, sintiendo el amor que nos tenemos, siendo uno para el otro y es todo en lo que debes pensar. Esto es nuestro presente y debemos solo vivir en el, sin precipitarnos y sin regresarnos, porque lo único que nos debe de importar ahora es justamente esto, nuestro amor.
TaeMin se levanto desde el pecho de este y con sus codos recargados en el pecho de MinHo se acerco a él y lo beso con toda la intensidad que sus labios le permitieron. Cuando el oxigeno les hizo falta, se separaron pero TaeMin nunca lo dejo de observar.
- No sé en qué momento te convertiste en todo lo que necesitaba y no sé en qué momento te convertiste en mi necesidad –TaeMin se calló un momento –pero de algo que si estoy muy seguro es que no quiero que dejes de serlo nunca. Te amo, MinHo y no sabes lo agradecido que soy de que hayas abierto tu corazón para mí.
MinHo lo miro de esa forma en la que se miran los atardeceres, de la misma forma en la que se miran las esculturas, de la misma forma que en las películas, de la misma forma en la que… se ama.
“Si tu mente me llega a olvidar,
Búscame en tu corazón
Porque ahí estaré”