Salió inmediatamente de su habitación luego de que su la piedra de su anillo cambiase de color. Se vistió rápidamente y sonrió ladino al saber que al fin el tan anhelado día había llegado.
“Tres meses de espera”
Cuando llegó a la sala, observó al muchacho que llevaba viviendo con él desde hace casi cincuenta años; Lambo estaba mirando a la nada mientras tenía un duce de uva en sus dedos que muy probablemente comería en solo unos instantes.
-Ya me voy, nos vemos luego
La mujer pelirrosada que antes lo había estado acompañando en su habitación le dio un beso antes de salir por la puerta de la casa.
El chico de cabellos ondulados ni siquiera se volteó a mirarlo y suponía la razón. En múltiples ocasiones le había expresado sus sentimientos y el en cada una de ellas lo había rechazado de la peor forma. Al principio, el de ojos verdes hacia un escándalo cada vez que sus otras amantes iban a la mansión respondiendo a su llamado; él debía siempre calmarlo y dejarle clara las cosas con fuertes palabras e incluso una vez tuvo que golpearlo porque el menor estuvo a punto de matar a una cambiaforma con la que había tenido sexo.
Después de muchos años, la situación había cambiado drásticamente y en la actualidad era como lo que presenciaba en ese momento. Lambo solo se quedaba sentado en el sofá mirando a la nada, saboreando dulces de uva mientras él se divertía en su alcoba con sus amantes de turno. Sabía que al ser un vampiro, el chico podía oír perfectamente todo lo que sucedía en su habitación en cada ocasión y eso lo desconcertaba en demasía. ¿Le gustaba herirse hasta tal punto?
Podía decir que el de cabellos ondulados se había conformado a tener sexo con él ocasionalmente y que por esa razón, ya no hacía absolutamente nada cuando situaciones como la de un momento se daban.
Al tener en mente claramente su objetivo, Reborn no podía dejarse llevar por el ojiverde, por más que miles de sensaciones desagradables se arremolinasen al saber que muy pronto seguro este lo aborrecería de la peor forma, no desistiría, esa era su naturaleza.
Hacerle daño a la persona que había llegado a significar algo para él no era algo por lo que sentirse orgulloso, pero ¿Qué más le quedaba? ¿Sucumbir? Eso jamás.
Era mejor aparentar y hacer todo lo posible porque el ojiverde lo aborreciera, no quería sentir más la necesidad de apresarlo contra sus brazos y susurrarle todo lo que sentía del solo tenerlo cerca. Había tomado una decisión y debía cumplir su palabra, él no era débil… nunca lo sería.
-Tsunayoshi acaba de contactarse
La expresión del chico vestido con su típica camisa blanca con manchas negras posó rápidamente su mirada en él inmediatamente después de que terminó su frase.
-¿En serio?- su expresión llena de preocupación se dejó notar y eso afirmó aún más las suposiciones del purasangre… en poco tiempo vería los ojos de Lambo llenos de odio hacia él.
-Sí, por lo que es hora de irnos, llama a Yuni y Fuuta por mí
Caminó hacia la entrada de la mansión y tras sacar la botella llena de aquel líquido carmesí tan delicioso para los de su especie, comenzó a beberla sin parar un segundo.
“Solo un poco más”
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Se desvistió quedando en solo bóxer y gateo lentamente hasta el velador a lado derecho de la cama, para luego abrir la cuadrada puerta en la parte inferior de este. Buscó alguna pieza de madera con filo de las que usualmente usaba para castigarse, pero todas estaban ya desgastadas. Haciendo mella de su fuerza destrozó el mueble de madera y tomando las piezas que de este pudo conseguir, comenzó a apuñalarse en los muslos fuertemente.
“Estoy seguro que él podrá completarla”
Ya no podía más, había ya realizado la mayor parte de la estrategia y las fuerzas se le habían agotado. El tener que matar a la persona que amaba lo había destruido.
Suponía que Yuni, Reborn y Lambo estarían allí en poco tiempo, ellos podrían encargarse del resto ¿cierto? Al ser Reborn un purasangre tendría la suficiente fuerza para inmovilizar a Hibari y de esa forma permitir que Yuni recitara el conjuro que traería a la superficie las “llamas del infierno”.
“Me gustaría haber podido ver tu rostro una última vez”
Todo su cuerpo se encontraba ensangrentado y las heridas que tenían demoraban un poco más en cerrar debido a que la madera quemaba a medida que se introducía en su carne.
Había apuñalado sus brazos y piernas, desgarrado parte de abdomen y muñecas, sabía que solo quedaba enterrarse el arma filuda en el pecho para acabar con todo y de esa forma, al fin llegar al lado de sus padres, descansar de todo aquello que lo hacía sufrir.
En la lejanía escuchó pasos aproximarse a su habitación, eran raudos y podía del solo oírlos, darse cuenta de cuanta desesperación guardaban.
“Son tan parecido a los que di al tratar de alcanzar aquella luz”
Sonrió y llevó la estaca al frente de su pecho, para cuando llegara el vampiro, él ya habría finalizado con todo, al fin se liberaría.
“Je t'aime”
Con fuerza intentó clavar la estaca de madera en lo más profundo de su corazón, pero una ráfaga pasando por su lado se lo impidió. Un cuerpo más grande que el suyo lo envolvió con uno de sus brazos mientras con el otro tomaba e arma e impedía que sus manos la clavasen en su piel.
-Detente
Aquella voz le era tan adictiva y tranquilizante que no pudo hacer más que seguir llorando mientras apretaba aún más el arma entre sus manos.
-Déjame morir
Hibari estaba aterrado. Estando en su oficina, después de un tiempo de que Viper se marchase, un profundo dolor en el pecho lo embargo de improviso. Sentía quemar su corazón y una única imagen fue proyectada por su mente.
Corrió rápidamente en busca del chico, al principio sin utilizar su velocidad de purasangre ya que tal vez todo fuese solo una equivocación suya, pero a medida que pasaban los segundos, el dolor se intensificada y supo entonces que era más importante de lo que creía.
No supo cuán rápido tuvo que ser para poder alcanzar a tomar la estaca e impedir que Tsunayoshi acabase con su vida. Al observarlo cubierto de sangre y herido en todo el cuerpo una ira incontrolable lo invadió, pero esta no pudo combatir contra el miedo que sintió al notar que estuvo a punto de perderlo.
-¿Por qué?- observó todas las dagas de madera sin filo y cubiertas de sangre seca regadas en el suelo- ¿Desde cuándo te haces todo esto?- pudo divisar una fotografía muy maltratada al lado de todas las estacas, y esto lo hizo intrigarse aún más…. ¿Quién sería la persona en ella?
-No preguntes nada- no entendió como las palabras fluyeron ¿Instintivamente quizá?- no digas más
Apretó fuertemente el cuerpo del castaño y por primera vez en su vida, derramó lágrimas por otro ser.
-¿Puedes sentir como late?- se deshizo de la daga que aún retenía y llevó la mano del contrario sobre su pecho- solo lo hace por ti, no me pidas presenciar tu muerte sin hacer nada, Tsunayoshi
La calidez que sintió cuando el vampiro llevó sus manos a su rostro y lo miró con esa expresión llena de sentimientos lo llevó al paraíso. Aquel hombre lo había destrozado, primero al matar a su familia, y después enamorándolo hasta ese punto.
El purasangre se apoderó de sus labios lentamente por aproximadamente un minuto luego de intercambiar mirada, lamio y saboreo gentilmente toda su cavidad, le regaló caricias en las mejillas y transmitió el cariño que le profesaba.
¿Él también lo amaba? Por el ósculo que compartían en ese instante, el castaño podía jurar que sí. Si estuviesen en un mundo paralelo quizá ese momento sería el más feliz en su vida, verse correspondido, saber que era amado como él lo hacía; sin embargo, allí donde se hallaba, de rodillas cubierto de sangre que poco a poco se secaba sobre su piel, lo único que podía sentir era culpa y resentimiento hacia él mismo, por haber sido débil y dejarse ganar por el amor.
Tras separarse, Hibari miró fijamente los ojos color avellana de su acompañante, debía intentarlo hasta que el otro se sincerase, no podía permitir que siguiese sufriendo de ese modo, lo protegería aun si eso le costaba la muerte.
-Dímelo- acarició una vez más sus mejillas- por favor
Quedo en silencio mientras más lágrimas se desbordaban de sus ojos.
-Namimori- susurró y luego de unos segundos más en silencio prosiguió- ese es mi pueblo natal y…- hizo una pausa- m-mis padres… todos, todos fueron asesinados
No pudo hacer más que abrir grandemente sus ojos azules y quedar inmóvil sujetando aún el rostro del castaño entre sus manos.
Con esas simples palabras había entendido todo. El porqué de la presencia del otro purasangre en el pueblo luego del ataque, el por qué Tsunayoshi había ido en su búsqueda, el porqué de torturarse de esa forma con aquellas estacas de madera… todo, todo encajaba y se maldecía de la peor forma por no haber sido lo suficientemente inteligente para deducirlo. Alargó su mano hasta la fotografía que antes había divisado y la arrugó fuertemente al verse reflejado en ella… sí, todas las piezas del rompecabezas se juntaban de una manera muy cruel.
-Tsunayoshi…
-¿Entiendes por qué no puedo corresponderte?- apartó la mano que aún mantenía el pelinegro en su rostro y la apretó entre las suyas- ¿Entiendes por qué deseo morir?
No pudo hacer más que observarlo completamente devastado al enterarse que por su culpa, el pequeño vampiro había sufrido hasta ese grado.
-Lo hago- entrelazó sus dedos con los ajenos- y solo quiero pedirte que confíes en mí, por favor
-Uhm- bufó sonriendo- ¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo?
-Lo soy- habló con la voz más profunda que alguna vez se hubiese oído proveniente de él- dame una oportunidad, es todo lo que te pido
-¿Qué sentido tiene?- soltó las manos del contrario y su mirada se ensombreció- ya lo llamé- sonrió lastimero- Reborn estará aquí en cualquier momento, falta muy poco para tu deceso así que déjame morir antes de poder presenciarlo
Al oír el nombre de ese purasangre proveniente de los labios del vampiro, un profundo odio recorrió todo su cuerpo, ese malnacido se las pagaría con creses, lo juraba por sobre su existencia que lo haría.
-Te lo diré todo muy pronto, así que por favor-juntó su frente con la contraria- confía en mí
La sinceridad con la que sonaban las palabras de Kyoya lo hacían volar a universos impensados, dónde él y el vampiro pudiesen estar juntos sin que una culpa tan grande como la que cargaba en ese momento lo impidiese.
No estaba seguro que es lo que iba a responder ¿debía confiar en el asesino se sus padres? Su mente daba muchas vueltas y fueron varios minutos de silencio los que azotaron en aquella habitación.
Se separó del rostro del purasangre y acarició su mejilla con una de sus manos, luego de tomar una decisión.
-Yo...- su voz sonó apagada y sin brillo- voy…
Un fuerte estruendo se dejó oír en ese instante en el bosque que rodeaba la gran casa. El vampiro pelinegro se levantó de inmediato y tras sentir la fuerte presencia que emanaba el otro purasangre supo inmediatamente que la batalla había comenzado.
-Él está aquí- miró al castaño, quien temblaba y se abrazaba a sí mismo- tenemos que enfrentarlo- sacó la gran capa que ese momento llevaba puesta y envolvió el cuerpo ya sanado pero aún cubierto de sangre del otro vampiro.
-H-Hibari…
Lo tomó del brazo y lo cargó evitando que siguiese hablando. Haría uso de su velocidad, por lo que debía mantener al castaño lo más junto a su cuerpo.
-Nos vamos
Saltó por la ventana y se dirigió hacia el centro del bosque, podía intuir todo lo que pasaría por lo que solo se limitaría a proteger a Tsunayoshi a toda costa.
...