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MÁS ALLÁ DE LA LUNA por Gaia

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Notas del capitulo:

Llegamos al capítulo 23, gracias quienes esperan pacientemente cada capítulo, me esfuerzo mucho para que la espera valga la pena.

Disfruten el capítulo, tiene muchas sopresas =3

La canción que ahora acompaña al capítulo es Saigo no kuchikuze (El último beso)

 

Ahora no comparte título con el capítulo, pero sí me ayudó en varios aspectos. Es una canción muy hermosa, como para una película de época, pienso yo.

Para escucharla sólo necesitan dar click en el cuadrito verde de play :)

http://liefond.com/tune/1188467530.1487016909-ryuichi-kawamura--saigo-no-kuchizuke-

Capítulo 23. Luna Menguante

 

 

 

La media luna implica odio y discordia; la luna nueva muerte y destrucción….

 

-Naoko Takeuchi

 

 

 

La tomé por ambos brazos y pude apartarla sin necesidad de aplicar mucha fuerza. En ese momento Ihara-san apareció nuevamente con la bolsa de la actriz. Al llegar nos miró por un momento, yo aún tenía las manos en sus brazos. Tras nosotros llegó el taxi esperado y se estacionó.

 

—¿Qué pasó Yuriko-chan? ¿Estuviste a punto de caerte?

 

Ninguno de los dos dijimos nada. Solté con suavidad a la actriz y ella se agachó ocultando el rostro entre su cabello.

 

El actor ayudó a la actriz a acomodarse en el asiento trasero, mi vista se fijó en ella, me hubiera gustado que no nos interrumpieran para solucionar aquello. Ahora sentía que debía conversar con Ishida-san para dejar en claro toda la situación y no volver demasiado incómodas las últimas semanas que nos quedaban para trabajar juntos. Entre más pronto resolviéramos aquello, más fácil sería.

 

—Ryu-chan, no te desveles demasiado, aunque no es por la mañana, recuerda que mañana tenemos filmación. —La voz de Ihara-san me sacó de aquellos pensamientos.

 

—No te preocupes, estaré ahí sin contratiempos.

 

—Me hubiera gustado conversar más contigo, pero ya tendremos tiempo mañana. Muchas felicidades.

 

—Te agradezco Ihara-san, gracias a ti fue una noche muy amena.

 

Él no agregó nada más, sólo sonrió y subió al vehículo que de inmediato se alejó mientras yo me preguntaba qué debía de hacer la próxima vez que viera a Ishida-san. Aún quedaban tres semanas de grabaciones. El final estaba cerca, pero comencé a pensar que quizá a partir de ese momento el tiempo pasaría lentamente.

 

Una ráfaga de viento llegó desde algún lugar y traspasó sin reparos el grosor de mi traje provocándome un escalofrío. ¿Desde qué momento había bajado tanto la temperatura? Deseé haber llevado el abrigo que Hiroshi me obsequió, pero lo estaba reservando para el día que cayera la primera nevada.

 

Un auto se colocó frente a mí, los muchachos, que fueron por el auto de J, ahora ya estaban ahí esperando a que yo subiera al vehículo. La portezuela se abrió y entonces Hiroshi se asomó.

 

—Ryu, anda sube, hace frío afuera. —volvió a entrar y yo subí tras él.

 

Cuando estuve arriba el besó una de mis mejillas y yo le sonreí, al menos eso fue lo que traté.

 

¿Cómo le iba a decir lo que había pasado con Ishida-san? porque definitivamente debía hacerlo… si algo pasara, si alguien nos hubiese visto… si pudiera existir una situación que diera pie a que Hiroshi desconfiara de mí entonces ¿qué haría… cómo le explicaría...? Tenía el tiempo de aquella reunión para pensar en las palabras adecuadas.

 

Llegamos en el auto hasta el estacionamiento de un bar, dejamos el vehículo y nos dirigimos al establecimiento, todo el sitio estaba ambientado a media luz, los rostros parecían incognitos, un cúmulo de siluetas a quienes no les importaba quiénes éramos.

 

Estuvimos hablando toda la noche de cosas que en su mayoría no recuerdo, pero lo que permanece vivo es el sentimiento de bienestar al estar rodeado de personas tan queridas y tan intimas, personas cuyo lazo que me unía ellas, era fuerte como una cadena que ni el ácido corrosivo del dolor podía desintegrar.

 

Cada uno bebimos lo que más nos agradaba: Hiroshi y Pata-san bebieron Jack Daniel’s, Jun bebió cerveza, Inoran tequila y yo vino tinto. Reímos mucho aquella noche, tanto que olvidé todo lo que pudo haber pasado antes de esos momentos.

 

Cuando salimos del bar apenas faltaban unas horas para el amanecer. Jun e Inoran se habían ofrecido a llevarnos a todos a casa, sin embargo, Hiroshi y yo decidimos caminar, calculé que tardaríamos más o menos una hora de camino a paso entre normal y lento. Era el tiempo suficiente para comentar lo que había ocurrido tras salir de la premiación, decirlo posterior a aquel tiempo límite sería un error.

 

¿Cómo comenzar? A pausas mi corazón golpeaba mi pecho y entre más duraba la pausa, más fuerte era el golpe.

 

—Parece que la luna está en cuarto creciente —Lo oí hablar y me sentí como suspendido en el aire, como caminando en nada.

 

—Es cuarto menguante. ­—Dirigí mi vista hacia el cielo, así como lo hacía él.

 

—¿Cómo lo sabes?

 

—Anoche la vi más grande, estaba casi llena. —Mientras hablo de temas que no están relacionados mi corazón se tranquiliza, como si aquellas palabras le dieran un intervalo para interrumpir la realidad.

 

—Entonces sí, está en cuarto menguante, pero se ve más de la mitad.

 

—No sabía que también te gustara observarla.

 

—Siempre me ha gustado, pero ahora la observo con más atención. Me parece aún más hermosa, porque me acuerdo de ti cuando la veo.

 

Lo miré y sonreí. Ahora cada que yo observara la luna, también pensaría en Hiroshi, poco a poco él iba impregnando cada parte y cada aspecto de mí con su presencia, donde antes estaba sólo yo, ahora también aparecía él.

 

Tomé su mano, protegidos por los tenues rayos de la luz lunar; en el momento más oscuro de la noche, justo antes de que llegara el amanecer.

 

La luna en cuarto menguante siempre me causó inquietud, ver disminuir su luz hasta desaparecer, era como si muriera y así como aquella luna, yo también me iría apagando y al final desaparecería; pero ahora al menos habría tenido aquel momento a lado de alguien a quien yo amaba y que él me amaba a mí, un fragmento de vida del que sólo nosotros habíamos sido testigos y protagonistas y si quería conservarlo, si quería prolongar aquel momento hasta el fin de mis memorias, debía decirle siempre la verdad, aunque fuera difícil, doloroso o vergonzoso.

 

Estreché su mano con fuerza, mientras dentro de mi cabeza repasaba todas las palabras del idioma que podía dominar, pero ninguna me parecía la indicada para comenzar la oración.  

 

—Tu mano está fría. Debiste traer tu abrigo.

 

—No te preocupes, no tengo tanto frío, además lo estoy guardando para un momento especial.

 

—¿Te refieres a una cita? La tenemos justo ahora.

 

—Bueno, una cita es un momento muy especial, pero yo me refería a la primera nevada.

 

—Te voy a tomar muchas fotografías ese día.

 

—Hiroshi…. —Apreté su mano un poco más.

 

—¿Pasa algo? —estoy seguro de que me miró, pero yo ya no lo veía; mi vista se había ido al piso.

 

—Cuando acompañé a Ishida-san e Ihara-san al estacionamiento, ella se dio cuenta de que olvidó su bolso, entonces él fue por éste. Ishida-san y yo nos quedamos solos… y ella… bueno… —¿Cómo podía decirlo? Me sentía incluso tonto. ¿Cuántos hombres podrían haber hecho acusaciones así sobre una mujer con pesar?

 

—¿Se te declaró? —Adivinó

 

 —Pues algo así…   —los dedos de mis manos se entrelazaban jugando los unos con los otros, en un intento de mantener mi compostura— bueno sí se me declaro, además…

 

—¿Además…? —la misma palabra pronunciada por mí broto de sus labios, pero en un tono interrogante que me congeló. Mis labros no se abrían, a pesar de que mi cerebro había formulado la orden consiente de que lo hicieran.

 

—Ryuichi mírame, me pone nervioso que no me veas.

 

Reuní todo lo que pudiera quedarme de valor y levanté la cabeza para verlo. Como lo supuse su mirada estaba atenta en mí; era tan intensa que podía sentir mi cuerpo sacudirse empujado por una especie de campo electromagnético que provenía de ella. Estaba seguro de que si hablaba tartamudearía, así que me concentré en la luz de la luna que se reflejaba en sus cabellos y los hacía brillar

 

—Por poco y me besa, pero logré evitarlo...

 

—¡¿Ah?! Es demasiado atrevida esa actriz. ¿Cuándo terminan las grabaciones de ese programa?

 

—En tres semanas.

 

—Me van a parecer eternas. ¿Le dijiste que ya tienes pareja?

 

—No, es qu…. —traté de excusarme, pero no pude, su voz me frenó en seco.

 

—¡¿No?! ¿Por qué no?

 

—No hubo tiempo. Poco después llegó Ihara-san; no dudo de que haya pensado algo extraño. RD

 

—Deberías decirle que tienes novio… bueno no, no es una persona de confianza, si le dices eso no sabemos qué podría hacer. Lo mejor es decirle que tienes una novia y agrega que tiene senos grandes.

 

—¿Cómo?

 

—Las mujeres tienen complejo por los pechos grandes de las extranjeras.

 

—¿Cómo sabes eso?

 

—Lo leí en alguna parte, a veces leo.

 

Me quedé mirándolo por un momento y reí sin poder evitarlo, no de forma escandalosa; yo nunca había podido reír así. Aún a aquella altura de nuestra relación, Hiroshi podía sorprenderme todavía, tenía la impresión de que esa capacidad jamás la perdería. Él también comenzó a reír.

 

Con aquellas palabras tan simples, que al parecer no tenían mayor profundidad, él había logrado ahuyentar el miedo y la inseguridad. El cristal del pesar se había roto con un ligero toco de Hiroshi, con sus suaves palabras llevadas por el viento.

 

—Sí me hubiera gustado aclarar la situación de una vez.

 

—¿Será que soy yo quien debe hablar con la actriz? Le debería decir que no se puede fijar en Ryu.

 

—No te preocupes, hablaré con ella para decirle que algo así no puede volver a suceder. ­—Rompí la distancia que había entre ambos y rodeé su cuello con mis brazos.

 

—¿Qué pasa Kawamura-san? se está viendo muy atrevido al abrazarme en la vía pública. —Dijo aquello, pero sus brazos se enredaron en mi cintura.

 

—Estaba un poco ansioso… pensé que quizá podrías molestarte…

 

—Bueno, me molestaría si tu fueras el responsable de esas insinuaciones, pero yo sé que no es así. No me gusta nada la idea de alguien esté rondando alrededor de ti, escucharlo tampoco es agradable, pero que no lo ocultes me hace confirmar en que no me equivoqué ­—pegó su frente a la mía.

 

—Nunca voy a hacer, o a dejar de hacer algo que pueda afectarnos. No quiero arriesgarme a que te alejes. ­

 

Lo abracé con fuerza para mantenerlo a mi lado, ¿Cómo poder afectar para siempre la voluntad de una persona, pero no por la fuerza, sino de tal forma que por propia iniciativa jamás deseé marcharse y que jamás lo haga?

 

—Ryuichi… no hay nada que puedas hacer para alejarme de aquí, de ti —Entre sus manos sostuvo mi rostro y me besó en los labios. Un beso suave que duró apenas un segundo pero que borró mis pensamientos por los momentos que duró. Cuando finalizó hizo que el anhelo y la desesperación se apoderaran de mí.  

 

No era suficiente… necesitaba aún más de Hiroshi, necesitaba asegurarme de que permanecía ahí a mi lado. Lo abracé con fuerza para saber que estaba ahí, para aprisionarlo y que no pudiera escapar. Entonces lo besé. Sentí su sorpresa, pero ésta apenas duró y lo siguiente fueron sus brazos alrededor de mi cintura y sus labios correspondiendo al imprudente, torpe, desesperado e intenso beso. De mis labios temblorosos hacia los suyos más cálidos quería pasar todo aquel amor que era imposible mantener en mí…

 

Si éste es nuestro último beso, por favor, hagamos que dure más allá del último segundo en que el mundo exista…

 

El viento frío que esporádicamente nos invadió ahora era constante y con fuerzas mayores. El momento más frío de la noche era justo antes del amanecer y en aquella ocasión, la luna que desaparecía no podía dar nada siquiera similar al calor. ¿Pero qué importaba ya?

 

Sólo tu calor es suficiente para vivir.

 

 

 

El ruido seco de algo que parecía ser arrastrado nos interrumpió y nos hizo saltar al mismo tiempo. El sonido provenía de un callejón que era la parte trasera de algunos pequeños restaurantes que aún no abrían sus puertas.

 

Los dos dirigimos la vista hacia aquel lugar y durante unos momentos esperamos inmóviles. El sonido de aquel arrastre volvió a emerger. Me pareció que se trataba de una caja haciendo fricción con el piso.

 

—No suena como que lo haya ocasionado una persona ­—observé sin saber si estaba de más el comentario.

 

—Entonces debe ser un extraterrestre.

 

—Claro. Seguro busca conocer sobre nuestra tecnología en el callejón.

 

—Quizá sea nuevo en estas cosas de las invasiones y no sabe por dónde comenzar. —Tras aquellas palabras Hiroshi se adentró con paso lento en el callejón.

 

Caminé tras él tratando de no tropezar. El espacio entre las paredes era tan angosto, que ni los primeros resquicios del amanecer, ni las luces de la calle lograban entrar más allá de medio metro.

 

Hiroshi que caminaba sin mayor precaución tropezó y el sonido de arrastre se escuchó al instante que él emitía un grito.

 

—¿Te caíste?

 

—No, pero casi.

 

Tomé el celular del bolsillo de mi traje y con la luz que emitía la pequeña pantalla apunté al interior del callejón. Al instante descubrimos qué había ocasionado todo aquel alboroto, se trataba de una desgastada caja de cartón con un par de perritos dentro que inquietos se removían y provocaban el movimiento acompañado del sonido que llamó nuestra atención.

 

—Bien pensado Ryuichi-kun —Se inclinó y tomó a uno de los cachorritos con cuidado entre sus manos, pero al instante el animalito comenzó a llorar, así que lo regresó de nuevo a la caja.

 

—Pobrecitos. Están muy asustados. —Me incliné también y con la punta de mi dedo índice toqué la cabecita de uno.

 

Eran pequeños y peluditos, uno era color negro por completo y el otro una combinación de pelaje gris y negro, no los reconocía de alguna raza en particular. Estaban sucios y delgados, a simple vista se veían sus patitas temblar.

 

—Bueno. Llegamos justo a tiempo —Hiroshi tomó la caja y se incorporó —Vamos a casa Ryu, seguro que los cachorritos tienen hambre.

 

Sonreí y me incorporé, juntos caminamos llevando aquella pequeña cajita con nosotros.

 

—Esto es muy repentino, no sé si esté preparado para ser padre. —Dijo mientras vigilaba que ninguno de los cachorros cayera de la caja.

 

—Estoy seguro de que lo harás bien.

 

—Oye, a ti te gustan mucho los animales ¿no? ¿Por qué no tienes ahora ninguna mascota?

 

—Bueno, mi última mascota se quedó con Jun, creo que él ganó la custodia y aunque tenía otros perritos, cuando vivía en un departamento tuvo que dejarlos en casa de mi mamá. Ahora están con ella. Aunque después al fin conseguí la casa pensé que por el itinerario que tengo no podría cuidarlos yo solo.

 

—Ahora no habrá mayor problema, podremos organizarnos para el cuidado.

 

No era justo lo que Hiroshi hacía con mi corazón, cada día lo robaba un poco más y yo me repetía a mí mismo, me exigía y lo pronunciaba casi como una oración desesperada:

 

“Por favor no vayas a arruinarlo”

 

Llegamos a casa e instalamos a los cachorritos. No había croquetas, pero cocí un poco de pollo con verduras siguiendo la receta que desde adolescente preparaba para mis mascotas.

 

Tras algunos minutos de juego con el niño de la casa, los animalitos ya se sentían en confianza. Sentado en la madera del piso, acariciaba a los cachorros y recibía sus pequeñas mordidas.

 

Me senté a su lado y jugamos los dos juntos un rato, después improvisé una cama con una manta y una canasta y los llevamos a la habitación, ahí los instalamos en una de las esquinas.

 

—¿Qué hora es ya? —Preguntó Hiroshi sin quitar la vista de los nuevos inquilinos que estaban dormidos ya.

 

—Casi las 8 de la mañana ­­­—dije tras mirar el reloj.

 

—Debes ir a trabajar a las dos y no has dormido nada.

 

Me puse el pijama mientras Hiroshi preparó la cama. Ambos nos acostados y me abracé a él para dormir, no había notado el cansancio de mi cuerpo hasta aquel momento, ni el dolor de cabeza producto de no haber dormido toda la noche, sin embargo, no me importaba. Estaba feliz.

 

Los cachorros no estuvieron mucho tiempo en lugar que les habíamos asignado, pronto estuvieron al pie de la cama llorando por nuestra atención. Los subí y estuvieron correteando unos momentos hasta que encontraron un lugar para dormir a nuestros pies.

 

—Mañana debemos pensar nombres para los cachorros.

 

Yo sólo tuve fuerzas para asentir con la cabeza y mientras mis ojos se cerraban pensé en la luna menguante que esa noche sólo había significado cosas maravillosas. No importaba su forma; la luna siempre sería el símbolo de mis sueños.

 

 

 

Pude entrar el estudio sin toparme en el camino con Ishida-san y seguir el recorrido hasta mi camerino, aunque sabía que inevitablemente nos íbamos a encontrar, deseaba posponer ese momento al menos hasta la grabación.

 

Terminaba de cambiar mi ropa por la del personaje, un traje gris que me parecía de un corte muy cuadrado; no me lo habían dicho directamente, pero escuché cuando el encargado de vestuario le decía a su ayudante que el objetivo era hacerme ver un poco más robusto de lo que era. Debía verme un poco más masculino.

 

Llamaron a la puerta y me dirigí a abrir, del otro lado me encontré con Ishida-san, quien me dirigió la sonrisa que solía utilizar para toda ocasión. En ese momento imaginé a un dios en el cielo conspirando para que ocurriera todo lo contrario a mis deseos.

 

—Kawamura-san, si no le molesta me gustará hablar con usted.

 

—Claro. Pase, por favor —me hice a un lado y ella entró a mi camerino.

 

No parecía nerviosa, ni un atisbo de intimidación después de lo que había ocurrido anoche. Era el poder y la confianza de una mujer hermosa.

 

La verdad es que tengo algo que confesarle… bueno más bien tenemos…

 

—¿Tienen?

 

—Así es. Cariño, ven aquí ­—expresó dirigiéndose a la puerta.

 

Yo me sentía cada vez más confundido, pero pronto esta confusión se transformó en un profundo desconcierto e incredulidad, cuando vi quién apareció en la entrada.

 

—¡¿Hiroshi?! —¿a él le había llamado?

 

—Ryuichi, disculpa que no te lo haya dicho anoche, pero Yuri-chan y yo queríamos estar juntos para decírtelo.

 

—Así es, gracias por ser paciente —ella se acercó hasta donde él se encontrada, apenas unos pasos delante de la entrada y lo abrazó.

 

—¡¿Qué?!

 

—Disculpa, pero en cuanto vi a Yuri-chan no pude evitar enamorarme de ella, porque es tan hermosa —la abrazó por la cintura. Ambos me miraban mientras sus rostros expresaban amplias sonrisas.

 

Yo me concentraba todas mis energías para no caer derrumbado al piso ¿Era verdad? ¿Qué estaba pasando…?

 

—Pero Hiroshi… tú y yo… —¿Qué podía decir en aquella situación? La voz me había abandonado junto con mi alma.

 

—Lo sé, pero debes comprender. Tú y yo ya no podemos estar juntos, Reyla…

 

Las dos figuras se difuminaron hasta volverse negras mientras yo caía y caía en picada hasta la penumbra, la sensación de desplomarme al vació de un mundo en ruinas me envolvió por completo y entonces… la luz.

 

Frente a mí, el rostro de Hiroshi que fruncía el ceño, como si estuviera preocupado. Me tomó unos momentos ser consciente de mí mismo. Estaba sobre mi cama y Hiroshi sobre mí, sentado en mis caderas con las piernas a los lados. Mi corazón latía fuerte y pausado, con cada latido sentía mi cabeza retumbar.

 

—¿Ryu, estás bien? —sentí su mano deslizarse desde mi frente y entre mi cabello.

 

—Hiroshi…

 

¿Un sueño…?

 

—Estás llorando ­—dijo y sus manos fueron a mis mejillas, con sus palmas suavemente limpió mis lágrimas. Hasta ese momento fui consiente de mi rostro mojado.

 

—Estaba soñando…

 

—Me asusté. Vine a despertarte para que bajaras a comer y te encontré llorando, pero no querías despertar.

 

—Lo siento es que… —me abrazó. ¡Qué tranquilizador era aquello! Hiroshi no abrazaba a alguien más. Me rodeaba con sus brazos solamente a mí.

 

—¿Tuviste una pesadilla muy fea?

 

—Soñé que Ishida-san y tú se hacían novios e iban a mi camerino del estudio para decírmelo —terminé de hablar y Hiroshi soltó una carcajada. ­—¡Qué cruel eres! No te rías, no fue para nada divertido.

 

—Disculpa Ryu, pero eso es algo que definitivamente sólo va a pesar en tus pesadillas. Me tomó demasiado conseguir que me quisieras como para cambiarte, así como así.

 

—Lo sé en la realidad, pero me dio mucho miedo en el sueño.

 

—No temas ni en tus sueños, sobre todo porque esa actriz antipática me cae muy mal, preferiría alguien más agradable.

 

—¿Quieres decir que si es una mujer agradable, entonces sí debo temer?

 

—Nunca. Yo soy tu esclavo.

 

—Tengo ya muchos esclavos.

 

—Entonces soy tu amo.

 

—¡Claro que no! Eso suena mucho peor.

 

—Entonces ¿Qué soy para usted, Ryuichi-sama?

 

—Eres la persona que amo.

 

—Y tú eres la que yo amo, y para nada deseo cambiar a la persona que amo.

 

Mis brazos rodearon su cuello y mis labios se unieron a los suyos. Suaves, dulces, tiernos… Una de las cosas que más me gusta en el mundo, los labios de Hiroshi, pro no duró mucho el contacto cuando él se apartó con suavidad.

 

—Nada me hace sufrir más que decir esto, pero no tenemos mucho tiempo. Vine a despertarte para que puedas comer algo antes de irte.

 

—¿Qué hora es?

 

—Las 12:30, tienes 20 minutos para tomar un baño y media hora para desayunar. No tardes demasiado. —Besó mis labios y se levantó, luego caminó fuera.

 

Cuando salí de la habitación después de haberme bañado y cambiado de ropa, los perritos correteaban y jugaban por la sala; me vieron y corrieron hacía mí, yo me incliné y los acaricié. La tenue luz invernal del sol que entraba por la ventana brillaba más que de costumbre e irradiaba un calor que suavemente acariciaba la piel. La casa estaba bañada por un agradable tono anaranjado que hacía mi corazón latir un poco más rápido.

 

Hiroshi salió de la cocina y me dirigió una sonrisa, me incorporé y me acerqué hasta él. Nos saludamos nuevamente con un beso en los labios.

 

—Te prepare de desayunar huevos con verdura cocida, bañada en salsa de soya. También hay pan tostado.

 

—Suena delicioso. Gracias Hiroshi-kun.

 

—Sabes que no soy buen cocinero, pero espero que te guste.

 

—Si es mi última comida al menos tendré el consuelo de que morí comiendo algo preparado por ti.

 

—¡Malvado! ¡Estás diciendo que mi comida es tan mala que podría matarte! Pero aún estoy a tiempo de agregarle veneno.

 

—Gracias Hiroshi-kun, tú eres el mejor cocinero del mundo. —Besé su mejilla y me dirigí a la cocina.

 

Comí lo que él me preparó y mientras cada bocado llenaba mi estómago, mi corazón se llenaba de felicidad, una y otra vez. Hiroshi no era el mejor cocinero, pero sí la mejor persona, el mejor novio, el mejor Hiroshi que puede existir para un Ryuichi roto que tuvo la fortuna de encontrarlo y que pudo obtener un espacio para sanar en su corazón.

 

Salí corriendo al estudio, o para ser exacto, el que corría era mi auto, pero bien maniobrando por mí y respetando todas las leyes de tránsito.

 

Llegué hasta el camerino sin toparme con alguno de mis compañeros, sin toparme con Ishida-san, igual que en mi sueño, aunque esperaba que fuera lo único en común con aquella pesadilla. Tomé el traje del día para las escenas que grabaríamos, lo dejé sobre el sofá, me quité la camisa y en ese momento llamaron a la puerta, regresé en lo que había hecho y me puse la camisa de nuevo. Me preguntaba quién podría ser y temía la respuesta que se formulaba en mi cabeza.

 

—Ishida-san… —Sí, era ella. Ahora esperaba que me anunciara que salía con Hiroshi, para saber que soñaba de nuevo.

 

—Kawamura-san —entró sin esperar a que yo la invitara y se sentó en el sofá— El traje de hoy es muy bonito ­—lo rozó suavemente con la palma de su mano.

 

—Bueno, creo que todos los trajes que utilizo son muy similares, pero me alegra que le guste. —Yo permanecí de pie junto al sofá.

 

—A mí me gustaría que Kaoru utilizara algún vestido bonito de vez en cuando, esa ropa sastre no hace lucir mucho a ninguna persona.

 

—No diga eso, precisamente la sencillez de esa ropa creo que resalta mucho más lo bonita que es.

 

—¿Y así cree que una se puede abstener de tratar de conquistarlo?

 

—Yo… lo siento… —casi estoy seguro de que di un respingo. ¿Me quería decir que yo la había provocado?

 

¿Lo había hecho?

 

—Kawamura-san, estoy tan avergonzada por lo que ocurrió anoche, debe perdonar a esta mujer que bebió un poco de más.

 

—Ishida-san, no se preocupe yo…

 

—Es un caballero lo sé, a pesar de todo no me recrimina. Así es usted. Debo aceptar que en ningún momento perdí el control, fue completamente dueña de mis actos, pero en el alcohol que bebí encontré el valor que necesitaba.

 

No sabía que contestar, nunca se me había dado bien eso de rechazar personas, pero en mi vida no había espacio para los malos entendidos, debía proteger mi relación con Hiroshi.  

 

—Usted es tan apuesto, y cuando una mujer como yo… conoce a alguien como usted…Bueno, me entiende, pero no se preocupe más; no volveré a ocurrir, no estuvo bien de mi parte.

 

—No se preocupe. —La verdad no entendía, pero imaginé que se disculpaba, así que sonreí.

 

—Pero dígame que con lo que hice no arruiné su noche, porque yo la pasé muy bien y no me gustaría haber arruinado su velada.

 

—Claro que no. Fue una de las mejores noches de mi vida; todo fue… —vinieron a mi mente Jun e Inoran— bueno… fue una noche que no cambiaría por ninguna otra.

 

—Deje decirle que yo tuve varias sorpresas, nunca imaginé encontrarme con mi hermano en ese lugar.

 

—¿Su hermano?

 

—Sí. Usted lo conoce, es Yuzuki Hitomi. No tenía idea de que él estaba en la organización del evento.

 

Sentí mis ojos abrirse completamente tras aquellas palabras. Lo que estaba diciendo no concordaba con mi imagen de la realidad, algo ahí lo hacía percibir como imposible.

 

 —Vaya… No tenía idea… ¿Es verdad…? ¿pero no dijo usted…? 

 

—Sí, dije que apenas lo conocía… pero deberá perdonarme aquella pequeña mentira. Son contadas las personas en el medio que conocen ese dato. Como ve, yo utilizo un nombre artístico, bueno, sólo el apellido. Preferimos reservar nuestra vida familiar.

 

—Es completamente comprensible, algunas veces la familia es el único rincón de intimidad en el que podemos confiar. Pero eso explica por qué le habló con aquella familiaridad.

 

—Le gusta molestarme. Quizá él ya sabía que yo estaría ahí y aun así no me dijo nada. Ni siquiera que estaría ahí Heath-san.

 

—¿H-Heath-san? Quizá él tampoco lo sabía, ya que fui yo quien lo invitó…

 

¿Por qué Hiroshi tuvo que salir en la conversación? El recuerdo del sueño que había tenido esa mañana hacía nacer un hoyo en mi pecho.

 

—Ya que lo vi ahí quería aprovechar para averiguar un poco más sobre él.

 

—¿Qué… deseaba averiguar?

 

—Sólo… conocerlo un poco mejor… pero, cuando me di cuenta casi todos habían abandonado la mesa.

 

Era verdad que primero yo me marché con Inoran y después Jun y Hiroshi nos alcanzaron.

 

—No imaginaba que fuera tan amigo suyo. ¿Usted y él se llevan muy bien verdad?

 

—Sí… somos… cercanos…

 

—Disculpe que realice una pregunta privada tan directamente, pero ¿no sabe si él tiene novia?

 

—¿Si tiene novia? —Mi corazón dio un golpe fuerte contra mi pecho, como activado por el interruptor de una alarma que, sin duda, significaba peligro.

 

Las imágenes de mi sueño surgieron de inmediato y jalaron todo lo que le daba firmeza a mi cuerpo porque las fuerzas se fueron por un momento de mí; pero hice acopio de la única fuerza que siempre me quedaba cuando todo se iba, la de voluntad, para lograr permanecer estoico.

 

—Sí. Bueno… no sé si decirle…

 

—Usted… ¿está interesada en él? —No podía creer que la realidad de aquella pesadilla pudiera convertirse en verdad y que yo realmente estuviera formulando aquella pregunta.

 

—¡Claro que no! Kawamura-san, anoche traté de conquistarlo y como no pude ¿cree que ahora voy por alguien que conocí apenas?

 

—Perdóneme, la ofendí —sentí que mi cara como un termómetro y la línea roja subir y subir; nunca me había comportado de una forma tan idiota, nunca había pasado una vergüenza tan grande.

 

—No se ponga así. Está completamente rojo. No es para tanto. La información no la quiero para mí, es decir sí lo es, pero no porque yo esté interesada en él, es más bien…

 

—Su hermano… —Expresé como consecuencia de la idea que me había golpeado como un rayo, haciéndome quedar igual que esos árboles que reciben el impacto y se incendian por dentro, para volverse cascarón seco que más tarde se convierte en cenizas.

 

—¿Cómo lo supo? Debo ser una persona muy transparente, y eso que yo siempre me he considerado misteriosa.

 

No contesté nada, estaba completamente descolocado, como si mi forma corpórea ahora estuviera en zigzag.

 

—Él no me dice nada…. Pero sé que Heath-san es una persona importante para mi hermano… y tenía la impresión de que era reciproco, por lo poco que me comentó. Tenía muchas ganas de conocer a su representado preferido.

 

—Bueno… creo que para Hiroshi-san… su representante… es muy… apreciado...

 

¿Por qué decía aquello? ¿Era yo? No lograba reconocer mi voz.

 

—Muchas gracias por escucharme. Es usted una persona muy amable, es una desgracia que no sucumbiera a mis encantos.

 

No supe qué decir, no entendía su comentario; sólo deseaba que su paso se volviera más rápido para salir de mi camerino. En cuento salió, como desconectado de algún interruptor caí sobre el sillón.

 

¿Qué había sido todo aquello? Hitomi-san estaba al parecer, interesado en Hiroshi… bueno, era algo obvio, pero… ¿Por qué ella hablaba con tanta familiaridad de mi pareja? Como si ella supiera algo de ellos dos que yo no… como si yo fuera un agente extraño fuera de su mundo… como si para Hiroshi su manager también…

 

Las grabaciones fueron especialmente complicadas ese día. Varias escenas tuvieron que repetirse debido a que un miembro del elenco estaba distraído. Ese miembro era yo, sin embargo, el director y el productor, tan amables como siempre (como cuando invitaron personas a un evento que no les correspondía), fueron comprensivos y entendieron que yo estaba cansado por la noche anterior, a pesar de que sólo pudimos avanzar la mitad de las escenas que se tenían contempladas.

 

Conduje a casa no con la misma premura de la tarde, iba más bien despacio, aunque la noche llevaba ya un par de horas de avance. Las manos en el volante me temblaban.  

 

¿Qué le iba a decir a Hiroshi? ¿Nada? ¿Debía fingir que no había pasado nada? No, eso no podía ser posible, pero…

 

Tenía miedo…

 

Cuando llegué a casa y salí del auto una ráfaga de viento me envolvió y me hizo erizar la piel. Entré a la casa y cerré la puerta rápidamente, me recargué en ella y pegué la frente, como si eso me fuera a dar alguna idea de cómo mirar a Hiroshi y de cómo hablarle.

 

—¿Qué haces ahí? —su voz retumbó en mis oídos expandiendo un temblor por todo mi cuerpo.

 

Lo miré sin saber qué decir, así que sólo sonreí, él sonrió también y se acercó, me abrazó por la cintura y me besó. Mis brazos se aferraron a sus hombros, cuánto había necesitado aquel contacto.

 

Lo besé mientras inconscientemente mis manos se apretaban a sus brazos. cada beso debía ser el último… debía quedar las líneas de sus labios sobre lo míos.

 

—No tenía idea de que Ryuichi-san fuera tan apasionado. ­—Le dediqué apenas el nacimiento de una sonrisa y acaricié una de sus mejillas.

 

Me senté a su lado en el sofá después de prepararme un café, él veía la televisión y los cachorros estaban acostados en sus piernas.

 

—¿Fueron al veterinario?

 

—Sí, nos divertimos mucho. Ya les aplicaron sus vacunas. ¿Y tú? ¿Cómo fue la grabación?

 

—Estuvo bien…. Normal.

 

—¿Qué pasa, Ryu-chan?

 

—¿Pasar? —No me atrevía a verlo al rostro, todo el tiempo mi mirada había permanecido en el café de mi taza.

 

—Estás raro desde que llegaste, esperaba que me platicaras, pero parece que no te atrevieras. ¿Volvió a pasar algo con Ishida-san? Sabes que no debes preocuparte, confió en…

 

—No se trata de eso. Bueno… sí es sobre Ishida-san, pero no lo que imaginas.

 

—¿Qué pasa entonces?

 

—¿Sabías que es hermana de Hitomi-san?

 

—¡¿Qué?! No tenía idea… Hitomi nunca me dijo nada. Su hermana… pues nunca me dijo nada.

 

—Ella me comento que le había sorprendido verte en la premiación…

 

—¿A mí?

 

—Dijo que hubiera querido saber más sobre ti, pero no tuvo la oportunidad…

 

—¿Por qué querría saber más de mí?  —Arqueó una ceja.

 

—Quería conocer más de alguien que es… tan importante para su her…

 

—¡¿Te contó de nosotros?! —Ni siquiera pude concluir mi oración. Su preguntó frenó en seco mis palabras y cualquier tipo de razonamiento que pudiera tener.

 

¿Nosotros?

 

Yo fui quien llenó el silencioso vacío llenándolo con mis preguntas.

 

—¿Por qué dices nosotros? ¿Quién nosotros? ¡¿Te refieres a Hitomi-san y tú?! —Aquel era el momento indicado para despertar de la pesadilla.

 

¡Alguien por favor que me despertara!  

 

La expresión de Hiroshi en ese momento era difícil de explicar, pero su mirada reflejaba quizá temor y su piel parecía un poco más blanca, sus labios temblaron un poco. Tal vez quiso decir algo, pero no expresó nada, sus palabras cayeron dentro de su propia boca, aunque no necesitó decir nada para que yo pudiera comprender el pensamiento que no se atrevía a formular.

 

Yo tampoco sabía qué decir, permanecimos en silencio por varios minutos, hasta que pude expresar la pregunta que se fue formando en mi cabeza, que la comenzó a lacerar desde el interior hasta volverse intolerable. Tenía que salir.

 

—¿Por qué no me lo dijiste?

 

—¿No te dije qué? —Su mano acariciaba a uno de los perritos en un movimiento repetitivo.

 

—Hiroshi, no evadas el asunto por favor… ¿Por qué no me dijiste que tuviste una relación con Hitomi-san? ­—Me miró, simplemente me miró y tras unos momentos se dio por vencido y suspiró.

 

—No creí que fuera necesario. Eso fue hace mucho tiempo, Ryuichi.

 

—Yo creo que sí era necesario, quizá fue hace mucho tiempo, pero convives con él diariamente y… esto explica porque él…

 

—¡Ryuichi…! Entiendo cómo te sientes, discúlpame, pero realmente no lo creí necesario, porque él es sólo mi manager y mi amigo, era mi amigo desde antes, por eso siguió siendo mi manager después de que terminamos… y en realidad fue poco tiempo… no fue…

 

—¡Para él no ha pasado! Es obvio que te quiere y que está celoso.

 

—Lo sé, lo sé, Ryuichi, pero dame más crédito, cuando vino a molestarte yo hablé con él y le dejé claro cuál es tu lugar en mi vida ¿y acaso ha vuelto a ocurrir algo?

 

—No, pero…

 

—Ha respetado mis decisiones. No volverá a molestarte, no es un obstáculo para nosotros.

 

—¿Y lo que hizo su hermana no crees que pudo ser por consejo suyo?

 

—Si te hubiera querido decir de nuestra relación lo habría hecho y ya. Es tan sínico que no le importaría hacerlo.

 

—Lo conoces tan bien…

 

—Así es, lo conozco hace mucho, te lo dije ya, es mi amigo.

 

—¡Pero tú no eres un amigo para él!

 

—¡Eso no es asunto mío! Él aceptó ser mi manager, es más, él me dijo que no había sido nada el tiempo que tuvimos algo, ni siquiera sé cómo llamarlo porque nunca fuimos pareja, ¿Estás contento con eso?

 

—¿Si es así por qué no me lo dijiste? antes de que tuviera que saberlo por alguien más.

 

—¿Yo cómo iba a adivinar que te lo dirían? —Con aquella pregunta pude darme cuenta… Hiroshi estaba a la defensiva.

 

Estábamos peleando.

 

—Esa no tendría que ser la razón…

 

—Yo no veía un motivo poderoso para decírtelo, sobre todo porque sabía que algo así sucedería.

 

—¿Algo así?

 

—Mírate cómo estás. Si Ishida-san tenía algún objetivo al decirte aquello, es obvio que lo logró. Pareciera que no confías en mí.

 

—N-no es eso… confío en ti. —¿Pero y Hitomi-san?

 

—Entonces no debe representar ningún problema. Sé que es complicado estar frente a alguien que estuvo con la persona que amas, pero si confías en esa persona debes superarlo. Así me pasó con J y tú sí que tenías sentimientos por él.

 

—Tú siempre supiste lo que pasó… nunca te oculté nada… Es más, te platiqué lo que hizo Ishida-san y tú me dijiste que amabas mi sinceridad, que confiabas en mí por mi sinceridad. Desde el momento que sucedió la idea de no decirte nada fue completamente descartada.

 

—Es diferente, sucedió ahora que eres mi pareja. Quizá estuvo mal no decirte, pero quería evitar el mal rato que estás teniendo ahora.

 

—No hubiera sido así si lo hubiera conocido de ti.

 

—No estoy tan seguro.

 

—¿Cómo?

 

—Ryuichi eres demasiado inseguro y a veces no sé cómo lidiar con eso. Francamente, te imaginaba pensando todo el día si Hitomi pudiera intentar algo, porque estoy seguro que mi palabra de que no es así, no te alcanzaría.

 

—¿Esa es el concepto que tienes de mí, la de un paranoico? No sabía que lidiabas conmigo. Discúlpame por ser esta pesada carga para ti.

 

—Ryuichi sabes que no es eso lo que quiero decir. Ya no sé cómo convencerte de que te quiero. Esta mañana despertaste llorando porque soñaste que te dejaba. Es frustrante pensar que no crees en mí.

 

—Obviamente debo agradecer que me protejas de mis problemas mentales.

 

—Yo sólo no quería que pasara lo que pasa ahora. Tuve parejas Ryuichi, al igual que tú, pero ahora estamos juntos. ¿No es eso lo que importa?

 

—No se trata de que tuvieras parejas en el pasado sino de… el hecho de que forma parte de tu vida diaria y es obvio que él…

 

—Es alguien importante para mí, pero tiene muy claro quién es mi pareja ahora.

 

—No estoy tan seguro…

 

 

 

Lo vi mover los labios, pero una vez más las palabras quedaron atrapadas sin lograr salir, el silencio de nuevo cayó sobre nosotros como un yunque pesado, de esos que caen en las caricaturas; pero ahora quizá lo agradecí. No deseaba seguir escuchando lo que me decía, el dolor que impregnaba la habitación y estremecía todo mi cuerpo nunca lo había sentido. Nunca habría imaginado que Hiroshi tuviera que “lidiar”, que tuviera que cuidar lo que me decía porque mi reacción lo agobiaba… No sabía que él no confiaba en mí completamente…

 

No sabía que podía ser una carga para ti…

 

La presión del yunque comenzaba a volverse insoportable, mis órganos se aplastaban, mis huesos se pulverizaban ante la presión.

 

—Iré a dar un paseo —Me levanté y caminé rápido a la puerta y aunque lo escuché decir mi nombre antes de salir no me detuve. No sería capaz de quedarme en la habitación de pie.

 

En cuanto cerré la puerta a mi espalda llevé las manos a mi rostro y comencé a llorar, era inevitable.

 

Si soy demasiado pesado para ti… ¿Entonces no podré recargar más mi cabeza contra tu pecho?

 

Era una noche silenciosa que mi llanto podía llenar por completo.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué harás ahora, Ryuichi-kun?

Nos vemos en el siguiente capítulo. 

 


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