—Harry cálmate y trata de hablar despacio que no te entendí nada. —pidió Steve a través de la línea.
— ¿Tony está contigo?
—Si está a mi lado. —respondió el rubio.
—Pon el celular en altavoz quiero que ambos me escuchen. —pasaron casi dos minutos en silencio hasta que volvieron a contestar.
—Steve aun no es muy bueno con la tecnología, aunque poner el teléfono en altavoz no es gran cosa. —soltó una pequeña risita. — ¿Nuestro niño hizo algo?
—No aún no ha hecho nada. —soltó un suspiro antes de proseguir. —El padre de Fran estuvo cerca de él.
— ¿Qué? —se escucharon ambos sorprendidos. — ¿Y Fran sabe que es su papá? —pregunto Steve.
—No, no lo sabe. —respondió Harry un poco más tranquilo. —Pero él no es de fiar no sé cómo encontró a Fran.
— ¿Fran podría quedarse contigo mientras regresamos?
—Saben que haría cualquier cosa por él, Peter fue mi mejor amigo. —respondió Osborn. —Le prometí que siempre cuidaría de él.
—Gracias Harry. —contestaron ambos. —Trataremos de volver mañana.
—Yo les llamo si algo más ocurre. —dijo antes de colgar
Mientras tanto Fran estaba en la sala de estar de la mansión Osborn, todo había pasado en unos instantes para él y aún seguía sin saber que mierdas estaba pasando por lo menos Carter estaba a su lado. El castaño por más que exigía saber que estaba pasando, Harry se negaba a responderle y Carter no podía hablar por el simple hecho de tampoco estar enterado de la situación.
— ¿Tío Harry por lo menos podemos regresar a mi casa? — pregunto algo fastidiado el castaño.
—Fran, no puedes regresar hasta que tus abuelos regresen. —dijo haciendo una pausa. —Ya hable con ellos, y me pidieron que te quedaras conmigo, Carter se puede quedar si quieres.
—Gracias. —dijo el pelinegro. —Pero creo que será mejor que vuelva a casa.
—Rollito de canela quédate por favor. —pidió abrazándolo de manera posesiva.
—Pero Franie tengo que volver a mi casa.
—Esta también es como tu casa. —hizo un puchero aligerando la tensión en el ambiente.
—Él tiene razón. —dijo con una sonrisa. —Mientras sigas evitando que se meta en tantos problemas eres bienvenido en mi mansión y en cualquiera de mis propiedades. —Carter solo sonrió sonrojado. —Tengo que atender unos asuntos de Oscorp, Fran ya conoce el lugar pónganse cómodos.
Luego pasaron un par de horas y parecía que Fran se veía más tranquilo e incluso había olvidado el alboroto que se había hecho más temprano, pero su mente no lo dejaba tranquilo, trataba de sacar conclusiones y al mismo tiempo seguirle el hilo a las conversaciones a Carter hasta que el pelinegro se quedó dormido...
—Podemos vernos. —susurro bajo para no despertar a Carter.
—Sabes que son las dos de la mañana ¿verdad?
—Sí pero son esas noches en las que me gusta ir a ese lugar especial y por alguna razón siento que necesito que me acompañes. —respondió tratando de convencerlo.
—Tú ganas niño. —dijo antes de cortar la llamada. Fran salió de la mansión sin ningún problema, para el castaño escapar era algo tan natural.
Llego al lugar en donde se quedaron a ver y luego se fueron en la motocicleta de Fran para ir a su lugar tan especial, la madruga estaba bastante fresca tanto que sentían que el viento que iba en contra de ellos cortara y a la vez se sentía una sensación sublime.
— ¿Un cementerio? —pregunto confundido.
—Te dije que vendría a un lugar especial. —contesto preparándose para saltar la barda.
—Okey hoy ha sido el día más raro de mi vida. —dijo saltando también.
—Cuando me siento inquieto o tuve un mal día suelo venir aquí.
—Y dicen que yo soy raro. —bromeo provocándole una pequeña carcajada al menor.
—Con todo lo de hoy, yo...—hizo una mueca y luego siguió hablando. —Mi mente era un desastre, mis pensamientos eran confusos y no lograba sacar conclusiones. —Wade lo escuchaba con un gesto indescifrable ya que el sentía que se estaba escuchando así mismo. —Así que quise venir aquí pero sentí que debías acompañarme. —respondió deteniéndose en una lápida lleno de arreglos florales marchitos cubriéndola en su mayoría. —Hace tiempo que no venía.
— ¿Tus padres están aquí? —se atrevió a preguntar Wade.
—Solo mi papá, mi otro padre creo que está vivo. —respondió dudoso por lo ultimo.
—Si está vivo es un imbécil por abandonarte. —comento Wade.
—Tal vez. —soltó una pequeña risa incomoda. —Papá disculpa por no haber venido en todo este tiempo, hoy traje un amigo. —dijo comenzando a quitar las flores marchitas que cubrían la lápida. —su nombre es Wade. —quito el ultimo ramo de rosas secas y la luz de la luna reflejo las letras doradas de la placa, Peter Stark Rogers el nombre relucía con una luminiscencia violenta para el corazón del mercenario. Wade nunca pensó que el brillo del oro lograra que su corazón se sintiera asfixiado, el amor de su vida se había ido y una parte de él se fue con él esa noche...
Los quiere The Sinner y su perro...