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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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-¿Qué quieres que haga que cosa? –era un nuevo día y Kakaroto miro con una ceja levantada al moreno que no paraba de sonreír. Era estúpido lo que le estaba proponiendo, ¿una cita?, ni en sueños se dispondría a salir con ese desgraciado aunque su vida dependiera de eso, ese enano se encargó bastante bien de hacerle quedar mal, y también de que se ganara una muy mala imagen, lo odiaba y eso jamás iba a cambiar. Ambos sentados en la misma mesa de la cafetería, enfrentados, Turles sabía que el Son menor sería el primero en presentarse a comer, aunque lo conociera ya poco, era hermano de Raditz y ya sabía sus mañas.

-Lo que oíste, te propongo una cita con Vegeta para arreglar las cosas entre ustedes. –dijo Turles cruzando sus brazos y apoyándolos sobre la mesa, se olvidó completamente de su bandeja con comida, mandándola a un costado para apoyar mejor sus antebrazos. Kakaroto le miro asqueado, bajo ningún concepto aceptaría tal propuesta, no tocaría a Vegeta ni con un palo solo por respeto al palo, muchísimo menos compartir un día junto a él, era ridículo.

-Olvídalo, no aceptare tal condición, prefiero que me maten. –dijo finalmente para concentrarse nuevamente en su comida, estaba completamente tranquilo hasta que el moreno apareció, las cosas entre él y Raditz aún no mejoraban, e incluso creo que iban hasta peor, no sé cómo fue que se enteró de las intenciones de Vegeta por disculparse, pero desde que Raditz lo supo su actitud hacia él fue más y más distante, comenzaba a creer que su hermano estaba enamorado de ese patán, pero no quería sacar conclusiones apresuradas, si esa opción era correcta, no dudaría ni un segundo en regalárselo en bandeja de plata.

-Vamos, me dejas en una muy incómoda posición, le prometí a Vegeta que le ayudaría. Él es un idiota, y lo único que le sale bien es intimidar a los nuevos, pero tú eres diferente. –Kakaroto le miro con el ceño fruncido, no quería escuchar lo que vendría a continuación. –Creo que lo enamoraste. –dijo Turles en un susurro,  acercándose al Son y extendiendo la palma de su mano, ocultando su boca de los alumnos, para que nadie pudiera leer sus labios.

-Qué asco. –fue lo último que dijo, hasta aquí había llegado su paciencia, ya no pretendía seguir escuchando al moreno, fue suficiente. Con toda resignación, tomo su bandeja entre sus manos y poniéndose de pie se designó a terminar su almuerzo en otro lugar. Por suerte la cafetería estaba casi vacía, por lo que no le costó mucho trabajo encontrar otro lugar todavía más alejado del moreno. Se sentó casi en los últimos lugares y sin voltear a ver a Turles, siguió comiendo. Turles le miro ofendido, ¿iba a dejarlo con la palabra en la boca?, Turles podía ser el típico chico que goza de las situaciones embarazosas y serias, pero nunca permitiría que lo traten de idiota, y menos un mocoso de primero. Repitiendo la misma acción que Kakaroto, tomo su bandeja y camino justo al mismo lugar donde el Son menor se sentó, pero esta vez, Turles tomo asiento justo a su lado, en lugar de frente.

-Si no cooperas, me veré forzado a contarle a los directivos tu ‘’secretito’’. –dijo Turles mirando hacia ambos lados, procurando que nadie lo esté escuchando.

-¿Qué secretito? Yo no tengo nada que ocultar, mucho menos algo que contar. –Kakaroto le miro desafiante, ¿hasta dónde sería capaz de llegar Turles con tal de obtener lo que quería? ¿estaría dispuesto a inventar una mentira para que este aceptara su propuesta?

-Oh, ¿tienes curiosidad?. –Turles le miro de reojo, con una sonrisa de medio lado. –Pues no es nada de otro mundo. Oí la triste noticia sobre el pobre chico, Hiroshi, tiene una terrible contusión porque ‘’alguien’’ lo golpeo y se encuentra hospitalizado. Han pasado semanas desde ese incidente y nadie sabe quién es el culpable. También me entere de que todos los chicos de primero, incluyéndote a ti y al hermano de Vegeta, fueron enviados a la sala de castigos por miedo a confesar quien fue el responsable de tal accidente, seguramente porque temían a que les ocurrieran lo mismo que a Hiroshi si abrían la boca, pero me imagino que tu si lo sabes quién fue, ¿cierto, nuevo? –dijo ensanchando aun su sonrisa, haciendo mucho énfasis en la palabra Alguien, cuando veía como Kakaroto empezaba a comer cada vez más lento y sus ojos estaban perdidos. –Estando estudiando tantos años aquí, ya sé de memoria las normas y reglas de esta institución y…

-No les digas a nadie que fui yo. –dijo mirando con suplica, susurrando al mismo tiempo que le tomaba del uniforme. Ya no podía soportar tanta presión, sobre todo no soportaba ese interrogatorio.

-Son muy estrictos cuando se trata con una regla rota.

-No sé cómo te enteraste, pero juro que me las vas a pagar muy caro. –Kakaroto cambio su semblante a uno lleno de súplica a otro lleno de enojo, odiaba a Turles por chantajearlo. –Me expulsaran si lo descubren.

 -Entonces, ponte a trabajar. –dijo finalmente Turles, para luego levantarse de ahí y dejar solo al Son menor, no sin antes guiñarle un ojo en forma de cómplices, Kakaroto se sonrojo por ese gesto y nuevamente volcó su mirada en la comida.

 

… …

 

Ambos estaban solos, pero en silencio, nadie se comprometía a dirigirse la palabra, Raditz por vergüenza debido al espectáculo que monto su hermano en la biblioteca y porque aún no olvidaba la charla que tuvieron anteriormente, y Vegeta porque le era más interesante su libro que su acompañante. Ambos sentados en el césped con sus espaldas apoyadas en la pared del edificio, de alguna forma se sentían incomodos. Raditz miro a Vegeta de reojo, y no pudo pasar por alto que han pasado apenas diez minutos juntos y Vegeta aún seguía leyendo la misma página, lo cual al Son mayor le extraño esa actitud, debido a que Vegeta no era de las personas que se demoran demasiado en leer, él tiene un poder de deducción bastante alto, se lo notaba muy pensativo.

 

-¿Por qué te esmeraste en que mi hermano te odie? –pregunto mirando el cielo, Vegeta abandono su vista de la página y la dirigió a Raditz. –Digo, él no es de odiar a las personas, es muy carismático y sociable, primera vez que oigo decir de su boca que alguien no le agrada, y que ese alguien eres tú.

-Ya sabes las reglas. –dijo sin importarle el tema, volviendo su vista al libro.

-A la mierda las reglas. –Vegeta volvió a mirarlo sorprendido y con una ceja levantada, Raditz dejo de mirar el cielo para luego enfocarse en esos ojos negros, ojos negros que le fascinaban. –Si tan importantes son las reglas para ti, ¿Por qué te preocupas tanto ahora por querer disculparte con él? –Vegeta se quedó callado al mismo tiempo que seguía mirándolo, ¿será que ese chico sea tan especial como para hacerle olvidar las reglas? Que por el simple hecho de que en su momento las aplico al pie de la letra en el principio, ¿por una insignificante reacción violenta por parte del menor, ya no sea capaz de seguir con el reglamento? –Yo jamás eh tratado a tu hermano como tu tratas al mío, y eso que yo también estuve de acuerdo con estas reglas.

-Tú tienes que seguir el reglamento, así como todos lo hacemos. Si no te sientes capaz, no puedes seguir con nosotros.

-Quisiera ver qué cara pones cuando otro avanzado trate como basura a tu hermano. –Vegeta quedo callado, jamás había escuchado por boca de Tarble que algún avanzado lo moleste, o que simplemente haya escuchado el rumor de eso. Tarble siempre iba a la escuela con una sonrisa, y salía de la escuela con la misma sonrisa, algo así como Kakaroto. Si llegaba a saber que un avanzado molestaba a su hermano, lo pagaría muy caro, ¿entonces lo mismo que siente él, lo habrá sentido Raditz en su momento cuando molestaba a Kakaroto?.

-¡Hola! –apareció de repente Turles, de una sola vez, de manera brusca,  se sentó entre medio de ambos muchachos, haciendo que estos, fastidiados, tuvieran que moverse un poco si o si o de lo contrario seguirían pegados, habiendo tanto espacio para sentarse. –Tengo buenas noticias, Vegeta. –decía el moreno al mismo tiempo que le pasaba su brazo por sobre su hombro, abrazándolo.

-Pues dilas. –dijo fríamente, mientras trataba de continuar con su lectora, pese a las distracciones.

-Te conseguí una cita con el nuevo. –dijo con sonrisa triunfante.

-¡¿Qué?!/¿¡Qué?! –gritaron al unísolo  Vegeta y Raditz, no se podían creer lo que acabaron de escuchar, Turles se tapó los oídos al instante debido a semejantes gritos.

-¿¡Cómo mierda pudiste hacer algo así?! –volteo Vegeta a mirarlo, a la mierda su libro, quería una explicación y la quería ahora mismo, ¿acaso el moreno le pidió permiso para hacer semejante acción? O sea, quería disculparse y que el pelinegro menor le perdonara, pero tampoco una cita era la solución.

-¡Por si no lo sabias, Turles, mi hermano está castigado! –defendió Raditz, era imposible que Kakaroto ya a la primera consiguiera una cita con Vegeta, sin conocerlo, y que él que llevaba años conociéndolo jamás había pasado más allá de salidas referentes a terminar proyectos escolares, que patético se sentía. -¡No puede salir!

-Pues, me temo que eso no será un impedimento. –dijo alzándose de hombros, restándole importancia al asunto, mientras que ambos pelinegros estaban rojos de la molestia, y de la vergüenza.

-¿Por qué estás tan seguro? –pregunto Raditz.

-Digamos que lo chantajee. –dijo para nuevamente girarse hacia Vegeta y palmarle la espalda en signo de tranquilidad, lo cual este aun no salía de su asombro. –Tu tranquilo, mi amigo, no me lo tienes que agradecer, luego me lo pagas.

-¿Pagártelo? ¡Tengo deseos de matarte, pudiste haberme consultado!

-¿De que serviría eso, si de todas formas me dirás que no? –finalmente se levantó, y sacando su teléfono de su bolsillo, decidió navegar por Google. –Tu espera mi mensaje, que para hoy después de clases tendré el lugar perfecto para su cita.

-Kakaroto no ira a ningún lado. –hablo Raditz con el ceño fruncido.

-Eso no lo decides tú, Raditz. ¡Adiós! –se despidió Turles, y mientras seguía su camino, sin voltear a ver a sus amigos les hablaba. -¡Vegeta no vayas a dejar plantado al nuevo o me harás quedar mal!

 


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