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Prepárate, seras mio. por Princesa Tora

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No entendía que estaba pasando, y mucho menos que hacia él ahí. Lo único que podía ver, era que estaba rodeado de una terrible oscuridad. Se sentía lejos de todo, se sentía solo, opto por simplemente correr hasta quien sabe dónde, no podía ver un camino, ni siquiera sabía si sus pisadas estaban aseguradas, tenía miedo. Llamo por el nombre todos los que conocía, a su padre, a su hermano, a sus amigos, nadie le respondía. Estaba entrando en pánico, pensando en que jamás saldría de esa oscuridad que a cada paso que daba, lo iba devorando todavía más. Estaba a punto de darse por vencido. Una luz se hizo presente a la lejanía, pudo escuchar una voz proveniente de la misma  que lo llamaba, pero no reconocía de quien era, no le importo en absoluto, lo único que quería era escapar. Corrió con todas sus fuerzas hacia dicha luz, observando que cada vez se hacía más y más intensa a cada zancada hasta llegar al punto de dejarlo ciego, se estaba acercando. Pudo sentir la felicidad correr por sus venas al notar que ya se había alejado de esa oscuridad, la luz era tan clara que no tuvo otra opción que poner su brazo frente a sus ojos para protegerse de esa intensidad, vio frente a él un sujeto con el uniforme de la escuela, pero lamentablemente su rostro no lo reconoció, no sabía quién era, estaba oculto entre las sombras que formaba la luz. Observo como ese sujeto desconocido se acercaba, no sabía cuáles eran sus intenciones y no se quedaría parado ahí para averiguarlo. Comenzó a asustarse, sus pies estaban pegados al suelo como si le hubieran puesto alguna especie de pegamento, no podía moverse y no pudo evitar entrar en pánico. El desconocido se iba acercando cada vez más, pero a medida que caminaba hacia él, su rostro comenzaba a hacerse más visible. De a poco fue cambiando sus facciones, ya sabía de quién se trataba. Sorprendido porque ese tipo directamente lo abrazo sin decir una palabra.

 

-¿Vegeta?

-No tengas miedo, Kakaroto, yo estoy contigo. –dijo para luego darle un tierno beso en la frente, con los ojos de Kakaroto abierto como platos. –Confía en mí.

 

… …

 

¡Ah!. Kakaroto despertó sobresaltado, abriendo apresuradamente los ojos, sentándose sobre la cama por el impulso. Jadeando pesadamente con la boca semiabierta, con unas pequeñas gotas de sudor que le resbalaban por la frente. Estuvo nervioso unos segundos hasta que, ya tranquilo, llevo su mano a su frente limpiándose el sudor: solo se trató de un simple sueño. Lo más curioso, es que una vez que limpio su frente no retiro su mano de ahí, estaba sorprendido por el sueño que tuvo y su corazón latía muy rápido, masajeándola con su dedo pulgar. No comprendía su significado, primero se besan sin Kakaroto tener idea del tiempo y del espacio, y ahora en sus sueños lo tiene que estar besando también, eso lo molesto mucho. No tenía idea como fue que Vegeta se involucró tanto en su ser, pero la consecuencia era que ahora esos pensamientos no lo dejaran tranquilo, nunca. Lo odiaba tanto, que ahora en sus sueños tiene que aparecer. Miro a su alrededor, no estaba en su habitación. No cabía duda que estaba en la enfermería de la escuela, una caja de primeros auxilios, elementos de vendajes, otra cama a su lado, separadas una de la otra por medio de una cortina, cosas de medicina e…¡inyecciones!. El rostro de Kakaroto se puso azul, estaba asustado, había agujas ahí, si venia la enfermera a clavarle esas monstruosidades juraría que podía volverse a desmayar. Por acto defensivo, se removió en la cama hacia atrás, alejándose de las inyecciones como si estas se fueran a mover. Coloco su mano sobre la cama, pero misteriosamente no sintió la fría tela entre su palma, sino algo cálido, agradable al tacto, volteo su vista y noto que Tarble estaba ahí sentado, dormido a su lado utilizando sus brazos como almohada, entrelazados entre sí. Kakaroto se sorprendió ante tal actitud de su amigo, ¿se habrá quedado todo el día junto a él, esperando a que despertara? ¿En serio fue capaz de faltar a clases solo para estar con él?. Repaso sus facciones, era tan diferente a Vegeta, se notaba a millas que su actitud no era igual a la del insensato de Vegeta: Tarble es tan atento y siempre preocupándose, dormido hace que sus pestañas resalten aún más, y su respiración era lenta y pausada, siempre de forma nasal, podía ver como su espada subía y bajaba por la inhalación y exhalación de aire. Tarble se removió en su sitio, arrugando la nariz en su trayecto, estaba despertando. Lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose con otros ojos negros que le miraban, Kakaroto había despertado y eso lo puso muy feliz, mucho más cuando este le sonrió ampliamente, esa sonrisa le parecía una de las más bellas. Sintió cierto calor en el dorso de su mano, bajando la mirada para descubrir de que se trataba y se sonrojo al instante: Kakaroto estaba tomándole de la mano, ¿será que ya descubrió sus sentimientos y era correspondido? Porque si eso llegaba a ser verdad, no dudaría ni un minuto en conquistarlo, enamorarlo. Kakaroto no entendía, noto como la mirada de Tarble iba dirigida a su mano y automáticamente la quito de donde estaba, poniéndose nervioso, balbuceando incoherencias.

 

-Em…lo…lo siento Tarble…no fue mi intensión…hacer eso jejeje. –decía nervioso al mismo tiempo que se rascaba la nuca, pero Tarble no respondió, ni siquiera lo estaba escuchando: esto era un incentivo para enamorar al pelinegro, y no lo desperdiciaría si es correspondido. Se incorporó en su lugar, frotándose los ojos con el talón de la mano.

-No te preocupes, no pasa nada. –dijo Tarble con media sonrisa. Kakaroto suspiro al percatarse de que el Saiyan menor no le dio importancia al asunto.

-¿Qué me paso? –pregunto tomándose la cabeza. Le dolía demasiado. -¿Qué hago aquí?

-Te desmayaste, te diste un buen golpazo. –dijo riéndose. –Yo te traje a la enfermería, sí que pesas.

-¡Oye! –inflo sus cachetes en signo de molestia, se sorprendió por Tarble de rio de una forma que jamás creyó escuchar, no se oía como su típica risa, más bien se oyó como una más bien ¿seductora?. No quería malinterpretar las cosas, ya tenía suficiente con Vegeta no lo dejaba en paz ni en sueños.

-¿Cómo siguen las cosas entre Vegeta y tú? –pregunto curioso. -¿Ya arreglaron sus asuntos?

-¡No! –grito de repente, haciendo que Tarble saltara en su asiento por el repentino grito. Miro a Kakaroto con una ceja levantada. Kakaroto por su parte ya no quería escuchar que mencionen a Vegeta por un tiempo, o al menos, solo por hoy. No podía decirle que se habían besado, podría burlarse de él por eso, o se molestaría por el hecho de haberse metido con su hermano de esa forma. No se lo perdonaría si se enterara.

-¿De…debo suponer que todavía siguen en conflicto?

-¡Así es! –dijo cruzándose de brazos, esperando que Tarble dejara el tema de Vegeta de lado.

 

… …

 

Raditz estaba muy molesto, tanto que ni siquiera podía concentrarse en su lectura. Y lo peor de todo, es que lo podía ver a él tan tranquilo y sereno, como si lo que acabo de pasar entre él y Kakaroto hubiera sido lo más normal del mundo…bueno, era normal, pero para Raditz no lo era. Era algo despreciable y poco digno, ¿meterse con su hermano después de todo lo que pasaron? Pareciera que ni le importo lo que tuvieron. Vegeta estaba ahí sentado solo, como de costumbre, adelantando tareas, mientras que Turles escuchaba música con sus auriculares, otro idiota que hacia como si nada hubiera pasado, como si él no fuera el responsable de lo que paso entre esos dos, es claro que él fue el de la idea estúpida de que ambos se reconciliaran mediante una cita, mintiéndole descaradamente en la cara diciendo que no tenía nada que ver en el momento en que Raditz salió a buscarlo. Ya no lo podía soportar, la ira y la incomodidad pudieron con su voluntad. Cerró el libro ruidosamente, haciendo que Vegeta levantara la mirada, verificando que fue ese sonido. Raditz se levantó, arrojando el reciente libro sobre el sillón en donde anteriormente estaba sentado, y camino decidido hacia Vegeta, pasando por el frente de Turles, lo cual este ni se percató y siguió en su mundo de la música, sumergido en la pantalla de su celular. Vegeta le miro sin ánimos, ya venía Raditz de nuevo queriendo hablar sobre lo que paso la otra noche, ya estaba cansado de escuchar lo mismo. Con paciencia se quitó los lentes, esperando con desgano las réplicas de su amigo…pero eso jamás llego. Una bofetada impacto sobre su mejilla, haciéndola poner roja al instante, Radiz estaba con el ceño fruncido, y Vegeta estaba con cara de no comprender dicha acción.

 

-Tienes muchas bolas, como para besarte a mi hermano y fingir que nada paso entre nosotros.  

-Raditz escu…

-¡No, cierra la boca! –cayo rápidamente a su amigo. -¿Es enserio? De todos los tipos que hay en el mundo, ¿Por qué él? –su voz se sintió quebrarse, no iba a llorar frente a Vegeta, ya sería suficiente humillación. -¿Es alguna especie de venganza?

-Sabias desde el principio que lo nuestro ya no daba para más. –dijo el Saiyan levantándose de su asiento, colocando ambas manos sobre la mesa e inclinando un poco su cuerpo hacia el frente, mirando cara a cara a Raditz. –Acordamos que los dos haríamos nuestras vidas, obviamente sin perder la amistad, que saldríamos con los tipos que queramos y que jamás volveríamos a hablar de este tema.

-Aún te amo, Vegeta. –dijo mirándolo directo a los ojos. –No sería capaz de salir con otra persona, no podría volverme a enamorar.

-Eso ya no tiene valor. –explico, tomando sus libros para disponerse salir de ahí. Paso por al lado de Raditz, lo cual este aún seguía sin voltearse, no podía creer lo que escucho, ¿Ya no tenían valor sus sentimientos? Sera que en su corazón, ¿ya manda otro?

-Te enamoraste de Kakaroto. –no era una pregunta, sino una afirmación. Vegeta se detuvo en su lugar, dando media vuelta para ver a Raditz, lo cual este aún seguía de espaldas. –Tú eres alguien respetable, sé que no te dejarías besar por cualquiera, o de lo contrario lo mandarías a volar.  Pero con Kakaroto fue distinto, te dejaste hacer con él. –explico Raditz, finalmente dándose la vuelta para encararlo. –El día en que mi hermano te golpeo, cambiaste. Nadie ha tenido el valor de enfrentarte, y sin embargo Kakaroto fue el primero, y es por eso que te interesa. –Vegeta le miro con una ceja levantada, le pareció irónico y muy absurdo su confesión. Volteo nuevamente hacia la puerta, caminando hacia ella.

-¿Qué clase de conclusión fue esa? No seas absurdo. A mí no me gusta ese enano, y jamás lo hará. –dijo finalmente para luego salir de la biblioteca, dejando a un Raditz perplejo ahí parado. Turles, por arte de magia, levanto la mirada y vio a Raditz parado viendo a la puerta, y pudo observar que Vegeta no estaba por ningún lado. Procedió a quitarse un auricular, y mirar directo a su amigo que no salía de su parálisis.

-¿Me perdí de algo?

 

… …

 

-Ah, pensé que nunca saldría de ahí. –decía Kakaroto llevándose ambas manos detrás de la nuca. Caminando por el pasillo junto a Tarble. –Dormir tanto me dio mucha hambre, ¿quieres comer algo, Tarble? –dijo volteando a verlo, este le respondió con una sonrisa, indicándole la afirmativa. Caminando apresuradamente a la cafetería, Kakaroto accidentalmente tropezó. Tarble con sus bien desarrollados reflejos, pudo sostener a Kakaroto de la muñeca, pero no contó con el hecho de que el Son era más pesado que él, ocasionando que ambos cayeran al suelo. -¡Auch, eso dolió!

-Lo siento, Kakaroto, déjame ayudarte. –una vez más, sus manos se encontraron en contacto una encima de la otra, producto de la caída, parecía que el destino estaba haciendo de las suyas, exigiendo que diera el primer paso de una buena vez.

-No te disculpes, Tarble, estoy…-no pudo terminar la frase, no podía creer lo que estaba pasando y podía sentir como las ganas de desmayarse se hacían presentes: Tarble le estaba besando. El pelinegro tenía sus ojos cerrados, disfrutando del beso, y los ojos de Kakaroto estaban abiertos como platos. Dos chicos sentados en medio del pasillo y besándose no era algo que viera todos los días. Vegeta justo pasaba por ahí, quería ir a la cafetería sin ser molestado por Raditz o Turles, encontrándose con la desagradable sorpresa de ver a su hermanito besándose a Kakaroto. Se quedó ahí parado, ninguno de los dos se percató de su presencia y sintió una fuerte sensación de querer separarlos, de interponerse: estaba celoso. No parecían tener intensiones de querer separarse, así que sin hacer ruido para no alertar a la ‘’pareja’’, dio media vuelta dejándolos solos, ya encontraría otra ruta a la cafetería. Kakaroto, luego de salir de su asombro, tomo a Tarble suavemente por los hombros, alejándolo de sus labios. –Tarble…esto…

-¿Hice algo mal? –dijo Tarble con los ojos brillantes, tenía miedo de que haya asustado a Kakaroto, y más si este le dijera que no le gusto en absoluto su acercamiento.

-No es eso. Es solo que…esto no está bien. Tú eres mi amigo y no debes…

-Me gustas. –dijo Tarble, interrumpiendo drásticamente el habla de Kakaroto. El pelinegro se sonrojo ante tal declaración, opto por desviar la mirada. Sentía que los ojos negros de Tarble le estaban penetrando el alma. –Quiero ser más que un amigo. –Kakaroto ya no podía más, fueron muchas sorpresas por hoy, se levantó rápidamente del suelo, en donde una vez de pie solo corrió, alejándose de Tarble.


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