Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Túnel de la ambrosía por ValexWalker

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hiiii <3

Perdón por la demora

La uni me tiene muy ocupada T.T

en fin, espero les guste <3

Miró su celular por enésima vez ese día, ya no recordaba bien cuantas veces ella lo había llamado.

Bien… sabía la razón por la que lo hacía y no la culpaba, sin duda la manera en la que dio por terminada su relación de varios meses hacía dos días no había sido la mejor.

Mizuki fue muy buena novia, siempre le daba ánimos con el trabajo y no lo agobiaba como lo habían hecho la mayoría de las chicas con las que había mantenido una relación. Era alguien muy apropiada para él, y durante esos 4 meses se había esforzado por enamorarse, podía jurar que sí lo hizo, pero lamentablemente no lo logró.

Dos días atrás la citó en una cafetería que solían frecuentar cuando tenían alguna cita, comenzó por decirle que la quería mucho, que había sido una persona muy importante para él en esos meses y no era mentira.

Mizuki para él era como la hermana que nunca tuvo, alguien a quien podía contarle lo mal que la pasaba a veces en el trabajo o cosas acerca de su familia y ella siempre escuchaba callada todo con una sonrisa para luego, cuando él terminaba de hablar, darle un consejo, un consejo que casi siempre era el adecuado.

-Es mejor que terminemos nuestra relación

Esa frase salió de sus labios y al instante se arrepintió al ver las lágrimas que amenazaban por salir de los ojos color marrón oscuros de la chica sentada frente a él.

-Dime la razón ¿por qué ahora?

La mirada que ella le dirigió le dolió profundamente e hizo que se sintiera culpable, él la quería mucho y no quería hacerla sufrir de esa manera.

-No hay una razón en especial, solo es lo mejor para ambos

“Razón”

Odiaba recordar cual era el motivo por el que no se podía enamorar de Mizuki ni de ninguna otra chica

-¡Por qué no me lo dices! ¡¿Tiene algo que ver con que no me hayas tocado en todo este tiempo?!

No pudo evitar bajar la mirada y quedarse callado por unos segundos. Debió darse cuenta que una mujer como ella se daría cuenta rápidamente de lo que sucedía y ahora que se veía totalmente descubierto no sabía cómo debía actuar.

-No tiene nada que ver con el respeto que tengo hacia ti, en verdad te aprecio mucho, eres como una hermana para mí, Mizuki, pero yo…- clavó sus ojos en la chica que lo miraba atentamente- no pude enamorarme de ti, perdóname

Ella trató de pedir una explicación más clara, pero él no quiso seguir escuchándola, se levantó amablemente y tras dejar el dinero de la cuenta por el café y el cappuccino que habían ordenado ambos, salió del local.

No quería seguir haciéndole más daño, ella merecía encontrar a alguien que la amase como se lo merecía y eso era algo imposible para él, naturalmente imposible… porque él era gay.

Sí, a Rokudo Mukuro, jefe de relaciones exteriores de Hibari Corp, miembro de una de las familias más influyentes de Italia, le gustaban los hombres.

Desde la secundaria, el chico peliazul había aceptado su naturaleza, pero claro, la había mantenido oculta de todos los demás, sobre todo de su padre… no sabía que podría pasar si él se enteraba, de seguro lo encerraría en un calabozo de por vida y lo desheredaría.

Si bien el dinero y la posición nunca le importaron del todo, el miedo que sentía a ser despreciado por su progenitor, a que la mirada de decepción de su madre fuera dirigida hacia él, que a los que consideraban sus amigos lo mirasen con repugnancia, a que él… a que él lo odiara, sobrepasaba cualquier intento de valentía que pudiese tener, si aquello llegase a ocurrir lo hundiría por completo.

Los sentimientos que guardaba dentro de sí desde hace aproximadamente 6 años cada día lo consumían. Había tratado por todos los medios de dejarlos atrás pero por más que había tratado no había tenido éxito.

Primero se dijo a sí mismo que quizá no podía olvidar por completo a ese molesto hombre que era su amigo desde la universidad, debido a que, a pesar de que no le gustasen las mujeres de forma romántica, solo se permitía tener novias para así disfrazar su condición de homosexual, pero cayó pronto en cuenta de que esa no era la razón, se dio cuenta al dormir con muchos hombres más para satisfacer sus necesidades, que lo que sentía por ese peliblanco de actitud infantil no era más que el molesto sentimiento que las personas llamaban amor.

Por más que le gustase un hombre físicamente de alguno de los bares gay que frecuentaba en pocas ocasiones y durmiese con este, no podía quitarse de la mente a ese idiota y eso lo hacía odiarse, odiarse profundamente.

“Yanase es gay ¿lo sabias Muku-chan? Jaja… tenemos que cuidarnos, no vaya a ser que nos salte encima”

Cada vez que su cerebro le jugaba la mala pasada de recordarle lo que había dicho Byakuran años atrás en la Universidad cuando unos de sus compañeros de carrera había aceptado abiertamente el ser homosexual, no podía evitar llenarse de rencor hacia sí mismo por haberse enamorado de alguien que si bien no era homofóbico al cien por ciento, tampoco le agradaban las personas como Yanase… corrección, como Yanase y él.

Byakuran era conocido por su gusto por las mujeres y su actitud  playboy, cambiaba de novia muy rápidamente, casi siempre sus relaciones no duraban más de 3 meses y Mukuro cabía en cuenta de que quizá nunca cambiaría, aunque… eso fue lo que pensó el chico de cabellera morada hasta hace 9 meses.

Un día Byakuran fue a molestarlo a su oficina en la empresa, como usualmente hacía, y le dijo repentinamente que había encontrado a la mujer de su vida, o bueno, que eso era lo que creía

-Sí, sí, como digas, ahora solo déjame seguir trabajando

Esa había sido su respuesta ante lo que le contaba su amigo ya que había escuchado muchas veces algo parecido por parte de él. Ese día debió reparar en que si bien había escuchado cosas parecidas, nunca lo había oído decir algo como “La mujer de mi vida”, y ese fue su gran error.

Desde hace 9 meses Byakuran mantenía una relación de lo más estable con Akane, una linda muchacha de 23 años que trabajaba como profesora de música en una preparatoria muy conocida de la ciudad.

Cuando el peliblanco se la presentó, vaya que pensó que sería una más de las “victimas” de su amigo, pero frente a todo pronóstico Byakuran, quien no duraba más de 3 meses con alguien, ahora llevaba cerca de 9 meses con ella, el triple del tiempo y este, para sorpresa de Mukuro, parecía seguir en aumento.

“Él está enamorado, es algo lógico si en todo este tiempo le ha sido fiel y pone esa estúpida sonrisa cuando habla de ella”

El amor que tenía su amigo por Akane le dolía mucho, era una sensación tan molesta como la que se sentiría el coser alguna prenda y pincharse a cada rato el dedo con la aguja. Mukuro pensó que la cercanía que mantenía con Byakuran era quizá una de las tantas razones por las que no podía olvidarlo y por eso a medida que pasó el tiempo su actitud para con él cambió.

En la universidad, Mukuro era sarcástico y alegre como cualquier chico de su edad y en su lugar, Byakuran era particularmente infantil y reía por todo. Ahora 6 años después, el peliblanco seguía siendo prácticamente el mismo, en cambio él a sus 24 años había cambiado radicalmente de forma premeditada y por una razón en específico… que Byakuran se alejara de él, cosa que hasta el momento, no había logrado.

“Cada día te pareces más a tu amargado primo”

Era cierto que cada día su personalidad “empeoraba” para ojos de su amigo, pero no sentía que  se asemejara a la de Hibari, cuando comparaba la personalidad de su primo y la suya, podía encontrar algunas similitudes tal como el peliblanco decía pero también grandes diferencias… él no era tan extremadamente ermitaño tampoco.

Su primo había sido siempre así desde niño, solitario, frío y sarcástico en ocasiones, sin ningún reparo en herir a otros con algún comentario o acción, además de que odiaba perder y amaba que todos los “herbívoros”, como él decía, se dieran cuenta quién era el que llevaba las riendas.

Consideraba que tenía actitud algo desinteresada y sarcástica, que le gustaba fastidiar a otros en ocasiones, pero no era como Hibari, eso le quedaba muy claro. A él le importaba mucho los sentimientos de las personas que le rodeaban a pesar de que no lo demostrara, como lo que había pasado con Mizuki, por ejemplo.

Podía describirse entonces actualmente, y aunque le molestase, como alguien Tsundere, como alguna vez le digo su ahora ex novia y que, a pesar que le avergonzaba un tanto el término, le quedaba perfecto.

De pronto se dejaron oír unos golpes en la puerta y al notar como esta se abría sin él haber dado su aprobación, supo inmediatamente de quien se trataba

“Porqué simplemente no te alejas de mí, maldición”

-Mukuro

-Qué quieres ahora

Notó que Byakuran no lo había llamado por el molesto apodo con el cual lo hacía desde que lo conoció y eso le extrañó.

-Debo hablar seriamente contigo

-¿Qué sucede? es extraño que te comportes así- dejó de mirar su portátil y dirigió su atención hacia su amigo que se sentaba frente a él

-¿Qué sucede? ¿Por qué no contestas las llamadas de Mizuki-chan? ella fue ayer a hablar con Akane, estaba completamente devastada y le dijo que no entendía la razón por la que habías terminado con ella

-Eso no es de tu incumbencia

Trató de dirigir su mirada nuevamente a su portátil pero un golpe en su escritorio se lo impidió.

-¡Lo es porque ella es amiga de Akane! y tú al menos tienes el deber de explicarle bien las cosas a Mizuki

-Ja… ahora te quieres hacer el inocente, cuando antes de Akane no eras más que un playboy que cambiaba de novia como lo hace de ropa

Habló con rabia contenida por el hecho de que precisamente él se metiera en su vida amorosa, no tenía derecho, él en verdad no quería lastimar más a Mizuki y por eso no contestaba ninguna de sus llamadas.

-Sé que durante años no hice nada más que jugar con muchas mujeres pero al menos cuando terminaba con ellas les daba una explicación adecuada, nunca fui un cobarde

Esa fue la gota que rebalsó el vaso para Mukuro, cerró su portátil bruscamente y levantó la voz

-¡¿Insinúas que soy un cobarde?! Yo ya dejé las cosas muy claras entre ella y yo ¡no te metas en esto! ¿Entiendes? disfruta tu relación y ¡déjame en paz!

Mentira… todo no era más que una vil mentira, Byakuran tenía razón, no era más que un cobarde que no quería que se enterasen de que era gay, alguien que a pesar de que no quería lastimar a ninguna mujer era lo que terminaba haciendo a fin de cuentas, ya que nunca podría retribuir el amor que ellas le ofrecían.

-¿Que tiene que ver mi relación con Akane en esto?

La voz de Byakuran se escuchó molesta y eso lo puso sumamente nervioso, muy pocas veces lo había visto de esa manera y sabía que nada bueno podía resultar de eso.

-Nada, olvídalo, tan solo vete y déjame solo

No quería seguir discutiendo sobre su ruptura con Mizuki, no quería recordar el daño que seguro había causado en la muchacha, pero sobre todo… no quería discutir ese asunto con la persona que amaba.

-Tsk, haz lo que quieras, nunca pensé que fueras a actuar de esta forma

El peliblanco se levantó del asiento, se dirigió a la salida de la oficina y se fue de allí dando un portazo.

Mukuro se dejó caer en su asiento colocando la palma de su mano sobre sus ojos mientras las lágrimas, que casi nunca derramaba, se desbordaban por sus ojos sin que nada pudiera hacer por detenerlas.

“¿Me odias ahora? si tan solo yo… no fuera hombre… si tan solo pudiera permanecer a tu lado”

Sentía su cuerpo dar ligeros espasmos mientras lloraba como un niño pequeño, se abrazó a sí mismo y apretó los dientes; toda la frustración que sentía la estaba dejando salir en ese momento, su cobardía, su miedo, su amor no correspondido; con cada lágrima trataba de liberarse al menos un poco de la tensión que cargaba durante tantos años sobre sus hombros.

“Te amo ¡te amo maldita sea!”

Se odiaba, se aborrecía por no tener el valor para confesar los sentimientos que tenía guardados en lo más profundo de su ser, por no tener el valor para decirle a Byakuran que lo amaba más que cualquiera de las mujeres con las que el peliblanco  había mantenido una relación, que por él sería capaz de hacer hasta lo imposible… ¿enfermizo?, quizá sí, pero al menos no obsesivo, porque si soportaba verlo feliz con Akane, si había soportado salir en citas dobles con ellos y Mizuki, no podía ser obsesivo.

“Él es feliz con ella, la ama… él nunca, nunca la dejaría por alguien como yo”

Permaneció así por quien sabe cuánto tiempo hasta que un golpe en la puerta y la voz calmada y dulce de su secretaria, lo obligaron a recomponerse como pudo y ocultar sus ojos que se mostraban hinchados y rojos.

Invitó a pasar a su oficina a aquella chica de sonrisa calmada, la cual le entregó unos documentos que debía firmar, para luego pedirle que se retirara lo más rápido posible, no quería que le preguntase acerca de su condición ni preocuparla por algo que era toda su culpa… sí, por ser un cobarde.

...

...

Notas finales:

Ojalá pueda actualizar pronto

Me despido

besos!!! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).